Last Christmas, I gave you my heart
But the very next day you gave it away
This year, to save me from tears
I'll give it to someone special
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Hoy sábado 6 de Noviembre tuve la suerte de despertar vivo en un sueño. Soñé que navegaba en las carreteras y veía las montañas derrumbadas.
Oigo que un personaje señala una valla en el camino y dice ¡miren ese avión, parece que esta amarizando! Los derrumbes siguen y puedo sentarme un momento en la carretera y ver como pasan las camionetas iluminadas, la infinidad de carros esfumando los kilómetros como si fueran en una burbuja: cada uno con un territorio descubierto por gente y astronautas que fueron a la luna en la imaginación de los televisores; gente no faltaba, en los caminos de noche en la madrugada, caminando con rumbos esenciales míticos y con sus trajes. Al trabajo a las cuatro de la mañana.
El personaje de la derecha que también se ha hecho amigo mío por sus puntos de vista viajando hacía el centro de la diana, en esa madrugada que esta a punto de botar a las estrellas, me cuenta una historia sobre el mestizaje y las posibles circunstancias fallidas de mi hipótesis de viaje. Veo que salta de una idea a otra con una soltura cómica, diciéndome su pensamiento como un papiro con edificios que flotan al horizonte. Yo presiento que estamos a punto de caer en la verdad, pero la relatividad es una patineta donde todos podemos intentar un buen surfeo.
Al final miro que el sol rueda sobre las carreteras derrotadas. Me dicen que en el tiempo de algún presidente, se dieron cuenta que hacer alfombras de asfalto era buen negocio, entretenidos en ver eyacular el dinero, observaron que era más divertido tener trabajo siempre y empezaron a hacer las carreteras alfombras con un dispositivo mágico que las destruía todos los inviernos. Cada quien acarrea para su covacha sin pensar en los que vienen, me dice un campesino, que mira todo desde una nube blanca.
Vuelo de nuevo.
Oigo en la radio universal Last Christmas. Esa canción tiene una letra tan peligrosa que puede adelantar cualquier navidad. Voy llegando a mi cama y veo a mi amante dormida, soñando con paraísos donde la gente resplandece. Veo que en el desdoblamiento sigo acostado a la par suya. Con los ojos cerrados como inocente.
Estoy en Xela sintiendo el hielo pulverizándose en el palacio de Minerva. Pero ya no es un sueño, sufro al ver tanta belleza abandonada por los K´ichees´.
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Mecánica Celeste David Marín.