jueves, 15 de octubre de 2020

LETRA DE UNA CANCION GRUNGE QUE YO ESCRIBÍ A LOS VEINTE

 



-

Intentó recordar

le taparon los ojos

y le dieron nueve o veinte vueltas

y luego el mundo para un lado

y para el otro como marioneta

lo aventaba.

 

No vio pasar a esa mujer

con una sarta de piñatas

y que la gran vara parecía un pincho de colores

cruzando sus malos años

Un tono suena hoy

fuera del objeto del deseo y el esmartphone.

Pensó que sus padres propiciaron el error

tal vez la idea de que el nene hiciera pedazos

no a sus demonios sino al

héroe favorito

al enternecedor personaje tierno.

 

Con los ojos cerrados contra el mundo

el villano o el monstruo de su abismo

que no podía ser

no se volvería sentimental.

 

A veces el mundo es la piñata

y cada uno de nosotros insiste en golpear

lo que no entiende

ellos ebrios de las vueltas del día

todos con los ojos vendados

aporreándonos hasta que se nos caiga

el último dulce.

 

 

viernes, 9 de octubre de 2020

EL QUE SOÑABA



A Borges, el que soñaba.

Hace cuatro semanas murió una tía muy querida.
Una semana después la soñé. Estaba en su casa sentada en una cama y en el sillón de enfrente un gato de pecho blanco y cola gris la llamaba con su pata de terciopelo. Yo estaba viendo todo y le aconsejé que atendiera a la llamada del gato, que ya cerca de ella se enroscó sobre su pierna y se quedó bien dormido.
Hoy soñé que estaba sentada en un sillón ella y mi madre. Yo acababa de llegar y reconocí que estaba viva, que tal vez había sido todo un mal entendido, y también vi cuando mi mamá me guiño el ojo para que no le mencionara su muerte.
Entonces tratando de borrar la tensión del momento, le conté que la había soñado, y también recordé al minino simpático que la llamaba casi a punto de hablarle, y que cuando logró que se acercará se había enrollado como un gusano de terciopelo y se había quedado dormido.
- Estaba soñando -respondió mi tía -, que hace dos semanas una señora vio cuando se calló en una pila antigua, y no lo ayudó a salir, sin saber que esa misma tarde esa misma señora moriría.

sábado, 26 de septiembre de 2020

CANTINA SECRETA



A: S. P.//D.L.

Empezaba a dejar las iglesias
y Herman Hesse ocupaba mi tiempo libre.
Debajo de Dios
de la mano de Pearl Jam
contra la espuma
extendí mi alma.
Me llegó un día
la maña de escribir versos diabólicos
hasta la puerta de un budista calvo
que nos ofrecía con cinismo café o te
mientras nos leía sus epitafios asturianos.
Llego el 2000
una crisis interna me marcó
ya no contra la espuma
y pude ver en Peñalba
la carroña de los buitres
leyendo a Huidobro.
Todo es muy confuso.
II
Lo último que me regaló
luego de compartir café en MacDonalds
y versículos de la Biblia
fue una carterita de fósforos
que tuve que recoger del suelo.
La verdad es que
cuando se cambió de nombre
y cambio de vestuario
parecía que ya hubiera muerto
y muchos lo tomaron por un resucitado.
Pero a pesar de ser poeta
y de llenar su casa con libros y libros
hojas escritas a mano y discos de argentinos desquiciados
todavía le faltaba esa fama de fantasma que deseaba
ese halito de extraño
ese arquetipo de personaje de Tim Burton.
Pero todo esto es más confuso aún que antes.
III
Hoy volví a ver al poeta
en su bicicleta clásica
fuera de complejos viaja
como un garçon de Aix-en-Provence
en los años 20
con su jirafa dentro de si
y en la mano una pipa de opio
botella y baguette bajo el bigote.
Sus libros nadie los encuentra en las librerías.
Sus poemas nadie los lee bien.
El ya no es él de nuevo.
A él ya no le importa eso, ni eso, menos eso.
Escribe en servilletas con las que se termina limpiando.
Escribe a escondidas en esas servilletas que regala.
Todo le importará menos en dos minutos.
Y publica sin su nombre.
Y publica sin su seudónimo.
Cuando ve a un amigo lo ignora como antes que era otro.
Cuando ve a un enemigo lo desprecia menos
por su reflejo
que nada es posible para alejarlos reclama
a los amigos
lejos de su casa
lejos de su cuarto
lejos de su cantina secreta de gato y muerta con placa.
Aquel que no se aleja sufre su desprecio de cow-boy inofensivo.
Solo así se salvará contra todo eso que dicen de él.
Del pobre poeta incomprendido.
Solo le pido a los niños que no sean como él cuando sean grandes.
Pero todo esto es más confuso hoy todavía que antes.

*Tim Krabe

Traduciendo el fuego/ ENTREVISTA A LAURENT BOUISSET

 



 

Por este verano rezagado, por esta pandemia remota, pues me dio de nuevo el deseo de andar preguntándole a la gente que conozco de cerca (y de lejos), este tipo de curiosidades mías, pero que a la larga pues han dado cierta luz por allí o por allá. Está vez, veremos de cerca al traductor Laurent bouisset que es un poeta y traductor nacido en Lyon en 1981,  que vi en persona en la penumbra espectral del Gran Hotel en uno de sus recorridos por estas tierras magas de Latinoamérica.  Antes, solo hacía tres preguntas para mi blog, hoy creo que se me pasó la mano, ya verán ustedes el final de esta conversación a distancia con la persona que traduce del español al francés a varios poetas guatemaltecos y expansivamente de toda la región hispanohablante. 

 

1.    ¿Nos gustaría nos contara un poco de cómo fue su primer acercamiento con la poesía escrita en español?

Alba Marina Escalón, amiga traductora viviendo en Guatemala, me mandó su traducción al francés del poema “Síncopes” de Alan Mills. Eso ocurrió en el año 2008. Recibí una descarga eléctrica leyendo ese texto violento, directo, abrasivo, musical. Nunca había leído un poema guatemalteco, antes de leer a Alan. Ese primer golpe me dio ganas de conocer más lo que se escribía en Latinoamérica, especialmente en Centroamérica (para empezar).

2.    ¿Cuánto tiempo dedica a la traducción diariamente o es por temporadas?

Traduzco cuando siento la necesidad de hacerlo. No es un oficio obligado sino una pasión devoradora, por eso no tiene reglas. No puede tener reglas. No quiero que tenga reglas. (La voluntad de traducir nace de la admiración que tengo a veces por un texto literario, si no me interesa el texto no lo puedo traducir, si no me interesa nada durante un periodo, no traduzco nada, si me interesan muchos textos, traduzco mucho, no hay regularidad entonces.)

3.    ¿Traduce solo al español o en otras lenguas?

Traduzco principalmente el castellano (casi no hay excepciones, pero la palabra “casi” significa que pueden ocurrir excepciones a veces).

4.    ¿Nos podrías contar como empezó su vocación de traductor?

De regreso a Francia, después de un viaje a Guatemala (en el año 2010), sentí la necesidad de compartir algunos poemas guatemaltecos con los lectores franceses. Creamos entonces el blog Fuego del fuego con mi amigo el pintor Erick González y empezamos a difundir traducciones, imágenes, videos, etc.

5.    ¿Cuánto ha tenido que estudiar para la traducción específica del español?

Estudiar puede tener muchas formas… Soy profesor de literatura en Francia, pero la traducción, la aprendí más bien en los bares de Guatemala, tomando cerveza Gallo y escuchando a los amigos artistas de Erick González hablar y hablar durante horas de la guerra y del arte (entiendo un poquito más lo que decían cada día, paso a paso). También aprendí escuchando críticas sobre mis traducciones (a veces mis propias criticas años después) y tratando de mejorarlas, porque nunca se termina un trabajo de traducción, casi siempre se queda a medio camino, insuficiente en esencia y perfectible.

6.    ¿Cuál es la mayor traducción a nuestro idioma que ha realizado?

Sentí mucha necesidad de traducir los poemas políticos póstumos de Manuel José Arce. Tuve que trabajar mucho para hacerlo (están el blog ahora) y sigo pensando que debería volver a corregir mis versiones al francés de esos poemas inspirándome un respeto inmenso. El poema “Verdadera historia” de Luis Alfredo Arango forma también parte de los textos más importantes que tuve la suerte de leer (y traducir); me conmueve cada vez que lo vuelvo a leer; me parece estupenda la manera que tiene de sintetizar tantos elementos históricos y culturales en muy pocos versos.

7.    A cuantos poetas o narradores guatemaltecos ha traducido y, ¿si se permite una infidencia, cual le ha inducido alguna dificultad por el lenguaje y esas palabras sin traducción?

No me interesa contar… No conozco el número exacto, y me gusta la idea de no conocerlo. Están todos en el blog Fuego del fuego: Luis Alfredo Arango, Roberto Monzón, Luis de Lión, Otto René Castillo, Vania Vargas, Rosa Chávez, Javier Payeras, Javier Masaya, Humberto Ak’Abal, Julio Serrano Echeverría, Luis Carlos Pineda, Eduardo Villalobos, Regina José Galindo, Manuel José Arce, Francisco Morales Santos, Mario Roberto Morales, Rafael Cuevas Molina, Julio Palencia, Rafael Romero, Alan Mills, Lester Oliveros Ramírez, Lucía Escobar, etc. Traduciendo el libro “Rabia” de Regina José Galindo (lo van a publicar el 2 de octubre del año 2020 en Francia), tuve muchos problemas para entender bien algunas palabras perteneciendo a la jerga guatemalteca, como “buitreada”, “subírmela a tuto”, “coches” para decir cerdos, etc. También estuvo difícil de encontrar una palabra francesa para decir “marera”, sin perder el contexto socio-cultural de la palabra. (Pero te doy cuatro ejemplos cuando te podría mencionar cincuenta. Traducir es siempre una batalla. Siempre hay que esforzarse un montón para lograr encontrar una solución menos peor, así es… Sin la ayuda de algunos amigos de Guatemala como Erick González o Alba-Marina Escalón, o los hondureños Jose Manuel Torres Funes o Litza Solís, no podría hacer lo que hago. No podría precisar mis traducciones. Me quedaría a medio camino.)

8.    ¿Sigue estudiando español, o algún otro idioma?

Sigo estudiando castellano escuchando hablar a mi esposa mexicana diario (habla mucho). Sigo estudiando platicando con ella, tratando de recordar cómo utiliza las palabras, cómo percibe la realidad también, desde su perspectiva latinoamericana.

9.    ¿Cuáles son los escritores que usted más lee (o relee), a nivel mundial?

El escritor que más he leído es Dostoyevski, yo creo. Actualmente estoy leyendo a un escritor húngaro llamado Dezső Kosztolányi y al poeta griego Cavafy, ambos muy profundos e interesantes.

10. ¿Quién es su traductor más respetado en Francia (o en otro lado del mundo)?

Diría seguramente André Markowicz por su traducción inmensa de Dostoyevski al francés. (Sintió que Dostoyevski había sido traducido de manera equivocada y se puso a hacerlo otra vez.)

11. ¿Nos quisiera contar alguna anécdota de cómo ve el lector francés la obra de poetas y narradores guatemaltecos y algo que le hayan dicho sobre su interés en traducirnos?

No me viene a la mente una anécdota precisa (me vendrá mañana, yo creo), pero de manera más general te puedo decir que los poemas guatemaltecos que traduzco han sido y siguen siendo leídos aquí en Francia. Sin las reacciones que puedo percibir, no hubiera seguido, tal vez… Siempre he notado que la fuerza de los textos traducidos para Fuego del fuego provocaba emociones muy vivas en Francia. Varias revistas me pidieron textos (Nouveaux Délits, Décharge, Teste, Fracas, etc.). Una editorial publicó el poema “Síncopes” de Alan Mills sobre papel; otra está al punto de publicar “Rabia” de Regina José Galindo. Me recuerdo también como Ana Minski, joven escritora francesa, grabó lecturas de Regina en su Soundcloud: https://soundcloud.com/mita-ghoulier/trois-poemes-de-regina-jose-galindo Cathy Garcia, escritora francesa, lo hizo también en su Youtube: https://www.youtube.com/watch?time_continue=3&v=Qk-e-7tzpnA&feature=emb_logo Emmanuelle Pépin, bailarina francesa, improvisó de manera impresionante después de una lectura bilingüe de los textos de Regina (para la revue Teste de Toulon); parecía evidente, mirando los movimientos ultrasensibles de su cuerpo, la universalidad vital de los textos guatemaltecos viajando muy bien desde su país traumado de escritura hasta la Francia actual. Los intercambios culturales me parecen, más que necesarios, indispensables para el futuro del arte y de la vida humana en nuestro continente (nuestro planeta, podría decir).

12. Solo como curiosidad, ¿ha leído la traducción de los cuentos de Edgar Allan Poe que hiciera Cortázar, y qué le ha parecido?

No la conozco, lo siento, la voy a leer cuando pueda. Conozco la traducción de Poe que hizo nuestro gran poeta Charles Baudelaire – muy buena por supuesto, impresionante.

13. ¿Conoce algunos escritores latinoamericanos en Francia, o en otro país de Europa?

Conozco a Jose Manuel Torres Funes, escritor hondureño viviendo en Marsella muy cerca de mi casa, Luis Miguel Hermoza, escritor peruano viviendo en Paris, Alan Mills en Berlin, Miroslava Rosales, poeta del  Salvador en Alemaña también, y Luis Carlos Pineda en España. ¿Quién más? ¿A quién estoy olvidando?

14. ¿Cómo es un día normal en su vida con relación a su trabajo intelectual?

Me levanto muy temprano, como a las 4 o las 5 de la mañana, le regalo un pedazo de pepino a nuestro cuyo peruano y me pongo a trabajar a su lado, escribiendo, leyendo, traduciendo, hasta las 8, las 9 o las 10 de la mañana cuando no voy a dar clases y mi hija de seis años tiene la muy buena idea de dormir mucho. 

15. ¿Nos podría contar alguna anécdota sobre lo que le ha parecido atrayente, curioso o extraño de la construcción gramatical del idioma español con relación al francés?

Mira… no sé qué contestarte, pero siempre me ha parecido extraño un detalle sintáctico muy preciso y sin importancia ninguna: los franceses ponen un espacio antes de los signos dos puntos (:) o punto y coma (;), y los hispanohablantes nunca (si no me equivoco). ¿Por qué será?

16. ¿Hay apertura en editoriales independientes o consagradas para los escritores latinoamericanos?

Es difícil publicar poesía, pero con paciencia y mucho trabajo logramos realizar algunos proyectos alentadores (como la publicación de Regina por ejemplo, por la editorial des Lisières: https://www.editionsdeslisieres.com/les_livres.html#Rage)

17. Estoy muy agradecido por tomarse el tiempo de responder estas preguntas, pero ¿cuál sería la pregunta que quisiera le hagan y qué respondería?

Después de 16 preguntas, siento la necesidad de tomar un café más bien (sin hablar). Gracias a vos también por tu interés en lo que trato de hacer con Fuego del fuego.

 

Oliveros.Pandemia 2020

*Fografía Wikipedia. Tragafuegos indio en Bélgica. Para que la llamarada se produzca se sopla el combustible a través de la llama en presencia de oxígeno.

martes, 18 de agosto de 2020

FERIA DE JOCOTENANGO






Admito que, como humano, estoy sujeto a ciertas perturbaciones, una de ellas era contra las ferias. Tuve de seguro una mala experiencia, un trauma infantil, un recuerdo tan desagradable del gentío enloquecedor y lo áspero que fue morder una manzana con caramelo y, lo difícil que fue terminarla ante la mirada iracunda de mi madre. Además de ser una manzana verde, ácida, fastidiosa para mi gusto.
Jamás se me hubiera ocurrido llevar a una novia a una feria, mucho menos caer rendido ante el cliché del chavo que apunta y dispara al blanco para ganarse el peluche prometido, mientras unos títeres quebradizos vestidos de Kiss bailan al son de una ranchera.
Pero todo esto cambio cuando conocía a Juliana, fue ella la que se encantaba con las luces de la feria, los carros locos y el ruido del mundo a media calle. Me sedujo entonces ver redimida mi pesadilla cuando tornaba los ojos hasta el cielo con los rudimentos de la Rueda de Chicago, y me convenció retándome a que me subiera, ante todo mi terror al examinar a conciencia los engranajes pastosos, las tuercas oxidadas, malos amarres, conexiones de marioneta, rieles falsos y seguros de juguete, en aquella rueda que estaba yo tan seguro se desarmaría toda en cualquier momento y, mi joven humanidad terminaría manchando el asfalto de una explosión monocroma a lo Pollock. Pero desgraciadamente sobreviví.
Fuimos muchas veces a la Feria del Cerrito, que era muy íntima y familiar y, tantas veces igual a la Feria de Jocotenango que me parecía enorme y repetitiva, pero alegre y más diversa porque convocaba allí a toda la ciudad.
Terminé tolerando las ferias, las redimí, incluso alguna noche disfruté de los churros y los juegos de lotería, caí en el cliché del chavo con el rifle, la sonrisa cándida de la chica replicando un programa; me intoxiqué con cerveza y Tacos al Pastor, dejé de ponerle excusas y peros a la pizza tiesa y a los algodones volátiles de azúcar, todo por la revelación franca de que a ella le hacía feliz recordar en estas ferias, la de su pueblo de la costa sur, esa pequeña en Iztapa a cuarenta y cinco grados a la sombra, donde todo el puerto subía a jugar a ser niño junto con hijos y abuelos, viejos sin camisa que tomaban cervezas cuajadas de hielo, masticando trozos de coco tibio. Todo esto bajo una luz tenue de bombilla y neón que a todos ellos les parecía la modernidad de la capital.
Dos espejos encontrados reflejando algo que solo una feria recrea, conectando a todas las guatemalas habidas con esa Guatemala de antes, que solo allí en Jocotenango recuperaba su simpleza extática de pueblo colonial.
Esta vez la feria es invisible en la avenida. Yo debiera estar tranquilo, pero no me deja dormir el hecho preciso de que ya la extraño.

miércoles, 29 de julio de 2020

44/2020


In memoriam.

Hasta hoy leí la noticia de la muerte de mi tía Matilde Ramírez. Una enfermera de aquellas que a mi me daban miedo, porque nunca le tembló la mano para realizar una practica médica precisa y necesaria.
Era más bien, ya con los años, severa, pero al mismo tiempo muy contenta. Ella fue la que contó los primeros chistes malcriados en plena sobremesa. Fue ella la que me contó de cómo Pepito siempre se salía con la suya.
No era una madre en el pleno significado de la palabra, por sus horarios nocturnos de vela. Bueno, no soy yo el indicado para decirlo, pero cuando una de sus hijas se fue para el Norte a perseguir ese American-Nigthmare, ella, y solo ella, fue la que se quedó al cuidado de Alejandro, su nieto, que con el tiempo iba a llamarla madre, y ella lo consentiría hasta malcriarlo y llamarle hijo.
Pero cuento todo esto, porque ya no me importó mi cumpleaños número 44, sino que rememoré esa tarde en la que mi pequeña tía me regaló un frasco de vidrio, que debió ser de compota, y me dijo que fuera a su jardín a recolectar cuanto insecto hubiera. Ella sabía lo mucho que me gustaban los animalitos esos, y la secreta profesión de entomólogo que llevaba dentro.
La voy a recordar por su voz recia y su dedicada manera de vivir tan ordenadamente; tanto, que hace un año llegué a su casita en la colonia Bethania y estaba igual, de una forma sobrecogedora y mística, como la había visto a los nueve o diez años. Era una de las hermanas, pese a todo, que más quería mi madre. Eran como dos gotas de agua.
Una de esas gotas ya corre libre por el río.

martes, 30 de junio de 2020

LOS MALOS AMORES






Los malos amores no comen juntos
se echan la comida encima de ellos.
Los malos amores no se quieren ir
tampoco quieren quedarse
su corazón es doble y de ánimo gemelo
y tóxico.
Los malos amores son diabólicos
odian pero no lo saben.
Los malos amores no se quieren ir
ni siquiera alejarse demasiado
quieren seguir vengándose de lo que sea.
Los malos amores pareciera
que se quieren a los lejos
pero nunca se saludan en la calle
cuando van acompañados de la felonía en carne y hueso.
Todos parecieran tolerar que no se quieran bien
pero siempre que anda sola le preguntan por él.
Los malos amores se pegan enfermedades románticas
tan literarias como la Flor de Vietnam.
Son como ese virus que te sofoca
pero te mata lento hasta que su
tormento parezca ternura.
Los malos amores son virulentos
y se ponen zancadillas entre las sabanas
trampas de amor punzocortantes en los labios.
Los malos amores son así de dramáticos
/van en el aire agonizando/
así de histriónicos son buenos actores
cuando son buenos amantes
/alucinan la luna hambrienta de noche/
son siempre así de funestos y escandalosos
peleoneros
que tanto los policías vagan riéndose de ellos
mientras los mete a la cárcel tres veces por semana.
Los malos amores son todos iguales
Idénticos y ridículos cuando imploran
amor verdadero con indulgencias
estos amores son constantes y obstinados
en su mutilación diaria.
Los malos amores son todos iguales
ya lo dije
por eso los amores serios
ya ni se oyen entre la hierba y las espinas.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...