sábado, 17 de septiembre de 2022

XeladeLuto

Ayer: Hace años, no sé si 14, da miedo el tiempo a lo lejos, me invitaron a la feria de Quetzaltenango. Era a campo abierto, sin embargo la entrada era como de dos metros de largo y la gente se agolpaba para entrar. Recuerdo que entre tronchado y luego aventado. Ahora: Llegamos muy temprano al concierto, llovía tupido y moderado, pero yo padezco de sinusitis y me desesperé cuando me imaginé aquel escenario más noche y nosotros solo con nylón. Estábamos empapados a las seis de la tarde. Solo pude saludar a Marvin, que es un valiente promotor de estas vocaciones interestelares. Está bien ir a ver a la mara de Bohemia, pero luego con agonías para intentar respirar, me dio ñañaras. Así que fuimos a buscar ropa seca a las pacas de la terminal. Cerrado todo. Mi compañera no dejó de hacer berrinches infantiles porque según ella creía que podía saludar a los de Viernes Verde entre ese mundo espantoso que alguna vez fue mi refugio. Me sentí adulto por primera vez, pero mi salud es primero, contando con que no habíamos reservado un hospedaje. Así que nos fuimos. Dormimos con sobresaltos ya que la música, bombas y bandas se oyeron hasta las tres de la mañana y todavía siguieron espantando hasta las diez de la mañana. Al otro día la noticia. No lo creía, parecía una conspiración de la Gallo para no dar más royo. Unos decían que se habían caído unas tarimas, otros que habían sido envenenados, otros hablaban de balazos, otros que por el slaming, hasta yo me inventé que por un rayo. Hasta que un bar tender nos contó que entró un chavo pálido a pedirle un trago, que le contó que un su cuate lo había salvado y que tuvo que jalarlo con tanta fuerza que el sintió que se le rompían las piernas. Mi conclusión fue que todos querían, al contrario de mi primera vez en Xelafer, salir primero que todos, ese fue y es el desastre. Triste para los familiares. Que descansen en paz los afectados. Cómo dormirán los organizadores y autoridades que no previeron el colapso, ese hábito nacional. Y los que pasaron encima qué sentirán?

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...