jueves, 16 de abril de 2009

DIAS AMARILLOS EN EL BAR AZUL



La belleza, como el dolor, hace sufrir.
Thomas Mann


Javier Payeras estaba ahí/Soñando que lo soñaba la ciudad, ciudad que era hecha de todos los anonimos, los marginados, los que no llegaron a la presentación. /Ya un poco mayor, con una gabardina azul, como un campeón de boxeo que ha dejado de ser amateur y espera sentado en la banca. /Parecía un obrero mal pagado, pero feliz de haber terminado la jornada. /Se reía de todo, como siempre, con una sencillez de monje y una mirada diabólica de niño culpable. /Todo fue divertido. /Siete copas colmadas de vino rotas, la risa macabra de todos los presentes, el imponente, majestuoso, bello teatro, hijo de las travesuras de un genio. Al final todo un mundo en una pequeña terraza.

lunes, 13 de abril de 2009

COMO UNA VALLA PANORAMICA EN PLENA MARCHA


Luego de dos años regresé a Panajachel.
Estaba muy asustado de que fuera algo grotesco pero uno siempre se imagina todo con crueldad, tomando en cuenta que alguien como yo es siempre un criminal contra si mismo.

El viaje fue, como siempre, fascinante. Al llegar a Solola, luego de unas horas de carretera, sol y cielos puros, logré ver a una niña indígena que se sentó en una esquina de un asiento, estando otros desocupados. Entendí que su madre no le permitía estar tan lejos de ella. Recordé la foto que vi en el blog de Alan Mills que me había enternecido ese corazón de pollo que todos los cabrones llevamos dentro. Compartió su sonrisa conmigo y yo sólo podía darle un pedazo de mi pan con jamón, que aceptó con otra sonrisa que se multiplicó con la de su madre. Volteé y le dije a mi amiga que es cierto eso de que Guatemala es una mujer, una mujer tan natural y bella como esa orquídea que era esa niña, y tan madura y guerrera como esa madre tzutuhil que también era una flor de colores de lana e hilo.
Se bajaron del bus antes que viera el lago, que estaba una vuelta después como un anuncio de algo celestial de la tierra, como una valla panoramica en plena marcha. Soñaba en la radio una canción de Roció Durcal “…sé que tu no puedes, aunque intentes olvidarme, siempre volverás, una y otra vez…”, no me la sabía muy bien pero trate de cantarla. Mi amiga que es algo gótica, sonrió al darse cuenta que estaba muy conmovido. Entre las vueltas y vueltas en picada, el bus parecía un pájaro viejo y sin alas, tratando de frenar con la cabeza. Lo que vi en la calle Santander fue a muchos locos, como yo lo fui un día, tratando de embriagarse en alcohol, como si no fuera suficiente el paisaje, como si no fuera suficiente el amor y la juventud, ni la salud o la intimidad. Mi amiga me dijo que fuéramos al lago, pero tardamos un poco, porque antes esquivamos unos veinte tuc-tucs, la alfombra para la procesión, a los extrangeros palidos, y a muchos ángeles torcidos que iban y venían todo un día por el gusto de ver y ser vistos. El lago estaba verde. Algunas cosas van cambiando con la edad.
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*El lago de Atitlan, el más bello del mundo esta en peligro. Me metí a bañar para saber que tan amarillistas eran los medios de comunicación o por simple riesgo. A la media hora tenía alegía en la piel a pesar de haber tomado una ducha y lavarme con jabón. Las hidras nos deparan otras distopias.
*Fotografia Julian Hall

miércoles, 8 de abril de 2009

DIBUJOS DE NIÑO (2)

La inteligencia viste de inocencia la violencia.
G. Antuan Suárez

· Mi primer recuerdo es el de dos siluetas que huelen familiarmente. Huelen a mí. Al fondo se presiente la luz del patio, pero el cuarto esta en penumbras. Veo a mamá y a papá solamente como dos sombras y lloro porque papá me quita a mi mamá. Ella es y será sólo mía. Eso es lo que siento, porque aún no se concibe el pensamiento, eso es lo que siento como primer impulso.
· Mi héroe favorito siempre fue Jesús, por sus milagros.
· Mi segundo héroe fue mi papá, por la atención desmedida que me ponía sólo a mí las pocas veces que llegaba al año. Fue el que me dio mi primer libro en una tarde polvorienta en los límites de un barranco. Recuerdo el sol como una yema de un huevo y sobre la tierra como terciopelo viviente. El libro era Oliver Twist.
· Mi primer dibujo fue mi primer poema a mi madre. Fue en una casa donde un hombre hablaba de Dios. Recuerdo tanto ese dibujo porque fue cuando memorice la tierna sonrisa de mi madre.
· Recuerdo mucho a Dios, lo recuerdo inflamado en llamas como si estuviera en el infierno, pero son sus rayos divinos. Lo recuerdo tanto porque me hacía milagros todos los días. No eran milagros difíciles, eran tan fáciles que hasta me dejaba hacerlos con el.
· No tengo una sola foto de mi papá. Tengo una foto de mi mamá, de antes, y cuando vi una foto de kafka en el librero de mi abuelo pensé que era hermano de mi mamá. Era tan delgada y tan irreal que parecía una escritora a punto de volar.
· Mis amigos eran grandes héroes también, entre todos había uno que le gustaba leer como a mí y hablábamos de las galaxias perdidos en una terraza, tirados en el suelo.
· Una vez hable con el diablo luego de regresar de la iglesia. Vi para el techo y como acostumbraba ver rostros en las paredes viejas, vi la cara del diablo y le pedí que dejara de hacer daño. Muchos años después se hizo mi amigo y me enseño a jugar con las palabras, era tan natural para él hablar verdades y mentiras y que parecieran una igual a la otra.
· El primer libro grande que leí fue la Biblia, y también fue el más pequeño, porque podía guardármela entre las uñas.
· De niño dibuje a mis padres, y fue mi primer novela.
· Para Semana Santa con mis hermanos mirábamos las películas de Jesús, que luego supe que no eran de él, sino de unos señores con barba que hacían cara de buenos.

Lester Oliveros Ramírez
*Dibujo de Diego Solares (4años)
Guatemala 8/04/09

lunes, 6 de abril de 2009

RECETA IMPROBABLE PARA HACER UN BUEN POEMA



Primero, usted sabe, hay que recordar que fuimos niños. Haga un dibujo con los ojos cerrados, luego intente dibujar con palabras eso que hizo a ciegas. Mire, no es difícil, cierre los ojos lentamente y vea algo, luego trácelo. Si, ya sé que suena raro, quizás usted nunca lo ha hecho antes, pero siéntase en libertad. Si ya hizo el dibujo, no se aterre, así dibujábamos de niños, y la poesía es eso, un trazo sin coherencia aparente. Le cuento que algunos poetas ni saben lo que escriben. Pero, usted ya tiene entonces la base de todo, ahora sólo le hace falta mezclar palabras como, amor, aire, vacío, rosa, perfume, agua, fuego, pasión, y con esto digo que se pueden usar todas aquellas palabras que nos parezcan indescifrables, no olvidaré decirle que también puede escribir palabras que no conozca muy bien, o palabras inventadas, han hecho buenos poemas con palabras inventadas. Luego de eso, olvídese de todo, y regálelo a alguien que quiera de verdad.

domingo, 5 de abril de 2009

ESCRITO EN DOMINGO





Hasta el aire cambia.
He ido marcando con cruces de fuego tu cuerpo.
He dicho que quiero y he logrado recorrerlo, como un pobre nerudiano. Quiero y deseo, odio y amo, soy un pobre y vicioso ser, estoy un poco hambriento por conocer.
¿Te gusta darle vueltas a las cosas? ¿Mira entonces como esta el mundo? No todos morimos hasta el final.

sábado, 4 de abril de 2009

CONJURO I



Conjuro I

Conjuro por el cielo de plata
la mañana dorada
el medio día rojo
la noche blanca
y las horas de agujas de pino,
/
Conjuro por tu corazón agridulce
tu torso salado
tu alma triste
el espíritu de mis padres juntos
y el miedo a los calendarios sin mi,

/
Conjuro por vos y tu boca escarlata
por vos con tus ojos brazas
por vos con tus ojos venéreos
por vos con tu cuerpo sin alas
por vos y tus trenzas de lana
por vos que ahora mismo te despedís
como si fuera para siempre o nunca
por vos con su memoria
y la historia de todos los de corazón cocido
por esa foto juntos
por ese misterio que sembraste en todos
por el caudal de tiempo por dejar correr,
/
Ahora te conjuro
de una vez y para siempre
para que los domingos sean de gracia
los lunes de ave
los martes de barco y puedas izar vela
los miércoles te alcancen la horas
y te busquen los puertos
los jueves empieces por el sol y no te llore la luna en las rodillas
los viernes termines siempre en una cena mayor
y finalmente,
los sábados podas amar como ni un dios
ha podido en las religiones del hombre:
sin condiciones, sin preguntas y sin ropa.

viernes, 3 de abril de 2009

MI PRIMERA NOVIA


El primer día de clases me quede llorando. Recuerdo que la maestra era una chica que nunca había tenido un hijo, y me ignoraba. Uno de los niños que estábamos sentados en la mesa de plástico color rojo me miró sin compasión, el de la par se rió, el de enfrente me pegó una patada y empecé a sangrar. Lo recuerdo bien, era un niño fornido, sucio de las piernas con unas botitas de punta, como las de los vaqueros. La maestra me tomó del brazo y me llevó a la clínica. Vi los largos patios. Sentí el olor de la soledad por primera vez. Era un olor a sangre. Me sentaron en una silla y una enfermera me examino la boca. Llamaron al otro niño, al que me había pateado y le dijeron, entre la maestra y la enfermera que eso no se hacía, que si lo volvía a hacer que no le iban a volver a dar una paleta. A mi me hicieron sufrir con alcohol etílico y una venda. No me dieron paleta.
Meses después vendría mi recompensa, una niña se acercó y me quito los lentes, como en una película, y me dio un beso. Nunca supe porqué. Algunos de mis amigos, creyeron que a ella también le habían pegado por llorar delante de todos.

lunes, 30 de marzo de 2009

SAVAGE FICTION


Entre la treinta y cinco avenida y quince calle, a la par de una casa de esquina, vive un hombre que caza perros, los mata y luego los limpia de vísceras y piel, para terminar haciendo una parrillada de chucho que se puede oler desde la catorce calle o desde la diez y seis, según la dirección del viento. En la casa de esquina, de la que hablo, vive un compañero de escuela (con el que jugábamos fútbol cuando las calles todavía eran de tierra), que vigilaba la metódica carnicería de su curioso vecino. Una tarde me invito a su terraza y pude ver la grotesca forma de vida de este hombre. Su cocina era una fogata rodeada de piedras y blocks, en los que aún permanecían, en desorden, todas las vísceras de su último almuerzo. La gente, que inventa mejor que los escritores, decían que el hombre se llamaba Jorge, que había perdido la razón por la droga, además conocían a su familia y decían que un hermano compasivo de su estado le había dado ese terreno para que el viviera como quisiera. Jorgito vivía como un ex –combatiente, o peor aún, como si aun estuviéramos en guerra y no hubiera otra forma de sobrevivir que comiendo perros. Los vecinos le huían porque además regaba sus propios excrementos en la acera de su casa. Su casa, donde dormía, su refugio, la mayoría de las veces era hecha con ramas de árboles y nylons, que según la temporada, cambiaba estratégicamente de lugar. Desde la terraza de la casa de esquina, vimos a un hombre de unos treinta y cinco años trabajando en sus herramientas de trabajo, como se habría hecho dos mil o tres mil años en la era primitiva. Era un salvaje viviendo entre una sencilla colonia urbanizada. Outsider, alejado de todos, solo y valiente. Era moreno, callado y solitario. Con la piel de los perros hacia bolsos y cinturones.
En una ocasión lo vi bajando por la Casa del Niño No.4. Ya llevaba su cena en una bolsa. Supimos que camina por toda la zona cinco en busca de perros callejeros. No vimos nunca como los cazaba. Me imagino que por las buenas, con pan o huesos, esos perros siempre andan hambrientos. Todavía vive a la par de la casa de esquina, la casa de mi compañero de escuela, ahora que todos nos alejamos de la zona cinco, los únicos asustados son los perros.

viernes, 27 de marzo de 2009

UN HOTEL A MEDIO DIA

Te recuerdo con tu vestido de luto, con flores, caminando por el cementerio. Llorabas y decías en tu llanto que no es posible que los hijos se mueran antes que los padres. Ya habías ido a muchos entierros en tu vida, pero ahora estabas dormida como soñando con la eternidad. El vestido de la muerte tiene flores tatuadas. En tu rostro no se adivinaba la angustia. Tus brazos descansaban luego de sostener hombres en brazos y dominarlos con un grito, luego de pelear contra la vida y cortar a machete las envidias de mujeres. Eras como una reina en harapos en aquel tiempo, pero la vida se dejo comprar por lo único que le ofreciste. Ahora ninguno puede creer que estés muerta. Yo pienso que duermes, creo que duermes y sueñas. Es imposible no recordarte sonriendo entre los indios en medio del mercado de Solola y verte bañándote en camisón a la orilla de Atitlán. Todo lo que me contabas del parque central y la catedral, la forma en que hablabas de cada calle, esas mismas calles que ahora perciben tus fantasmas entre las putas y los bolos y algún asesino sin fe, borracho, con una 48 entre el cincho. Toda esa Guatemala inventada que me regalaste cuando íbamos de compras. Madre. Patria Guatemala, gorda y franca, viva te quiero, estabas entre la sexta y la décima calle esperándolo, y luego bebieron unos tragos y el te llevo a un hotel. Un hotel a medio día. Cuantas semanas sin comer ni beber, y la calle en un sólo grito. Salieron a la hora con el alma tranquila y las manos entrelazadas.

sábado, 21 de marzo de 2009

CONVERSACION POR MSN con una Musa Colombiana de Rio Negro.


Para Karol Rojas hasta Colombia,
porque aprendió a volar sin más plumas que las manos.

Los escritores somos feos. No entiendo porque pueden cometer el sacrilegio de tomarle una foto a Gabriel García Márquez. Creí que nadie podría comprar una foto de algún escritor latinoamericano. A mi me gustaba ver fotos de paisajes, y por qué no, también de prostitutas de lujo con el conejito de PlayBoy, y algunas de cantantes mexicanas y Venezolanas, talvez algunas de esas modelos de Nuestro Diario, pero los escritores somos feos porque estamos llenos de sarro y de cálculos llenos de cascarones de barcazas antiguas como si fuéramos caracoles o cangrejos ermitaños, llenos de telarañas, llenos de musgo y ciegos de tanto leer libros, llenos de piedras de tantos subterráneos, y llenos de mujeres mutiladas y cabezas cortadas de mareros o sicarios con los ojos abiertos y sonrientes, llenos de calles y chicles.
Estamos llenos de una pasta negra parecida al petróleo y llenos de desperdicios. Estamos aislados de tanto estar tan cerca somos una cárcel muy bien transpuesta contra las urbes y las ciudades repletas de publicidad barata y anuncios de prestamos inmediatos, estamos solos y estamos perdidos, nos tratamos de matar a veces por diversión, estamos hundidos, hundidísimos, y perdidísimos, al final somos un poco mártires y lo malo es que nos gozamos con la idea de la inmortalidad en una sociedad que no sabe ni quienes somos y de qué sirve leer o la literatura, pero regresamos a nuestras pequeñas locuras y somos felices, vamos a la playa, le digo a todos, vamos, vamos. Vamos mujer, vamos a la mar, a verte entre la espuma y entre los corales, bucearte en fuego celestes y brazos azules, quiero verte empinada contra una burbuja y que sientas como brotan de la tierra los demonios con escamas.
Somos como dos extraterrestres, vos inventas señales matemáticas, y yo trato, desde otra galaxia a jugar con los planetas como canicas, me gusta mandar muchas estrellas fugaces a tus ojos, quemarte un poco con mi oficio, tratar de encontrarte entre mis juguetes favoritos.


Me encontraras en todas partes y no solo llegan estrellas fugaces a mis ojos, llega el mar que tu presientes y la luna que te habita como carroza y como habitación mediterránea.

La vía Láctea es muy interesante en el verano, cuando los patinadores siderales tratan de hacer slices entre todos; bailarinas cósmicas desnudas de luna, juegan con los Ovnis, pero eso es en verano, en invierno pienso en vos, y entonces salto de planeta en planeta y llego hasta tu tierra.

Me voy con vos, me voy con vos hasta desnuda, sin más pertenencias que la memoria

Es que estoy jugando con palabras, le digo, y la dejo escribir en el Messenger otra
línea.

Sueño Vangelis con una Foto de Antigua Guatemala


He llegado muchas veces a la Antigua[1]. He llegado como esperando una revelación. He llegado solo o acompañado. He dormido en pequeños hoteles para mochileros donde hemos bebido vino con los amigos y luego la luna se nos vuelve como una almohada llena de plumas de ganso. Me he enamorado en la antigua. He bailado. He caminado por sus calles. He sufrido de angustia, quizás ebrio, quizás harto y con dinero. Pero siempre he sentido algo por el parque. Alguna vez me quede por horas en el parque viendo salir de los pechos de las sirenas toda el agua de la tierra. He visto contemplativamente la catedral y sus santos parados y quietos, de piedra, antiguos y serenos. Como la música de Vangelis las copas de los árboles trascienden ante un tiempo inventado, las agujas y la música son parte de la temporada, pero las flores violáceas de la Jacaranda caen en un vuelo lento como aeroplanos etéreos, siguiendo siempre el instinto de las pasiones o del recuerdo, locas en alucinaciones cartográficas, lejanas de toda matemática, abstractas y sin lujuria, sino con esa música intermitente que las aves también respetan. El olor a mundo. El sabor de los planetas violados por los colores y el silencio. Las grandes estrellas que se refugian en el agua o los caminos con giros de serpiente. Los puentes que logra la flor son impredecibles y también, como dicen los poetas anodinos, imprescindibles para entender el parque y sus mujeres sonrientes. El bullicio es leve, el mar alcanza la plaza y nos baña con su fresca espuma de plumas.

[1] Antigua Guatemala, Zacatepequez.

jueves, 19 de marzo de 2009

TRAGEDIA Y SACRILEGIO (SOBRE UN INCIDENTE EN FACULTAD DE HUMANIDADES)




En el año 2003 entré a la Universidad de San Carlos de Guatemala. Ese mismo año quise participar en la Huelga de Dolores. Todavía se hacía talacha y muchos adolescentes sin empleo, algunos que ni soñaban con entrar a la universidad, eran parte del grupo de encapuchados. Pero también se inscribieron jóvenes escritores y algunos curiosos que buscaban la experiencia Sancarlista. Íbamos a todos lados. Yo me fui hasta el puerto sin pagar, sólo, y con mi bote morado. Era una experiencia extraña ir encapuchado, algunas colegialas le daban a uno dinero por quitarse la capucha y los más vivos hasta les dábamos un beso. Los compañeros de la asociación eran un grupo de buenos estudiantes, uno de ellos escritor, el otro bufón y los demás alegres bebedores. Invitábamos a bailar a las compañeras y los sábados era alegre tomarse los tragos con toda esta pandilla de ingenieros del lenguaje, pero que veían en el fondo la Huelga de Dolores que ya no tenía una razón de ser, y a falta de una clara función social, se volvía año con año una premeditada forma de sabotear al sistema, traicionar los ideales de una utopía, y volverse una quimera para entretener con mal gusto, glamour sucio, y vulgaridad.
De todo esto me recordaba al ver, frente a la Facultad de Humanidades a un grupo de encapuchados con togas negras retando sin tregua a un estudiante. El espectáculo era una tragedia y sacrilegio. Nadie quería quedarse a ver como terminaba aquello. Uno de los estudiantes de arte salió con la playera rota gritándoles a los del Honorable Comité de la Huelga de todos los Dolores ¡Concientes inconsecuentes! , poco después los encapuchados de negro habían desaparecido. También nosotros nos habíamos retirado comentando todo eso. De alguna manera sabía que eso no terminaría allí. Unos días después, para la lectura de boletín, los mismos de negro llegaron a disparar frente a la Facultad de Humanidades.
Al finalizar el año 2008, muchos estábamos preocupados de que fueran a privatizar la universidad, hoy seguimos preocupados, porque vemos con impotencia como se derrumba algo que otros levantaron con tanta sangre y sacrificios. El mundo esta podrido, pero sabemos que los gusanos se vuelven mariposas, que la mierda sirve de abono y que la destrucción gradual es necesaria para dar paso a la nueva creación.

Guatemala 19/03/09

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...