Algunas palabras me han construido por dentro: remolino de viento te he dicho a veces que el agua es mansa cuando mi cuerpo posee.
Guatemala 25 de abril/2:00pm.
Los patos aplastados
En la parte trasera de la oscura tienda china
en la jaula de madera de los patos
con polvo de paja por el suelo, arroz
donde se apoyan los sacos de arroz,
más allá de la caja de los pollos
Todos los patos mueren
Lo mismo que los pollos-anguilas
—cuellos de pollos doblados
sobre barriles y cortan rebanadas de Samsara
el mundo del sufrimiento eterno con hojas
de plata tan finas como el hielo de Pekín
Tan gruesa & penetrable como la Muralla China
la oscuridad de arroz de esa tienda, judías,
té, cajas de pescado seco, soja,
algas secas, monedas de a ocho,
todo el globo por el suelo
Y las luces de la sonora Washington St.
Tilín, mortecinas, pipas de opio y gongs de guerra,
Tong, el arroz y el juego de naipes-y
Tibet el tibet el tin tin tin tin
la comida china se hace en la cocina
Jazz
Los patos aplastados en la oscuridad, miedo blanco,
mis ojos que reflejan esa licuefacción
¿y es que no entiendo el miedo de Buda?
¿el miedo del que despierta? Así que os prevengo
acerca de la medianoche de la medianoche
Y cuéntales a todos los niños el hermoso
relato mágico, locura múltiple, maya.
árboles mágicos y tristezas de
la niña, y la más pequeña de todos los
hermanos en el pesebre hecho de tiza
(azul en la luna)
Para los patos.
Jack KerouacJugar a cazar o ser cazado solo es cuestión de experiencia. El animal del hombre se alimenta de sueños hedonistas, el viento solo puede morir en cautiverio. Las mariposas saben muy bien parecer hojas secas y a los niños y niñas les es dada la imaginación gratuitamente. Puede pasar lo que sea antes que todos se marchen. Pero la aventura de vivir con alguien es solo para suicidas. Para compartir el pan se necesita hambre del otro. Podríamos dejar que nos quitaran todo por ese precioso latir loco de dos corazones, que no saben nada de la vida. Luego empiezas a verla como acorralada en sus ideas. Le botas todas sus defensas con una mirada inaudita y ella empieza a sospechar y a buscar por donde salirse de la jaula. Uno y otro se tiende trampas hasta que se miran locamente perdidos el uno del otro. El desamparo es la carnada. Solo los maravillosos primeros días mantienen latiendo el fuego casi a punto de morir de un soplido. Los ojos se esquivan y se empiezan a torcer los rostros en muecas cada vez mas parecidas a la locura. Pero ya convertidos en animales, los dos romperán otros vínculos hasta engañarse mutuamente riendo. Luego ella vendrá una mañana con una presa nueva. Tu como buen animal hambriento y asqueado la dejaras devorar un poco su alimento. Luego harán las paces como si se hubieran muerto.
Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...