martes, 10 de agosto de 2010

OBSERVACIONES SOBRE -USSA-LIBRO DE BENJAMIN ELIEZER


USSA, Benjamín Eliezer.


En ningún momento pensaré en escribir una nota crítica profesional. Eso, imagino yo, ya lo harán a su debido tiempo profesionales del idioma y expertos en la poesía mexicana de la primera década del nuevo siglo. Esto es más bien un listado sin numerar de observaciones generales.

-El libro de Benjamín vuelve el rojo y el azul de color negro.
-53 Estrellas sin una sola constelación.
-El coloso sin alas, con venas negras y casas blancas, cae en un estruendo que llega hasta el DF.
-El águila que anuncia el libro esta bastante desplumada, sin embargo grita nombres desde sus pantallas neón y vallas de carretera.
-El nuevo American Nightmare en un poco más de 64 páginas en una bella construcción personalizada.
-Dolly Parton, desgarrador concierto sinfónico, maternal y urgente, con el rostro más bello del marketing solar.
-Dibujos a tinta donde los rostros Históricos se transforman en poemas con gran resolución de imagen.
-Básico clamor del poema en el poema dentro del poema (Walt Witman mimetizado).
-Imposible voz que narra y cae en la trampa del poema (resuena Bukowsky ebrio).
-Lucidez que abarca y condena liberando voces donde se rompen los bordes de la bandera y se vuelve a zurcir el corte con el águila que muerde a la serpiente.


Guatemala 8 de Agosto 2010
Fotografía del autor del libro USSA

lunes, 9 de agosto de 2010

DOMINGO EN LA BIBLIOTECA


La literatura es fuego.
M.V.LL.

No me considero un ratón de biblioteca porque también disfruto la fiesta. La literatura sans poésie me aburre. Desde que tenía ocho años la poesía me marcó con un fuego que aún no se ni donde se origina. Mis libros favoritos son esos que hablan de maravillas. Me gusta la magia. Me gusta llegar a una biblioteca y perderme, porque sólo en esos laberintos de papel me he visto reencontrarme. Pero no quiero quedarme. Me gusta tanto la vida más allá de las letras. Sin embargo, puedo pasarme horas leyendo. Lo comprobé ayer. No sabía que la biblioteca abre sus puertas los domingos todo el día. Lo más interesante, a parte de la selección de lecturas que hice, fue el clima. En Guatemala el clima es uno de los eventos más comentados en el mundo. Del verano podemos pasar al más terrible invierno. La primavera es breve pero eterna. Siempre hay flores, siempre hay sol y siempre hay lluvia. Ayer llovió todo el día. Pero desde la ventana del edificio de la biblioteca todo se transformó. Se volvió un espacio íntimo de introspección. Hablaba con el otro Lester de la lluvia y de lo fascinante que era imaginar otros días lluviosos en otros momentos. La sala de pronto se volvió como mi habitación. Encendí un cigarro y pude ver a Ernesto Sábato y a Cabrera Infante llevar sus sillitas y ver conmigo la lluvia de un día de Agosto. Sábato es admirable. Fue en busca de un libro suyo que tituló: Apologías y Rechazos. Hablamos de Leonardo de Vinci. Quedé fascinado.
Cabrera Infante con esa su manía por el cine nos entretuvo luego de una conversación tan profunda, contándonos de su infancia en la Habana. Como se reía de sus travesuras, pero en el fondo, en la forma en la contaba todo, cada detalle, su habano tirando lentamente, me di cuenta que era la viva imagen de su libro: La Habana para un Infante difunto. Pero nos reímos más por dentro, viendo como caía la lluvia sobre los altos cipreses y los pocos carros estacionados.


-HORARIO DOMINGO BIBLIOTECA USAC 7:00 A 18:00 horas.

PD:
“¡Caga rápido Cristo viene pronto!”*
*Frase escrita en la puerta del baño de la biblioteca de la USAC.

ANECDOTA BREVISIMA DE COMO CONOCI A EFRAIN RECINOS



Tuve la oportunidad de conocer en persona al maestro Efraín Recinos en el Ier. Festival de Escultura en el museo Carlos Mérida. Lo reconocí enseguida, sentado en la grama bajo la sombra de uno de los paredones del museo. Estaba compartiendo con amigos suyos bebiendo alegres unas cubas. Debió notar mi emoción al saludarlo y me invitó a compartir un momento allí con ellos mientras hablaba sobre un poeta ingles y declamaba uno de sus poemas. Fue un honor real. Admiro muchísimo su capacidad creativa. *



-

*Esta anecdota figurara en el anecdotario oficial del creador Efraín Recinos.
Fotografía Jorge Palmieri

miércoles, 4 de agosto de 2010

CONTRACANTO/ IVAN OSORIO (I)


Recuedo la negra sangre
bañando los torsos,
nuestro coraje y locura
esparcidos en la arena.

Contracanto


Me regalaron una brújula para mi cumpleaños. La brújula es parte de un planetario que llevaba una bombilla. Con las luces apagadas en mi cuarto se pueden ver muchísimas constelaciones. Boreales y Australes. Ante tanto punto referencial del cielo y de la tierra, leo Contracanto. Es un libro que evoca, desde los antiguos mapas de ruta, primeros intentos de formar ciudades y banderas, hasta remontarse a los clásicos griegos y latinos en una faena marítima interior donde las imágenes de la historia se vuelven al presente con un rostro total. La diagramación del libro es la estética de los primeros intentos por dibujar el mundo. Me gusto mucho la portada y la contraportada. Iván Cruz Osorio es el autor de este anti-canto. Lo conocí en el bar el Olvido y tuvimos una grata conversación con puntos de vista similares sobre los poetas de su tierra. Ivan es mexicano. Me regaló su libro en medio de cervezas luego de la lectura. Lo firmó y dibujó una América de su puño y letra.
Uso lentes oscuros para leer la nueva poesía latinoamericana, algunos tienen tal magnitud que podrían dejarnos ciegos. Así es Contracanto. Iván logró poner títulos próceres de nombres de hombres ilustres que conocimos en los años básicos de nuestra vida para llegar a esa América didáctica: Simón Bolívar, Andrés Bello, Manuela Sáenz, José de San Martin, y otros que fueron reconocidos por su tarea independiente. A más de eso la poética de Iván Osorio es una limpia construcción moderna de verbos refinados de una redacción precisa.
Atalaya y Corifeo. Contracantos que terminan en el amor a una patria ideal, esa que a estas alturas del poema es todo y todos somos. El poema es una serpiente de versos que tragan y vomitan lo antiguo y lo nuevo; alcanza a Europa en su canto y lo vuelve peligrosamente nuestro. Contracanto es una brújula. Ahora ya puedo saber donde esta mi tierra.

Con este verso termina el gran canto-en-contra de Iván Osorio, quizás una profesía:


...yo les diré por qué vivimos eternamente en el ayer,
por qué vivimos de pensamientos,
de dogmas, de errores del ayer,
por qué es el pasado y no el presente
lo que hoy nos condena.


Blog de Iván Cruz Osorio, poeta de Tlaxiaco, Oaxaca, México.

martes, 27 de julio de 2010

33 AÑOS DE ALGUIEN LLAMADO COMO YO


Treinta y tres años
De querer a quien lo pida
Treinta tres años
Como yo quien lo diría.

33, Julio Iglesias.

Recuerdo muy bien aquella nota de Maurice Echeverría. Su vos interna a la mitad de una vida, o a la fracción de una segura eternidad. Lo recuerdo ahora porque leí su nota y me pareció precoz su nostalgia. Yo en cambio no me creo el tiempo de los relojes.
Empezando porque nunca pensé llegar a los treinta, luego de problemas al nacer y complicaciones del corazón, extraños desmayos y perdidas del conocimiento en los primeros años, hasta la edad dificil de la adolescencia. Cuando cumplí diez años realmente agonizaba queriendo ser mayor. A los diez años uno es un enano genial que no conoce el pecado. Yo particularmente era una rara mezcla entre explorador y lector desmedido, y ya a los once fumaba Marlboros Ligth a escondidas. Cuando cumplí veinte años tenía una rabia tan profunda que no me gustaba la ciudad ni la historia de Guatemala, ni mucho menos Miguel Ángel Asturias, así que opté por estar lo menos posible en la ciudad. Unos amigos me celebraron mi cumpleaños y una mujer mayor con un triangulo gigante de pizza entre la boca y la mano, me dijo que los veintes se pasaban rápido. Nunca le he hecho caso a la edad o al tiempo, porque me consterna tener cara de niño: de yo no fui, como diría Dorian Lima. Mi edad biológica es extraña, cada vez que leo un buen libro crezco por dentro veinte años y cuando escribo un relato me quito 5 años. En cada parranda rejuvenezco y me hago viejo por la madrugada en alguna esquina donde me acecha la cruda realidad de los tantos años de fiesta. Soy un vampiro y un tecolote también, como el maestro Ramírez Amaya, que por el apellido podría ser mi familiar. Ahora mismo, luego de los veintes, me reencuentro con Guatemala, leo a Rodrigo Rey Rosa, a los poetas de los años 70`s, a Miguel Ángel Asturias de quien he aprendido a mezclar géneros, me conozco casi toda Guatemala, hago amigos de los poetas y narradores que levantan a cada verso y párrafo una patria alterna donde no habita el miedo y la ignorancia, y el humor es nuestra secta; pero ante todo, a mis 33 años y horas de cumplir lo que sigue, teniendo más de tres siglos en la memoria literaria, sigo siendo el niño explorador y lunático que quiere seguir creciendo.

Un tio, lo recuerdo bien, me dijo alguna vez: fijate que tengo la edad de Cristo. Yo me acuerdo que pense en algún momento que en realidad tenía miedo de morir crucificado.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...