miércoles, 7 de febrero de 2018

LAS MANOS INVISIBLES








Las cosas más pequeñas con un sentido 
valen más en la vida que las cosas más grandes sin el.
Carl  Jung- 



 Soñé que entraba a la cárcel. Nunca supe el delito. Vi los vidrios rotos y sucios, a donde la luz se dirigía. Yo estaba sentado en una cama y platicaba tranquilamente con un compañero de celda. La sábana, recuerdo a medias, se notaba bastante usada, pero limpia al menos. Gradualmente, al ver esta revelación, se fue apoderando de mí un terror que me conmovió con una fuerza inexplicable. Mi libertad agonizaba hasta la muerte. Podía sentir sus últimas convulsiones, su pálida mirada, su irrevocable resignación a dejar de ser algo vivo en mí mismo. Entonces cerré los ojos, ore por ella y me quedé dormido. Al despertar, aún dentro del sueño, agradecí que estuviera en mi cuarto y la revelación se fue volviendo tenue hasta desaparecer del todo.

martes, 30 de enero de 2018

TE ESTAMOS VIENDO





Nacer con una trama, real o imaginaria, de códigos y telarañas. Repetido el observador, reiterado el actor. Sonríe, sabe que lo están filmando. Cámaras en los cuatro puntos de bloque a bloque. Si sonríes tanto parecerás un tonto. Ojos de dos a mil con un alcance estratosférico. Sigue sonriendo, es por tu seguridad, tranquilo, no protestes, solo sigue divirtiéndote. El celular opera una materia de sonidos y GPS. Además sabemos dónde estás.  Yo soy repetidas veces un actor sin sueldo. Tú, desnuda en el asiento de atrás, sonriéndole a miles de ojos desde la tierra y el espacio. No hay dolor. Aunque busquemos un lugar en las cavernas, nunca volveremos a estar solos. Orwell desde el más allá rodeado de ángeles, observa y es observado. No hay misterio ya. No hay secretos para el hombre.
Mirándolo todo.
Oyéndolo todo.
Aparentan ser Dios.
La otra vez compró una lata de soda, una bolsa de papalinas y todo esto resultó en una cinta inútil. Caminó por la cuadra de la mano de su novia, la beso,  se peleó, se enjuago los ojos y todo esto bajo una lente orwelliana. Aunque nos sumergiéramos en la ciudad a oscuras, tan solo botando el alumbrado, nunca volveríamos a recuperar la inocente oscuridad de estar a solas.

lunes, 29 de enero de 2018

UN PUZZLE INCOMPLETO





Sí. Esos somos. Un puzzle incompleto.
Cada pieza puesta en nosotros es otro acertijo. Sientes que te falta algo, que estas a medias. Eres un puzzle en proceso. La imagen completa no la ves. Solo intentas darle la vuelta a tanto trozo suelto y, de ningún modo puedes encontrar el tuyo, tu segmento suelto.
-          Perdón, esa es mi pieza –dice una niña de ojos rosa.
Pero tú no la escuchas entre la angustia un tanto dislocada. Tu angustia también es un puzzle incompleto, que está a medio camino entre la intranquila red de la histeria y la demencia.
La niña se inclina y te quita el fragmento con sus ojos claros y enrojecidos. Ves que concluye una trenza de sí misma, donde hace falta otro pedazo, que quizás termine dibujando una nariz y media boca.
Pero te lamentas de nuevo y esa tristeza es un puzzle incompleto. No haces más que distraerte o distraer a otros. Tú no te completas. El vacío ondulado de piezas dibuja parte de ti, pero no te logras ver del todo. Hay un vacío y tus manos imprecisas buscan entre el montón de piezas sueltas de otros y tú.
Pasa a veces que la pieza que tienes en la mano, no es la tuya, es la precisa de otro, que urgente avanza y te la arrebata sin educación. Pero ya te has acostumbrado al error. Ves el vacío y te alientas con esperanzas, que además son otro maldito puzzle incompleto.
También ocurre a veces, que alguien logra completarse. Se aleja intrigado, no feliz ni triste, simplemente un poco consternado. Dirige su mirada a sus vecinos y humildemente vuelve los ojos a su trabajo y no parece estar satisfecho. Retorna los ojos a los demás rompecabezas y sonríe ante los aplausos internos, mudos y educados de los demás.
Qué hay que hacer ahora, piensa, no hay más que esperar a que todos corran hasta su mesa y él, humildemente, como avergonzado y disculpándose, revuelva las piezas de nuevo, con los ojos cerrados y húmedos, para volver a empezar de cero.

jueves, 18 de enero de 2018

LA RAÍZ DE LA RABIA/ IN MEMORIAM A Dolores O'Riordan




There's no need to argue anymore.
I gave all I could, but it left me so sore.
And the thing that makes me mad,
Is the one thing that I had
  
No need to argue, The Cranberries



Ni pez ni fantasma.

Parece deslumbrante el zaguán del camino.
Todo un círculo azul
todo un misterio de terrones de azúcar.

Humo solamente y ceniza
después del fuego
clarividencias hechas de melaza
y guitarras eléctricas.

En el cielo
Una pequeña nube amarilla
heno que flota
o peces de hielo.

La muerte solo silva una vez en la mente 
(una vez)
y una vez basta.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...