martes, 12 de marzo de 2013

VIDAS DE PERROS




            Acá, cerca de la editorial hay un perro blanco, sobreviviente.
            Su pata izquierda, la de adelante, es un muñón que le impide caminar, sin embargo nunca se da por vencido. Tiene tanto carácter que nunca baja la guardia.
            Entró, un medio día como un soldado que llega de la guerra y se hechó frente a nosotros. El dueño del comedor me contó su historia.
-         A la vuelta, hay bulldog. Una vez se pelearon. Éste iba ganando, pero el bulldog le mordió la pata y no lo soltó hasta que llegó el dueño. La pata ya estaba rota cuando lo logró separar.

El perro tenía muchas marcas, cicatrices y una mirada de paz. El del comedor siguió contando.
-         Nosotros le damos algo de comer cada vez que podemos. Pero siempre fue de la calle y aunque usted lo ve con tres patas, todavía pelea.
-         Se nota –le respondo –.
-         Acá se mantiene la mayor parte de tiempo, le decimos Trípode.
-         Me recuerda una historia –le cuento – de un perro callejero en una ONG de Antigua Guatemala, que terminó en Holanda, porque una joven extranjera se lo llevó. Las maestras peleaban diciendo que en lugar del perro se hubieran llevado a una de ellas.
-         ¿Las maestras eran bonitas?
-         No tanto, pero muy trabajadoras.
-         Ha entonces… mejor no digo.
-         Dígalo.
-         Yo me llevo pero a la más bonita, pregunteles que si quieren ir a dar una su vuelta al puerto.
-         No creo que quieran ir al puerto.

El perro se levantó y dando pequeños saltitos llegó a la puerta y volteo a ver con hastío.
-         Es un perro valiente –dije.
-         Todos esos perros de la calle tienen unas historias interesantes.
-         Hay gente admirable también –traté de corregir.
-         Pero no como los perros, ellos ni saben quejarse.

El perro se terminó de ir.

miércoles, 6 de marzo de 2013

PERSONAS/ Carlos Fuentes.



El último libro de Carlos Fuentes lleva, como esos barcos fantasmas, algunos personajes que vivieron muy de cerca del autor de Cambio de piel. Algunos tan buenos en su oficio como William Stiron o Julio Cortazar, otros tan sobresalientes en la política y otros tan sorprendentes como Lillian Hellman o Luis Buñuel. Pero me sorprende que no haya dedicado un capítulo a García Marquéz, quién fue uno de los inseparables desde su llegada a México. Esa ausencia entre los personajes que va relatando con un gusto entrañable Carlos Fuentes, me parece un olvido letal.

Sucede a menudo que los halagos terminan siendo, si son con gracia y justicia histórica, pistas para revelar caracteres, manías, gustos. Ciertos cómplices de alguna forma de actuar específica y común. En el caso particular de este exiliado de la muerte, adoraba con todo su corazón la entrega total a las causas de la armonía internacional y la imaginación. Carlos fuentes empieza hablando en su libro póstumo de Jean Daniel, un francés parecido a los personajes de Graham Green o Eric Ambler. No es casual, es estrictamente premeditado hablar primero de esa gente que el llamaba “la más inteligente del mundo”. Es premeditado además, que en algunos capítulos del libro se cruce un suceso: la toma de posesión de François Mitterrand. Sin embargo habla con justicia de los buenos norteamericanos y de esa Norteamérica original que dio a luz a grandes artistas.

Hay un excelente retrato, por ejemplo de André Malraux. De Pablo Neruda casi un ensayo profundo sobre el por qué de su fama mundial. A mi no me importan tanto los quehaceres de los políticos pero bajo la prosa vagabunda y erudita, parecen seres de una novela donde cada uno sabe su carga elemental de movimientos en ese tablero que se extiende desde el Zócalo de la ciudad de México (ó desde cualquier parte del mundo). Carlos Fuentes creía en su labor embajadora y habla de Bill Clinton como uno de los más inteligentes presidentes de américa y, de Lázaro Cardenas a profundidad.

Pero hay algo en el libro que me llama la atención por su labor promocional y más que ello, por su interés, hasta el final, por las mujeres listas y bellas. Claro que en este caso, desde una perspectiva intelectual, pero no sin cargar cada frase de sensual entrega a sus encantos. Los títulos son Tres mujeres desconocidas: Edith Stein, Anna Ajmátova y Simone Weil. Y Dos mujeres por conocer: Susan Sontag y María Zambrano

Personas, ese es el nombre del libro. Me parece todavía curioso que comience con un periodista y terminé con un político. Ambos hombres de acción y no de un poeta, quizás otro olvido voluntario: Octavio Paz con quien también conversaron alguna vez.

Lester Oliveros Ramírez.

jueves, 21 de febrero de 2013

DONDE CAE LA NOCHE/ EL TREBOL





Continúa mi educación sentimental, Mi educación urbana, Vivo cerca del Trébol, Hoy por la mañana salí a dar un largo paseo, Lo observo todo con detenimiento, Gente que se amontona en las puertas de los buses, son demasiados, son una horda de obreros ansiosos por llegar muy temprano, por ser  los primeros, por dejar atrás a todos. Es irónico, todo eso por un sueldo miserable, en el mejor de los casos para créditos impagables, es sarcástico, todo eso por un trato de perros, en el mejor de los casos mucho dinero devaluado, Veo buses y buses pasar, veo gente corriendo, veo gente en sus puestos de comida sucia de humo y cielo percudido, veo indigentes perdidos, ya sin voluntad, volátiles seres que se desintegran en la madrugada o al llegar la noche, Veo a un hombre que no parece joven, ni viejo, No parece joven porque se ve que tiene algunos años más allá de los cuarenta y, no parece viejo porque se sigue vistiendo como joven. Chumpa azul, gorra roja con una insignia de los Yankees, y una bufanda de lana, Hablo con el, le digo una broma sobre esa nueva forma de subir pasajeros a esos buses cargadísimos de pasajeros hacía Ciudad Real, Me pregunta que qué onda, Le digo la verdad, que soy escritor, Entonces, inmediatamente me cuenta su vida, Me dice que por la gracia de Dios ya no toma, ni fuma, Se disculpa conmigo, Llevo un cigarro a la mitad, Mira al cielo y prosigue, dice que desde hace dos años y medio es feliz, Pasó trece años de su vida fumando Crack, una mezcla de cocaína y bicarbonato, Me enseña sin pudor un balazo en su brazo derecho, Veo las cicatrices de lado a lado, un corte de cuchillo en sus muñecas, Me quise quitar la vida, me dice, Antes tomaba mucho y cuando le quería dar un beso a mi mujer, ella me rechazaba,  yo hasta hedía, Yo pensaba que andaba con otro y se lo reclamaba a golpes, Ahora no, ahora salgo dándole un beso en la frente, mi amor, mama, ya regreso, me da la bendición y me siento muy bien, ya paso el infierno, me dice.

El Trébol es un lugar violento, sin embargo, historias como estas son como esas flores muy bellas que nacen en los barrancos, aferradas con pequeños hilos raíces a la piedra, y sobreviven.

-         Cuál es su receta para la pasta que le pone al pan con pollo.
-         Mayonesa, chile pimiento, pollo desmenuzado y apio fresco –responde la señora.

Se quedan en silencio. Un largo silencio que a las seis y media de la mañana no es silencio completo. Buses urbanos se adelantan en contra de la vía y mucha gente corre, como ya he dicho.
-         Por acá de mañana es tranquilo, pero de noche ni se acerque.
-         Por acá de mañana es tranquilo –repite la mujer –Ha habido mucha violencia. Eso no se acaba.
-         No se acaba –repite el cliente –y lo peor es que ya nos dimos por vencidos.

Un bus rojo, mancha de sangre.

viernes, 15 de febrero de 2013

MIAU!




Los gatos tienen un carácter bastante particular. Imagínese usted, a veces no se les puede poner nombre.
El carácter del gato es fácil por eso es complicado: se lamen todo el día, se hacen los importantes, y andan por todos lados buscando lo que jamás se les perdió. En francés se les dice Chat, que interesante que parezca una invitación a la escritura. Todos, y voy a cometer una libertaria exageración, todos los escritores han tenido un gato en algún momento de su breve vida.
Yo tuve uno. A los ocho años una mujer entró a una cantina donde mi padre se tomaba una cerveza y se lo regaló por nada. Lo llevaba en una jaula como si fuera un canario. Era amarillo oro y sus ojos de un verde menta se fueron conmigo al sueño del final de mi infancia. Fui feliz tratando de enseñarle trucos de circo. Me imaginé que en el mañana, pronto sería un tigre de bengala. Era yo tan crédulo que leí que si uno puede mantener la vista fija en los ojos de un gato podría hipnotizar a la gente.
Al final entendí por que la señora llevaba al gato en una jaula. El muy cabrón se fue volando. Luego conocí a una gatita blanca que me vio desde un sueño y se materializo al otro día. Puede ser que el hipnotizado sea yo, pero creo que las puertas se abren con colitas blancas y desde las nubes caen rebotando los hijos e hijas de una nueva estirpe de felinos alados.


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Hoy en la casa de Hemingway hay más de 60 gatos, en casa de Luis de Lion hay seis. Juan Pablo Dardón le hizo un poema largo a su gata Sam. 

jueves, 7 de febrero de 2013

APROXIMACIONES A LUNAS SUCIAS de Eduardo Villalobos/

Uno puede leer un poema y encontrarse encerrado en un sueño, en una pesadilla, o como en el caso de Eduardo Villalobos, en una visión que avanza a cada línea, es un poema largo, facetado en cada página publicada en el año 2005 con una portada en la que aparece una pintura de Remedios Varo.
Los poemas, como me ha dicho más de un conocedor, son a veces bastante personales y pueden llegar a ser, por vivencias o una taxonomía espiritual, materiales herméticos, indescifrables. Sin embargo, los poemas de Lunas Sucias, son poemas que se explican matemáticamente en el transcurso de una infancia, de una adolescencia y en otras palabras, en una búsqueda de algún tiempo perdido en las mil esquinas que dio el mundo entre los años noventas y principios del dos mil. 


En este caos ordenado, se vislumbra una tarea poética, una carpintería laboriosa y un entramado arquitectónico que atenta al refinamiento mote juste:

“He conocido ingenuidades pacientes labios de espuma
que esquivan desiertos
sobre su terquedad acumulada las nubes cantan
paraísos…”


Hay una mística extraña. Siempre he pensado que la única forma de hablar de poesía es haciéndola, no hay otra forma, eso creo; lo demás es academia, resequedad espiritual para conceptualizar algo tan movedizo. Aproximaciones, lentos pasos sobre la luz y el contenido, la experiencia ordena y descubre. Si no has vivido, no vas a descubrir. El caso es que todos hemos pasado la infancia entre espasmos, se piensa en vivir eternamente, la certeza de la muerte, a menos que seas enfermizo o tengas un accidente que te recuerde lo mortal que somos. Pero estos poemas atentan a un viaje intemporal que se interna en el lenguaje y postula una voz vital:

“…pero cómo escanciar sus manos sin que sus días estallen
cómo entregarles puertos para que los alcen como espadas
con qué oscura estrategia contarles que la vida es una completa
punzante
y hermosa
despedida…”


Muchos se identificaran con la búsqueda, con esta exploración del tiempo recobrado.

“…y nada pudieron mis amigos
y mi pandilla de pequeños hunos
con sus caballitos de acero y su ansiedad temprana de ser héroes del viento
nada pudieron cuando asaltaron mi puerta
aquel verano de nuestros nueve años
y me dijeron vení cabrón
vamos a saltar banquetas
hicimos una rampa para llegar más lejos…”

( Ñ )





Parto el pan con tus manos
no puedo ver el final del hambre.

lunes, 4 de febrero de 2013

CURITAS



*Curitas/


I am flying on a star into a meteor tonight
I am flying on a star, star, star...


Sabes solo lo posible
-lo imposible lo logramos crear
sin manos.-

Hermanos
el sol no solo
 abunda en nuestros ojos,
sino en la sangre que fluye entre nosotros.

Podremos persistir aún contra
golpes y lograr un poco de la luna
de un estrella rota en triángulos
y luces.
-
Fotodiseño, Carolina Niño.
-

jueves, 31 de enero de 2013

HISTORIA EN UN CHAT

Osak, el rey felino, había soñado una noche con una hembra humana. Hoy la tenía ante sus ojos y tenía mucha hambre para adorarla por menos de 20 minutos. Se relamió y la fue a saludar sin hacer el menor ruido.

miércoles, 23 de enero de 2013

DICCIONARIO ESOTÉRICO/ Maurice Echeverría




Muy pocas personas han leído el Diccionario. Ésa es la verdad de ese libro. Yo creo que se convertirá con el tiempo en una especie de rareza marginal en la literatura nacional; no un libro parteaguas, sino muy sencillamente una especie de curiosidad para paladares extraños, y está bien que así sea. Por demás, me agrada saber que muchos de sus pocos lectores son lectores inteligentes.
Maurice Echeverría, a través de Facebook.

Una de las novelas más desproporcionadas, ambiciosas y, curiosamente, mal comentada que he leído, es la novela Diccionario Esotérico de Maurice Echeverría Melville. Me remite a una entrevista que le hicieran hace mucho tiempo a Julio Cortazar, en la que con todo y su natal timidez, cuenta que a los nueve años escribió una novela en la que todos mueren. Eso me ha recordado la trama de la novela de Maurice, en la que efectivamente todos los personajes van muriendo como si se tratara de una película de bajo presupuesto, en la que hay que matar a los actores inmediatamente para bajar los costos.

Fuera de ese comentario, que es más una broma, debo decir que me emocioné mucho con esa patada, que es el comienzo de una novela que atenta por primera vez a un grito universal. Humildemente, debo decir que en un momento pensé, esta novela no es de un guatemalteco, o es de un guatemalteco cosmopolita, o es de un extranjero que ha vivido mucho tiempo en Guatemala, y así, llegue a sentir envidia y a comentar que ojala la novela no me decepcionara en adelante pues el comienzo realmente valía un final parecido.

La novela es alucinante y alucinatoria. Concreta cada detalle. Veo que el personaje, Daniel, es un megalómano preciso, frió y sin embargo espiritual, como si Maurice estuviera creando un súper-latino, en la misma sintonía que Nietzche fundo a su Superhombre. De alguna forma, el tema principal, el adoctrinamiento principal, no es un odio implícito contra la religión, sino una protesta contra la moral. Y en este sentido logra unos vuelos hermosos el libro, porque, además de estar escrita con una prosa un tanto reiterante (que en un sentido, también es el tono del personaje), es bastante honesta en cuanto a no utilizar imágenes de relleno, parece ser una novela muy bien corregida.

Me gusto mucho encontrar ciertas analogías con La guerra del fin del mundo de Vargas Llosa, el Señor de las moscas de William Holding, y de forma concreta el mundo de Kafka en esas escenas en las que aparece una gigante oruga que termina por brotarle una vagina. También, el tono depresivo lo observé parecido a  Amok o el loco de Malasia, de Stefan Zweig, esos largos monólogos que rociados por tecnicismos paganos elaborados, nombres de libros de ocultismo, que derivan en una atmósfera oscura. El libro realmente tiene una carga oscura, quiero decir que en el fondo, es un manual para iniciados. Yo lo asimilé inmediatamente por haber jugado a la alquimia en alguna infancia remota en la que creí realmente que podría doblar una cuchara con una sinapsis explosiva. Creí que podría levitar, caminar sobre el agua, hacer que los demás hicieran lo que yo decía como en el libro Demian de Herman Hesse, ser un Sinclair poderosísimo que de alguna forma se escondiera de la opresión a fuerza de magia.

En el fondo, todo esto, me resultó una gran invención de la imaginación. No existe la magia más que en las palabras. En el lenguaje. 

Todo el ritual evangélico, del que yo también provengo, y del que solo agradezco el gusto por la buena literatura, la excelente corrección de Cipriano Valera y Casiodoro de Reina de la Biblia, y luego queda, solo un gran largo corredor de dogmas y supersticiones.
El libro de Maurice es emocionante; razón, técnica y malabares mentales de un tal Daniel/Maurice, culminan en un cuadro abstracto que denuncia, finalmente, la maldad de todos. 


Diccionario Esotérico
Maurice Echeverría Melville
Año 2006
Grupo Editorial Norma
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Datos curiosos: 
Eduardo juarez, la lee cada año. Lo terminé de leer hoy, día en que hay un juicio historico contra Rios Montt. Claudia Armas, cuenta que la foto de contraportada fue tomada en un apto de la zona 9, con una cámara Cannon (todavía de film), específicamente para el libro.

 Guate-mala 23 de Enero del año 2012

BREVE ESTUDIO SOBRE EL FUEGO DE UNA VELA A LAS DIEZ Y MEDIA DE LA NOCHE LEYENDO EL DICCIONARIO ESOTERICO DE MAURICE ECHEVERRIA: 
el fuego también late/ 
el fuego hace eso porque respira/ 
respira azul/ duerme mientras expira/ 
sueña mientras quema y se quema a si mismo/ 
ilumina en silencios porque su llama es armonía y pentagrama/ 
 su flama es arquitectura de pez y torso/
 siempre bailando entre corales oscuros.

martes, 8 de enero de 2013

AFUERA/ JAVIER PAYERAS

El único mundo que conocí fue el de los libros...
Afuera, Javier Payeras.
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Afuera tu no existes sólo adentro...
Caifanes, Afuera.

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De nuevo atando la poesía con la narrativa, va emergiendo de las sombras una manita, pequeña, que lleva un lápiz, que lleva un impulso poderoso y solitario. Son como crayones, algo del color de esas tardes en soledad inmensa y profunda donde la intensidad de ser uno contra todo, ante otros de más edad y carisma, se acumula entonces en la hoja un hilo de tinta negra como sangre oxidada, como delimitando un ente, un cuerpo.
Afuera de Javier Payeras, me retorna a mi mismo. No es la primera vez. Soledad Brother también me parecía estar escrito en claves que fácilmente deducía. Y es extraño cuando uno se desdobla, cuando la escritura no es solamente espejo abierto, sino ventana prismática. Estoy seguro, o casi, que este libro breve, al que tan solo me bastaron tres horas entre el almuerzo y retorno al trabajo, se perfila como una metáfora de los otros que somos todos: un padre que se va, una madre que resiste, un niño que no tolera en lo más mínimo su papel de victima.
Hoy recibí de Magna Terra, varios libros para venderlos en bares culturales de la ciudad, Xela y Panajachel, y entre ese equipaje, llegó un libro que buscaba por algunas librerías y me parecía, como otros me han parecido, casi para un tiempo que todavía no me llegaba. Leí el libro en estas circunstancias: afuera, con diez quetzales en la bolsa, luego de dos cigarrillos, feliz de tanta nostalgia metida en 44 páginas escritas en el año 2005; imagino, desde un escritorio en casa, bajo todo el silencio de la madrugada, cigarro tras café y más trabajos alimenticios.
La mano sobresale ahora con un ademán de partida, el rostro del niño se desdobla desde adentro.
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Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...