Desde esa butaca yo y nadie más que yo, sufrí el pánico de la soledad. Sonaban las risas y los acordes del beso en las butacas de atrás o de adelante. Los pop corn eran el confeti en el cine Las Américas. Niños con los pies sobre los respaldos jugábamos a ser mayores que los ruidos de la balacera. La policía era enemiga de todos y los ladrones por aquellos tiempos eran los únicos que podrían venderte el miedo. Todo eso pasaba mientras miraba Naked Gun 33 1/3.
Todo eso al final del la risa de Leslie Nielsen, la risa estúpida de todos y de Leslie Nielsen ahora que ha muerto.
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