sábado, 21 de agosto de 2010

ENTREVISTA A EDUARDO JUÁREZ EN EL RUBI-




“Guayo tiene la conciencia negra igual que yo
y por eso somos así tan dark,
por llamarle de alguna manera…”
Edgar Andaverde, artista plástico.

Me viene a la memoria –ahora mismo –la imagen clara del hombre que un noticiero filmó antes de soltarse de algún puente. Me llegan en ráfagas los titulares más crueles de los periódicos y las imágenes que miraba de niño desde la calle hacia el barranco de La Limonada en la zona 5. Todo esto es cada cuento de Eduardo Juárez, a quien conocí un sábado por la tarde en las Cien Puertas, vendiendo su mejor libro por cinco quetzales. Luego logramos platicar para esta entrevista. Cuando le pregunté por qué empezó a escribir, no dudó en responderme “por una mujer que me dejó”. Es casi inevitable que una mujer no ronde siempre la cabeza de un artista. Eduardo Juárez es un fotógrafo de paisajes sucios. Sus personajes son brutales victimas, santos o demonios proscritos que no les queda de otra. Los cuentos tiran a novelas, pero se quedan en un final original aunque siempre punzante. Los personajes trascienden por ser marionetas al servicio de una filosofía de desastre. Y todo esto, por una mujer que se transformó con el tiempo, como un ser de acá y del otro mundo: en la ciudad de Guatemala, en la mujer geométrica, sórdida, enamorada y prostituta que es en esencia lo que escribe Juárez.
Estamos sentados en un restaurante chino que se llama El Rubí. Eduardo, se da cita desde hace mucho tiempo. Es su oficina, como el dice. A la par suya esta su amigo de aventura: Wilson Espinosa (un muchacho sencillo y que trabaja en los camiones amarillos del basurero central). Es alcohólico y se abstiene de beber; lo he encontrado comiendo una hamburguesa y opina sobre personajes que Eduardo conoce. Eduardo bebe un vaso de cerveza colmado, de donde advierto subir en caravana muchísimas burbujas, que juntas se vuelven espuma. El Rubí es un restaurante chino de esos que han colonizado el centro. Vende cerveza a buen precio y además, según un buen amigo, los mejores camarones con semilla de marañon de la zona. A Eduardo eso no le interesa mucho. Me habla, antes de la entrevista, de lo bien que se siente en el lugar, porque muchos de sus amigos –que son innumerables personajes –pasan frente al local y puede saludarlos y platicar un momento con cada uno. Empiezo preguntándole por qué empezó a escribir:

Eduardo Juárez: Empecé a escribir –me dice sonriente –porque me dejó una mujer. ¡Esa mujer, ahora mismo…, no sabe a quién dejó!
Me recuerda la escena de los buenos bebedores de Velásquez. Su pelo es negro intenso y tiene unos ojos grises, claros y reflexivos que contrastan con las abundantes cejas oscuras. Tiene una estatura promedio y camina también como Max Araujo, con su abdomen de pastor protestante.
Léster Oliveros: ¿Qué libro te ha afectado más en la vida?
E.J: Empecé a leer en California, en una época que me dio hepatitis. Jorge, mi hermano, iba a poner una venta de libros usados y tenia almacenados más de 5,000 libros en la casa, entré los que encontré a Doestoievsky. Otra cosa que influyo tanto como los libros fue que al regresar a Guatemala, nos juntábamos muchos en el Ton San, un restaurante chino donde conocí a varios que me recomendaron muy buenos libros. Entre los que llegaban estaban los pintores Alejandro Urrutia, Mundo Robles, Juan Francisco Yoc, Luis Robles, Julio Lohengrin, Jorge Felix, Francisco Auyon, un par de economistas, abogados, ingenieros y otros cuantos locos. Las platicas eran muy buenas.
L.O: ¿Cómo concebís una Guatemala imaginaria?
E.J: Una donde el chiclero publiqué libros, las prostitutas en lugar de estar en la línea gobiernen el congreso, los poetas y los bolos estén en el Corte Suprema de Justicia. Guatemala es un infierno lujoso, donde el presidente podría ser Seleno el personaje de Retrato de Borracho con País. Así seria más honesta una patria, porque hasta ahora ha sido eso, pero maquillado.
L.O: ¿Quiénes fueron tus primeras influencias?
E.J: Como te dije, Doestoievsky. Luego Bukowsky, Chuck Palahniuk. La literatura irlandesa: Samuel Beckett. Además de: Greg Bottoms, Bill Drummon, Mark Manning, Irving Welsh, Mark Spitz.
L.O: ¿Sabías que en la entrevista que te hizo Ronald Flores escribió Check en lugar de Chuck?
E.J: No, no me fije en eso.
L.O: ¿Literatura francesa has leído?
E.J: Muy poco. Camus: El Extranjero.
L.O: ¿Lees más en ingles o en español?
E.J: Leo mucho en ingles, pero también en español.
L.O: ¿Cuál ha sido tu primera borrachera?
E.J: Mi primera borrachera en realidad fue en una galería a la que fui con mi hermano y llegué todo chara porque estaba lloviendo y me había caído. Pero recuerdo una memorable… que fue un viernes. Me habían regalado una bolsa para mi computadora; borracho, buscando un hotel, dos ladrones quisieron robármela porque pensaron que llevaba algo de valor. Uno de ellos me dio una patada en los huevos. Sólo así la solté y, en el forcejeo por la bolsa, el maldito me rompió la manga de la camisa. Aún así seguí chupando, hasta que me quedé descansando un rato sobre la grama de la municipalidad. El sol me quemó un brazo y después allí andaba yo con un brazo negro y el otro blanco.
L.O: ¿Eduardo para vos qué es el lumpen?
E.J: La clase más baja, obrera, que está a penas sobreviviendo. Algunos tienen trabajos informales, y otros tienen que ir a trabajar a maquilas, y a otros les pela y chupan, dejan de trabajar un par de días y ya están en la calle.
L.O: ¿Qué es algo realmente mierda de la sociedad?
E.J: Los mensajes dobles, como el Gobierno que dice que tratan de resolver los problemas y nada; solo siguen hueviando y, la clase que tiene pisto es otro mundo, un mundo dividido.
L.O: ¿Alguna vez una puta te ha parecido una virgen?
E.J: No, yo por masoquista siempre me he metido con las putas mas feas que he podido encontrar, unas me agradan, otras no me han caído bien.
L.O: ¿Cuántos nombres de putas recordas?
E.J: Ya hace mucho tiempo de eso. Pero recuerdo unos nombres porque me parecieron buenos nombres de batalla: Yamilett y Scarlet.
L.O: ¿Te hace gracia ver pornografía?
E.J: Talvez cuando andaba jalado, la lujuria se aumentaba por un rato, luego me aburría… por lo irreal y sombrío. Pero a veces si me sacaba de onda y acababa preguntándome ¿qué onda?
L.O: ¿Cuál es la mujer de tu obra que podría ser la mujer ideal?
E.J: No hay ninguna mujer IDEAL en mi obra… talvez la tortillera que viene en este libro Expocisión de Atrocidades, pero no esta elaborado el personaje, es una tortillera evangélica.
L.O: ¿Cuándo publicas tu próximo libro?
E.J: El jueves 26 de Agosto en el Palacio Nacional de la Cultura. Van a musicalizar un fragmento con un montaje escénico y una exposición de pintura con gente como Alejandro Urrutia, Ixquiac Xicará, Andaverde, El gato Porras, Manolo Gallardo, Marvin Olivares, Cesar Pineda. Además van a comentar la obra mi hermano, Juan Juárez, Sergio Valdez Pedroni y Javier Payeras.
L.O: ¿Cuándo empezaste a escribir esta novela?
E.J: Fíjate que fue en el 2004; me acuerdo que Andaverde preparaba también sus primeros bosquejos. Escribí, según yo, tres cuentos. Escribí el primer capítulo de Retrato de Borracho con País, el primer capítulo de Exposición de atrocidades, y el otro cuento ahora mismo no recuerdo bien. Pero en aquel entonces no lo sabia, hasta que empecé a desarrollarlo luego de escribir el Retrato de Borracho con País.
Le digo a Eduardo que me impresiona el montaje de la presentación y me dice que su nuevo libro termina en una exposición en el Palacio Nacional. Esto une la ficción y la realidad como un performance insólito donde el escritor podrá alucinar con otras variaciones del final.

Nota final:
Eduardo Juárez, antes de presentar su libro, paso 16 meses bebiendo. Me cuenta que estaba hastiando. Empezó a jugar con la idea de matarse tomando porque pensaba que su obra no hacía eco en ningún medio, que todo seguía igual, que a lo mejor no valía la pena nada de lo que había escrito. Bromea diciéndome que hubo una etapa en la que les decía a todos “soy un escritor con estoque para que nadie me chingue”. Ahora que lo termino de entrevistar estamos en una cantina vacía y limpia de la colonia la Reformita. Eduardo, más claro y en paz consigo mismo, se termina una Pepsi contándome que su visión ahora se ha transformado.
Caminamos por las calles humildes de un solo piso con puertas de madera, con historias urgentes todas, hablando de la proverbial Carmen Matute y su voz dulce, los cuentos absurdos hasta la nausea de Chuck Palahniuk y al fondo vemos un sujeto tratando de caminar dos pasos sin caerse al suelo.



Guatemala Agosto 2010
Lester Oliveros Ramírez
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lunes, 16 de agosto de 2010

FALSA MUERTE


El hombre se acercó hasta nosotros y nos preguntó si nos podía servir en algo.
- Ando buscando a una persona –dijo ella. Caminaba sobre la grama de un extenso camposanto.
El hombre era un vendedor. Le pidió los nombres y apellidos del difunto. Caminó unos pasos y luego giró haciendo una señal con su mano derecha. Vimos la lápida. El vendedor de traje azul nos extendió inmediatamente, luego de algunas preguntas de rigor, un plan de servicios funerarios. Lo vi irse caminando, sorteando los restos enterrados directamente en la tierra, adornados con flores de plástico que limitaban perfectamente el rectángulo de su propiedad. Había diferentes decoraciones que parecían hechas por niños ayudados por gente mayor. En conjunto el camposanto era una exhibición de manualidades y, sólo se percibía la vida a lo largo del cementerio por los restos coloridos de una infinidad de materiales. Me acosté en la grama recién cortada. Ella limpiaba con agua las lápidas. Me miró. Cortó con destreza los tallos de las flores y decoró el sitio. Yo miraba al cielo blanco de nubes ásperas tendido sin pensar nada. Pensaba en el fondo en algo absoluto para concebir la muerte. Me sentí de pronto en el lugar de mi entierro, pero fue momentáneo. Ahora estaba lúcido, con algunos años extra, oliendo a Shampoo y sintiendo todo todavía con la maravilla del descubrimiento. La muerte era falsa entonces. Estaba más vivo que nunca. Entonces me dijo:
- Estas flores son muy caras.
- Habría que ir a comprarlas al Cementerio General.
- Es caro morirse.
Al salir del cementerio vimos un letrero que decía:


PROHIBIDO APRENDER A MANEJAR AQUÍ


Es muy raro. A la par del cementerio había un parque de diversiones grandísimo y los gritos y risas, los ruidos más ardientes de la felicidad eran la música que adornaba las flores recien compradas
.

martes, 10 de agosto de 2010

OBSERVACIONES SOBRE -USSA-LIBRO DE BENJAMIN ELIEZER


USSA, Benjamín Eliezer.


En ningún momento pensaré en escribir una nota crítica profesional. Eso, imagino yo, ya lo harán a su debido tiempo profesionales del idioma y expertos en la poesía mexicana de la primera década del nuevo siglo. Esto es más bien un listado sin numerar de observaciones generales.

-El libro de Benjamín vuelve el rojo y el azul de color negro.
-53 Estrellas sin una sola constelación.
-El coloso sin alas, con venas negras y casas blancas, cae en un estruendo que llega hasta el DF.
-El águila que anuncia el libro esta bastante desplumada, sin embargo grita nombres desde sus pantallas neón y vallas de carretera.
-El nuevo American Nightmare en un poco más de 64 páginas en una bella construcción personalizada.
-Dolly Parton, desgarrador concierto sinfónico, maternal y urgente, con el rostro más bello del marketing solar.
-Dibujos a tinta donde los rostros Históricos se transforman en poemas con gran resolución de imagen.
-Básico clamor del poema en el poema dentro del poema (Walt Witman mimetizado).
-Imposible voz que narra y cae en la trampa del poema (resuena Bukowsky ebrio).
-Lucidez que abarca y condena liberando voces donde se rompen los bordes de la bandera y se vuelve a zurcir el corte con el águila que muerde a la serpiente.


Guatemala 8 de Agosto 2010
Fotografía del autor del libro USSA

lunes, 9 de agosto de 2010

DOMINGO EN LA BIBLIOTECA


La literatura es fuego.
M.V.LL.

No me considero un ratón de biblioteca porque también disfruto la fiesta. La literatura sans poésie me aburre. Desde que tenía ocho años la poesía me marcó con un fuego que aún no se ni donde se origina. Mis libros favoritos son esos que hablan de maravillas. Me gusta la magia. Me gusta llegar a una biblioteca y perderme, porque sólo en esos laberintos de papel me he visto reencontrarme. Pero no quiero quedarme. Me gusta tanto la vida más allá de las letras. Sin embargo, puedo pasarme horas leyendo. Lo comprobé ayer. No sabía que la biblioteca abre sus puertas los domingos todo el día. Lo más interesante, a parte de la selección de lecturas que hice, fue el clima. En Guatemala el clima es uno de los eventos más comentados en el mundo. Del verano podemos pasar al más terrible invierno. La primavera es breve pero eterna. Siempre hay flores, siempre hay sol y siempre hay lluvia. Ayer llovió todo el día. Pero desde la ventana del edificio de la biblioteca todo se transformó. Se volvió un espacio íntimo de introspección. Hablaba con el otro Lester de la lluvia y de lo fascinante que era imaginar otros días lluviosos en otros momentos. La sala de pronto se volvió como mi habitación. Encendí un cigarro y pude ver a Ernesto Sábato y a Cabrera Infante llevar sus sillitas y ver conmigo la lluvia de un día de Agosto. Sábato es admirable. Fue en busca de un libro suyo que tituló: Apologías y Rechazos. Hablamos de Leonardo de Vinci. Quedé fascinado.
Cabrera Infante con esa su manía por el cine nos entretuvo luego de una conversación tan profunda, contándonos de su infancia en la Habana. Como se reía de sus travesuras, pero en el fondo, en la forma en la contaba todo, cada detalle, su habano tirando lentamente, me di cuenta que era la viva imagen de su libro: La Habana para un Infante difunto. Pero nos reímos más por dentro, viendo como caía la lluvia sobre los altos cipreses y los pocos carros estacionados.


-HORARIO DOMINGO BIBLIOTECA USAC 7:00 A 18:00 horas.

PD:
“¡Caga rápido Cristo viene pronto!”*
*Frase escrita en la puerta del baño de la biblioteca de la USAC.

ANECDOTA BREVISIMA DE COMO CONOCI A EFRAIN RECINOS



Tuve la oportunidad de conocer en persona al maestro Efraín Recinos en el Ier. Festival de Escultura en el museo Carlos Mérida. Lo reconocí enseguida, sentado en la grama bajo la sombra de uno de los paredones del museo. Estaba compartiendo con amigos suyos bebiendo alegres unas cubas. Debió notar mi emoción al saludarlo y me invitó a compartir un momento allí con ellos mientras hablaba sobre un poeta ingles y declamaba uno de sus poemas. Fue un honor real. Admiro muchísimo su capacidad creativa. *



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*Esta anecdota figurara en el anecdotario oficial del creador Efraín Recinos.
Fotografía Jorge Palmieri

miércoles, 4 de agosto de 2010

CONTRACANTO/ IVAN OSORIO (I)


Recuedo la negra sangre
bañando los torsos,
nuestro coraje y locura
esparcidos en la arena.

Contracanto


Me regalaron una brújula para mi cumpleaños. La brújula es parte de un planetario que llevaba una bombilla. Con las luces apagadas en mi cuarto se pueden ver muchísimas constelaciones. Boreales y Australes. Ante tanto punto referencial del cielo y de la tierra, leo Contracanto. Es un libro que evoca, desde los antiguos mapas de ruta, primeros intentos de formar ciudades y banderas, hasta remontarse a los clásicos griegos y latinos en una faena marítima interior donde las imágenes de la historia se vuelven al presente con un rostro total. La diagramación del libro es la estética de los primeros intentos por dibujar el mundo. Me gusto mucho la portada y la contraportada. Iván Cruz Osorio es el autor de este anti-canto. Lo conocí en el bar el Olvido y tuvimos una grata conversación con puntos de vista similares sobre los poetas de su tierra. Ivan es mexicano. Me regaló su libro en medio de cervezas luego de la lectura. Lo firmó y dibujó una América de su puño y letra.
Uso lentes oscuros para leer la nueva poesía latinoamericana, algunos tienen tal magnitud que podrían dejarnos ciegos. Así es Contracanto. Iván logró poner títulos próceres de nombres de hombres ilustres que conocimos en los años básicos de nuestra vida para llegar a esa América didáctica: Simón Bolívar, Andrés Bello, Manuela Sáenz, José de San Martin, y otros que fueron reconocidos por su tarea independiente. A más de eso la poética de Iván Osorio es una limpia construcción moderna de verbos refinados de una redacción precisa.
Atalaya y Corifeo. Contracantos que terminan en el amor a una patria ideal, esa que a estas alturas del poema es todo y todos somos. El poema es una serpiente de versos que tragan y vomitan lo antiguo y lo nuevo; alcanza a Europa en su canto y lo vuelve peligrosamente nuestro. Contracanto es una brújula. Ahora ya puedo saber donde esta mi tierra.

Con este verso termina el gran canto-en-contra de Iván Osorio, quizás una profesía:


...yo les diré por qué vivimos eternamente en el ayer,
por qué vivimos de pensamientos,
de dogmas, de errores del ayer,
por qué es el pasado y no el presente
lo que hoy nos condena.


Blog de Iván Cruz Osorio, poeta de Tlaxiaco, Oaxaca, México.

martes, 27 de julio de 2010

33 AÑOS DE ALGUIEN LLAMADO COMO YO


Treinta y tres años
De querer a quien lo pida
Treinta tres años
Como yo quien lo diría.

33, Julio Iglesias.

Recuerdo muy bien aquella nota de Maurice Echeverría. Su vos interna a la mitad de una vida, o a la fracción de una segura eternidad. Lo recuerdo ahora porque leí su nota y me pareció precoz su nostalgia. Yo en cambio no me creo el tiempo de los relojes.
Empezando porque nunca pensé llegar a los treinta, luego de problemas al nacer y complicaciones del corazón, extraños desmayos y perdidas del conocimiento en los primeros años, hasta la edad dificil de la adolescencia. Cuando cumplí diez años realmente agonizaba queriendo ser mayor. A los diez años uno es un enano genial que no conoce el pecado. Yo particularmente era una rara mezcla entre explorador y lector desmedido, y ya a los once fumaba Marlboros Ligth a escondidas. Cuando cumplí veinte años tenía una rabia tan profunda que no me gustaba la ciudad ni la historia de Guatemala, ni mucho menos Miguel Ángel Asturias, así que opté por estar lo menos posible en la ciudad. Unos amigos me celebraron mi cumpleaños y una mujer mayor con un triangulo gigante de pizza entre la boca y la mano, me dijo que los veintes se pasaban rápido. Nunca le he hecho caso a la edad o al tiempo, porque me consterna tener cara de niño: de yo no fui, como diría Dorian Lima. Mi edad biológica es extraña, cada vez que leo un buen libro crezco por dentro veinte años y cuando escribo un relato me quito 5 años. En cada parranda rejuvenezco y me hago viejo por la madrugada en alguna esquina donde me acecha la cruda realidad de los tantos años de fiesta. Soy un vampiro y un tecolote también, como el maestro Ramírez Amaya, que por el apellido podría ser mi familiar. Ahora mismo, luego de los veintes, me reencuentro con Guatemala, leo a Rodrigo Rey Rosa, a los poetas de los años 70`s, a Miguel Ángel Asturias de quien he aprendido a mezclar géneros, me conozco casi toda Guatemala, hago amigos de los poetas y narradores que levantan a cada verso y párrafo una patria alterna donde no habita el miedo y la ignorancia, y el humor es nuestra secta; pero ante todo, a mis 33 años y horas de cumplir lo que sigue, teniendo más de tres siglos en la memoria literaria, sigo siendo el niño explorador y lunático que quiere seguir creciendo.

Un tio, lo recuerdo bien, me dijo alguna vez: fijate que tengo la edad de Cristo. Yo me acuerdo que pense en algún momento que en realidad tenía miedo de morir crucificado.

martes, 20 de julio de 2010

PARTICIPACION EN FILGUA


Daniel Alarcón Osorio,
y su libro Aprender a Quedarse,
Vrs. su biblioteca-universo.


El libro de Daniel Alarcón, es un libro auto publicado, esto es símbolo de la libertades que se pueden encontrar en este texto. En el micro-relato New Age de Aprender a Quedarse, se puede pesar, catar, sentir el bouquet de esa ironía ya sentida en Amo a mi mamá. La crítica de Daniel va duro contra el sistema. Hay suficiente intuición Kantiana para saberse ingenuo de ciertas maquinarias malévolas que circundan estas burocracias prehistóricas donde abundan esos tiranosaurios con corbata que van en limosina a Hiperpaiz. La crítica es eficaz porque logra que el texto resulte en una compacta creación estética que doblemente espejo se revierte sobre el lector.
Dante Liano, ese excelente narrador, escribe en el prólogo la constante de las creaciones textuales de Daniel Osorio, yo agregaría una basta cultura como lector. El año pasado, tuve la oportunidad de almorzar con Daniel. Me invitó a su casa por el diseño de una revista virtual que soñaba desde hacia ya mucho tiempo. Fui, deje mis libritos en una mesa, en el espacio menos encopetado, y entonces por poco me caigo de espaldas. Tenía, tan sólo en su cuarto de estudio más de 8,000 libros aproximadamente, una mesa como ya mencioné con unos grandes tomos, entre ellos un libro grueso de Anton Chejov. Vi en esa librera los mejores títulos de William Faulkner, clásicos en regla, libros antiguos, editoriales desaparecidas y recientes de toda Latinoamérica y Europa, autores del Boom latinoamericano, varios escritores modernos norteamericanos que valdría la pena leer antes de llegar a los treinta y re-leer a los cuarenta, autores franceses que yo idolatraba, cientos de títulos sugerentes. Me senté en una mecedora y pensé en quedarme a vivir en aquel cuarto y pensar como Borges pensaba, que el universo era una basta biblioteca. Daniel posee entonces una galaxia personal.

Su libro, tiene referencias caras de libros seleccionados. Pude ver que cita a Cabrera Infante, gran sarcástico y humorista. Y así, por otro lado Daniel, como buen lector, ha leído con naturalidad las crueles facetas del mundo. Cada texto es un fractal, un color del magno caleidoscopio de ese mundo que es un tanto cínico y sucio en esta parte del mundo. Por otro lado, hay un vértice romántico, y aunque la palabra convoque ciertas imágenes en desuso por la tecno-música y el Reguetton, es valida la ternura, el reencuentro con imágenes de la infancia, el tejer desde la ingenuidad un sueño paternal donde el hijo es también héroe. Veo en esto algo de los mismo que se ve en la generación de post-guerra, estos chicos desencantados que a todos nos encantaron como Javier Payeras o Alan Mills o Byron Quiñonez, donde abunda el desasosiego y la irreverencia pero también surgen gestos de respeto y una ternura ebria de excesos, naturales en nosotros los seres humanos que aun no logran descifrar los psicoanalistas.

Este es un milagro más en la mínima cooperación gubernamental por botar los impuestos a los libros. Ya desde hace muchos años que en México se han olvidado de algún día los libros pagaban IVA. Así nos vamos quedando atrás. Los pocos que tenemos acceso a las bibliotecas o internet, vamos lento también, porque el avance es un privilegio para las masas, que la gente por multitudes lea y crea en un estado que va en el tren del futuro sólo serán posibles cuando los mercenarios de políticas subversivas, empiecen a notar el avance inminente de otro frente que va jugando en serio por la transformación.

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El libro Aprender a quedarse, será presentado por Luisa Perez y Léster Oliveros, en el Salón Fuego del Parque de la Industria a las 17: 00pm.

sábado, 17 de julio de 2010

JEREMY SPOKE


Jeremy spoke
Daddy didn't give attention

To the fact that mommy didn't care
King Jeremy the wicked
Ruled his world…

Un grito tornasol con aristas que cortan/ Un solo pequeñito pegandole a la pared hasta botarla/ un deseado de la rabia y la locura/ pequeño mesias sin padres/ el supermercado donde mamá no podía girar sonriendo sin que se apareciera el fantasma del tedio/ esa señora que nos miraba solos desde afuera cuando el sol se volvía una viga negra y una cama vieja/ la sinceridad más plena al dar las gracias y pedir un beso/ mis lágrimas como diamantes pesados cuando me tapaba la cara pensando en la lenta noche/ la pistola de los demás apuntándome/ el cuchillo que le robé a un ladrón para marcarme cicatrices delante de los verdugos familiares/ mis zapatos rotos y la camisa afuera del pantalón/ mi abuela mirando el lago de la incertidumbre dándome pan con jalea con mucho cariño/ la sangre de los niños peligrosos que sabían desde antes que la muerte sólo era una posibilidad para seguir con su vida privada.
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jueves, 15 de julio de 2010

TODO MONSIVAIS EN EL BAR EL OLVIDO


(*FAVOR LEER ESTA NOTA PENSANDO QUE HOY ES MARTES)


Ayer llegamos al bar El Olvido. Iba con Norma Chamale, que le parecían sombras cada una de las esquinas hacia el lugar. Los travestis de la calle siguiente se volvían y miraban sin atención a los carros y sus luces sucias en esa noche húmeda y fría. Alguien pasaba frente a nosotros y parecíamos rogar por que no fuera siniestro ni malévolo. Todos iban sin sombrilla, mojados y con la mirada dulce de los que no le temen al agua. Pero aún así caminábamos atravesando la zona uno como si fuera parte de los pasillos de nuestra propia casa. Al llegar oímos el lugar vibrando con una rara luz olvidada. Norma conoció por primera vez El Olvido al probar el vaso con hielo, ron y Coca Cola. Adentro, en la habitacioncita intima se fermentaba la amistad como un agave fonético, voces de varios humanos que jubilaban la monotonía de una palabra. Alan me presentó a los primeros poetas mexicanos que encontré en la entrada, Javier Payeras a Ivan Osorio, quien era versado en asuntos serios de la movida editorial en México. Un joven poeta, a la par mía estaba visiblemente feliz, decía a todos que era su cumpleaños y llevaba como medallas al pecho, dos etiquetas rrancadas de los litros de cerveza Cabro: era nada más y nada menos que Benjamin Morales, a quien fue revelado el enigma de la noche. Vio delante de él a una mujer y le dijo:
- Tú te vistes muy hermosa.
- No sabes lo que estas viendo Benjamin –le advertí.
- Qué es –pregunto el.
- Ella es un poema corpóreo –le dije, viendo a la mujer –, cada vez que habla sus ojos se iluminan, tiene el talento de borrar la luna con una sola mano, y suele devolver al cielo estrellas que teje con sus deditos –terminé sonriéndole.
- Pero estás enamorado de ella –me dijo sorprendido.
- Cómo no estarlo si es mi novia –le dije, viendo a Norma quieta, hermosa y segura, con su güipil celeste bordado en Chiapas.
- Ya que sos cronista –me dijo mostrándome el pecho –hay hablas de esto y de mi cumpleaños.
- Es un trato.
Terminamos la noche hablando de Carlos Monsivais y su feliz muerte de sabio gracioso, y al final se nos apareció en una de las esquinas del Olvido.

sábado, 10 de julio de 2010

APOCALIPSIS NOW (LECTURA EL 14 DE JULIO)



Para algunos el Apocalipsis ya fue.

El desastre ya esta aquí. Incubado en la rutina. Sediento de más de lo mismo. Felices los autómatas que no tienen conciencia, los que matan por inercia y hasta sin darse cuenta. Bienaventurados los que no creen en nadie y nadie cree en ellos, serán los asesinos a sueldo los que vuelvan del pecado más grande una virtud de pocos. Cuando el fuego queme las manos de los millonarios las multitudes van a ser las brazas. La ciudad será una ruina, pero el alma y la sangre siempre mancharan las calles con poesía y cuchillos, con balazos anónimos y gritos de mujeres y niños, y suspiros de hombres desencantados con ganas de hacer justicia desde un pulpito. Palparan en el silencio el frio de los muertos que respiran lejos de su cuerpo, doblemente muertos en la risa de los continentes donde no llegaran las noticias de este pueblo. Hay quienes profetizan un paraíso cibernético, esos son los imaginarios, los que abrazaran la muerte mucho antes que caiga la primera bomba del futuro. Somos como la multitud, somos como mucha gente reunida, somos como tanta humanidad reunida en ciudades monstruosas donde abunda el espacio y no sobra el tiempo, seremos más, esa es la consigna del apocalipsis, seremos tantos que el semen de uno se multiplicará hasta el limite imaginado, seremos muchos, muchísimos tantos que la conciencia de todos será como la imaginación de la perversión. Los niños del Armagedon crecerán con la vergüenza y la oscuridad de una historia primitiva, de cavernas a media luz donde los clérigos pederastas les daban ostias a las niñas desnudas. La historia decadente de esa cueva a media luz donde unos seres tristes armaban carabinas para matar a sus hermanos en la oscuridad más cruel y precisa de los tiempos sin compañía.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...