martes, 3 de febrero de 2009

Anti-AMOR



No todos los que pintan prostitutas logran semejante efecto.
Maurice Echeverría, las damiselas.

Las mujeres de Picasso las tengo muy presentes. Una de ellas, Dora, aparece en mi memoria con trazos silenciosos en la oscuridad de la noche, sin una sola estrella y una música sagrada. Muchos de los cuadros que el artista pinto sobre ella son una orgía de colores, armonizados, pero el que recuerdo es negro. Es cierto eso que dicen que cada mujer es distinta, cada una tiene una estética personal, una moral y un conflicto que la hace bella y vulnerable. Pablo Picasso siempre dijo que la pintura era más fuerte que el, y las mujeres eran parte de ese poder al que Picasso se rendía. En Surviving Picasso, Anthony Hopkins protagonizo dignamente a uno de los grandes pintores universales, que logró con su pintura un poema de cada mujer, un breve respiro de belleza en cada lienzo, y a Marie-Thérése Walter o a Jacqueline Roque las pinto en su mejor época, eternas para siempre en el amor incomprendido y egoísta, un antiamor que ni era sufrido, ni benigno, ni daba de sí, sino todo lo contrario y por eso era seductor, inextinguible y cegador. El minotauro que era Picasso conquisto lo imposible, en el año 1907, Les Mademoiselles d´Avignon, cambió la forma de ver el arte; fue su gran cuadro del exorcismo, porque pinto a las únicas mujeres anónimas, de las que no podría hacer un solo poema pues les faltaba un nombre y una historia. Ese cuadro es una elegía del amor libre.

miércoles, 28 de enero de 2009

TIEMPO LIBRE (READYMADE ANONIMO)







¿Será posible que los verdaderos artistas estén escondidos, felices, gozando solitariamente de sus creaciones, y de lo que imaginan? Es posible que los verdaderos artistas, sean anónimos artesanos que disfruten de doblar cucharas y tenedores, cuchillos y espátulas de cocina, posiblemente para hacer escorpiones, hormigas o tarántulas, avispas niqueladas, insectos blindados y sencillos, jamás imaginables a la hora del almuerzo.
Imaginé a Duchamp, si, a Marcel, ese que siempre me fascino, o mejor dicho, me extravió en un sin fin de conjeturas equivocadas al tratar de discernir (diría un sabio), su esencia, ese arte que a simple vista no era más que una rueda de bicicleta clavada a un banco de madera (o eso era lo que yo creía). Incluso llegué a pensar que ese no era arte sino una burla, un vil juego diabólico para hacerme creer que Goya era menos, o que Velásquez con tanto genio no había sido tan listo como yo pensaba. (Aquí comienza mi extravío) Fui directamente a la biblioteca donde he visto el más hermoso arte en láminas intactas (…la biblioteca del IGA), encontré a todos en fila, pero quise enajenarme un poco con Miró (no lo entendía, no sabía por qué razón aquello era arte… y me gustaban los colores, era un comienzo, si, y las formas, pero esas explicaciones de críticos y marchantes no las podía traducir a mi lenguaje). Fue leyendo a Andre Breton, ese manifiesto un poco desordenado..., y que una tarde se me prendió el foco, ¡eureka! Era lo primero, ¡era una broma! Marcel Duchamp tenía un sentido del humor profundo y elemental. De pronto vi la cabeza de toro de Picasso hecha con un sillón de bicicleta y un timón encontrados en la basura (jajaja), era increíble que el arte mayor estuviera despojado de erudición, de retórica (de pajas diría nuestro profesor). La rueda de bicicleta y horquilla montada sobre un banco no era más que una carcajada contra el establishment (...lo establecido pues, y también, si quieren, contra el merchandising, o eso que llaman los rockeros devotos: la comercialización. Es difícil de explicar, pero es sencillo al ver como el arte se vuelve elemental, minimalista, tan claro que parece complicado que sea posible.
A propósito de todo esto, hoy por mañana recibí un correo. Lo enviaba una compañera de clase. Ella adjunto fotos de unas suntuosas y mínimas esculturas hechas con puras cucharas, tenedores y cuchillos, que algunos ni les ponemos atención a la hora de la comida, pero, que éste anónimo artesano, herrero, que trabajó para la familia de esta compañera, vio como una posibilidad para crear con ellas algo de belleza. Me recordó a Duchamp, que se paseará por estas líneas algo conmovido. No sabemos el nombre del herrero. No queremos saberlo por ahora, creo que se perdería un poco de la magia por la que perdura El Lazarillo de Tormes, por poner sólo un ejemplo.


Foto adjunta de un Escorpión y una Hormiga, hecho con los materiales antes citados de acero inoxidable.

jueves, 22 de enero de 2009

HABITOS DE LOS ESCRITORES / SIMETRIAS ( I PARTE)


Cuando García Márquez nació, Juan Rulfo ya tendría 11 años, pero con el tiempo habría varias simetrías asombrosas en ellos. Una fue, que los dos nacieron en pueblos igualmente remotos; los dos, al paso del tiempo, se vieron involucrados igualmente en la literatura y finalmente en el cine. Pero, la que más vale para esta nota, es su marcada personalidad y hábitos. Es de todos sabido que tanto el colombiano como el escritor mexicano, por una falta de ortografía arrancaban la hoja de la máquina de escribir y la tiraban al basurero hecha una bola despreciable. Pero este simple hábito, dio de que hablar con el tiempo. El escritor bueno, se conoce más por lo que tira que por lo que publica, diría García Márquez en alguna entrevista, explicándose.
Rulfo, por su parte, y mucho antes que García Márquez, fue animado por sus amigos, uno de ellos, Efrén Hernández, quien lo aconsejo a que ya no siguiera destruyendo sus manuscritos. Así fue como Rulfo logró publicar Un pedazo de Noche, un fragmento de una novela que luego destruyó, y de la que solo sobrevivió lo publicado. Ahora es muy estudiado y quedó como signo, de lo que habría por venir con Pedro Páramo. En Colombia, unos años más tarde, un desgreñado y joven periodista se disponía a viajar a Italia, por la inverosímil enfermedad de un Papa; y mientras limpiaba su cuarto tropezó con unas hojas mecanografiadas, que revisó de prisa y juzgó que no merecían la eternidad… Así que las tiró al tacho de basura. Por suerte, estaba con él un amigo que trabajaba para un periódico, quien al ver aquello, las sacó del basurero y emprendió la lectura quedando asombrado del escrito, que inmediatamente pensó en publicar. García Márquez dijo que no se hacía responsable del título, que era solamente un monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, y así quedó. Hoy día es uno de los cuentos más leídos y más hermosos de la literatura latinoamericana, y, a más de eso, es por el cuento que García Márquez ha recibido tantos elogios. Estos dos sucesos, relacionados, son una muestra de la verdadera vocación y una ejemplo real de los niveles que se exigían a si mismos. Luego, en el tiempo que llegó Márquez a México, su amigo y escritor, Álvaro Mutis, le prestó los únicos dos libros que publicaría Juan Rulfo, El llano en llamas y la novela Pedro Páramo.
- Lease esa vaina y aprenda a escribir -le dijo Mutis.
La novela de Rulfo dejó en un estado de encantamiento a García Márquez; se cuenta que podía recitar largos fragmentos de memoria. Finalmente García Márquez y Juan Rulfo se conocieron personalmente por su apasionado afecto al cine.

lunes, 19 de enero de 2009

EL ADIOS DE GEORGE


Sé que los seres humanos y los peces podrán coexistir en paz.

George W. Bush, opinando sobre asuntos exteriores

29-09-00



Así como muchos dirigentes latinoamericanos sueñan con una era que ya ha dejado su saldo de mártires y victimas, así, el presidente George W. Bush, soñó con impulsar a Norteamérica con las antiguas políticas torcidas en una época que ya no correspondía a la guerra, a la tiranía, ni a la mentira, ni al fanatismo.
El mundo lo sabe, y en cualquier lugar se referían a éste presidente como a un despreciable vampiro. Vi muchos dibujos en los que le sobresalían los colmillos y llevaba un aura transilvanica y le brillaban los negros y petroleados ojos satanicos.
Conocí la postura de los estudiantes alemanes, suecos y Franceses y, pude ver como los estudiantes europeos llegaban a odiar a los norteamericanos y en algunos casos los oía ofenderse por el conflicto de Bush en el medio oriente. Una rubia de ojos azules trató de defender la postura de su país y Janek, un alemán de metro noventa, la interrumpió casi gritándole que ya no podían seguir engañando a nadie y que era una gran mentira eso de las armas de destrucción masiva. El grupo de norteamericanos se fue, entre insultos y bromas. Julie, una amiga francesa me dijo que nadie quería a los norteamericanos en Europa desde hacía mucho tiempo. Yo le respondí que en Latinoamérica tampoco se les veía con buenos ojos.
El 43 presidente de los Estados Unidos es hijo del otro George, que también tuvo mucho que ganar en la guerra del golfo Pérsico y los bombardeos a Iraq, en donde también estuvieron de acuerdo muchos países por la liberación de Kuwait. Desde esa guerra la gente en la calle ya sabía que era un misil Patriot, cuales eran los jets F14, y muchos datos sobre la madre de las guerras (Um M'aārak), pero el más importante de todos fue su labor promocional. Luego de esa guerra a ninguno le cabía duda de que Estados Unidos tenía el ejército mayor y mejor armado del mundo, pero también, el más ignorante. Y esto preocupo a mucha gente.
Luego del 11 de septiembre para Estados Unidos ya nada fue igual que antes. Se dieron cuenta que para estar seguros no hacía falta cámaras ni guardias, ni armas, sino irse a vivir a otro planeta y cercarlo de poliuretano. Enfermaron de paranoia, y las victimas fueron los ciudadanos inocentes de una guerra entre poderes y muchos dólares. La crisis no sólo es económica en este país, es moral y es interna. George olvido a las generaciones jóvenes y más de 16 millones de adictos a las drogas heredaran los puestos de trabajo en el futuro sin contar con los alcohólicos, mal preparados, inválidos del alma y cercenados de la conciencia.
Particularmente aplaudo a la sociedad norteamericana por su decisión en el 2008. Obama es de raza negra, brillante, sobrio y con una visión general, herencia de la misma historia de los estadounidenses. Estos últimos días de diciembre leí Luz de Agosto, una novela que describe la muerte gradual de una sociedad racista, ignorante y desafortunada, y se basa en la vida de Christmas, un hombre aparentemente blanco, pero que llevaba en sus venas sangre negra, lo que lo arrastra en busca de la muerte. La novela es de William Faulkner y retrata la historia norteamericana que no nos revelan en Friends o en Seinfeld. La historia verdadera de los Estados Unidos, aún esta por verse, no lo puedo imaginar, luego de un presidente semi analfabeto (según palabras de Michael Moore), ahora ocupara el cargo un brillante estadista, el primer afroamericano, casado con una abogada de Harvard, Michelle LaVaughn Robinson, doctorada tres años antes que el futuro presidente.
El retiro de George será abominable. Imagino que en lo que menos va a pensar es en los muertos, en la conciencia, o en absurdos remordimientos para románticos e idealistas…, me recuerda mucho a los glamorosos dictadores latinoamericanos. El arma de destrucción masiva, como lo ha comprobado la sociedad norteamericana fue la ignorancia y el poder.
In god we trust.

Guatemala 19/01/09
Lester Oliveros R.

jueves, 15 de enero de 2009

MAS SOBRE LOS POBRES, EL NUEVO PREMIO NOBEL DE LITERATURA, Y LA CRISIS MUNDIAL II




“Cómo es posible por una parte, por ejemplo, comportarse como si nada en la Tierra fuera más importante que la literatura, y por otra parte darse cuenta de que la gente sólo quiere vencer al hambre y que necesariamente consideraran que la cosa más importante es lo que puedan conseguir al final del mes. Debido a esto es que él (el escritor) se confronta con una paradoja: mientras lo que él quiere es escribir para aquellos que pasan hambre, luego descubre que sólo aquellos que tienen los recursos para comer son los que notarán su existencia”
Stig Dagerman , The Writer and Consciousnes.


Es muy curioso, pero para los pobres jamás ha existido una política en la que puedan confiar; nunca ha habido crisis para ellos, pues siempre viven en ella y a fuerza de milagros para sobrevivir se han acostumbrado a los desvelos, y es seguro, que no han notado que ahora los pueblos del primer mundo se quejan como niñas, y otros, en la bolsa de New York, ya se orinaron en los pantalones.

Es natural, los pobres no saben ni de religión, ni de política, y mucho menos de alzas y bajas en las divisas extranjeras. Esto los salva de mucho, y los condena al mismo tiempo.
Los marginados de la tierra están preparados para lo que viene. No hay más que ver sus bunker y oler sus habitaciones, hechas para la guerra miserable del abandono y la tristeza. Son ellos los que salvaran a muchos del suicidio, pues saldrán de los barrancos con una doctrina de calma sobrenatural. Mientras en Wall Street se tiran del piso noventa, y en Japón celebran con Sake, en algunos asentamientos humanos habrá también alegría. Los pobres no se encolerizan contra naciones enteras, ni contra banderas, ni contra ideologías, a penas pueden manejar el odio de los demás.
Si así no fuera, los pobres saldrán de sus favelas con armas inútiles a tratar de asaltar a sus hermanos. Saquearan lo que puedan y esperaran la hora más sola y silenciosa, y trataran de volverse mucho más malévolos que los mismos explotadores de quienes irán por venganza. Pero los pobres también rezaran para que les vaya bien. Los pobres no saben de teología pero si saben lo que es el hambre, y cualquiera que sepa lo que esto es, sabe que en esa región no hay ley ni culpa, sino un inevitable deseo de sobrevivir.
Esta crisis no es para pobres. Los únicos que se han quejado son los más ricos de la tierra. Los pobres ya saben de carencias, solo es cuestión de tiempo para que incluyan en su dieta nuevas y más exóticas recetas. Lo que nos violenta la conciencia, es imaginar tan solo la mirada de los niños del futuro en su nuevo reino destruido.

PD.
El nuevo premio Nóbel de Literatura es Jean-Marie Gustave Le Clézio, es el decimocuarto francés que gana tal premio. En su discurso fluyen los campos de guerra, el gusto por los libros y una esperanza aguda para superar esta temporada criminal. Por cierto, menciono a Juan Rulfo por El Llano en Llamas y Pedro Paramo; también menciono a Miguel Ángel Asturias.

Guatemala 15/1/2009

miércoles, 14 de enero de 2009

A proposito de la Paz, el Cristo Negro, Hemingway y los Pobres.



Pero París era una muy vieja ciudad y nosotros éramos jóvenes, y allí nada era sencillo, ni siquiera el ser pobre, ni el dinero ganado de pronto, ni la luz de la luna, ni el bien ni el mal, ni la respiración de una persona tendida a mi lado bajo la luz de la luna. Pero París era una muy vieja ciudad y nosotros éramos jóvenes, y allí nada era sencillo, ni siquiera el ser pobre, ni el dinero ganado de pronto, ni la luz de la luna, ni el bien ni el mal, ni la respiración de una persona tendida a mi lado bajo la luz de la luna.
Ernest Hemigway, Paris era una Fiesta


Aunque le enoje a todo el mundo, el pobre tiene los cielos abiertos como el niño. El pobre puede que no tenga para comer pero no sufre enfermedades. El pobre es bueno por naturaleza y no tiene que inventarse dos conciencias. El pobre no tiene dos caras, con una le basta y le sobra para levantarse en las mañanas. El pobre no es tan pobre como cuando llega a tener algo, entonces si se vuelve pobre si no comparte lo que tiene. Picasso decía que el quería llegar a tener suficiente dinero para disfrutar la vida como cuando era pobre, y lo hizo. García Márquez que siempre le faltaron cinco centavos para todo, cuando tuvo todo, le dio por la nostalgia y escribía de cuando era pobre; lo mismo le pasó a Hemigway que dijo al final de su última novela, que aquellos tiempos en Paris “de cuando eran muy pobres y muy felices”.
Es la doctrina de un hombre que vino al mundo en un pesebre, que no es más que un chiquero donde dormían los animales de trabajo, siéndolo todo, el hijo de Dios; y de tan bueno, murió en una cruz sudando sangre. Los ricos son pobres sin memoria. Quiera Dios mover al mundo a la fraternidad, al verdadero sentido de la vida. Facundo Cabral, o tanto escritor viajero, sabe que nunca necesitaron dinero para vivir una vida abundante, tan solo dejarse llevar por lo que mas querían. La pobreza para Jesús siempre fue una oportunidad para que no se acabara el cielo. Una vez dijo que el reino de los cielo se había acercado, como nunca invito a pedir, invito a tocar, invito a buscar, porque todo aquel que busca haya, al que toca le abren, y al que pide se le da, dijo. No me puedo imaginar una doctrina más lejos del capitalismo que la religión cristiana. Por eso, no me puedo imaginar a predicadores con guardaespaldas, ni a profetas con Hummers, ni a iglesias donde se predica el dar sin compartir con los más necesitados. Para la Madre Teresa todos los pobres eran santos, en medio de los basureros de Calcuta, logro volverse ante el mundo amiga intima de Dios.



14/1/2009

martes, 13 de enero de 2009

7 CARAS CONOCIDAS





Esto me dijo mi madre un día “mira hijo en el mundo hay siete caras conocidas, es que de uno hay siete caras iguales regadas por otros países, por otras tierras, siete caras iguales que sos tu, y que seria algo así como una breve inmortalidad, ínfima omnipresencia, débil, todopoderosa”.
Yo imaginé a muchos como yo que hablaban en otra lengua, pero que todos éramos diferentes -no necesariamente iguales por dentro -quizás por fuera nuestros rostros eran iguales, repetidos, pero por dentro éramos otros, hechos por diferentes obsesiones y deseos, insatisfacciones o pasiones disímiles que nos daban diferentes satisfacciones.
Todo se fue confirmando en reuniones de trabajo, en fiestas de fin de año, o en cafeterías o discotecas, alguien, siempre me decía, vos te pareces a alguien que yo conozco, es que son iguales. Me decían el nombre de la persona y definitivamente no lo conocía. Eso me pasaba siempre, hasta que llegue a jugar con la posibilidad de que un doble mió, mejor educado que yo, sin ningún afán de reconocimiento andaba por todos lados haciéndome quedar bien sin darse cuenta. Pensé que talvez el pensaba algo sobre mi “por ahí anda uno como yo, menos educado que yo, que me esta haciendo quedar mal”. Entonces, para confundir un poco a todos esos amigos de farra que me dirían que me parecía a alguien que ellos conocían, me cambiaba de look: compré unos lentes oscuros, me deje crecer el pelo, me deje crecer la barba, y cuando eso no funcionó me rape, me colgué aretes en las orejas, me puse aretes en la ceja, me pinte los ojos de negro como T.S. Eliot, me ponía ropa vieja, y aún así, había siempre alguien que decía que yo me parecía a alguien que conocía. Era frustrante, pero luego lo tome a broma, cuando le conté a mi madre y me recordó lo de las siete caras conocidas. Me recordó que por el mundo había siete caras conocidas, siete yo que hablaban diferentes lenguas, pero entonces caí en la cuenta, que según la frecuencia de mis apariciones, todos mis caras conocidas por algún infortunio de la economía estaban aún en Guatemala.

PD. Estoy leyendo La Casa de las bellas Durmientes de Kawabata, espero terminarla antes de que empiecen las clases en la Universidad y venga Aquiles, la mar, la guerra y los valientes versos de Homero.


Guatemala 13/1/09
Lester Oliveros Ramírez

jueves, 8 de enero de 2009

CUENTO SIN PERSONAJES




Esas sombras desaparecen en mi cuento sin personajes.
A.Marre

La casa de tres pisos, angosta y blanca como si la acabaran de construir, transportaba en graderías en espiral un aliento a humedad y cosas olvidadas. Desde la terraza el viento era perpetuo y uno podía ver como los carros pasaban de este lado de la calle y por la avenida. Imaginó la soledad y luego la vivió, era tan evidente la ciudad llena de casas y terrazas similares, desde donde se podía ver el mundo naciendo y los pechos de la tierra arrojando nubedales y copos de fuego. Lazos cruzados de esquina a esquina donde colgaban la ropa las inquilinas y los solitarios inventaban conexiones. Irresponsables de todo, ellos también habían bebido su vino barato y habían jugado juegos criminales con el afán del buen sexo, y besado el piso en el éxtasis del erotismo. Desde la terraza mohosa con manchas de líquenes y hongos, el mundo era un cuadro de Mondrian y el cielo una fugaz feria de algodones de dulce. Los cuartos estaban intactos. Las camas muy limpias, y los pisos brillaban. Las cosas que no se usan nunca se gastan, y los hombres que nunca nacen siguen siendo inmortales. En la esquina sin nadie camino el viento y paso de largo por los semáforos. Por los puentes y los desniveles vagabundeaban mariposas. Un esqueleto de una mujer flotaba sobre el viento y los claveles secos se volvían puro polvo como el humo. Era una casa nueva. Sus puertas no habían sido forzadas, sus camas no habían sido golpeadas ni habían aflojado las junturas de los empalmes, ni los tornillos, ni los clavos habían cedido a la furia de los amores. Era nueva y blanca. Los únicos habitantes de este mundo eran las cosas húmedas y recónditas acumulando polvo y tiempo, y el viento iluminado que subía diariamente las escaleras y se tiraba de cabeza contra el pavimento azul.

Guatemala 8/1/2009

domingo, 4 de enero de 2009

JE REVIENS

A LÁ MAISON DE LA MÉRE
[1].


Entre.
Adentro estaba yo mirando para afuera,
soñando con el más allá, imaginado rutas,
inventando reencuentros e infinitos extravíos
que dibujaba en cuadernos usando palabras.

Todo estaba intacto,
la música reciente del despertar,
las camas sin recuerdos, las paredes blancas,
los rincones llenos de cabellos revueltos,
el techo manchado de esperanzas golpeadas.

Todo el recuerdo era de crímenes,
–los parientes de la noche sin aves,
familias perdidas en la semántica del odio –,
sangre nebulosa flotando en las pesadillas engavetadas,
las manos guardadas para futuras
muestras de amor.

Encontré que no había lugar para mí,
algo sutil y místico que había expulsado,
he vuelto sólo para acompañar a mi fantasma viendo para la calle,
le he motivado para que de el primer paso, o que salte
vestido de rojo, o pintado de algún color sangriento,
y me ha visto tan sonriente, familiar y antiguo,
rodeado de cosas materiales, infinitamente mohoso y húmedo,
como un rincón frente a la luz que permanece oculto.
Me fui.


Guatemala 04/1/2009
[1] Regreso a la casa de la madre.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...