viernes, 4 de julio de 2008

* corresponsal imaginario.



Ingrid Betancourt, un corazón dividido.

Con la perspectiva de los años,
siento que era mi destino, siento
que tenía que vivir lo que viví, que
tenía que conocer lo que conocí.
Ingrid Betancourt.


Apareció con su semblante tranquilo y sólo podíamos darnos cuenta de su emoción porque hablaba en español y francés sin notar la diferencia. Yo era uno de los miles de periodistas apostados en plena intemperie sin saber muy bien en que sitio de Colombia estaba ni en que barullo de incertidumbre podíamos naufragar. Me costó trabajo llegar con la encargada de ordenar a las radioemisoras y a los canales de televisión de toda América y Europa que querían hacerle una sola pregunta a la mujer que mantuvo al mundo en tensión desde comienzos del año. Ingrid Betancourt había estado secuestrada desde hacia seis años y en muchas ocasiones corrió el rumor de que posiblemente había sido asesinada, y los familiares y amigos en todas partes del mundo movieron cielo y tierra para lograr establecer la posición y corroborar los rumores sombríos. La localizaron y establecieron su posición y fue un alivio para la familia, que buscó, por medio de la doble nacionalidad, colombiana y francesa, el apoyo del presidente Jacques Chirac, y luego, el carismático Nicolas Sarkozy, que desde una perspectiva internacional a todos nos pareció que sus intención de liberar a la señora Betancourt estaba más allá del simple hecho de colaborar con el rescate, o al menos eso me pareció a mi, que ahora oía desde abajo las primeras palabras de la liberada, con emoción, portando un chaleco militar dijo que agradecía al gobierno de su país, y cerro los ojos en una actitud de oración y suma expectación; luego habló unas frases en francés de agradecimiento, pero fue hasta que le tocó su turno a la periodista francesa que ella pudo expresar todo lo que sentía por el pueblo frances, dijo: merci á vous tous, a ma douce France, merci de m´avoir accompgnne tous ces années. Merci de jamais m´avoir laissé tomber. Je suis Colombienne mais je suis aussi française. Mon coeur est partagé.

La historia de Ingrid Betancourt es surrealista. Desde que se levanto el 4 de Febrero del dos mil dos, tras unos sueños intranquilos, siendo aún ese día candidata a la presidencia: al otro día ya era una cautiva del las FARC, luego de 6 años tras la jungla, repasando día a día la historia, comprendió que algo de predestinación habría en su deseo de ir en campaña presidencial a uno de los territorios de más riesgo subversivo en Colombia. Ahora le esperan sus hijos, ya adolescentes, su madre que, sólo Dios sabe como reacciono a la noticia de que su hija fuera secuestrada y que su esposo hubiera muerto por la conmoción, le espera a Ingrid una tarea humanitaria en busca de la solución justa para el conflicto entre la FARC y el gobierno colombiano. Ahora mismo trataba de imaginarme como estará su corazón de lleno, por un lado de todas las historias de la selva colombiana y la humildad carnicera que azota aquel país, y por el otro, la luz de Paris de lleno contra su rostro consternado. Es imposible no recordar a Calderón De La Barca y darse cuenta que es cierto, la vida es sueño.

Guatemala 4/07 2008
Lester Oliveros Ramirez

miércoles, 2 de julio de 2008


Creo en tí

Creo en tí constelación,
labio azul, lienzo tornasol,
creo que me hiciste de la nada,
me diste una palabra,
la única que te nombraba,
la exacta,
la alborada,
el paso sobre la tierra,
el cuerpo inexplicable,
el viento sin dominios.

Creo en tí que me diste
todo y soledad,
un vaso de agua de mar,
un tiempo con agujas
(la arena de antaño es ahora una ruina).

Creo en tí que me harás
Cuando el fuego me consuma,
Creo en tí, palabra, creo en tí.


lunes, 23 de junio de 2008

Entrega del libro
El Perro en Llamas.


Sala, tras bastidores, música rock. En la entrada veo al maestro Francisco Morales Santos con su sencillez a los costados, protegiéndolo. Lo saludo y me refugio en un asiento de en medio.
Yo no conocía muy bien a Javier Payeras, y sólo lo había visto de lejos en la entrega del libro de Julio Calvo. Pero ahora estaba frente a todos comentando el libro tremendo de Byron Quiñones. Me pareció un tipo endiabladamente informal, con esa informalidad genial que tienen algunos para parecer menos preocupados por la vida. Y me reí mucho ante sus afirmaciones sarcásticas. Pero hasta el momento en que Francisco Morales Santos llamo a Byron Quiñones, no sabia quién era. Salió de un rincón vestido de negro, con su cabeza rapada, y su mirada saturnal de sacerdote nocturno. No paraba de reír con satisfacción al lado de dos grandes figuras del Ministerio de Cultura, y al final indagó si no había preguntas. Alguien le pidió un autógrafo. Otro preguntó algo sobre la droga que consumen algunos personajes del libro, otro pregunto algo más formal y Byron se extendió contándonos mucho sobre la fabricación de su novela, y fueron consejos sobre el misterioso arte de la escritura, hasta que terminó contándonos que tenía en el tintero dos novelas más, y una de ellas hablaba de la escena rave con escenarios muy interesantes. Una mujer le pidió el micrófono y dio por terminado el evento.
Fui directamente hasta Byron y le pregunté si no había tenido alguna dificultad técnica. Me dijo que no, que la intuición le había salvado de bloqueos y que el libro casi se había escrito solo. Mas adelante le pregunté si le podía hacer tres preguntas y accedió en medio de las felicitaciones, fotos grupales y solicitudes, y esto fue lo que salió:

- ¿Qué es para voz la novela El Perro en Llamas?
- Retrato distorsionado pero a la vez real de este país.
- ¿Cómo lograste terminar la novela?
- La idea surgió en el año 2002, y era extensa y luego la fui depurando, corrigiendo, y como te decía guardando párrafos enteros que me gustaban pero que estaban de más en la novela.
- ¿Por qué una novela así, con esa temática, va dirigida a alguien en especial?
- Bueno, la temática viene de mis gustos personales, no fue que yo dijera: "voy a escribir esta temática y la voy a dirigir a X público", sino que, ante todo, busqué darme gusto a mí (que, en mi opinión, es lo más sano para cualquier disciplina del arte: complacerse uno primero, y si a los demás les gusta, ya es ganancia).

Guatemala 17/06/08
Teatro Nacional de Guatemala.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...