martes, 18 de abril de 2017

Juglares del Centro Histórico






Desde hace seis meses y cuatro días vivo en un terreno anacrónico, a unas cuadras del parque Isabel  la Católica. En la esquina de esa casa, se fabrica la ilusión y la magia, aglomerados por las tardes un buen puño de malabaristas,  se afanan en presentar sus destrezas a media calle a un público itinerante que sobrelleva el viaje detrás de los windshields. 
Se relevan o actúan en parejas y logran reunir algunas monedas, de las tres de la tarde a las seis o siete,  que se va el primer grupo a rentar un cuarto a algún hotel cercano; luego regresan más hilarantes a platicar mientras cenan algo liviano, alternándose entre todos para hacer sus juegos con más gracia.
A veces beben, cuando le va bien y, se ven bastante motivados por los dones de Baco, pero no hasta la ceguera, ya que el ejerció logra mantenerlos alerta, mucho más a los extranjeros que terminan relatando sus viajes y la nostalgia por sus manjares natales. A pesar de todo no les preocupa más que existir.
Los conocí de cerca y son bastante solidarios, algunos pocos desconfiados, pero la mayoría se entretiene todo el tiempo en aprender nuevos trucos. Allí se les ve aprender malabares con pelotas, clavas, cuchillos y machetes, fuego y agua; esferas, Ula-ula, y monociclos. Una tarde conocí a una rubiecita esbelta, que equilibraba una pelota en la cabeza, en la boca otra de futbol, girando, sostenida por una cuchara, subida sobre un monociclo mientras hacía malabares de clavas con las dos manos: precisión orquestada y dominio.
Pero no da tanto dinero ese arte antiguo de fluorescencia, que antes se alternaba en las plazas de los pueblos a donde no llegaban grandes circos. Tienen que juntar monedas para comer, pagar un hotel, el precio del transporte de regreso a donde sea su Ítaca personal. Un milagro los mantiene vivos, un impulso del canto y vocación verdadera, la amistad de los pueblos más sencillos, que viajan a pesar de todos los muros invisibles y concretos.
Ahora que llegan las lluvias se dispersan por allí o por allá junto con las aves. Trataran, algunos pocos, de inventarse el sol o tramar un show acuático. Estos juglares modernos pasan por aquí como en las claroscuras películas de Bergman, viendo visiones de gloria a plena intemperie.

Publicado además en La Hora el 21/4/2017
 http://lahora.gt/los-juglares-del-centro-historico/

lunes, 3 de abril de 2017

Estados de Facebook que jamás publicaré



- Si ves girando el mundo y en momento se detiene. Es redondo aunque no me lo creas, aunque no podas entender que ahora mismo aunque estamos de pie nos tiene de cabeza.

-Mi patria es la poesía, aunque sigo exiliado en el relato en prosa.

- Oí que me dijeron que yo había dicho que alquien oyo que yo dije que alguien inventó que yo había imaginado...

-Podría ser, segun los engranajes secretos de la eternidad, que una noche cualquiera, empiece a soñar un sueño que no sea mío, el sueño de otro que aún no ha nacido.

-El poema no es lo que pienso escribir, siempre detras de las palabras se esconde la sin-razón, el por qué es solo una sombra, no un rostro.

- Aburrimiento

Esperar en la Muerte
se fue la vida.
Algo orbital.
Luz intermitente.
Siempre un cuerpo y una noche.
Horas y horas solo para
llegar al fin sin mi.
Recibirte sin nadie adentro.
Cómo esperé tanto tiempo
para darme cuenta plena
de que nunca llegaste
de que yo siempre me iba.


jueves, 30 de marzo de 2017

Restaurante Chino



Hoy estoy leyendo una Guía de Plantas y Flores, necesito poblar mi mente con imágenes para terminar una historia sobre las montañas. Ayer soñé que era padre de un niño inquieto, que a ratos lo recostaba en mi pecho y se quedaba bien dormido. Pero no soy papá de ninguno, más que de mis propios libros escritos entre el ocio y excelentes párrafos de hombres que ya están cargando tierra y laureles disecados en mármol.
Hoy por la mañana asistí a un plantón de ciertos salubristas que gritaban consignas y ordenaban la destitución de cierta ministra de salud. Me gusto el día soleado y ver aquel campamento de trabajadores hablando de todo, entre carpas y colchones sencillos tirados en las aceras o entre sus tiendas de campaña. 
Escribí esta nota errante como si estuviera escribiendo una carta para meterla en una botella y aventarla a la mar. Recordé, mientras hojeaba el libro, que en la casita de mi abuela materna conocí las fucsias y los geranios, las hormigas domesticadas por los corredores y el patio, las ordenadas estrellas y las nubes. En esos días mi madre insistía en trajearme como mi padre ausente, allí fue donde entendí que la corbata es un accesorio tan misterioso como la horca. Además de esto, siempre por las tardes me da cierta incertidumbre, bebiendo en un restaurante chino, de que alguien se dé cuenta de que en realidad no soy un escritor; pero lo olvido, o lo resisto tranquilamente, cuando visito el Facebook y me doy cuenta de la cantidad de muchachos que publican el mismo miedo.
Tal vez hoy sueñe, que soy un fantasma alado hecho de concreto, parado heroicamente sobre una tumba.   

martes, 21 de marzo de 2017

LO VISIBLE




 La demencia es la primera evidencia
de este mal.

El segundo, un síndrome de la escritura.
Cristo solo escribió una vez y fue en la
arena de un desierto.
Tal vez el nombre de Sobeida, Soledad o Sonia,
aquellas eran solo piedras que caían sobre otras piedras.

Esas caras serias de eruditos
a misma distancia emocional de las
carcajadas cínicas
con todo y la sensación de un crimen.

Las manos manchadas de tinta roja.
El corazón latiendo
como si una mano malabarista
lo sacara de su eje.

Hemos vencido desde ya
has peligrado entre lo visible.
Invisible la voz y el mundo fue hecho.
Si Dios fuera ciego habría inventado mis rugidos.
Invisible el reloj y el tiempo y la mano que lo suspende.
Invisible la luz y la sombra visible
la fe
el cielo y el infierno
invisible tú y tus mandamientos de jade imaginario.
Invisible el perdón y el abrazo
la gloria
la lucidez y la justicia.

El color de los ojos de la realidad
que por mucho que sea evidente no se ven.

martes, 14 de marzo de 2017

Diálogo cóncavo y convexo.




Diálogo cóncavo
y convexo.

- Soñé que te ibas con otra -dijo ella, mientras se hacía una cola enfrente del espejo.
-Qué curioso, recuerdo que eso mismo me dijo mi exnovia, un día antes de conocerte Darling- respondió, viendola desde su espejo.
-¡Bromista!
-La verdad, yo también soñé que me dejabas por otro -dijo él, con espuma de afeitar en todo el rostro-. Pero no te lo dije antes porque me pareció un argumento de algún cuento de Borges. Pensándolo bien, lo interesante sería que los soñadores fueran los reales.
- ¡Mucha tele! -rio ella, ya pintándose los labios de un rojo estridente.
-Sí, pero eso solo se sobreentendería al final -apuntó él, frente al espejo, cortando con rapidez la última línea de espuma de la barbilla.
-Ya solo falta escribirla y que el lector sea el soñado -terció ella con una gran sonrisa viéndolo de reojo desde su espejo.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...