Mostrando entradas con la etiqueta relato. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta relato. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de agosto de 2011

SUPERHEROES V

Un superhéroe frustrado se vuelve villano. ¿Qué de dónde nace la frustración? No se sabe muy bien el origen. Algunos superhéroes descubren sus poderes a muy temprana edad y pueda que en sus enfants fous de superhéroes tiernos cometan mil errores o, ninguno. Algunos recuerdan las culpas más que otros. Hay quienes se perdonan a sí mismos haber dejado pasar la oportunidad de ayudar a alguien necesitado. Hay quienes no se perdonan ni siquiera el no saber volar ni haberlo intentado nunca. Los superhéroes en el fondo son seres desamparados y hasta autistas, unos pobres recién nacidos con poderes sobrenaturales que les fueron dados al azar por quién sabe quién. Algunos superhéroes, desde hace mucho tiempo, vienen pensando que en lo único que hay que creer en el fondo es en la justicia. No hacen las cosas por ser buenos. Les gusta arriesgarse para no seguirse aburriendo más en un mundo donde no pasa nada por largas temporadas.

Están los que llegan de lugares lejanos y de galaxias nunca imaginadas. Soles explosionando, luces novas consumiéndose en sí mismas a millones de años luz, vías Lácteas subcelestes, y luego de un tiempo de millones de años, sentarse en un cine a ver Harry Potter por matar el tiempo pueda ser angustiante de una forma inimaginable. Los superhéroes se frustran por cosas que para ellos son imprecisas. Pero pueden llegar a volverse malos por la misma emoción con la que Superman exorciza el mundo al ser galante con Luisa Lane. El amor salva a los superhéroes aburridos y todo poderosos de volverse villanos. Eso sí lo han aprendido muy bien. Compartir un planeta en armonía, lejos de la guerra es lo ideal.

Todo superhéroe es un arma de guerra galáctica, están imaginados para los desastres completos del universo. Cada superpoder tiene que ver con una visión de preservar el orden del caos universal. Quizás por eso la superheroína Jean Grey de los X Man logra finalmente destruirse ante su propia bipolaridad de villana.

Los villanos son seres incapacitados para el amor. No entienden a la raza humana. No se confunda un anti –héroe con un villano. Un villano reacciona solamente para el mal. Los villanos son en el fondo seres muy tristes que por sus poderes mal entendidos sólo buscan la muerte para sí mismos.

Las heroínas son fascinantes cuando logran encontrar una ocupación sentimental. Hacen cosas tan tiernas como tarjetas de papel construcción con imágenes de corazones y flechas griegas para San Valentín.
-

miércoles, 10 de agosto de 2011

A WENDY C. UNOS MESES DESPUES...


Fue una tarde en familia, en la que vi por primera vez el drama romántico de aquella pareja de novios, en la que la fatalidad determina la vida de la novia en una infeliz enfermedad que deja inconcluso el amor de uno por el otro. Luego, años más tarde me enteraría que aquella película bárbara estaba inspirada nada más y nada menos que en la novela más famosa en Latinoamérica hasta entonces, escrita por el colombiano Jorge Isaacs: la novela se llama Maria. Nunca la quise leer, pues con sólo ver esa mala película pensaba que el libro era una barbaridad anti romántica y terriblemente intrigante. No la recomendaba para lecturas y no hubiera coincidido en hablar de ella nunca, de no ser porque ahora mismo, 9 de agosto del año 2011, exactamente a las 8:40 minutos, terminaba de leer en la página 548 de la biografía de García Márquez, enorme y sagradamente perfecta de Gerald Martín, un dato sobre una telenovela basada de nuevo en este libro proscrito para mi y además, darme cuenta, así de pasadita que yo mismo había vivido a mi manera una historia inmensamente similar sin haberme dado cuenta hasta hoy.

Hace poco, por medio de Facebook publiqué una foto de mi ex -novia Wendy C., una chica de esas maravillas que andan por la calle y no saben que una noche platicaran con un debutante a escritor bastante mafioso y guerrillero. Tengo que decir que fue extraordinario porque ella misma era talentosísima para los números y debió, a pesar de su ceguera, ser una de las matemáticas más virtuosas que yo jamás he conocido, pues podía memorizar y hacer cálculos hasta de diez cifras. Había tenido un novio cantante según me contaba en sus ratos de nostalgia pura, sentados los dos en sillas de plástico en la terraza de un hotel a siete kilómetros donde ahora mismo me encuentro, es decir: en Antigua Guatemala. Me hablaba de cuando el joven empezaba a cantar y de su debut sobresaliente en el ambiente pop de la música. Yo mismo me sentía muy extraño de que en mi mismo fuera pasando lo mismo que con aquel cantante. Wendy fue la primera que oyó un mal cuento mío, un mal poema mío, un mal ensayo mío. Me escuchaba con un silencio pensativo y aquello era oro puro. Luego me decía que debía publicarlo y yo lo tiraba, y recuerdo que le decía que pronto lo haría. Cosa que nunca pensaba hacer. Hasta que me cayó el veinte de entrevistarla una noche. Fue también en Antigua, en una habitación amplia con una hermosa vista a los volcanes de Fuego y Acatenango. Me contó todo sobre su enfermedad, o complicaciones como a ella le habían explicado que se llamaba aquello: diabetes, insuficiencia renal y quién sabe que más con todas esas botonetas que se tomaba en grupos de dos pastillas cada ciertas horas. Todavía conservo el cassette.

Pensé bien las cosas y una noche le dije que tenía que terminar aquello. Era algo hermosamente inverosímil, quizás absurdo, pero por lo tanto, arriesgado e infinitamente erótico. La muerte y el amor siempre son un buen tema para dos amantes. Eros y Tanatos. De no haberme confesado sinceramente, estoy más que seguro que me habría matado por ella.

Recuerdo una noche en que caminamos un poco por algunas calles de Antigua y yo le hablaba de la muerte con tanta seguridad sólo para convencerla de que no era tan malo irse. Me duele tanto haber sido tan inventor, aun cuando yo mismo de recién nacido pase por las ventanas de la misma muerte. Luego cumplí lo que tanto mencionaba. Pero cabe decir que nunca tuve ocho años de tanto cariño y de tantas contradicciones. Vuelvo a ver siempre que me levanto de una banca en algún parque porque tengo miedo de dejar pegada mi alma y derrumbada mi conciencia. Aún la recuerdo parada en ese portón negro, esperándome sin verme, sólo buscando con su olfato privilegiado mi olor a vinagre y miel que se me escapaba todos los sábados por la tarde.

Una aventura que no puedo dejar de escribir es la de el restaurante chino Río Perla frente al Palacio Nacional. Después de eso el Río Perla fue lo que significó para todos. Una tarde, luego de que yo peleara con los merólicos y falsos predicadores del Parque Central, encontramos a Javier Payeras, el novelista y poeta que hacía unos meses me había dado un buen recibimiento en la zona 1, y por lo tanto lo invité a un par de litros precisamente en el restaurante citado. Iba también Aníbal, un tipo histriónico por no decir re-chingon. Javier es cínico y carismático y la tarde fue de risa en risa, entre otras cosas porque yo iba vestido con una pijama azul de plumas de ganso y parecía extravagante con mi pantaloneta rota y mis botas Rino y era escandaloso en mi atuendo y la compañera que ahora presentaba a los dos. Wendy empezó a platicar con toda propiedad por un buen tiempo, hasta que todos nos reíamos de dos guardaespaldas que ya borrachos bailaban pegadito agarrándose de las pistolas para no caerse. Ese cuadro fue celebre por el centro por un tiempo y con Wendy nos reíamos muchísimo por nuestra nueva posición de celebres escandalosos.

Pero no fui a su velorio. Habíamos hablado una noche de tantas que no iría a su velorio ni a su entierro ni a ningún hospital del mundo donde la tuvieran como muñequita deshilada. Se lo prometí porque le dije que en toda la vida que habíamos vivido lo único que importaba era la vida, no la nostalgia, ni compartir tristezas con parientes que en realidad no compartieron nunca ni la mitad de todas mis alucinaciones perpetuas por ser libre.

Ahora son las 9:04, y recuerdo su risa franca y melódica, sé que esta pensando en mí ahora mismo a través de todos los espejos de esta hiperrealidad fantasma y sabe ahora mismo que seguimos viéndonos por medio del arte. Todavía no sé en que cementerio duerme su cuerpo, pero es hora de leer Maria de Jorge Isaacs, solo por despertar el cariño y el perdón a los autores profetas que uno odia.

-

lunes, 8 de agosto de 2011

SUPERHEROES IV


Para aprender a volar el superhéroe primero debe darse cuenta por si mismo quién es realmente por dentro. Algunos al saberlo experimentan una sensación dolorosa e ingenuamente seguirán llamándose superhéroes a pesar de no serlo en el fondo. Puede que tengan el porte, la capa y además la máscara. Pero algunos se dejan cegar por los resplandores y así logran perder la proximidad con los seres humanos normales; algo por lo demás bastante curioso en los verdaderos superdotados. Pues en el fondo saben, los verdaderos superhéroes, que todos podemos volar.

El superhéroe no sabe quién es realmente hasta que por accidente, se desprenden de su mano telas de araña, se comunica con otros por medio del pensamiento en la brutal actividad eléctrica de las neuronas del aire; mira a través de las paredes, y así como por revelación casual, urbana y casi solitariamente, se da cuenta de su mejor talento, de lo que podrá hacer mejor en la vida, de su regalo olímpico. Hay el caso de un superhéroe que aparecía y desaparecía y no lo notó hasta que los demás se lo dijeron. Otros que hacen experimentos con la realidad, y el tiempo lo vuelven espacio y el espacio tiempo, así logran escribir con estrellas constelaciones de verbos flotantes. Están también los que no se dan cuenta que pueden amar hasta que caminan sobre el agua o le dan vista a los ciegos del cyberespacio, o hacen otros milagros a la vista de todos, por amor, sin vergüenza ni dolor.



miércoles, 27 de julio de 2011

SUPERHEROES II

Un superhéroe lucha por el anonimato. De día, quizás por diversión o por el más puro aburrimiento, busca un empleo de bodeguero o de periodista o de gerente en una tienda de abarrotes. Algunos, los más sagaces, les gusta atender una caja en un restaurante de comida rápida y así pasan completamente desapercibidos. Por las noches le gana la nostalgia viendo el cielo, algunos escriben poesía, de esa mala poesía sentimental que llenaba anaqueles antes de los noventas.

Algunos otros se vuelven vagabundos o simplemente dejan de creer y se van a dormir cansados de tanto pensar en su vida toda poderosa. He visto superhéroes enamorados de mujeres mortales y van felices. Pero luego he visto como terminan derrotados por la nostalgia nuevamente viendo las estrellas y jugando a volar hasta el polo norte. Lo mortal pasa y luego queda el sentimiento hecho criptonita.

Por eso hay antihéroes que prefieren voltear y ver pasar las catástrofes más absurdas de los hombres. No quieren salvar a nadie y jamás intentaran hacer que alguno entre en razón. Estos son los que al cabo del tiempo terminan muy felices y viviendo con mujeres que no son desde mundo.

lunes, 25 de julio de 2011

SUPERHEROES I

Mientras tanto, en el Salón de la Justicia.
1973 y 1986, Hanna-Barbera




El Superhéroe vive en la ciudad como si no hiciera nada más que cubrirse de todo cuanto pueda delatarlo. Se instala en el lugar más inverosímil, no se deja impresionar por las minifaldas de las secretarias, que lo ven a lo lejos, escribiendo concentrado la próxima aventura. El superhéroe es cauto y jamás se da por enterado de lo que dicen de él, simplemente va por café o té y prepara su bebida en el más absoluto silencio, es por demás que el jefe lo trate de enfadar, el superhéroe es tierno y sereno y nada más baja el rostro en una actitud completamente oriental. Después de todo el superhéroe conoce su poder, sabe hasta donde podría tirarle los dientes al jefe o hacer delirar a la secretaria esa que lo mira desde ese escritorio con sus ojos halcones, aún así se contiene y bebe el primer sorbo de su café, para después escribir en seguida una historia de amor y poder en la que prevalesca la justicia.

jueves, 5 de mayo de 2011

DIA 0 /CUENTA LARGA /1ER CAPITULO

“Una ola de pánico recorre el internet en China ante la aparición súbita de una serie de agujeros kársticos, que tienen a los internautas considerando teorías apocalípticas. Los relacionan con el de Guatemala. Son 8 que se formaron de repente en las últimas dos semanas. Los científicos chinos no le encontraron respuesta a los extraños huecos que aparecieron”



El primer guerrero salió del hoyo de la zona 2 con un diámetro de cuarenta metros. Lo filmamos saliendo, luego de alarmas de terremoto por los sismos repetidos que sacudían la zona como si una fiera del otro mundo estuviera a punto de abortarlo de una sola vez. Fue desenterrándose lentamente, y pudimos grabar como la lluvia perpetua le lustraba el cuerpo negro, absolutamente hecho de piedras de obsidiana que desbordaban en luces tenues como relámpagos internos, que le nacían del corazón.

Tuvimos problemas al permanecer por mucho tiempo en aquellas condiciones adversas por la tormenta. En ese mismo momento, movidos por la suerte, recibí la llamada de una amiga arqueóloga que me avisó que en el agujero del barrio San Antonio de la zona seis, empezaba a salir el otro guerrero mítico, a los que ella, fue la primera en llamar: Hunapuh e Ixbalanque. No había duda de ello al ver los dibujos hallados en el lugar llamado El Mirador, en la cuenca más grande descubierta en el Mundo Maya. Y era ella la arqueóloga encargada, por suerte, enviada por el gobierno para la trascripción e interpretación de los epigramas, junto con un joven Kaqchikel y un norteamericano.

Eso fue el primero de Noviembre, día que se celebra a los muertos. Llovía desde la madrugada, y pocas personas salieron a los cementerios. La estática era mayor que en otros días, junto con las descargas eléctricas que según curiosos caían directamente como una cascada sobre el hoyo, antes de que saliera hasta la mitad, enorme y monstruosamente perfecto el guerrero Maya. A este si lo pudimos ver lentamente. Su cabeza de piedras verdes y transparentes y sus plumas fósiles junto con todo el cuerpo de obsidiana, desde el cuello hasta las sandalias, las que se podían observar al inclinarse un poco sobre el abismo y, observar con detenimiento las diferentes capas hasta terminar en una multiplicación transparentada de si mismo, en degrade, hasta un tamaño fetal hasta el fondo de su pecho. Fue sorprendente ver en su espalda, las inscripciones en la original epigrafía de los códices y monolitos, pero estos estaban escritos con algo parecido al neón y cada color de las piedras que componían los códices brillaba con luz intensa.

(Continuara...)






miércoles, 19 de enero de 2011

EL MESIAS


En alguna época, que no recuerdo si remota o actual (pues el tiempo es lo de menos), los árboles habían aprendido a caminar huyendo de un grupo de monos superdotados que buscaba derribarlos conforme iba creciendo su raza pensante.
Los árboles se llevaban toda la flora y la fauna, hasta que uno de estos monos, quizás el más evolucionado, fraguó la recolección de algunas semillas y las plantó en un corral y cuido su germinación y desarrollo, como si estuviera protegiendo ganado.
Así fue como de tanta persecución los árboles que caminaban se fueron muriendo, emboscados o escondidos en lugares donde sus raíces extraían muy pocos minerales. En cambio el bosque cautivo creció hasta que dio semillas y pudieron sembrar más árboles atrofiados que no aprendieron nunca a caminar, porque además, nunca imaginaron que eso fuera posible.
Hay una leyenda en los bosques húmedos, que sólo las aves cuentan de rama en rama. El advenimiento de un árbol caminante que liberará a todos los demás y esto alegra a los bosques y preocupa mucho a los leñadores.

Fotografía: http://www.indoor-bonsai-tree.com

sábado, 18 de diciembre de 2010

DOS SIX PACK


· Conversación animada en vísperas de navidad.
- Qué tal.
- Qué tal.
- Hay frio verdad.
- Si, hay frio.
- No tenes hambre.
- No, no tengo.
- (silencio)
- Ya viene navidad, verdad.
- Si ya viene navidad…
- (silencio largo)
1-
· Un grupo de jóvenes de una hermandad cristiana desde hace unos años preparan un poco de ropa, juguetes y zapatos que recolectan entre todos. Les gusta llevar un poco de amor a unos niños del área rural. Van y entregan los regalos, ropa y hacen una pequeña refacción. Entre risa y risa se despiden y regresan en su carro, extenuados, pero como también en parte de la tradición pasar a un buen restaurante, beber unas cervezas y salir algo mareados sintiéndose muy bien espiritualmente… así lo hacen.
2-
· Una niña se guardó un buen paquete de canchinflines en su bolsa del pantalón, un amiguito le prendió fuego a una estrellita y se acercó a su amiguita y le encendió los canchinflines sin darse cuenta. La niña tiene quemaduras de segundo y tercer grado, tuvieron que quitarle el pantalón con pinzas.
3-
· Una familia dividida piensa en lo bien que lo estuviera pasando de ser una familia solidaria. Pedazos de esta familia están regados por Norteamérica, Europa y Sudamérica, y uno de los familiares de esta gran familia piensa que parecen pedazos de un cuerpo descuartizado.
4-
· Un señor ha olvidado que tiene familia. Ha vivido en la calle por más de seis meses. Se ha dedicado absolutamente a vagar por un par de cuadras y a dormir en la calle, muy cerca de la cantina El Pinito. No sabe nada de nadie, ni sabe que hoy es navidad.
5-
· Jóvenes universitarios celebran un convivio. Están felices porque cerraron cursos en la universidad. Parece que ya hacen planes para abrir una oficina de abogados. No saben que esa noche terminaran prensados contra un árbol y un tráiler en la carretera al puerto de San José.
6-
· Un escritor exitoso sostiene un revolver contra la sien antes de las doce. Esta exiliado.
7-
· Un árbol de 11, 000,000 de dólares se ha puesto en exhibición en un hotel de Abu Dhabi en los Emiratos Árabes Unidos, tiene 13 metros y 131 ornamentos de oro, piedras preciosas como diamantes y zafiros.
8-
· En una región de Estados Unidos, Seattle, hay una pareja de migrantes latinoamericanos. Se dan el abrazo a las doce con un tamal hecho en casa como en los tiempos bíblicos cuando vivían en Guatemala. Eva Monroy siente el golpe de la nostalgia y se sienta un rato en su amplia sala mientras Mario Cifuentes le prepara un Martini. También el esta llorando.
9-
· Un grupo de parranderos indómitos ha empezado el Guadalupe-Reyes, uno de ellos, con nombre inspirado en Baco, llega a fin de año con una resaca de todos los demonios. No hay nada para beber. En un exceso de locura agarra el frasco de perfume de uno de sus room-mate y se lo empina y le sabe bien. Por la noche uno de los invitados a la fiesta advierte con horror que uno de los presentes se tiro un pedo con olor, con olor a Polo Sport.
10-
· Un joven actor ahora mismo enfrenta una cadena perpetua por haber acuchillado a su ex –novia. Piensa en ella constantemente. En su carrera de actor desperdiciada en decir mentiras en la corte. Piensa que nada vale tanto ahora como el recuerdo constante de esa escena en Virgen a los 40.
11-
· Una ladrona del Guarda esta muy feliz. Luego de haber salido de la cárcel de mujeres en Febrero ha hecho una buena suma de dinero. Piensa poner una venta de tortillas de harina a la par de una iglesia de la Reformita.
12-
Fotografía: http://r360img.s3.amazonaws.com

lunes, 6 de diciembre de 2010

LAS MARIMBAS DEL INFIERNO DE JULIO H. C. UNA PELICULA HIPERREAL



Las Marimbas del Infierno
de Julio Hernández Cordón
Una película
hiperreal.



Detrás de la pantalla blanca donde se proyecta la ficción está el nido que engendró la trama. Frente a la pantalla, la gente se distrae, piensa, se olvida. Eso es lo que pasa normalmente en todos los cines. Pero así no es el cine de Julio Hernández Cordón, realizador también de Gasolina y según me voy enterando ahora, también de unos cuentos publicados por la extinta y sagrada editorial X.
Vi las marimbas del Infierno el día de la inauguración de Manifestarte. El cielo era una mancha de tinta negra y muchos niños estaban como en trance por los instrumentos y baile de Sotzil. Tomé un vaso de vino de caja y entonces entendí el misterio de esa pantalla blanca caza-sueños. El ambiente se cargó con ese primer segmento de don Alfonso llorando sobre su marimba a raíz de una pérdida. Mi compañera me dijo “si el llora yo lloro”, tenía razón porque la escena era conmovedora. Ya todos sabemos, que por lo que más queremos no damos sólo la vida, sino también lo que no imaginamos; además no podíamos desentrañar si era ficción o una realidad documentada.
Como espectador de algunas películas de culto y otras tantas de Hollywood, puedo comentar algunos detalles de su obra, en este caso de Marimbas del Infierno, que si bien llega a distraer y hacer reír al espectador, en la mayoría de los casos lo confronta de una forma personal con su identidad, con la imagen de una realidad distorsionada, y de esa realidad que esta del otro lado de la pantalla blanca en el momento mismo de estar viendo la película. La pantalla entonces es espejo y vidrio transparente donde la mosca busca escapar, golpe tras golpe.
Julio H. Cordón ha dicho en algunas oportunidades que su gran pasión es contar historias. Veo que sus historias son tan hiperrealistas que no son toleradas por muchos. La otra vez, en el aniversario del Centro Histórico, mientras terminaba un cortometraje de Julio Hernández vi a un muchacho entre los asistentes reclamarle la falta de veracidad en el lenguaje de la película Gasolina, a lo que Julio respondió con una anécdota muy violenta de cuando vino por primera vez a Guatemala y del lenguaje que escuchó y sirvió como material para su película. En cambio por otros es comentada como una de las grandes revelaciones fílmicas, además de haber sido premiada en el Festival de San Sebastián.
Básicamente la historia de Marimbas del Infierno es guiada por un elemento principal, que no son directamente los personajes sino la música, que forma una trilogía moderna: marimba, metal y Hip-Hop. El ensamble entre la marimba y el rock and roll y además la voz que se acopla pasivamente con el Hip Hop es una monstruosa mezcla de estilos-tiempos y formas de ser, que desembocan irremediablemente en la genialidad. Es difícil ser original en estos tiempos y algunos se atreven a decir que ya no existe nada original. Creo que las marimbas del infierno tiene una lectura de la realidad guatemalteca muy original. Es una película artesanal hecha con elementos básicos como la misma realidad guatemalteca: una realidad hecha con añadiduras, cortes y parches, una realidad collage.
La sinopsis superficial esta basada en la extorsión que sufre don Alfonso, que más que un sencillo marimbista, es un artista que no podría vivir sin tocar su instrumento. La situación se agrava cuando, luego de “esconder a su familia”, tiene que ir a esconder su marimba. Es triste ver como la llevan de un lugar a otro en plena calle. Es conmovedor verlo en su lucha diaria de preservar su patrimonio ante el desamparo y la violencia.
El Chiquilín aparece con un pasado violento que se refleja, como en Gasolina, en el lenguaje. El Blacko es un blackShirt decadente y un personaje con muchas referencias, es médico y además practica la religión judeo-cristiana (que además tiene una fuerte influencia israelí), en contra posición con su pasado satánico y rocanrolero que además logra ser el aglutinante en esa fusión del otro mundo, que es unir la marimba con el metal pesado. El chiquilín logra darle la vuelta de tuerca a la trama. Por cierto que esa escena donde aparece China Godoy en el edificio del Bar Central, me parece interesante, junto con la escena en la que terminan brincando sobre la cama, donde uno puede imaginar que en el cuarto de al lado se escandalizaron un poco por la idea que da el ruido del catre. Tiene muchos momentos de risa, como esa escena en que el Chiquilín busca a un tal Javier Playeras, y cuando Payeras le dice que para presentarse con el alto mando cultural tiene que ponerse un traje, que por cierto, no ha devuelto aún en la vida real.
El final es impredecible, seco y con un estilacho muy guatemalteco, rematado con una frase certera, que según mi compañera de vida, que además es comunicadora social, es un gancho al hígado de los indiferentes sistemas culturales del país.
Las Marimbas del Infierno es una película que se sale del molde con todo lo hecho en Guatemala, la realidad, la hiperrealidad guatemalteca, no puede ser otra cosa que una ficción cierta y, valga la retórica: hasta verídica.
-
VER COMENTARIOS SOBRE MARIMBAS DEL INFIERNO ACA.

Lester OliverosGuatemala, la Reformita, 2/11/2010

sábado, 28 de agosto de 2010

REKASHAISOM


Aquel día viernes, tras una larga fiesta que se prolongó hasta la madrugada, estaba totalmente desvelado, y esperaba llegar de vuelta a Panajachel lo antes posible. Me lavé la cara con agua fría y me sentí aún entre dormido y despierto. Había dormido suficiente después del almuerzo y por eso llegué tarde al muelle de Santiago Atitlán, pensando que a bordo de la lancha podría al fin descansar. Mientras me acercaba, llegaban a la orilla tres cayucos cargados de tejido y pescados con una cuerda de nylon entre la boca y las agallas y parecía un espectáculo para fotografiar.
Un grupo de mujeres tzutuhiles se reunieron a vernos partir, con sus hijos a la espalda, amarrados con perrajes de colores. Serios, pacíficos, inmóviles, el grupo de hombres con la cabeza amarrada con su`ts, también nos miraban, aunque con expresión distinta. No parpadeaban.
No quería dormirme precisamente ahora, entre tan sublime escenario. Intenté abarcar el lago con la mirada para retenerlo en un futuro en que mi alma necesitase de un recuerdo tan maravilloso como aquel. Metí la mano en el agua intentando recordar la agradable sensación del frío y retrasar el sueño. Un tímido rayo de sol escapó momentáneamente de entre las nubes inflamadas, que parecían cerrarse con violencia por el viento que soplaba. El rumor agradable del lago se convertía por momentos en un amenazador e incesante ruido de golpes que chocaban contra la lanchita. Las olas movían el bote con violencia mientras los pasajeros se acomodaban aún en sus puestos para afianzarse entre el vaivén. Algunas mujeres parecían asustadas, y parecían disimular muy bien frente a todos. El conductor subió a bordo con ayuda de una muleta. Tenía una cicatriz desde la frente hasta el pómulo. Era un muchacho moreno con una mirada huraña.
– ¡Suba, que nos vamos! ¡Salimos para Panajachel ya! –gritó con impaciencia a un hombre que dudaba si subir o no, mientras miraba la irregular superficie del lago.
La mujer sentada frente a mí, me sonrió amablemente. Tenía una mirada azul, profunda y graciosa. Llevaba la cabeza cubierta por esos pañuelos de hilo que vendían en todas partes a los turistas y parecía estar tan asustada como yo del movimiento de la barca. Me sonrió de nuevo con embarazo y comprendí que no hablaba español. El viento le desordenaba el cabello todo el tiempo. Se acomodó el pañuelo, apretándolo con temor, mientras respondía las incesantes preguntas de su pequeña hija, que jugaba por cualquier resquicio de la pequeña lancha. La saludé en ingles y entablé conversación con ella, que me agradeció con más sonrisas. Se llamaba Elisa Bonfoid y viajaba con su padre, Francis, su hija Marie y su esposo (un tal Marck, que parecía molesto con todo y llevaba muy ajustado el chaleco salvavidas). Elisa me habló del viaje que habían hecho a Chichicastenango y a Tikál. Le gusto mucho que escribiera en un periódico Español sobre lugares turísticos de Centro América.
– Hey mom, look at me! –Dijo Marie, de pie en el borde de la lancha.
– Be carefull, Marie! –Le advirtió el abuelo.
– Enough baby! Come here. –La llamó Elisa.
Una religiosa que iba a la par de la niña, ayudo a sentarla y la turista le dio las gracias.
– Se puede caer si sigue jugando en la orilla de la lancha. ¿De donde son ustedes? –Le preguntó en un inglés mal pronunciado.
– Somos de Estados Unidos –respondió ella en español.
La niña, Marie, era rubia, y sus preciosos ojos eran los ojos de su madre. Todos los pasajeros la miraban tan encantados, que trató de agradecer el atento auditorio poniéndose en pie y robando al sol un destello dorado que hizo su pelo brillar como el borde en una antorcha encendida. Llevaba un vestido de flores amarillas cuyas puntas movía en un gracioso baile, feliz de concentrar la atención de los pasajeros, que se distraían con alivio del movimiento peligroso del bote.
La madre miraba a lo lejos el muelle de Santiago, y casi escondidas, allá en lo pardo del horizonte, la fila de mujeres tzutuhiles esperaba que terminara de oscurecerse el cielo.
– ¿En cuánto tiempo llegamos abuelita? –Preguntó un niño.
– Espero que pronto. Esta lancha se mueve mucho –respondió la señora de cuerpo abundante.
– ¿Puede el lago voltear la lancha? –preguntó el niño.
– Si la voltea, ya no vamos a llegar a Solola –dijo ella, con naturalidad, asustando a su nieto y provocando la risa general.
– ¿Pero vamos a llegar pronto?
– Sí, ya te lo dije –respondió la señora.
A lo lejos, en la orilla del volcán, las casitas de Santiago se iban difuminando contra las rocas grandes que formaban las montañas y sus tonos terrosos. Quería abarcarlo todo en mi memoria, pero los detalles eran infinitos. Como si fuera a pintar un cuadro, pensé en recordar las montañas que bordeaban el lago, partidas en cuadros de verdes diferentes, el gran volcán Santiaguito, azul contra la tarde manchada de amarillos dulces y verdes difuminados como al pastel, el lago agitado cambiando de luz, la gente del bote hablando en silencio, resueltos por brochazos rápidos. El ruido del moto y la espuma con un hiperrealismo ardoroso.
– Look that, pretty bird! –Señaló la niña.
– Oh, yes, honey! –Dijo Elisa.
– Es el pato Poc –respondió una señora –tienen suerte porque se ha extinguido.
– It’s a duck of Atitlán… ¡Is so funny! –Tradujo la extranjera a su hija.
Un grupo de patos volaba a ras del lago. El sol se hundía por un costado del volcán, cansado, como si se fuera derritiendo en sus lomos. Pensé en los viajes en barco por el Atlántico, que no parecen tener la magia de una lanchita sobre un lago íntimo como el Atitlán.
– ¿Do you know Aldous Huxley? –Preguntó Mark a su esposa.
– Yes. Is an English writer –respondió la mujer, sin mirarle a la cara – why?
– Because he described this lake as the most beautiful place in the world –dijo él. Ella pareció no escucharle.
– Watching the landscape… ¿Don’t you feel the sensation we have lost something here?
– I don’t know, what you mean.
– Don’t you miss something like a bit of heart? –dijo ella.
Al oír aquella conversación personal, sentí una repentina opresión en el pecho, como si hubiese recibido un disparo que me hubiera traspasado. Era imposible no escucharlos hablar y traté de ocuparme en cubrirme de la brisa.
– What do you mean? –Preguntó él.
– Nothing, never mind Mark –concluyó Elisa.
La señora miraba con especial desencanto hacía el lago. Le sonreía a todos cordialmente. Llevaba una vestidura maya bordada a mano, pero sus facciones eran mestizas.
– ¿Parece que se nubló? –dijo.
– Si –le respondí –esta atardeciendo muy de prisa.
– A estas horas nunca es bueno cruzar el lago –me dijo, viéndome acomodar mi mochila para descansar mi cabeza.
– No sé –le respondí –es la primera vez que lo hago.
– Yo no puedo faltar a mi casa –me confió –pero pienso que el lago esta muy revuelto.
– ¿Usted vive en Panajachel? –Pregunté.
– No, yo vivo en Solola.
El pequeño me miraba con curiosidad.
– Éste está asustado por el xocomil –me susurró, señalando con sus ojos al niño.
– He oído muchas historias sobre eso ¿qué es?
– Mire, piensan que es una historia sin fundamento, pero todos los que vivimos por acá, sabemos que es cierto –me dijo con seriedad –muchos pescadores que osaron faenar por la tarde, ya no volvieron; sus mujeres los buscaban por todos lados, pero nada, hasta que descubrieron que era el xocomil, mucha gente se ahogó, por un mal viento que se arremolinaba en medio del lago y se tragaba lo que fuera, desde siempre, muchas mujeres le rezaban a los dueños de las nubes, el cielo y el viento, para que los devolviera, pero debajo del lago, los ahogados y sus espíritus esperan la noche para que no se vean sus sombras al sol, jalando los botes al fondo –me respondió.
– Y... ¿será cierto? –le pregunté con verdadera curiosidad.
– Pregúntele al patojo del bote. Perdió su pierna en la hélice de una lancha y por poco se mata. Eso lo sabe todo el mundo.
El muchacho tenía amputada la pierna a la altura de la rodilla y el pantalón le colgaba del muñón. Se volvió con agilidad, como si supiera que hablábamos de él.
Rodeado completamente de montañas y volcanes, lejos, se veían las hermosas casitas de los residentes. Más arriba, casi sobre las montañas, unas mansiones agarradas entre las rocas, hechas de cristal y madera, donde no se veía a nada más que árboles y flores. Parecía que los que vivían allá llevaban una vida perfecta rodeados para siempre de la belleza natura.
Recordé, como un ensueño, el viaje por los pueblitos alrededor del lago, cuando fui invitado al llegar a Santiago Atitlán por unos colegas periodistas. Sin darme cuenta cerré los ojos y acomodé la cabeza sobre la mochila. Imaginé la celebración. Tendría lugar en la casa de una familia atiteca que se dedicaba al cultivo de café. El motivo fue el cumpleaños de la Señora, que cumplía cien años de edad al otro día. Rememoré aquella conversación como si la estuviera viviendo.
– ¿Cien años? –. Le pregunté al colega.
– Si, no lo dudes, se le ve la experiencia, se ríe de todo.
– ¿Cómo en los tiempos bíblicos? –pregunté intrigado.
– Tendrías una gran historia si te contara su vida.
– Su vida no la podría contar en una tarde, en cambio la formula para vivir tanto si –dije.
Me vi llegando por la mañana y subir una gradas de granito cubiertas de hojas masticadas por los pasos. Las hijas de la señora me recibieron en la puerta. Eran ya unas mujeres maduras y resignadas a no casarse, como me enteré después. Me invitaron a entrar y frente a mí, en la tenue luz de la habitación, una mujer anciana, recostada sobre enormes almohadas de seda, me esperaba. Me contaron que no oía muy bien por causa de un rayo que cayó en su patio. Era amable con los invitados, y parecía que uno de mis compañeros le había anticipado mi visita y me recibió con tanta familiaridad que parecía que me conocía de años. A la primera pregunta que le hice, supe que iba ser interesante, porque me respondió de manera tan lúcida y agradable, que me dejo sin una duda de que era todo un personaje local.
Su esposo había muerto en alta mar. Me contó que luego de haber levantado todo el negocio del café, una tarde se fue sin despedirse y le dejo firmados todos los papeles legales, y una nota de que regresaría en tres años. Nunca regresó. Así que la mujer se había vuelto con los años la mujer más rica del pueblo. Pero lo que más me llamo la atención fue que a sus cien años, tenía buena memoria, contaba chistes, cantaba canciones rancheras y se reía como una pequeña pícara cuando decía malas palabras. Supe que sus padres llegaron de Madrid poco después de la invasión, pero no me dijo en qué fecha, ni me supo decir cuándo había llegado a Atitlán sus ancestros, pero me quedó muy claro que en aquella tierra logró una vida singular. Sus tres hijas se ocupaban de todo en la casa. Eran ellas quienes la vestían y conservaban la tienda y la casa limpia, la cual era grande, con un basto terreno desde donde se podía ver el lago. Los cuartos eran amplios y de sus paredes colgaban fotos de santos y vírgenes.
- ¿Por qué no se han casado sus hijas? –Le pregunté al final.
- Ellas dicen que no, pero… ¡Si usted viera…! Meten a los hombres por debajo de las puertas –no me atreví a preguntarle si aquello era cierto, pues las hijas parecían tolerar las frases de su madre con gracia.
Aquella noche la vistieron con sus mejores ropas y la sentaron en una gran mesa que habían llenado de flores en la sala principal de la casa. Llegaron invitados de muchos lugares. Estaba como una niña feliz, mirando a todos, llena de alegría, y aunque a menudo se le dificultaba el hablar, su expresión lo decía todo. Una sola mujer lideraba la cocina, era una joven morena con unos ojos de egipcia y un escote atrevido; me miró pasar para el fondo de la casa y me dijo con dulzura “joven, allí espantan, tenga cuidado”. Sin embargo caminé hacia el patio abierto de la casa, en cuyo cielo podía ver todas las estrellas boreales. Orión se alzaba construido de luces. (Los mayas creían que cada hombre nace con un nahual, o animal protector. Me habían dicho que mi nahual era la serpiente. Me parecía una creencia similar a la cosmogonía china, en la que mi signo era el dragón, que es también una serpiente con plumas. Así, ensimismado por los vapores del alcohol, empecé a crear vínculos de una civilización a otra, tratando de solucionar las simetrías, aunque al final de la noche me pareció que perdía el tiempo).
Escuche un grito que me despertó al instante. Salí de mi ensueño y pude ver a la hija de la extranjera hundiéndose en el lago. Esto me devolvió a la realidad. La mujer se tiro al lago sin pensarlo. ¡Fue tan inesperado…! ¡Y se podía ver un enorme y sobrecogedor remolino en medio del lago! Todos sentimos temor de inmediato. La sensación de que algo grave iba a suceder me sobrecogió.
– ¡El xocomil! –Gritó la señora a la par mía.
– ¿Puede hacer regresar el bote? –Le pregunté al conductor.
– ¡No puedo acercarme tanto! ¡Podría hundir la lancha! –Me respondió.
La mujer lograba salir y al momento volvía a hundirse. El vestido de flores de la niña, Marie, ya no se veía por ningún lado. Me quite los zapatos y la camisa.
- ¡Si entra al lago ahora ya no podrá regresar! Me agarró la señora.
- ¡Alguien tiene que hacer algo…! ¡La mujer se ahogará!
Me arrojé al lago. Me sumergí en el agua fría y nadé hacia donde había visto a la mujer. Estaba braceando sin apenas fuerzas contra la fortísima corriente y sólo pude ver sus ojos angustiados en un momento que el agua pareció retirarse. Buscaba a su hija a ciegas. Exigiendo un esfuerzo más a mis exhaustos brazos, la agarré y logramos salir a la superficie. Ella me gritó que no regresaría al bote sin su hija.
- ¡El lago es oscuro y tiene muchas corrientes! –Le grité, pero la comprendía demasiado bien y no pude seguir reteniéndola.
Se sumergió de nuevo. Nos habíamos alejado de la lancha. Esperé que volviera a salir del agua para avisarle que estaban llamándonos, pero no volvió a salir. Nadé con dificultad, deseando con todas mis fuerzas que saliera del agua delante de mí. Pero no hubo milagro. La adrenalina me recorría mientras me debatía, si continuar braceando bajo el agua o, acudir a la seguridad del bote mientras aún podía. Las fuerzas decidieron por mí. Desesperado, golpeé las olas inútilmente con mis brazos agarrotados, pensando que iba a morir. Cuando estaba a punto de rendirme, una fuerza tiró de mí hacia arriba. Era el cojo, que, tumbado sobre el bote y a punto de hacerlo zozobrar, había sacado medio cuerpo fuera para asirme. A duras penas logramos subir de nuevo.
– Where is my daughter? –Me gritó Francis, agarrando mi pecho mientras yo aún boqueaba en busca de aire.
– El lago esta furioso. Le respondí en voz baja. No encontré más respuesta que esa.
– Shit! This is terrible! –Gritó Mark, rabioso, golpeando la embarcación con su puño hasta sangrar.
Ambos parecían debatirse entre el miedo y el deseo de arrojarse al mar por ellas, por mucho tiempo que hubiese pasado, pero los tripulantes les agarraron, abrazándose a ellos entre sollozos agitados.
La lancha era como de papel, ante el remolino. Francis y Mark aún esperaban que aparecieran, pero por más que el muchacho alumbrara con su linterna, no había rastros de nadie. Me pregunté si la luz no atraería las almas de los difuntos, pero no me atrevía a comentarlo en voz alta.
Les dije que podían regresar con las autoridades en un barco con medios, para empezar una búsqueda, mientras hubiese esperanza, pero nadie lo creía ya.
Todos los que íbamos en el bote sentimos pena por los turistas. Pero el conductor atemorizado por la hora y la fuerza del remolino, y aliviado porque el motorcillo consiguió alejarnos de él, temió que pasara algo peor.
– Voy a volver con ustedes, luego de avisar a la policía –les dijo –les aseguro que ellos no tardaran en acompañarnos.
Se le veía preocupado, frotándose el muñón con insistencia, como si sintiera la cercanía de su otra mitad. La religiosa seguía en oración, con un rosario en la mano. Una mujer lloraba sin parar, y el hombre que la acompañaba, la abrazaba sin poder decirle nada. Después de un tiempo que a todos nos pareció una eternidad, empezamos a ver las luces del pueblo de Panajachel y toda la gente sintió alivio, aunque todos callaron.
– Hay ángeles buenos y malos en el lago. Me susurró la señora, con cuidado de que su voz no llegara a los abatidos turistas.
– ¿Qué quiere decir?
– Que hay espíritus ahí.
– ¿Usted cree? –Dije con el corazón en un puño, intentando no traslucir mi pánico.
– Usted no sabe, pero hay ahogados muy antiguos ahí –me dijo –y siempre están ahogando gente. Es… como si tuvieran hambre. ¿No ha sentido usted deseos de ahogarse? ¿de unirse a ellos? ¿No lo sintió cuando se lanzó al lago? ¿No los oyó?
No podía creer que esto estuviese pasando en mi interior, pero al cabo de un momento y un fugaz examen de conciencia, mi razón se vino abajo.
– Si… Por un momento –respondí.
– Ya ve… Si usted va al mar, ahí pasa lo mismo.
– Tiene razón.
Recordé la fila de tzutuhiles viéndonos partir. ¿Sería su mirada una advertencia? Vimos los muelles de madera vieja, sencillos y prehistóricos. Un grupo de jóvenes encendía una fogata en la playa. El rumor del lago era perpetuo, como si llamara a alguien perdido. Los turistas esperaron al conductor del autobús que les esperaba y subieron corriendo en busca de ayuda de las autoridades.
– Really, thank you my friend –me dijeron los dos turistas con apretón de manos.
– Good luck, and hope –les respondí.
Una pareja de enamorados se besaba en otro muelle. Me quede escuchando el lago, poniendo atención a sus palabras e intentando traducir lo que querían decirme para que nunca se me olvidara, pero las voces eran tan fugaces que solo oía las risas jóvenes en la playa.

Fotografìa de Jaime Permut

lunes, 16 de agosto de 2010

FALSA MUERTE


El hombre se acercó hasta nosotros y nos preguntó si nos podía servir en algo.
- Ando buscando a una persona –dijo ella. Caminaba sobre la grama de un extenso camposanto.
El hombre era un vendedor. Le pidió los nombres y apellidos del difunto. Caminó unos pasos y luego giró haciendo una señal con su mano derecha. Vimos la lápida. El vendedor de traje azul nos extendió inmediatamente, luego de algunas preguntas de rigor, un plan de servicios funerarios. Lo vi irse caminando, sorteando los restos enterrados directamente en la tierra, adornados con flores de plástico que limitaban perfectamente el rectángulo de su propiedad. Había diferentes decoraciones que parecían hechas por niños ayudados por gente mayor. En conjunto el camposanto era una exhibición de manualidades y, sólo se percibía la vida a lo largo del cementerio por los restos coloridos de una infinidad de materiales. Me acosté en la grama recién cortada. Ella limpiaba con agua las lápidas. Me miró. Cortó con destreza los tallos de las flores y decoró el sitio. Yo miraba al cielo blanco de nubes ásperas tendido sin pensar nada. Pensaba en el fondo en algo absoluto para concebir la muerte. Me sentí de pronto en el lugar de mi entierro, pero fue momentáneo. Ahora estaba lúcido, con algunos años extra, oliendo a Shampoo y sintiendo todo todavía con la maravilla del descubrimiento. La muerte era falsa entonces. Estaba más vivo que nunca. Entonces me dijo:
- Estas flores son muy caras.
- Habría que ir a comprarlas al Cementerio General.
- Es caro morirse.
Al salir del cementerio vimos un letrero que decía:


PROHIBIDO APRENDER A MANEJAR AQUÍ


Es muy raro. A la par del cementerio había un parque de diversiones grandísimo y los gritos y risas, los ruidos más ardientes de la felicidad eran la música que adornaba las flores recien compradas
.

miércoles, 4 de agosto de 2010

CONTRACANTO/ IVAN OSORIO (I)


Recuedo la negra sangre
bañando los torsos,
nuestro coraje y locura
esparcidos en la arena.

Contracanto


Me regalaron una brújula para mi cumpleaños. La brújula es parte de un planetario que llevaba una bombilla. Con las luces apagadas en mi cuarto se pueden ver muchísimas constelaciones. Boreales y Australes. Ante tanto punto referencial del cielo y de la tierra, leo Contracanto. Es un libro que evoca, desde los antiguos mapas de ruta, primeros intentos de formar ciudades y banderas, hasta remontarse a los clásicos griegos y latinos en una faena marítima interior donde las imágenes de la historia se vuelven al presente con un rostro total. La diagramación del libro es la estética de los primeros intentos por dibujar el mundo. Me gusto mucho la portada y la contraportada. Iván Cruz Osorio es el autor de este anti-canto. Lo conocí en el bar el Olvido y tuvimos una grata conversación con puntos de vista similares sobre los poetas de su tierra. Ivan es mexicano. Me regaló su libro en medio de cervezas luego de la lectura. Lo firmó y dibujó una América de su puño y letra.
Uso lentes oscuros para leer la nueva poesía latinoamericana, algunos tienen tal magnitud que podrían dejarnos ciegos. Así es Contracanto. Iván logró poner títulos próceres de nombres de hombres ilustres que conocimos en los años básicos de nuestra vida para llegar a esa América didáctica: Simón Bolívar, Andrés Bello, Manuela Sáenz, José de San Martin, y otros que fueron reconocidos por su tarea independiente. A más de eso la poética de Iván Osorio es una limpia construcción moderna de verbos refinados de una redacción precisa.
Atalaya y Corifeo. Contracantos que terminan en el amor a una patria ideal, esa que a estas alturas del poema es todo y todos somos. El poema es una serpiente de versos que tragan y vomitan lo antiguo y lo nuevo; alcanza a Europa en su canto y lo vuelve peligrosamente nuestro. Contracanto es una brújula. Ahora ya puedo saber donde esta mi tierra.

Con este verso termina el gran canto-en-contra de Iván Osorio, quizás una profesía:


...yo les diré por qué vivimos eternamente en el ayer,
por qué vivimos de pensamientos,
de dogmas, de errores del ayer,
por qué es el pasado y no el presente
lo que hoy nos condena.


Blog de Iván Cruz Osorio, poeta de Tlaxiaco, Oaxaca, México.

jueves, 15 de julio de 2010

TODO MONSIVAIS EN EL BAR EL OLVIDO


(*FAVOR LEER ESTA NOTA PENSANDO QUE HOY ES MARTES)


Ayer llegamos al bar El Olvido. Iba con Norma Chamale, que le parecían sombras cada una de las esquinas hacia el lugar. Los travestis de la calle siguiente se volvían y miraban sin atención a los carros y sus luces sucias en esa noche húmeda y fría. Alguien pasaba frente a nosotros y parecíamos rogar por que no fuera siniestro ni malévolo. Todos iban sin sombrilla, mojados y con la mirada dulce de los que no le temen al agua. Pero aún así caminábamos atravesando la zona uno como si fuera parte de los pasillos de nuestra propia casa. Al llegar oímos el lugar vibrando con una rara luz olvidada. Norma conoció por primera vez El Olvido al probar el vaso con hielo, ron y Coca Cola. Adentro, en la habitacioncita intima se fermentaba la amistad como un agave fonético, voces de varios humanos que jubilaban la monotonía de una palabra. Alan me presentó a los primeros poetas mexicanos que encontré en la entrada, Javier Payeras a Ivan Osorio, quien era versado en asuntos serios de la movida editorial en México. Un joven poeta, a la par mía estaba visiblemente feliz, decía a todos que era su cumpleaños y llevaba como medallas al pecho, dos etiquetas rrancadas de los litros de cerveza Cabro: era nada más y nada menos que Benjamin Morales, a quien fue revelado el enigma de la noche. Vio delante de él a una mujer y le dijo:
- Tú te vistes muy hermosa.
- No sabes lo que estas viendo Benjamin –le advertí.
- Qué es –pregunto el.
- Ella es un poema corpóreo –le dije, viendo a la mujer –, cada vez que habla sus ojos se iluminan, tiene el talento de borrar la luna con una sola mano, y suele devolver al cielo estrellas que teje con sus deditos –terminé sonriéndole.
- Pero estás enamorado de ella –me dijo sorprendido.
- Cómo no estarlo si es mi novia –le dije, viendo a Norma quieta, hermosa y segura, con su güipil celeste bordado en Chiapas.
- Ya que sos cronista –me dijo mostrándome el pecho –hay hablas de esto y de mi cumpleaños.
- Es un trato.
Terminamos la noche hablando de Carlos Monsivais y su feliz muerte de sabio gracioso, y al final se nos apareció en una de las esquinas del Olvido.

martes, 22 de junio de 2010

EJERCICIOS DE LA MEMORIA


Bueno, la verdad es que en mi vida había imaginado ser militar. La idea fue de mi papá. Y aunque en el año 2007 tuvimos por fin una serie de conversaciones formales sobre todos esos años, se me olvidó preguntarle que lo había motivado a entusiasmarme por todo un año para que estudiara como nunca, para entrar a una de las preliminares escuelas politécnicas del país. Recuerdo aquel año como uno de los mejores, pero por el acercamiento que tuve con mi papá que me enseñó desde matemática, ciencias naturales, ciencias sociales hasta política guatemalteca básica, revisando el pensum de exámenes obligatorios para ingresar como aspirante a caballero cadete.
Cuando llegué por primera vez al campus del Instituto Adolfo V. Hall Central, que recuerdo de una forma muy difusa, me fijé en la fachada de sus oficinas al estilo norteamericano del oeste. Dos altos pinos donde colgaba una gruesa cuerda que meses después comprobé su dificultad al subir brazada a brazada hasta besar el nudo sujeto a un tubo de metal sostenido de las ramas más altas. El patio principal comunicaba a otro, donde recuerdo una caseta donde vendían sodas, galletas y panes con jamón, y desde ahí se apreciaban las aulas de los nuevos, como nos llamaban a los de primer ingreso. Al fondo, detrás de los baños y la peluquería estaba el polígono. Era un área igual a un campo de futbol completamente de terracería en la que para algunos eventos, o talleres de tiro, se llenaba de cascabillos. Pero además era, y fue por unos fines de semana, uno de los teatros más terribles de entrenamiento o castigo. Algunas tardes, según el ánimo del sargento de batallón, nos enfilaban a todos los nuevos, divididos por aulas, para entretenerse en vernos a mas de 400 aspirantes a cadetes subir y bajar sincronizados a la orden de ¡a tierra! y ¡firmes!. En la primera media hora los que tenían menos condición física iban descompasando. En una hora, los desacompasados terminaban en un grupo aparte comandados por algún cabo dragon que les daba un trato especial, gritándoles “puta mucha, yo que ustedes mañana ya no vengo” “y por qué quieren sufrir pues… ahorita mismo estarían disfrutando de una su coca cola en su casita viendo tele”, luego, siempre era al más sofocado, el que estaba ya con los ojos desentonados y que ya no podía seguir, le ordenaban pararse en un hormiguero, lo veían retorcerse con todas las hormigas trepándole por las botas y anclarse en sus piernas por montones hasta que el muchacho terminaba pidiendo perdón, clemencia, llorando por su mamá.
Efectivamente algunos ya no regresaban. Otros éramos masoquistas. Nos dieron el birrete un 3 de Marzo del año 1991. Mi número de antigüedad era 199, estaba en la mitad de todos los 400, que habían sido seleccionados de casi 3000 muchachos que habían llegado de colegios de renombre y escuelitas marginales como la mía. Muchos con papas coroneles o, toda una casta de tíos tenientes o primos traumados desde los siete años con el sueño de la Escuela Politécnica. ¿Qué hacia yo ahí? Inmediatamente pensé en sobrevivir a los castigos, era necesario sobrevivir a como diera lugar entre todo un batallón de muchachos de segundo año con la consigna de vengarse con los nuevos de lo que a ellos les hicieron los de tercero cuarto y quinto. Sobreviví los primeros meses. En el aula, pequeño ecosistema, coexistía una paradoja: estaba el número uno de la promoción, un tal Martínez Martínez y el último de la promoción, el famoso Vásquez, que una vez le escribió en un papel a un Sargento “que tenía dientes de tractor”, y por él nos llevaron al polígono a sudar lodo. Me divertía mucho este Vásquez, era el único que no se tomaba en serio ser militar; contaba chistes en los tiempos libres y casi que ignoraba al número uno que se perdía entre libros haciendo planas de caligrafía. Al número uno lo adoptó el sargento de batallón, que para su mala o buena suerte, era también el número uno. Así fue como perdió el respeto de todos, además de ganar la reserva de muchos que ya no comentaban nada delante de el.
Llegó el medio año en medio de castigos todos los fines de semana. Llegaba a mi casa tan cansado que si tenía que hacer deberes los ignoraba, cenaba y me dormía tan profundamente como no lo he hecho nunca. Mi carácter cambio al darme cuenta que si podría soportar todo en cuando a castigos físicos pero estaba, desde el principio, carente de disciplina académica para mantenerme al ritmo. Imagino que fue el resultado de una mala planificación por parte del que me había inducido a estudiar ahí, y terminara viendo como mi mamá corría en contra tiempos a pagarme la mensualidad a ultima hora. Me retiré. El día que mi abuela me dijo que si quería seguir ella terminaría pagando la matricula, me dolió algo en el interior que lo rechace dignamente y creo que fue la mejor decisión, porque no sé qué hubiera pensado después al verme en un lugar donde realmente nunca había, ni remotamente querido estar.
Imagino ahora los botones del uniforme de diario lustrados con la pasta Brasso. Las botas lustradas con saliva y algodón con pasta KIWI hasta dejarlos puro charol. Oír a los maniáticos de quinto año, con sus charreteras de bronce con fusiles cruzados, gritar desde el medio del campo “¡aspirante a caballero cadete!” con el sueño de la Escuela Politécnica. Me da risa. Años después comentamos esto mismo con Giovanni Pinzón que también vivió esa pesadilla y nos reíamos sentados bajo un pino gigante en la terraza del Café Oro.
Dos décadas después, agradezco al destino no haber seguido el falso sueño de mi papá. Leyendo La Ciudad y los Perros de Mario Vargas Llosa me sentí de nuevo sobreviviente.


Lester Giovanni Oliveros Ramírez
Junio 2010
fotografía de Jean-Marie Simon
Hora de inicio: El miércoles, 23 de junio de 2010 a las 19:00Hora de finalización:
El Viernes, 23 de julio de 2010 a las 19:00Lugar:
(Ex) Céntrico. 7ª avenida 12-32, zona 1.

martes, 1 de junio de 2010

HISTOIRE MONSTRE (un livre a objecté)





Le Monstre n'était pas King Kong,
c'était Ann Darrow et son décolleté provocant.






Creatura preciosa y simétrica, sin apetito por lo común y a veces con un hambre de buey hasta por los hot dog de la carreta, Aunque sea como un ser humano, mamífero, con problemas de insomnio, volátil, Con extrema fascinación a los gatos, Puede cambiar de ánimo y hacerse la enferma, puede que a las de su misma especie trate como a intrusas, Le gusta ir a las lecturas de poesía y hacerse la dormida, luego subir al escenario y mancharse las manos de sangre queriendo repetir una doble función sin resultado, Entiende muy bien de las cosas delicadas de la vida como el dinero, Violenta, no le gusta que la repriman, pueda que en su papel de mortal, salte con un habano incendiario sobre el barman y le pida vino gratis y éste se vuelva a su compañera de turno y no sepan decirle que no, Puede ir a salones con arte falso y descolgar los cuadritos con una elegancia suprema antes de tirarlos a la calle diciendo ¡mierda!, Sólo por que existe es genial, Su garbo podría ser el de Ann Darrow en las mano de King Kong, sin embargo puede caminar sin miedo por las calles con olor a violencia y con el escote asustar a los soldados, y su mirada vida mía, podría hacer pensar que habla cinco idiomas y todas las noches mata a alguien con una Magnun 47 o un cuchillo de mesa, o más bien con su lima de uñas o con el tacón afilado de sus zapatos de diseñador, Pero no es que de miedo lo terrible, sino fascina, Con sólo pensar en ese momento se me acaba el pulso, Es normal en ella vestir de gala hasta para ir a la tienda por un cigarro, es un monstruo terrible no lo olviden, por eso no le gusta que la confundan con un pirata cuando levanta un Martini donde nadie la conoce, Donde nadie sabe de ella puede muy bien ser otra y llorar entre las sábanas como una niña, gemir entre recuerdos ardientes, implorar el perdón de si misma contra las voces imaginarias, tratar de cerrar círculos haciendo óvalos, o con un poco de goma tratar de remendar los errores espontáneos que la llevaron hasta allí donde su memoria a penas recuerda, Hasta que un poco de Whisky le haga recordar otro frasco de pastillas vacío, y mirar por la ventana del hotel barato, recuperándose rápidamente para salir con el filo de sus ojos a cortar las alas de los que no se atreven, de los cobardes que no la llaman al otro día, a cortar de tajo la esperanza que muchos, incluso familiares, tienen en ella. Otros monstruos, trataran de definirla en el futuro, pero un monstruo de su tamaño no necesariamente debe dar terror si no da ternura.

-----
Creatura belle et symétrique, pas d'appétit en général et parfois avec une faim de la viande bovine au panier hot-dog, même en tant qu'être humain, de mammifères, avec des problèmes de sommeil, volatile, la fascination de l'extrême avec des chats, peut changer d'avis et a fait le patient, que ceux de la même espèce traités comme des intrus, je voudrais aller à des lectures de poésie et de dormir, puis monter sur scène et mains tachées de sang qui veulent répéter une double fonction, sans Par conséquent, comprend très bien les choses délicates dans la vie comme de l'argent, la violence, n'aime pas le refoulé, pour son rôle dans le saut incendie mortel avec un cigare sur le barman et demandez-vous gratuitement et il est revenu son compagnon du moment et ne pas savoir dire non, peut aller dans les classes avec l'art faux et ramasser les boîtes avec une suprême élégance, avant de jeter dans la rue en disant merde, c'est juste que il est grand, sa grâce, peut-être le Ann Darrow dans la main de King Kong, mais peut marcher sans crainte dans les rues avec l'odeur de la violence et à effrayer les soldats du cou, et ses yeux de ma vie, pourrait donner à penser qu'elle parle cinq langues et tue tous les soirs quelqu'un avec un Magnum 47 ou un couteau de table, ou plutôt avec l'ongle ou pointus des chaussures de marque du talon, mais la peur n'est pas si terrible, mais fascinante, suffit de penser à ce moment-là Je viens d'impulsion, il est normal de s'habiller pour aller au magasin pour un cigare, est un monstre terrible, n'oubliez pas, si n'aiment pas être pris pour un pirate lorsque vous soulevez un martini où personne ne sait Où personne ne sait qu'il est peut-être d'autres pleurent et les feuilles comme un enfant, les souvenirs gémissement provenant de la combustion et de la mendicité le pardon d'elle-même contre la voix imaginaires, en essayant de fermer les cercles par des ovales, ou avec un peu de caoutchouc essayer réparer les erreurs spontanées qui ont conduit à sa mémoire où se souvient à peine, même un peu de whisky ça vous rappelle une autre bouteille de pilules vides, et regarder par la fenêtre, hôtel pas cher, en récupérant rapidement avec la lame de ses yeux couper les ailes de ceux qui ont peur des lâches qui ne remettent pas l'autre jour, couper court à l'espoir que de nombreux membres de la famille même sont en elle. d'autres monstres, essayer de la définir dans le futur, mais un monstre de la taille n'a pas besoin de craindre si ce n'est pas la tendresse.


-
Lester Oliveros Ramírez

Exposición en Alianza Francesa de Guatemala

Exposición Colectiva “MONSTRUOS”
Moises Barrios, Vonsechel, André Grible, Pablo Bromo, Angel Poyón, Lea Asoli, Alejandro Marré.
Inauguración miércoles 9 de Junio a las 7.00pm
Exposición del 9 al 30 de junio 2010
Galería de Arte Alianza Francesa
5ª calle 10-55 zona 13, Finca La Aurora (Frente al Museo del Niño)

_Entrada Libre
http://www.alianzafrancesa.org.gt/

***Fotografía anterior de Johannes-Barthelmes

jueves, 13 de mayo de 2010

MINI MAX (HOMENAJE A LA MADRE-&-PADRE)


He tenido una sola mascota en mi vida. Era un gato. Lo recuerdo plenamente. Pero más recuerdo el día en el que mi papá me lo regaló. Los regalos de mi papa eran regalos de un mago. Podía quitarse el reloj en el Kom Long de la 34 avenida de la zona 5 y dármelo como el regalo de toda la vida. Después de tres litros se quitaba los lentes oscuros y me los regalaba como otro regalo de toda la vida. Pero esa noche entró a la tiendita de la Palmita una señora indigente con un gato en una jaula como si fuera un canario. Pidió algo de dinero por el. Era un gato amarillo, seco y huraño. Mi papá estaba feliz porque tenía lo suficiente para beber hasta tarde. Me compró el gato ahí mismo sin preguntarme si lo quería o no.
Después de dos semanas en casa, cada sábado por la mañana me apliqué a enseñarle trucos de circo. Recuerdo que ya le era familiar y compartíamos buenos tiempos y mi comida. Así que el gato fue engordando y yo adelgazando un poco. Luego de la escuela, lo llamaba con un nombre bastante raro que ahora ya no recuerdo. Una tarde, bajó, amarillo con sus ojos marinos y mi mamá lo odio. Mi papá como siempre se había desaparecido. Una mañana me desperté con mi gato en la cama tan doméstico que lo invité a la par mía. Un mal movimiento debió inquietarlo y me mordió. Es lo único que tengo y que me hace recordar a mi gato. Porque una semana después, mi mamá lo regaló a los vecinos, unos señores cobaneros que lo recibieron felices porque era un gato hermoso ya, que además sabia trucos de circo y obedecer a ese nombre del que ya no quiero ni acordarme. Luego mi mamá me invento que los señores cobaneros se lo habían robado. Luego que se había comido su comida. Luego que yo le daba mi leche y que estaba ya muy flaco. Luego que odiaba al gato cada vez que lo miraba. Hasta que me confesó que estaba celosa porque yo ya no hacia otra cosa que pasar tiempo con el animal.

Las madres, como ya todos saben, hay que tener cuidado con ellas.

jueves, 29 de abril de 2010

DORIAN LIMA EN EL CALLEJON DEL OLVIDO (AMIGOS)


Una persona no sólo es un mundo, es una atmosfera, un circulo, un misterio revelado a los ojos vedado, al tiempo de la experiencia de uno mismo a sí mismo vedado. Uno no sabe quién es hasta el instante de la renuncia. Pero, en la misma mecánica de engaño y apariencia, ocurre que el lenguaje es la puerta y la ventana. En una de esa tantas gentes que ven blogs, que visitan recintos virtuales, apareció este internauta navegando en mis textos. Nos vimos la primera vez en una bizarra muestra de villalobos, javier Payeras y Juan Pablo Dardón. Todo es literatura, todo es ficción. A Dorian Lima lo une el arte al mundo. Amigo de Ramírez Amaya desde el tiempo en que se quemó el hotel Bilbao, los excesos de Alejandro Urrutia y una afición a la bohemia. Es un artista porque aprecia el arte, y me atrevo a decir todo esto porque sus manías son infinitas por los detalles. Hay ocasiones en que nos ha bajado de su carro para enseñarnos el detalle de una casa en la zona 1, y puedo ver que no es un fragmento aislado, sino de años de apreciarlo cada vez que pasa. Cuando viví en la zona uno me prestó un libro de la arquitectura del Centro editado por CCE. Anduvimos vagando por la zona uno perdidos viendo detalles. Sentados en la Maya Quiche donde míticamente conocí como la Sinagoga, porque a Dorian se le antoja que el cuida carros es un rabino, y en efecto tiene unos canelones de judío, pero el caminar de un guerrillero lisiado. Dorian resulto ser amigo de mi papá y de alguna forma confidente de una pareja de locos, que éramos, hace un año, Wendy y yo. Hemos agotado horas en el Olvido hablando de la vida. Que Dorian mira desde una óptica juvenil y cínica. En ocasiones yo soy más viejo que este amigo con cara de buena persona. Sin embargo, todos hemos tenido épocas de abundancia y de necesidad. A veces me habla de esos años de abundancia y derroche. Su voz se vuelve grave. Parece que dio todo. La generosidad es uno de sus más bellos defectos. En el fondo, parece que no le debe nada a nadie, ni a el mismo, así que sus remordimientos son pasajeros, y antes de una lágrima estira una risa sincera. Uno de sus gustos más caros son las antigüedades. Tiene una rockola muy bien cuidada de los años 50, una colección de dibujos de Ramírez Amaya, una dispar selección de objetos que a Picasso darían envidia. En fin, es un gran amigo porque creo que supo, a lo largo del tiempo comprender la amistad y tener bien presente que vivía en Guatemala y en el primer mundo a la vez. Ojala nunca tenga que ir a pedir fiado a la tienda.
-
-
Fotografía de Dorian Lima (izquierda), tomada por Ricardo Contreras (la sombra es parte de su dedo indice). Ramírez Amaya (el Tecolote) en medio, haciendose el borracho.

viernes, 23 de abril de 2010

ENTREVISTA A GABRIEL WOLTKE Y SU ART OF FICTION DE VACIOS PARALELOS




…0:00:00:00
"
Una foto en blanco y negro al final del libro. La cédula. Datos personales. Foto seguramente para su primera identificación de vecino de la ciudad de Guatemala. Traje, corbata, la seriedad del caso. Gabriel Antonio Padilla Woltke, es el autor de este libro que tengo en la mano, publicado por la editorial Catafixia. El Bar Central es una mina de vidrio, mesas, sillas y el mejor ambiente del centro, según me asegura un asiduo visitante. Por la tarde, se veía gente apresurada pasando sin percatarse de la viva arquitectura congelada en dos épocas, como si fueran puntos paralelos de dos dimensiones frente a frente. Por un lado, las nubes blancas del antiguo edificio de Guatel donde por las noches se refleja el Ex –Céntrico en neón con todo su tiempo presente. Lo veo desde acá.
Me había comunicado con Woltke sólo por Facebook, y me interesó hacerle una entrevista por la publicación de su libro Vacios Paralelos. Woltke es moreno, con unas profundas ojeras en los ojos, que ha logrado gracias a la única forma en la que puede escribir, por computadora y de noche. Le digo, antes de empezar, que la entrevista es más bien una conversación relajada. Estamos sentados acá en una de las salitas fuera del bar, y me da oportunidad para encender un cigarro, mientras planifico las preguntas. No sé nada de Woltke. A lo mucho recuerdo haberlo visto parado en una esquina esperando un bus en la novena avenida. Un saludo rápido en el pasaje. Pero leí el libro. Logra un dialogo entre el tiempo presente y pasado, con realidades alternas y casi a punto de ser tan imprecisas que podría colapsar el futuro. Watchmen es el hilo conductor, con frases del Dr. Manhattan, personaje de la novela gráfica escrita por Alan Moore, dibujada por Dave Gibbons y publicada por DC Comics entre 1986 y 1987 (no es un simple comic, eso se los puedo asegurar). Mientras transcribo estas palabras, veo la película. Las frases del Dr. Manhattan están presentes en idioma ingles y cursiva, quizás abriendo un agujero de gusano a esa cuarta dimensión que podría ser un tiempo vacio y paralelo donde habita un solo vigilante. Uno mismo.
Lo valido como todas las veces, son las tres cuartas partes que sostienen la parte pequeña que miramos del iceberg. Hijo de madre soltera, buscando su voz a través de una familia católica, en una de las ciudades más violentas del mundo, pasando por una posible identificación en una banda de rock, generación de la crisis de la moral y los valores de cabeza, aún así Woltke trabaja un universo personal, a solas, en la invisibilidad; posibles analogías con la serie Alan Moore, la búsqueda personal, “ahora la mitad de lo que soy es lo que escribo”, me dice. Aún no anochece. Un reloj sigue trabajando armónicamente en la catedral, a unas cuadras del bar. Le pregunto sobre su blog y me doy cuenta que Woltke es todo un personaje, un drogo confeso que no se ha drogado nunca. Anoto todo rápidamente mientras me habla."
-
Lester Oliveros: ¿Cuándo fue la primera vez que tuviste conciencia de que estabas escribiendo poesía?
Gabriel Woltke: Después de leer una entrevista a Wingston González, escribí algo que me pareció mi primer texto, era Batallas bajo tus pies y algunos otros poemas que aparecieron en el primer blog.
LO: ¿Dónde hiciste tu primera lectura?
GW: En la Casa Cervantes, era un Día de la Poesía jajaja, allí conocí a casi toda la mara que me ayudó a moverme en esto, Mills, Méndez Salinas, Payeras…
-
"Me cuenta brevemente que la literatura, en un principio le parecía aburrida. Aprenderse de memoria a Ruben Dario en la primaria, recitar por algunos puntos en el aula, por obligación, le quitaba completamente la poesía. Gabriel, culpa al sistema educativo. Luego encontró a los hombres X, como les llama: Méndez, Serrano y Pedroza, y revaloró el trabajo literario, todo se desencadeno luego de su graduación. "
-
LO: ¿Cómo fue que concebiste Vacios Paralelos (Un hombre que no existe)?
GW: Precisamente estaba en Antigua cuando vi Watchmen, me gusto el comic, la novela gráfica, y la onda se fue expandiendo, dándome vueltas en la mente, lo recuerdo bien, que salí al patio a pensar en eso… luego de ver la película, y así nace la idea parcial del libro, esa tarde imaginé la estructura.
LO: Me imagino que te pusiste a escribir algo esa misma noche.
GW: No… pasó más o menos un mes después que escribí una versión concentrada, era un poema de tres páginas.
LO: Tiene frases, o epígrafes en ingles.
GW: Mirá, yo no sé ingles, así que le pedí favor a mi novia que me tradujera las frases que iban a integrar el libro, aunque no domino el idioma sabía que era necesario mantener lo más íntegro posible al Dr. Manhattan.
LO: ¿Cómo se llama tu novia? No le importara salir en la entrevista.
GW: jajaja no hay problema, Monimoni.
LO: Entonces tu novia trabajó con vos el libro, imagino que mantienen un diálogo mientras vas escribiendo.
GW: Si, las referencias a pintura, geometría, la proporción áurea también son crédito de ella.
LO: ¿Y… haces el libro en esa estructura que imaginaste?
GW: Sí casi nada sale improvisado, tenía concebida de antemano la extensión de cada parte del libro y el tema a abordar en cada párrafo, incluso escuchar cierta música al momento de escribir era parte de lo que buscaba lograr …y como de costumbre todo se escribió de noche, no puedo hacerlo por más que quiera de día.
LO: Curioso. Como eso que me contabas antes de tu primer libro, que tuviste que volverlo a escribir cuando tuviste que formatear el disco duro de la computadora.
GW: Si, lo escribí 3 veces, mi computadora tronaba y tronaba al final creo que ayudó en algo tanta reescritura.
LO: ¿Cómo es eso que escribís sólo de noche?
GW: Me acostumbre, solo de noche escribo, en casa es el único momento para escribir tranquilo. Cuando no tengo computadora, como ahora, me resulta imposible escribir a mano, mejor me dedico a leer. Además no escribo a diario, escribo por temporadas…, por lo regular termino de leer algún libro y escribo durante un mes, luego dejo de hacerlo por un buen tiempo hasta que se repite el proceso.
LO: ¿Y como fue la estructura final de Vacios Paralelos?
WG: Lo tenía claro, tres partes, de tres páginas tamaño carta, y la última de tres páginas y media.
-
"Adentro del bar, se empezaba a oír Even Flow de Pearl Jam, entraban clientes conocidos, asiduos bohemios que se iban oyendo más alegres; la noche afuera corrigiendo el tiempo de los relojes, las minúsculas agujas de cientos de engranajes sincronizados, minutos más o menos paralelos, quizás segundo a segundo acercándose a ese flow final donde las máquinas, afuera, imaginaban el caos de la humanidad. Carmen Lucia Alvarado apareció como teletransportada a través de las avenidas “sólo quiero sentarme un rato mucha, sigan”, dijo, después de saludar, y se apertrecho a leer en un sofá. Afuera la noche. "
-
GW: Mi primer libro lo pensé para escribirlo en doce noches, y el último capítulo, levantarme al amanecer para terminarlo.
LO: ¿En este libro alcance a percibir tu gusto por la nada, que pansas de eso?
GW: A mi mismo me pasa mucho, a veces siento que estoy completamente en otra parte o en ningún lado. Pero la nada como nada no existe, ya es con sólo nombrarla, lo único que podes hacer como individuo es establecer para quien queres existir y para quién no.
LO: ¿Podría servir de algo escribir en este siglo en Guatemala?
GW: La literatura primero te sirve a vos y quizá con eso basta.
LO: ¿Crees en Dios todavía?
GW: No lo perdes nunca, esta ahí ese algo, siempre vas a necesitar de creer en un dios, o fuerza o energía o algo. No creo que exista una religión más barroca que la católica, su simbolismo, los rituales, talvez por haber crecido católico esa es la imagen de dios que aún conservo. Y por decirte algo, dios podría ser, dentro del libro, el Dr. Manhattan.
LO: ¿Qué libro estas leyendo ahora?
GW: Bueno, leo El Placer de Corresponder. Correspondencia variada, de Cardoza, Brañas, Meany y otros embajadores en época de la Revolución.
LO: ¿Cómo miras el ambiente literario en Guatemala?
GW: …como dicen los políticos cuando no quieren meterse en problemas “no entendí su pregunta” (risas), a través de editoriales te vas a dar cuenta de que no estamos tan mal, hablo de los Mínimos de Serrano; de Vueltegato Ediciones de Bromo; Catafixia de Carmen y Luis Méndez Salinas, Ediciones Palo de Hormigo, y otras, soy demasiado nuevo o joven en esto para decirte como estamos en relación al pasado, pero creo vamos en buen camino.
LO: ¿Qué pensas del aburrimiento?
GW: Es necesario.
LO: ¿La rutina?
GW: Te puede absorber.
LO: ¿2012?
GW: …mala la película. (risas)
LO: ¿El Cielo y el Infierno?
WG: …podes confundirlos, lo que para mi es el cielo, para otros podría ser el infierno.
LO: ¿Cómo imaginas un libro tuyo en el futuro?
GW: Dos versiones imagino. La primera son todos mis libros juntos y que cada uno sea un capitulo. La segunda, seria un documento monstruoso que fuera casi imposible de leer.
LO: Como pregunta final, ¿qué pensas, el dinero puede ayudar a un escritor a crear?GW: La única forma en la que creo que el dinero puede ayudar a crear, es en tener la comodidad para realmente quedarse en casa sólo a escribir, aunque ni así. La comodidad tampoco ayuda mucho que digamos, ahora con lo de motivación exterior...sólo que fueras a cazar premios por todos lados, tu prioridad sería ganar y muy difícilmente hacer un buen trabajo.
-
"Como en un espejo gigante y cóncavo, otro Gabriel Woltke, otro entrevistador, y el Dr. Manhattan observan como todo vuelve al principio a voluntad. Me veo entrando al bar y saludo a Gabriel en una mesa, saludo a Mauro y Andrea, subo corriendo las gradas hacia la galería y todo desaparece. "
0:00:00:00…

Lester Oliveros.
Guatemala 9/04/2010
Fotografía extraida del facebook de Gabriel W.

jueves, 8 de abril de 2010

UN PAIS DE UN SOLO HABITANTE ES LA HABITACION PROPIA



Un país de un solo habitante era el cuarto de Emilio Carlo. Se había vuelto loco. Pero no tan loco como para dejarse morir de hambre. Salía siempre de noche a pedir a la calle monedas y virtudes. Su locura consistía en perderse en la contemplación de fotografías de su novia que había muerto hacia un año en un accidente en automóvil. Recordaba todas las noches el olor de su palabras al oido. Ella sabía que se iba a morir a los veintitrés. Sabía que no pasaría de los veintitrés y sin embargo vivía como si no lo supiera. Le celebraron su cumpleaños veintitrés y Emilio le regaló un ramo de rosas en botón que se fueron abriendo con forme llegaba la media noche. Nunca pudieron casarse. El fin de semana, en un viaje a Antigua, el automóvil fue empujado por una camioneta sin frenos y perdió la vida sin nadie familiar. Una llamada por la madrugada se oyó fatídica. A Emilio le habló el padre, serio, contenido y frio. Al oír la noticia tiró el teléfono al suelo gritando. Nada se pudo hacer después, más que velar hasta el otro día. Esa misma mañana, Emilio ya llevaba los ojos entornados. La madre de Eva Mártir, lo consolaba y pensaba que estaba con esa mirada perdida por el desvelo. Lo llevaron a su casa de huéspedes después del entierro. Llorando se fue a su cuarto sin decirles adiós. Los padres de Eva Mártir se preocuparon cuando supieron que ya no regresó a la universidad y se le miraba bebiendo en cantinas y en muy malas compañías. Pero no hicieron nada. La hija ya estaba descansando y no habría que seguir con la idea de que el muchacho era algo de ellos. A lo mucho le guardaron un buen recuerdo.
Nadie vio cuando en una madrugada vomito sangre. Hablo con una sombra y le confeso su nueva filosofía. Nadie quiso voltearlo a ver y darse cuenta que era ya una sombra de si mismo. Era cuando lo declararon loco los vecinos y los niños. Y salía solo de noche para regresar de madrugada. De noche puedo verla, les decía a los extraños. Puede que fuera cierto que en su delirio conviviera todas las noches con su novia Eva Mártir. Lo que me enteré mucho después fue que había resuelto morir por ella y terminar perdido y verdaderamente loco a los pies de su tumba. Pero no fue así. Se enamoró una madrugada del horizonte y persiguió el final hasta que llego al Distrito Federal en México. Se cambio el nombre y llego a ser rico. Otros, dios los tenga en la gloria, murieron por su ejemplo.

miércoles, 31 de marzo de 2010

SIN NOMBRE NI LUGAR








Al principio era la noche, Negra como tinta y sangre coagulada, Sin voces, Sin algún registro sonoro como algún long play en algún tocadiscos universal, En lo negro se oyó como un gesto de la luz, Y uno a uno saboreamos nuestra vos como algo antiguo que más hacia llorar hasta los rios y de los rios al mar, Y las voces que hablaron aquella noche en la potente oscuridad, crearon todo lo que ahora vemos,

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...