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miércoles, 27 de enero de 2010

(X/y) UNA ENTREVISTA A MANUEL-TZOC EN EL GRAN HOTEL



(X/y)
UNA ENTREVISTA A
MANUEL – TZOC
EN EL GRAN HOTEL

El ebrio mar y yo se mojan con la lluvia.
Todo baila abajo.

VEMOS fragmentos de rótulos en las calles, esquinas con desaparecidos-fotocopiados y arrancados por manos anónimas en el pleno ir y venir de la vida, un collage inmóvil moviéndose, en una secreta sinfonía de bocinas y rostros que pasan apresurados un día como hoy lleno de hielo en el aire, un viaje como hoy que es éste tiempo presente atravesando el Parque Central y la sexta avenida en un movimiento giratorio de la vista en viaje hasta el Gran hotel en el que me he decidido por fin ha concluir esta entrevista a un poeta bastante singular.
Manuel Tzoc es un artista sencillo, delgado y con una mirada desvelada. Lo conozco desde el año pasado que intenté hacerle unas preguntas para un boletín que trabajaba todos los meses en la Facultad de Humanidades. Pero una razón me detuvo a publicarla: no conocía su poesía que ante todo rompe con patrones morales e ideológicos y atenta, junto con la propuesta de Héctor Montesinos y Yaxkin Melchy a una honesta trasgresión desde el lenguaje y la forma de vida. Una forma de vida que en otros tiempos sólo se podía vivir desde el closet (esa palabra que usa Monsiváis como metáfora) y en grupos aislados. Manuel es abiertamente Gay. Pero noto que ese no es el tema central de su obra, sino sólo parte del juego que le tocó interpretar. Su trabajo se divide en la artesanía y la literatura. Por un lado, se mantiene de la venta de ropa teñida al mejor estilo Tye-dye; por el otro, vende sus libros personalmente como le ha tocado a muchos escritores nacionales en ese performance al que Manuel asiste casi naturalmente. Aún así sigue escribiendo, posando para la cámara en un trabajo de modelaje travesti casi secreto. Su gusto por el cine es una retroalimentación visual, que luego sintetiza de alguna forma misteriosa en sus poemas. Puede tolerar la música de un sintetizador toda la noche, bailando y bebiendo, conversando con todos los amigos que siempre vemos en los after partys, luego recorre de madrugada, si bien le place, las calles desiertas de la zona 1 en el insomnio de voces de los cafetines de la dieciocho calle, hasta el ir y venir de los Transmetros a la cinco de la mañana que lo llevan a su casa en San Miguel Petapa. Liberal y lúcido, me responde la primera pregunta, no sin antes confesarme lo nervioso que lo ponen las entrevistas:


Lester Oliveros: ¿Y, cómo fue tu primer encuentro con la literatura Manuel?
Manuel Tzoc: Te había contado que mi primer contacto con el arte había sido por medio de la pintura. Una vez por cable, en un canal vi unos oleos de Frida Khalo, Unos cuantos piquetitos se llamaba la que mejor recuerdo. Recuerdo que estaba empeñado en lo visual, tanto, que le dije a mi papá que quería estudiar pintura. Me inscribí en la ENAP, mi papá me compró pinceles y pinturas de oleo. Después de tres meses casi no entraba a clases, me desencanté y me iba a tomar con un grupo de amigos.
LO: ¿Primeros tiempos de Bohemia? –le pregunto, riendo.
MT: Si, la verdad que eran mis primeros tiempos de bohemia. Pero me gusto pintar y lo seguí haciendo. Ya me gustaba el arte de Dalí, Klimt, los surrealistas…, el Bosco.
LO: ¿Recordas el momento en el que escribiste tu primer poema?
MT: Fue una tarde que me encontré de nuevo sin nada que hacer, aburrido y encontré el libro El Tiempo principia en Xibalba de Luis de Lión, me gustó por la portada, por la mitología Maya que siempre me había interesado. Leyendo ese libro escribí mi primer poema, me acuerdo muy bien que fue una fila de palabras, sólo palabras, bastante minimalista.
Recordé esa vez que fuimos con otro amigo a su casa y vimos las paredes de su cuarto con pinturas llenas de un encanto dadaísta y poemas en letra grande tapizando las paredes, poemas de centroamericanos, uno de Borges que según me contó lo hizo llorar. Nos dice que en un tiempo en el folio 114 publicaban poemas en ese formato con invitados de Centro América.-
Entonces le hago algunas preguntas abstractas:
LO: ¿Qué pensas del Mundo?
MT: El mundo es un lugar donde tenemos que soportar cosas… –me dice-, resistir a la muerte, a la vejez; más que disfrutar es soportar algo… que algunas veces no se ve.
LO: ¿Qué es la noche para vos?
MT: La noche –me dice y se le iluminan los ojos al reír –, como dijo alguna vez la Pizarnik, es el día, y el día es la noche, un espacio, en mi caso, para mi solo.
LO: ¿Cuál es tu mejor película, o director de cine?
MT: Te podría hablar de directores, en mi caso Ingmar Bergman me encanta y Persona o el Séptimo Sello son las mejores películas.
LO: ¿Qué es la soledad, para vos?
MT: Desde lo más básico, algo textual, sentirse solo, hasta lo más sublime y existencial como no poder explicarlo.
Su cuarto, desde donde estamos, sentados en su cama, se ve iluminado y puedo ver algunos libros, y folletos de eventos literarios. Me dice que puedo ver algunos y encuentro el libro “Sin Casaca”, del cual me regala una copia; encuentro la novela de Denise Phe Funchal, encuentro Exul Umbra de Guinea Diez, un libro de Mundo Capitol sobre una exposición; sus propios libros: el Escop(o)etas para una muerte en ver(sos) ba…l…a, y el de la Santa Muerte Cartonera de sus Textos Insanos, veo además una librera donde está un libro de Octavio Paz de ensayos, uno de Panero, Khalil Gibran, La Iliada, Clarice Lispector, Pessoa, Boudelaire, conversaciones con poetas de la de la colección Pensamiento, y no alcance a verlos todos porque había empezado ya a interesarme por Cuadrivio de Octavio Paz, que por cierto me lo prestó. Afuera, por su ventana, se veían botellas viejas de ron y octavos de Quetzalteca. Al otro lado de la pared, siempre bajo las pinturas, se miraban fotografías y carteles de eventos como el de Manifestarte y Animal de Monte.
LO: ¿A quién o quiénes invitarías para un falso funeral?
MT: Al funeral invitaría a todos mis cuates leales, a personas que consideren que dejé algo, tal vez no un legado pero si algo…
LO: ¿y a una gran fiesta?
MT: A transexuales o gente excomulgada, marginados de guate, excéntricos, poetas que no les importa si los leen o no, artistas visuales, fotógrafos, novelistas, periodistas de nota roja.


Manuel, desde que lo conozco es un personaje al que le gusta la zona 1. Todos los días, normalmente de martes a sábado vende playeras, pantalones, blusas y faldas, en el local de uno de sus amigos por el parque San Sebastián. Pero me llamó mucho la atención que a Manuel le gusta mucho llegar los domingos a caminar por el Parque Central y perderse en las calles hasta donde la imaginación lo lleve. Además, es un personaje fotografiado puntualmente en las fiestas de la media noche. Lo recuerdo en una celebración que me dijo en un momento “yo voy a morir en la fiesta”, y lo dijo con tanta seriedad que a todos nos dio risa. La fiesta en Guatemala después de la una es una de las más interesantes rebeliones que existen en países como este, también en Teheran, también en Los Angeles, también en Colombia.
LO: ¿Cuáles son los autores que harías tus amigos si estuvieran vivos?
MT: La Alejandra Pizarnik –me dice sin dudarlo, luego piensa, y agrega –, Isabel de los Ángeles Ruano y Rimbaud; Isabel de los Ángeles es la Pizarnik de Guatemala, y Pizarnik fue la Isabel de los Ángeles en Argentina.

Se levanta y trae grandes vasos con jugo de naranja y vodka. Lo noto más relajado. Sé que le gusta la cerveza y lo he visto en fotos en el Cafetín o en alguna parranda callejera en algún estacionamiento, fotos que yo mismo miro con algo como gratitud de la celebración y que al mismo tiempo son un símbolo, si queremos que sea eso, o puede verse también como simple vida de excesos. La noche es una fiesta de luces que chocan. Caminando solo, quizás llorando, como alguna vez me contó que escribió su primer libro, en un estado de melancólica enfermedad, tomando antidepresivos y vagando por las calles como único habitante.
LO: ¿No sé si podes contarme alguna anécdota de algo que te haya pasado en la zona 1?
MT: Que me hayan asaltado dos veces –me dice –, esas dos veces que te conté, de ahí todo lo demás muy bien.
LO: ¿Qué referencias hay en tu poesía a la zona 1?
MT: Todas y cada una –me dice interesado –, porque a pesar de vivir fuera del Centro Histórico, la considero mi segunda casa; todo lo que tiene que ver con la ciudad me afecta y me genera al escribir. Estuve viviendo en un pueblo y me gusta por unos días, luego, es bien raro que empiece a extrañar el movimiento, el ruido general de las bocinas de carros y camionetas, los gritos de los vendedores, el caos, el ruido.
LO: ¿Cómo ves el carácter de los eventos literarios en la zona 1?
MT: A veces me generan dificultades…, no sé como interpretarlo, he sentido la exclusión alguna vez; por ejemplo, no sé si decirlo, pero por lo menos algunos lugares pareciera que sólo fueron hechos para un grupo de amigos, siempre esta marcado por los mismos, es decir… habemos otros; y no es que este yo en el bando de Simón Pedroza ni mucho menos. Creo que finalmente los lugares deberían abrirse más a los demás, el Gran Hotel esta haciendo esa función a un nivel mejor, Casa Cervantes o el Bar el Olvido donde hay que tomar el espacio. El año pasado…, no, antepasado…-corrige- fue Animal de Monte en Xela, yo ya tenía el Escop(o)etas para una muerte en ver(sos) ba…l…a y de pura casualidad andaba por Xela cuando vi el cartel y entonces me regresé a mi casa para traer dinero y me regresé a Xela de nuevo; recuerdo que llegué con el encargado de Metáfora para decirle que me incluyera y me dijo que ya estaban todos, y eso que iba a pagar yo mismo mis gastos; y así te podría contar un par más... En Asalto al Cielo, me metí casi de colado porque Héctor Montesinos y Yaxkin Melchy me invitaron por la presentación del libro de la Cartonera.

Nos llevó un momento largo hablar sobre como había presentado su segundo libro. Me contó que su gusto por la pintura volvió, al darse cuenta que tendría que editar el libro en Guatemala, en la recolección de cartón por la sexta avenida, en la buena y puntual ayuda del editor Simón Pedroza, de cómo había nacido la idea desde México de parte de un poeta chileno en contra de las editoriales establecidas en un comercio lejos del bolsillo del consumidor actual.
LO: Cambiando un poco de tema ¿qué pensas de la moda?
MT: La moda, eso si me fascina –me dice, sonriendo de esa forma que ya he notado que revela cuando algo realmente le agrada –, creo en la moda desde el sentido de la comodidad, la actitud y la creación.
Siento que ha dicho una frase grandiosa. Pero, cómo no puede creer en eso si ha vestido casi a todo el mundo en la zona 1. Sus playeras tye dye se ven en todos lados y es uno de los pocos que lo hace artesanalmente aún.
LO: ¿Cuál es tu estilo de vestir, si lo pudieras definir?
MT: Mira, yo agarro de todos los estilos, me gusta el retro sport de los 80´s, la colaboración de los 70´s también, cada época nos dejó algo.
LO: Una pregunta que nunca te hayan hecho y que quisieras responder.
MT: Tal vez –se queda pensando – ¿Qué pensas del movimiento artístico Gay?
LO: ¿Y que responderías?
MT: Siento que hay mara muy enclosetada, y algunos nos encasillan, el gay sólo puede ser estilista, diseñador, tal vez modisto o padrote, pero no lo ven como escritor, o como artista, y hay muchos que escriben, pero creen que la protesta sólo la pueden hacer en una marcha por las calles del centro… me comprendes, tiene que haber más movimiento de letras, como antes que era tan natural en Rimbaud o Georges Sand.
LO: ¿Que pregunta le harías a Dios si existiera? –le pregunto finalmente.
MT: Yo no creo en Dios, creo que no creo en nada –me responde.
Salimos a la calle. Yo enciendo un cigarro y veo el edificio el Centro con su fachada de apartamentos verticales, el mundo de gente que pasa y corre por la sexta avenida y bajan por la novena calle. Veo a un Michael Jackson bailando sin música pero idéntico a lo lejos. Recostados en un automóvil, luego que me contara todas las dificultades que pasó para publicar su libros, me doy cuenta que la poesía de Tzoc es eso, una búsqueda obstinada a la espera de la apertura espiritual de una generación sobreviviente de la doble moral.

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Manuel Gabriel Tzoc Bucup (1982) publicó su primer libro en el 2006 Escop(o)etas para una muerte en ver(sos) ba…l…a, por la editorial artesanal Folio 114. Pertenece al colectivo de poesía emergente sociedad optativa de poetas anónimos (SOPA). Actualmente prepara otros libros de poemas. De Textos insanos, es de la colección de poesía Sol verde de la editorial Santa Muerte Cartonera, México.

The Smiths- There is a light that never goes out
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Lester Oliveros

Guatemala martes 12 de enero del año 2010

martes, 8 de diciembre de 2009

CASANDRA Y NACHO CRENDE (...Y SU VIAJE COMPLICE POR LOS SUELOS MAGOS DE LATINOAMERICA)




La lectura de poesía fue en la memorable cueva El Olvido, un bar detenido en el tiempo, con pósters de Pedro Infante, Daniela Romo, Cantinflas, una rockola de donde nace la voz de Roberto Carlos, y una televisión con una película de picaresca mexicana que nadie mira. Es viernes por la noche. Entre los invitados, hay dos jóvenes que parecen más europeos que argentinos. Viven una visión propia, que empezó meses atrás cuando decidieron que iban a viajar por toda Latinoamérica, sin portar ningún artificio de la tecnología, con dos mochilas, varios de sus libros publicados en su propia editorial y un gusto por la aventura del Autostop.
Le pregunto a Casandra si puedo empezar con la entrevista.
- Esperemos a Nacho –dice con su acento del sur.
Nacho llegó con una sonrisa que sobresale de su tupida barba castaña. Se siente cómodo en una silla y veo a los dos tan juntos como si fueran uno solo, como si uno no existiera sin el otro. Me lo confirman sus libros, que van enseñándome, donde veo los dibujos espontáneos de Casandra y la poesía de esa simbiosis tan rara en un mundo disgregado. El libro se llama Historia en Fábula de un Caballo Violeta (a veces alado), y me dejan hojearlo mientras me van contando el por qué de los caballos diferentes a cada verso, del juego de los recortes de palabras, de la forma del libro acordeón, y me gusta encontrar en ellos tanta sencillez.
Cuando uno conoce a Nacho Crende y a Casandra Lavalle (que son sus nombres en la vida real), puede que uno los confunda a primera vista con una pareja Hippie. Pero al hablar con ellos uno queda atrapado irremediablemente en su universo, que no es una suerte de complicada trama filosófica, sino una fiesta de la ingenuidad lúdica que los conecta al otro mundo con el regocijo de la niñez. Son como dos niños grandes, creyentes de seres imaginarios y gracias a la correspondencia magnética con la conviven diariamente pueden organizar todos los días un mundo donde la imaginación es sobreviviente. Me cuenta Nacho, que los cuentos surgieron por el hábito que tiene de contarle a Casandra un cuento todas las noches.
- Todas las noches le contas un cuento nuevo –le pregunto, sorprendido.
- Si –me responde –así fue como nació también La No Tan Trágica Historia Trágica de Don Señor Trágico Corazón, porque siempre empiezo contándole un cuento y ella se duerme (y quizás lo sueña), y yo me quedo pensando que el cuento puede ser escrito para que ella lea la continuación al otro día, y sepa el desenlace.
- Luego yo hago los dibujos con la referencia de lo que imaginó en el cuento –me dice Casandra –, siempre lo hablamos, y luego unimos los dibujos al texto.
- Si, creo que nuestros poemas tienen muchas formas de ser leídos –me confiesa Nacho –, creo que cualquier poema hay que conocerlo primero para saber como leerlo. Tratamos de dejar al lector la interpretación final.
- Me gusta lo que dijiste al final, hay poetas que uno relee como Cortazar, que hay que conocer sus trucos. ¿Será como un teléfono descompuesto, de una gran historia que va tejiéndose entre ustedes? –les pregunto.
- Si, pero es un teléfono descompuesto que sólo funciona si el teléfono esta realmente descompuesto –me corrige Nacho.
Nos reímos. Manuel Tzoc me pide otro vaso de vino. Veo a Casandra haciendo un cigarrillo Drums. Oigo la voz de los poetas leyendo ávidamente. Vuelvo a los dibujos de los libros y noto que hay una diversidad de dibujos escondidos en la multitud de formas.
- A veces yo mismo, luego de haber visto por algún tiempo los dibujos de ella, encuentro algo que no había visto antes –me dice Nacho.
- Y ¿cuántos años tienen?
- Ella tiene ahora 24 y yo tengo 26. Salimos con 25 y con 23, ella cumple años en Julio y yo en Marzo.
Casandra lleva puesto un pantalón con orquídeas violetas estampadas en lo negro de esa tela de algodón, una diadema con florecillas de naranjo y una sonrisa calida. Nacho lleva un pantalón Amarillo, unas sandalias donde se advierte la intención de una tijera, el paso del tiempo, algunas manchas de pintura y, la comodidad indudable de caminar como que uno anduviera descalzo…, también lleva puesta una camisa gris y un chaleco negro y me habla de cómo su vida cambió antes del viaje.
- Yo era de Tango, vino y cigarritos, solitario por ahí, y la vida para mi cambió con ella –me dice –, ahora vemos hacia atrás, y no lo creo, somos dos, ella y yo, y los dos comemos, nos vestimos, dormimos y nos narcotizamos, con ésta editorial y los libros; vengo de una familia pseudo-burguesa que para ellos la literatura era vivir flasheando, como decimos allá; yo sabía de amigos que no les iba bien porque salían con un libro nada más, pero nosotros cambiamos eso por una editorial, haciendo libros para chicos no tan chicos y para grandes no tan grandes, es un sueño sabes. Vamos por países conociendo su cultura, probando frutos nuevos para nosotros, sabes que en Argentina no hay bananas, ni papayas. A veces aprendemos a cocinar las comidas de los países a donde llegamos y nos quedamos por unos meses.
- Ustedes son como una comparación del universo –le digo, en mi emoción –porque oí los poemas de ella y suenan como más ingenuos, y los tuyos son como más elaborados en la calle y en la búsqueda del conocimiento, son entre los dos un balance, contrarios que se atraen.
- Puede ser… –me responde.
Finalmente, me dicen que piensan visitar San Cristóbal de las Casas en México y quedarse por unos meses. Me revelan que en ningún país de Latinoamérica los han robado ni han abusado de ellos, sino al contrario de lo que pregonan los telenoticieros, la gente siempre los ha recibido muy bien. Me cuentan, que tan sólo en Panamá, un oficial prepotente se le dio la gana dejarlos esperando por unos días en una isla de Kunas donde nadie hablaba español, y, sólo por ser argentinos. Al finaliza sus poemas, Nacho y Casandra reciben aplausos por su poesía, y quizás, más que todo por el valor de pregonar al mundo que aún el amor puede hacer milagros.

Lester Oliveros
Viernes 4 de Diciembre, 2009.

Todos los libros de Alacarga Editorial: Enriquito y su Nada de Sueños; Historia en Fabula de un Caballo Violeta ( A Veces Alado); La No Tan Trágica Historia Trágica de Don Señor Trágico Corazón, las Parte-Citas Fragmentadas, la poesía en un Estrellario, estrelladamente estrellado y los cuentos de Anzuelo para Sueños.
Fotografía cortesía de Maria José Sanchinelli

sábado, 26 de septiembre de 2009

BREVE ENTREVISTA A MAYA CU


Luego de la lectura de sus poemas, tuve el gusto de conversar con Maya Cu. Su nombre, para que lo voy a negar, me encanta. A ella, la conocí mucho, mucho antes, en reuniones de un grupo de poetas en los que destacaba Emilio Solano, Julio Calvo y Simón Pedroza. Todos motivados por la poesía, vivíamos invadiendo cafés y bares para la lectura personal de nuestros ensayos. Recuerdo que en una ocasión nos sacaron del Caffé Dei Fiori porque sólo dos compañeros iban a comprar su café. Lamentable, más no imposible, que fueran encontrando por su lado su verdadero sitio. Maya lo logró. Le hice unas preguntas para este blog en la Casa Cervantes el día martes 22 de Septiembre.
Lester Oliveros: ¿Que piensas de éste tiempo?
Maya Cu: Soy de la generación que se le llamó de los desencantados, y estoy desencantada de los jóvenes y el gran irrespeto que tienen por todo, estoy desencantada de eso. Estuve para la primera presentación de la película Gasolina de Julio Hernández, y pude darme cuenta de los diálogos tan vacíos y simples a los que la juventud responde contradictoriamente, así son al verse en ese espejo, no lo comprenden. Ahora lo entiendo, en ese momento creí que la película estaba mal hecha, o mejor dicho estaba a medio hacerse.
LO: Un amigo mío me contó que se salió del cine a la mitad de la película. Yo particularmente la disfruté, y pueda haber alguien más que la deteste. Ganó un premio en el Festival de San Sebastián. ¿Y qué me cuentas sobre Proyecto Sangre y La Casa, será que te volviste más exigente y por eso no los terminas?
MC: Fue al contrario. Porque fueron surgiendo más textos en cuanto yo pensaba que estaba a punto de terminar, y en eso estoy.
LO: ¿Me puedes confiar algún recuerdo de tu infancia?
MC: Mira, yo de niña era muy miedosa y tímida, viajé mucho con mis papas y conocí lugares desde muy pequeña. También tuve que trabajar, y creo que la irresponsable irreverencia de los jóvenes de ahora es porque ya lo tienen todo, antes, todos teníamos que luchar por el mañana.
En el salón iba saliendo todo el mundo.

viernes, 21 de agosto de 2009

PAN DULCE DE JAVI DEL CID


Me sorprendió y al mismo tiempo me alegró muchísimo ver a muchos amigos reunidos en el pasaje Rubio el día de ayer para la presentación debut del cortometraje de Javier del Cid, Pan Dulce, que en realidad resultó ser dulce, dulcísimo pero no por eso empalagoso. La estrategia del cortometraje es atrapar desde el principio, como un cuento breve que de dos asaltos se vuelva un Knock Out. Pan Dulce nos cuenta la historia de un chavo desencantado que le gusta dibujar, fuera de clases, subido en el edificio de Pan American o sobre las cúpulas de las ruinas de las catedrales. Conoce a una chica que vive un mundo interior maravilloso donde la dulzura va a ser el complemento a la tristeza de SAD, con quien se conoce en una esquina como en la novela Rayuela, sin ponerse de acuerdo, sin enviarse más mensajes que los dictados interiores de sus dos mundos marginados y casi anónimos entre todo el ruido de la gran ciudad. La trama se enreda brevemente cuando SAD y API sentados sobre una cúpula, en un instante en el que se refleja la intimidad en los ojos de la actriz, el momento cumbre sutilmente imaginado por todos, cuando en la escena siguiente la madre de API aparece llorando sobre su maquina de coser y reprochándole el haber cometido un error… SAD sufre las consecuencias frente a sus padres cuando les confiesa el embarazo de API (interesante actuación de Guillermo Monsanto), para luego en la escena final, como si nos faltara saber lo demás, nos dejan con la voz de API que está narrando los recuerdos de aquella época escritos en su diario. Entonces uno entiende la magia casi fantástica de querer saltar de las azoteas de los conventos ruinas y volar en ascensores infinitos hasta el último piso de cualquier edificio del Centro Histórico. Los recuerdos terminan siendo sueños, creo yo, y este sueño me gusto.
Me senté en la última silla, porque quería hacerle unas preguntas a Javi. Pero eso me sirvió para escuchar los comentarios de la gente. Una pareja detrás de mi, comentaba emocionada los lugares del centro que aparecían en la pantalla, ellos fueron los que me dieron la pista a los lugares, y también pude saludar a Guillermo Monsanto, y a la actriz Analé Lemus (API), que resulto ser cuñada de Julio Calvo. Hablé con el director de fotografía Mauricio Acevedo y me dijo que la producción había durado 5 días, contra reloj por los permisos de las locaciones. A Javier sólo le pude hacer una pregunta,
- Javi, yo pensé que tu cortometraje iba ser más loco.
- Eso pensaron todos, pero tengo una deuda pendiente con eso, hoy saldé otra que tenía que ver con mi prodiga adolescencia, Sweetnes follow, amigo.

Al final del cortometraje, se escucharon los aplausos emocionados, agradecidos, por mucho, mucho tiempo.

lunes, 17 de agosto de 2009

-UN MEGAPOEMA Y UNA COCA-COLA/CON WINGSTON GONZALEZ EN LA USAC





Para la poesía, o se es accidentalmente bueno o se es intencionalmente malo.
Javier Payeras

“…qué simpática es usted
desgaja su nausea en el piso de MacDonalds
va gritando al oído de dios cosas impertinentes
echa abajo las palabras y al amanecer ya no está
se sabe advertida y las echa abajo…”

[Señorita simpatía [ Fax psychobilly)
W.G.


–Quedamos de encontrarnos en la Biblioteca Central. Lo vi a lo lejos como un jazzman, como un verdadero caribe, delgado y oscuro, con el pelo afro desordenado, con un libro de bolsillo en las manos. Era lunes por los concurridos chupaderos de la Universidad de San Carlos, que a esa hora no se ven por la marea de estudiantes caminando apresurados a la primera clase de la tarde. Entonces lo llamaron por teléfono.
- Es de San Marcos –me dice, luego de responder –. Acabamos de presentar una obra de teatro allá.
- Supe que fue con el grupo de los Ixtágeles.
- Si fue con ellos, pero ahora hay un colectivo –me responde.
- ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en San Marcos?
- Llevo viviendo allá siete años –me dice, esquivando los automóviles que entran por los portones de la universidad –. Allá estudié.
Ya acomodados en las afueras del Café me dice que está algo agotado por el viaje y que le molestan las distancias al viajar por camioneta. Winston me responde en español con un leve acento garífuna, y, como si no le importara la entrevista sino estar allí, vivo y con un poco de voluntad para sentir la tarde. Sentía que estaba delante de un mago, por la lectura de sus poemas y además porque siempre he creído que la imaginación es dos veces más real. Con Wingston González habíamos entablado una conversación unos meses antes por messenger. Estaba decidido a irme a San Marcos para conversar y entrevistar a éste poeta que había nacido en Livingston Izabal, en 1986. Para mi buena suerte logramos sentarnos a platicar en el café Italian, el 3 de agosto, que para nuestro pesar, era el primer día de la semana y todo el mundo parecía agotado a las cinco de la tarde. No lo conocía en persona, no había encontrado mayor información sobre él, ni sobre su libro en Internet, tan sólo un comentario de Juan pablo Dardon, que hizo una semblanza justa, en su blog
, a propósito del libro Aldeas mis Ojos, y decía sobre la poesía de Wingston: “misterios que nunca serán resueltos”, y también: “…hay buena música en sus letras”. El libro de Wingston era Los Magos del Crepúsculo [y blues otra vez](1), basado en dos textos preliminares, según me aclaró durante nuestra conversación; uno era Los Senderos espirituales del Crepúsculo, y el otro La ruta del Ángel.
– ¿Cómo fue la publicación de tu primer libro? –le pregunto.
–Bueno, yo había empezado a escribir mucho antes. Pero escribía una prosa absolutamente mala.
–… ¿y cómo sabes que era mala? –le pregunto, sorprendido que haya tomado el curso de la prosa antes que la poesía, que es lo común.
–No me gustaba; no funcionaba y ya –me responde –. Ya estando en San Marcos terminé dos textos que luego reelaboré como un sólo libro y un día vine acá a la ciudad, y de puro accidente conocí a Javier Payeras
(2) y a Julio Serrano en una feria del libro y les dejé una copia de mi texto. Poco después, me dijeron que la Editorial Cultura, dirigida por Paco Morales quería publicarme. Y eso fue el principio de todo.
No había, para él, más historia que esa. Así había surgido su libro y su imaginario y, no pensaba idealizarlo contándome una tediosa odisea romántica de editoriales que le golpearan la nariz con las puertas del imposible. Hablábamos desviándonos del tema de la entrevista y hubo algunos momentos en que el entrevistado era yo. Era normal, supongo, no nos habíamos visto nunca.
Me contó sobre su niñez. El pequeño Wingston, a la edad de ocho años, según me dijo, no buscó la felicidad en las chamuscas, ni en los campos de fútbol, sino en la biblioteca de Livingston. Niño iniciado en la soledad más poblada por los personajes de Julio Verne, en las enciclopedias y los libros míticos del Viejo y Nuevo Mundo, primordiales para que conquistara todo su pasado y luego contarlo a ritmos en sus primeros poemas. Pero es ante todo, un gran lector; de ahí que viendo la playa de los crepúsculos propios, sintiendo el oleaje vivo mientras la noche cubría de estrellas las estelares ráfagas oníricas, el pequeño Wingston imaginó una forma nueva de decir las cosas para sí mismo, se contentó con llenarse de fantasmas sensibles y espíritus que había publicado libros a su paso por la tierra. Ahí estaba Wingston González, según me enteré, desde La vuelta al mundo en Ochenta días, la TV, y la música, leyendo un libro de Alfonso Fajardo, motivado por primera vez a escribir algo con sus propias manos.
– ¿Cómo fue qué empezaste a leer tanto?
– Pues en primer lugar porque Livingston me parece un lugar muy aburrido, y no había para mí nada más que hacer que leer. Luego que a mi abuela y a mi mamá no les gustaba la biblioteca del pueblo (que queda junto a la parroquia) y se vivían diciendo que en ese lugar había espíritus malignos, fantasmas, abuelos muertos, ya sabes, qué sé yo. Creo que en parte lo hice, o lo empecé a hacer, por rebeldía. Fue el primer enfrentamiento con mis padres de varios después.
Bebió un poco más de su Coca-Cola. Vio pasar a cientos de estudiantes en un segundo con sus caras fatigadas, y luego me preguntó que si estudiaba Letras, conversación que se desvió a la política, a lo cual yo respondí como un estudiante que llevará la playera del Che sentado en la plaza de los Mártires. Reaccionamos los dos, riendo y recordando a Leopoldo Maria Panero y sus citas sobre e.e. cummings, y a tantos escritores de esa línea como Francisco Nájera o Perdomo que les gusta citar grandes autores de memoria.
– ¿Cómo ves a Guatemala hoy? –le pregunto finalmente.
– ¿Cómo Guatemala? ¿Desde la literatura, o desde dónde? Este país es tan complejo que…
–…sí, esa; no la literaria, sino la de los crímenes, corrupción, hambre y, todas esas imágenes que se gestan en las calles y terminan impresas en los periódicos.
–Ah… me parece horrenda –me respondió Wingston.
Tiró los brazos y la cabeza contra el respaldo de la silla, como para ver el cielo.
- Si, uno pertenece a esa historia –me dijo –pero creo que Guatemala es como un Megapoema /un momento extraño/ y en el fondo una metáfora de la incomunicación. Como el libro de Virgilio Pineda La isla en Peso, y cuando leo a Payeras, Serrano, Mills, Woltke, o algún otro escritor joven, se ven hermosas heridas que no han cicatrizado. Y toda esta publicidad tan positiva dictada por quién sabe quién de comercios como Campero, Guateámala, Proreforma. Y tantas iglesias kitsch. Y éste bombardeo de pancartas y vallas con mensajes del Canal 27. Son un cobertor, una máscara, una solución de superficie, una simulación. Todo eso es una trampa peligrosa que pretende alejarnos a todos de la posibilidad de un ejercicio crítico verdadero. Y esa forma de llamar terroristas a las maras y pandilleros que, aunque no es que nos parezca idílico lo que ahí pasa, son formas de resistencia en contra del sistema. Lo de moda es decir que el problema número uno es la violencia; ¿y qué haces con el hambre, la pobreza, la acriticidad de nuestra realidad? No es tan así de fácil.
- Y cómo se puede lograr esto, llevar a la masa colectiva, a toda una Nación a pensar de esa forma progresiva, futurista y liberadora.
- Ah, eso si esta difícil. Pensaría que el escritor tiene una responsabilidad con su oficio, y que de éste oficio, de la imaginación, del trabajo, pretendería elevar las expectativas del hombre. Los partidos políticos dejan mucho que desear y hay que pelear la lucha desde nuestras propias trincheras. El escritor se debe dedicar a imaginar las sociedades del futuro, como Verne, el Dick de “¿Sueñan los android… los androides con ovejas eléctricas?”; como la ciencia ficción. Autores así me sorprenden con sus visiones. Mira, ahora mismo yo no iría a la montaña, ni tendría fantasías por morir por algo o por alguien, creo en otra clase de emoción, no en la martiriología. Eso de que se le llamé a esa plaza, De los Mártires, es anacrónico.

No fumé ni un solo cigarrillo mientras caminábamos a la avenida Petapa. Hablamos, en ese corto pasaje de Lezama Lima y su Paradiso (que para González es tan complejo o más complejo que el Ulysses de Joyce), Francisco Nájera, Zoe Valdez, Manuel Tzoc, el exilio, y de los pobres afortunados de la Génération perdue, y de cómo Gertrude Stein había logrado, con una sola frase indiferente(3), hacer que un grupo de escritores jóvenes demostrara que no iban a desperdiciar su tiempo en el mundo, sino devolver a la existencia un poco más de los misterios del amor y del arte para perpetuarlo. Wingston corrió hacía la camioneta 201. Según mi recomendación debía tomar la 101 en la zona 10, que lo llevaría a su hotel en el Centro Histórico. Me regaló, uno de sus últimos trabajos Fax Psychobilly, un librito fotocopiado con pasta negra, que había terminado apenas en julio. Lo demás fueron recuerdos de cuando conocí, hace unos años, Los Siete Altares, y la playa de Livingston; en la que se puede caminar en la arena hasta el fondo sin apenas hundirse. –


Otras Referencias:
http://alanmills.blogspot.com/2005/10/una-lectura-de-los-magos-del-crepsculo.html
http://www.prensalibre.com/pl/2006/marzo/06/136068.html

Lester G. Oliveros Ramírez
Miércoles 12 de Junio 2009

FAXPSYCHOBILLY DESCARGALO AQUI.
[1] Los Magos del Crepúsculo (y blues otra vez), Editorial Cultura, 98pag. 2005
[2] Qué importa que González sea un poeta de origen garífuna, que tenga la obscena edad de diecinueve años y que éste sea su primer libro, trae palabras aceleradas de vida que buscan rebasar la larga procesión de lo solemne. Texto de Recrearte, comentario de Javier Payeras 2005.
http://www.revistarecrearte.com/modules.php?name=News&file=article&sid=164
[3] “Eso es lo que sois todos vosotros... todos vosotros los jóvenes que servisteis en la guerra. Sois una generación perdida”

martes, 28 de julio de 2009

JUAN PABLO DARDON RESPONDE 11PREGUNTAS


Lester Oliveros: Estimado Juan Pablo, no he tenido la oportunidad de saludarlo, en sus textos no se muestra tanto como en las preguntas que ya ha respondido, aquí van las mias que publicaré en mi humilde blog:1- Qué es lo que más valoras de los seres humanos.La capacidad de reir en las situaciones más desesperadas.2- vos morirías por algo.Claro. Y por alguien también.3- Cuál es tu sueño recurrente.Que tengo un puesto de hotdogs en el día y por las noches, la carreta se convierte en auto de drag racing. Todo como parte de la estrategia de mi franquicia “Rápido y Shucoso”.4- Alguna pregunta que nunca quisieras que te hicieran, ni contestar.Si me preguntan yo contesto, aunque sea muladas.5- Cual es el mejor recuerdo que tenes de la zona 1.Mi cachorra, una gata casi humana que me gustaba llamar Kichu.6- Quién es para vos Javier Payeras, Alan Mills, Julio Serrano, Ronald Flores, Maurice Echeverria, Pablo Bromo, y que cualidades aprenderias de cada uno.Todos son mis amigos y cada vez que los miro aprendo a no ser como ellos, jajaja! Pero fuera de bromas, todos tienen algo para aprenderles y para desechar, ya, como todo el mundo.7- Algo que te guste más de las Cien Puertas.Las lentejas. Y las lentejuelas de la gentejuela que por allí transnocha.8- Alguna rareza en la Cama con tu mujer.Nada, no tengo mujer en cama.9- Haciendo una Mujer Frankestein, como formarias a una mujer modelo para un escritor indigente.Pues no son muy exigentes, he de decirte. Con que le haga operación cebolla, suficiente.10- Cual es la bebida recomendada para un artista.Cada uno escoge su veneno. A mi me gusta el Whiskey JWBL y la cerveza Rooster (Gallo pues).11- Qué fue lo que más te gusto de la literatura, y porque no has terminado en el bote, y que fue lo que se te dificulto más de la escritura de tu libro publicado.No he terminado en el bote porque no soy delincuente, la vida que se habla en los libros es otra de la que vive el autor. Eso sí, que he hecho mis travesuras, pues quien no. Lo que se me dificultó fue el proceso de selección de textos para Breves Conversaciones de la Sicosis era un libro de poemas gordo que tuve que hacerle liposucción para dejarle la esencia. Ya sabés, lo flaco siempre es mejor.


*En este espacio también se pueden hacer preguntas a JuanPabloDardon, yo se las mando por correo.

jueves, 25 de junio de 2009

TRES PREGUNTAS A DAVID MARIN CREADOR DE I.A.R 2009 (CONTINUACION)



1.-¿Cómo te definís artísticamente, es decir, cuál es tu vocación?

-Todo niño se maravilla ante cada cosa nueva que encuentra, y disfruta de toda forma de expresión, gritar, cantar, pintar, hacer cosas con las manos, imaginar, fantasear, alucinar. Hasta que alguien le inculca la verguenza y le muestra los idolos que forman el cerco del rebaño. Mi vocación es ser un niño irreverente.

2.-Me habías dicho el sábado que la gente que más ha sido convocada por tu propuesta musical de video y animación es gente que se dedica a la literatura, ¿a qué atribuís éste fenómeno?

Al Internet. La mara que escribe tiene más conecciones unos con otros pues por lo general expresan y hacen pública su opinión en correos, blogs, foros, etc. La mayoría no saben cómo son los videos o la música, lo que les llama la atención es el concepto.

3.-Este proyecto I.A.R todavía tiene que ir descubriendo su público, ¿pero para qué grupo va dirigido originalmente (si se puede pensar para alguien específicamente)?

El performance de I.A.R consiste en grabar en el subconciente de la mayor cantidad de gente posible algún poema de los Angeles Ruano. Por eso todo está disfrazado de música popular y no como música para intelectuales.

Acá tu trayectoria, un repaso de todo:

Me he pasado casi toda la vida estudiando la naturaleza y las matemáticas, ahora me estudio a mi mismo y mi interés es la reprogramación de la sociedad humana para sacarla de la barbarie. Nada que ver con mis contemporáneos, ni sus hijos, esto va para largo...
*
Guatemala 20/06/09

miércoles, 10 de junio de 2009

LA OTRA FIESTA DESPUES DE LA FIESTA/ARBITRARIA MUCHEDUMBRE DE PABLO BROMO




No toques el saxofón. Deja que él te toque a ti.


Charlie Parker




Un 9 de Junio nace Johnny Depp, y para variar, es abolida la esclavitud en toda Norteamérica, se suicida Neron, muere Charles Dickens y nace el Pato Donald. No sé los motivos para que Pablo Bromo presentara su libro en Sophos el día de ayer, 9 de junio, a las 7:30pm, con la casa llena de amigos, entre dos buenos escritores: Javier Payeras, y Francisco Alejandro Méndez.
Estaba con mi novia en la terraza de un bar cuando vi pasar, media hora antes, a Julio Serrano. Aquel iba envuelto en su propia música. Intempestivamente salté de mi asiento, dejando mi cerveza y a la chica, y corrí a saludarlo. Aquel se asustó.
- No te conozco –me dijo al reaccionar, mientras se quitaba los audífonos.
- Mirá, yo soy el chavo que te mandó el relato –le dije comprendiendo su freak.
- Haaaaa, sos voz –me respondió ya aliviado –mirá pues, la maldita paranoia.
- ¿Qué, tengo planta de marero? –le pregunté, en broma.
- No, hombre –me respondió.
Iba también a la presentación del libro de Pablo Bromo, Arbitraria Muchedumbre, y le comenté sobre su trabajo y le dije que era un gusto saludarlo.
- Pues mucho gusto también vos, más tarde vamos a hacer algo, va haber after –me dijo.
- Allá nos vemos –le respondí riendo todavía de la reacción de aquel, y por el hecho de no pesar antes, lo que se podría pensar de un desconocido, parándolo a uno en plena calle de la zona viva con una emoción que bien se pudiera confundir con criminalidad fanática.

Acabé mi cerveza y caminamos con W hasta la Plaza Fontabella. Javier y Francisco estaban conversando animadamente con algunas personas invitadas a la recepción y Pablo era sostenido, en plena dialéctica, de una copa de vino tinto que degustaba con buen humor mientras saludaba a los demás que iban llegando. La sala fue propuesta para una celebración diferente, habían mesas (no filas de sillas como en otras ocasiones). Vi el bigote daliliano del Neco acercándose entre los estantes de libros y llegaba con su pareja, una australiana de ojos delicados, que luego nos enteramos, enseñaba ingles y podía ser, aparte de un buena amiga, el más interesante dibujo estético a la par de un latino rockanrolero con planta de mosquetero. Se sentaron a nuestra mesa. Entre la conversación, le pregunté a Neco por su lectura del Popol Wuj, mientras se ponían cómodos y empezaban a bromear con la seriedad y la compostura que corresponde a un lugar lleno de gente conocida. Me respondió que sólo lo había leído en una ocasión.
Le había pedido a Pablo Bromo una entrevista cortísima con tres preguntas para el boletín de la Facultad. Para cuando empezó todo, me di cuenta que no llevaba lapicero ni papel. Me alivió que W llevara un bolígrafo.
Javier construyó un interesante discurso sobre los orígenes de éstas literaturas, habló de esos niños desamparados al televisor que gozaron del milagro del Cable con sus setenta y nueve canales aún en sus idiomas originales, de la cultura del Atari y Nintendo, intercalando frases como “nosotros no sabíamos que había guerra y conflicto armado hasta que vimos CNN” , “mis primeros poetas fueron Giovanni Pinzon con Bohemia Suburbana, La Tona (señalando a Neco, que le sonreía modestamente al auditorio), y esas bandas de Rock” , y luego dijo algo de lo que ya antes había discurrido en la entrega de su libro “yo todavía no he hablado con alguien que me hable como en las novelas de Thomas Mann, se le ha reclamado mucho a nuestra generación el no tocar los grandes temas, pero a nosotros nos han gustado más los temas sencillos, describir el color de las botonetas al sacarlas de la bolsita negra, estos temas son los que miramos y oímos a diario”, dijo, parafraseando un poco su discurso. Leyó un texto del libro de Pablo y luego le dio la palabra a Francisco Méndez que también retomó el discurso de estos nuevos tiempos donde ya no hace falta un compromiso político; habló de Artaud y de los poetas vanguardistas que fueron llamados unos “niños malcriados”, también discutió el trabajo de ir contra corriente con el realismo mágico liderado por Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, el Boom, y esta nueva forma de contar la vida de una ciudad de madrugada en medio de la fiesta.
Pablo Bromo estaba visiblemente emocionado. Ahí estaba la portada de su libro, cápsula tras cápsula, y la música se hizo escuchar con los primeros acordes. Érase un escritor músico. Habló de la frase de Manuel José Arce de cómo es querer y al mismo tiempo que le duela a uno
[1] querer a Guatemala, sobre los After Party´s, y la buena música. Mientras la canción de sus palabras resonaba en esa sala, recordé la primera vez que lo había visto, con su acento argentinizado por Charly García, Fito Páez, y Espinetta, y recuerdo que llegamos a la casa de Francisco al After, ahí estaba aquel en un sofá en una habitación muy pequeña, realmente disfrutando de la cerveza, realmente oyendo Bjork; luego recordé la ocasión en la casa de un tal José (que había trabajado para MTV, y había tenido el raro juicio de darme dinero para comprar toda la cerveza que quisiéramos), y nos ponía la música que queríamos en su gran sofá que le daba la vuelta a un gran salón (esto era en la zona 4), y allí estaba Pablo Bromo bajo la influencia de los Fabulosos Cadilacs y Depeche Mode, entre R.E.M y Tom Waits, y La Sonora Santanera, luego la madrugada, la luz que va naciendo mientras fumada a fumada uno termina viendo la sumisa, tierna y pura, luz blanca de la mañana del otro día.



Pablo termina de leer y la gente sonríe. Ha estado magnifica la lectura, me dice W, yo le pido el bolígrafo y corro a la mesa con una servilleta. Pablo firma libros y en un receso, me responde.
- ¿Cuál es el SoundTrack de tu vida, y tu cuadro favorito?
- ¿Me hablas de bandas o canciones?
- Había pensado en una canción que tuvieras en mente, pero decime una banda.
- The Cure –me responde mientras brinda con Marré – ha, y el pintor, cualquier cuadro de Miró.
- ¿Dónde te asaltó la idea de escribir Arbitraria Muchedumbre y qué sonaba de fondo?
- Fue en un After como a las 3:00a.m., rodeado de buena compañía y escuchando la mejor música.
- ¿Cuál es tu programa de TV favorito?
Luego de pensarlo y repensarlo, me dice que tiene muchos favoritos, yo le repito que sólo debe decirme uno, le menciono Seinfeld, y le brillan los ojos, cuando me dice que es muy bueno, y luego, responde por fin.
- Yo creo que The Simpsons.

Es curioso, realmente curioso, por no decir misterioso, por no decir casi ominoso. Me olvidé mencionar que el 9 de Junio también murió Miguel Ángel Asturias
[2].

Lester Giovanni Oliveros Ramírez
Guatemala 10 de Junio 2009

[1] “no quisiera amar tanto a este país, a esta gente... el amor se me transforma en dolor y eso no es justo”.
[2] 1967

lunes, 11 de mayo de 2009

TODA LITERATURA ES UN VIAJE POR AMOR (ENTREVISTA A RAFAEL ROMERO/CREADOR DE ALTERNATIVAS LUDICAS)


Entrevista a Rafael Romero que sólo fue posible por los milagros de la tecnología y el gusto y curiosidad infinita por la literatura undergrownd. En una respuesta se conoce el genio de una personalidad, y este escritor que se autonombra un poco anonimo, me sorprendio con una anecdota en la que conoce a Leopoldo Maria Panero, una leyenda y una lección de vida sobre el juego infinito, las alas de un viaje, una Remigton y la soledad de los magos y duendes covocados por la imaginación.

*

*



1- ¿De dónde surgió el nombre (TPA)? Creo que ya lo han preguntado antes pero contame los detalles.

RR. Pues como muchas de las cosas que hago la frase en sí fue una ocurrencia. Me gustó, la guardé y luego pensé que podía usarla en algo. Cuando quise sacar a la luz el proyecto (blog-antología) y empecé a barajar títulos, pues no me tomó tiempo, prácticamente ya lo tenía. De alguna forma encajó con el concepto central de Te prometo anarquía: habilitar un espacio en donde el autor (poeta, escritor, fotógrafo, pintor, etc.) sea el que tome las riendas y decida qué publicar y cómo, tratando de hacer caso omiso de los ya consabidos parámetros editoriales, con un mensaje subliminal de tipo: aquí podés poner lo que se te dé la gana, lo que querrás, el único responsable sos vos. El publicado o publicada deciden y el único que tendrá derecho de juzgar será el lector. Para mí, en este proyecto, es fundamental dejar de obstaculizar, no poner más barreras de las que ya existen. Sin distinciones. Todos en igualdad de condiciones. Y claro, siempre pensando que de alguna manera el blog pudiera (y pueda) ser una especie de plataforma, defendiendo la libertad de expresión y/o artística de Guatemala. Es una frase muy sugerente, que encierra mucho. Cualquiera podría decir que es un proceso muy deliberado y que tanta libertad puede significar la circulación de propuestas de mala calidad estética o literaria. Todo esto es subjetivo, pero no deja de tener algo de cierto. Es un riesgo. Yo aquí trato de jugar un papel neutral, de no involucrarme en decir qué es bueno y que no, desde un punto de vista estético. Yo permito un espacio, abro una puerta. Lo ideal sería que quien quisiera publicar, en general, fuera honesto y tuviera la suficiente autocrítica (esta es una característica inminente en los escritores y/o artistas) para considerar que lo que escribe o hace pueda o deba ser publicado.

2- ¿Cuál fue el primer libro que leíste y qué estás leyendo ahora?

RR. Buena pregunta, especialmente porque mi memoria anda un poco atrofiada debido a los excesos etílicos más que todo. El primer libro, si no estoy mal, fue Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez. Y lo que estoy leyendo ahora (no los he acabado) son If You Liked School, You’ll Love Work… de Irvine Welsh y The Brotherhood of the Grape, de John Fante. Soy algo inquieto y leo varias cosas al mismo tiempo. El que sí acabo de terminar de leer es Clases de dibujo de Eduardo Halfon, que recién me lo envió mi suegro con dedicatoria del autor incluida.


3- Contame alguna anécdota importante, curiosa o divertida de las publicaciones de TPA.

RR. Hay algunos detalles curiosos, la verdad. Al inicio pretendía abrir un blog en donde publicaran mis familiares y amigos escritores más cercanos, pero al parecer al único que le entusiasmaba la idea era a mí y a dos o tres más, así que tuve que replantearla y ver cómo lograba darle salida. De ahí surgió Te prometo anarquía como todos lo conocen ahora, cosa que jamás me imaginé que pasaría. Y otro detalle curioso que, a pesar de que intuyo su razón de ser, no deja de sorprenderme es la negativa (y muchas veces el silencio y/o falta de interés) de muchos escritores o poetas supuestamente consagrados a considerar TPA como algo serio o válido dentro del panorama de la literatura guatemalteca. Y aún peor, a querer aparecer publicados/as. He invitado a algunos que ni siquiera se han tomado la molestia de responder con un no, gracias. Pero a la vez, también han aparecido otros que, por x o y razones, tampoco me esperaba que quisieran colaborar y ahí están, cosa que me alegra mucho. También te puedo mencionar la vez que un italiano me escribió interesándose por el blog y mandándome sus textos. Tuve que responderle diciéndole que gracias, pero que el espacio era para guatemaltecos. Ese mismo día puse una banderita de Guatemala en el blog, a ver si quedaba claro.

4- ¿Qué intuís en las publicaciones digitales, luego del libro de Julio Serrano (TRANS 2.0) y la difusión de muy buena literatura por medio de blogs o cualquier otro tipo de envío digital, ya sea por Ares o los nuevos e-book?

RR. Aunque no lo parezca, tomando en cuenta la cantidad de blogs que tengo, no me considero un blogger ni tampoco suelo navegar mucho. No tengo el gusto de conocer a Julio Serrano. Me enteré de Trans 2.0, lo vi y me pareció buena iniciativa. Es el tipo de propuestas que necesitamos en Guate, más intrépidas, más alternativas. El fenómeno de la Web 2.0 es trascendental. TPA no sería lo mismo sin los blogs, con eso te lo digo todo. De igual forma, siempre hay un riesgo. Una cosa es ser blogger y otra ser o querer ser escritor. Para mí no es lo mismo. Ser escritor implica muchos más compromisos que mantener actualizado un blog. De cualquier forma, las posibilidades de expresión y de encontrar buenas propuestas literarias y artísticas están a la orden del día gracias a Internet y a las nuevas tecnologías, y eso es bueno, hay más cercanía, más inmediatez, menos barreras, más variedad. Es lo que te permiten las publicaciones digitales. Y ya que parece que están al alcance de muchos, pues hay que aprovecharlas. A pesar de esas facilidades, soy fetichista del libro como objeto. Aquí en España hay muchas editoriales que, además de continuar con sus catálogos impresos, ya están preparando sus catálogos digitales. Es un buen indicio de que a pesar de la tecnología, el libro como tal seguirá vigente siempre.

5- ¿Podés contar un poco sobre tu propio trabajo literario viviendo en España?

RR. Pues yo aquí vine básicamente por motivos amorosos, pero a la vez tuve la suerte de estudiar en la Escuela de Letras de Madrid y en La Casa Encendida. Hice un curso de narrativa y participé en algunos talleres relacionados con poesía, cine, literatura. La idea siempre ha sido perfeccionar lo que hasta la fecha he escrito, pulirlo, reencauzarlo. Tengo tres novelas cortas, un proyecto empezado de una novela de mayor extensión, un libro de relatos breves y tres poemarios. Gran de parte de eso lo empecé a escribir en Guate, obviamente, y lo he ido trabajando desde aquí, pero sigue en estado inédito. Lo poco que he ido sacando lo hago a través de mis blogs personales: Cinco kilos de vacío y Epifanía doméstica de la nostalgia pura, en algunas actividades con el colectivo Cuarto Incierto (bajo el pseudónimo de Capricho Paper) y en alguna que otra publicación digital, como en Las afinidades electivas, por ejemplo. De ahí, pues trato de mantener activos tanto Te prometo anarquía como Mula que es uno, que les tengo mucho cariño y por medio de los cuales he llegado a conocer mucha gente y a apreciarla. De mi interés por el arte urbano, nació un proyecto amateur de fotos (no soy fotógrafo, aclaro), titulado La urbe habla, del que se desprende otro más reciente: Ectoplasmas en concreto. Como podrás ver, si no existiera Internet, mi condición de inédito sería realmente calamitosa.

6- ¿Podés contar alguna anécdota familiar de tu adolescencia en relación con la poesía o la literatura?

RR. Bueno, no sé si sea anécdota, pero cuando tenía 16 o 17 años encontré un par de libros que me marcarían mucho. De los decisivos, como se dice. Tenía la costumbre de registrarle las libreras a mi papá y ahí fue donde los encontré. Te hablo de la Poesía completa de César Vallejo y de El tiempo principia en Xibalbá, de Luis de Lión. Aunque no entendía muy bien lo que leía, supe que de algún modo mi vida estaría ligada a los libros (trabajo como corrector de estilo) y a la literatura (pretendo llegar ser escritor algún día). Y así fue como empecé a escribir mis primeros intentos de poemas y de cuentos. Me apoderé descaradamente de la máquina de escribir de mi papá (una Remington, si no estoy mal) y me dio por encerrarme en mi cuarto horas y horas a supuestamente escribir. Ahorraba para papel bond, tipex y cinta para la máquina.
Mis papás y hermanos me molestaban. Cariñosamente, claro. ¿Qué tanto escribís, vos? Les llamaba la atención que en lugar de salir a la calle, me encerrara a llevármelas de poeta. Amontoné muchísimas hojas llenas de versos poco originales y cursilería en estado puro. Esos días son los que más recuerdo.

7- ¿Parece que estás muy actualizado de lo que pasa en Guatemala y desde Europa puede haber otra perspectiva de criterio general, incluso hasta optimista, qué pensás de la Guatemala actual?

RR. Mi visión sobre Guatemala no creo que sea la más profunda ni la más original de todas. Ponerme hablar de la situación social, económica, política e, incluso, literaria sólo creo que dejará al descubierto lo mal informado o desatinado que estoy al respecto. A eso hay que añadirle que optimista tampoco soy ni he sido. Es verdad que hay un problema terrible con la falta de educación, con la violencia, con la pobreza, con la ineficacia de nuestros políticos, la injusticia, la represión, etcétera, pero, ¿qué hacemos los que supuestamente hemos tenido la suerte de ser educados? Todavía hay demasiado letargo, demasiados prejuicios, demasiados tabúes, demasiada envidia, demasiado egoísmo, demasiado resentimiento, demasiado conformismo, demasiada mentalidad medieval y retrógrada. Sin embargo, es verdad también que poco a poco hay más muestras de que no todos quieren seguir viviendo así, de que hace falta un cambio. La gente joven se está implicando más, hay más movimientos y propuestas interesantes en muchos aspectos de la realidad del país. A ver qué pasa. De todas formas, insisto, no creo que yo sea el indicado para hablar y opinar al respecto.

8- ¿Has viajado a otros países de Europa?

RR. Solamente he estado en Italia y en Alemania. En unos meses me daré una vuelta por Croacia y, con algo de suerte, por Praga. Inglaterra y Francia siguen en mi lista de espera.

9- ¿Podés contar alguna fantasía erótica realizada?

RR. Sí, la tarde que conocí y hablé con Leopoldo María Panero.

10- En el Popol Vuj habla que los primeros hombres podían verlo todo, haciendo un recuento infinito, ¿qué pensás del mundo de hoy en día y el impacto en los niños, en la nueva generación y en el futuro de la humanidad?

RR. Me vienen a la cabeza las palabras “ambición” e “individualismo”. Encierran muchos aspectos que mueven el mundo de hoy en día. Me da la sensación de que el ser humano ha estado pecando de autosuficiente y se ha creído más inteligente de lo que realmente es. Si ponemos en una balanza el afán por el progreso y sus consecuencias, no sé si realmente la tendencia sea del todo positiva. Parece que las sociedades actuales, bajo la falacia de la modernidad, se escudan bajo parámetros que pretenden reafirmarnos que sólo estamos de paso, que lo único que importa es el presente, que mientras más tengamos mejor viviremos. Una especie de campaña publicitaria con aroma a carpe diem en donde los valores han pasado a segundo plano. Como sabemos, todo es relativo. Lo importante y lo que nos queda es la responsabilidad de que los niños y las nuevas generaciones, tan viciadas desde edades antes inconcebibles, crezcan y asimilen la realidad de otra forma, más integral. Que sean más perceptivos, menos indiferentes. Pero al igual que te dije un par de preguntas antes, yo no me considero apto para hablar u opinar extendidamente, y menos para sugerir soluciones. Ojalá las cosas fuera un poco menos complicadas.


Fotografía Siglo XXI

sábado, 18 de abril de 2009

CONVERSACION EN EL FUTURO UNA ENTREVISTA AL POETA ALAN MILLS


Sophos 6:00pm.




Creen que los escritores vivimos en ciudades cosmopolitas, tenemos
dinero, agentes literarios, cenamos con embajadores, dictamos conferencias en
auditorios llenos y nos acostamos con muchas mujeres.

Javier Payeras, Retrato del Mal.
[1]


Existe la posibilidad que éste artista, en una región paralela, pudo haber sido antes amigo nuestro, talvez por una correspondencia, por dibujos dejados al azar sin aparente destinatario, por mapas que corresponden a la invisibilidad y terminan en un vacío significante, invisible, anónimo, pero que de pronto pueden llegar a ser más reales que la gente que transita por la misma calle, día con día, a la salida de casa para ir al trabajo. Alan Mills ha viajado mucho y ha publicado con éxito varios libros de poesía, pero sobre todo ha sido un nómada… y estaba lejos para mí la posibilidad de poder entrevistarlo. Llegó puntual a Sophos de la Plaza Fontabella, con su “Poetry Rock Star’s Hair”, la mirada que lo ha hecho célebre desde México hasta Chile, su tez morena, y en la mano el signo de su pasión: un libro. No llegó solo, unos pasos atrás, lo acompañaba Ballard[2], más serio que un muerto, y más blanco que una hoja de papel bond. Nos saludamos. Ballard, se sentó en una de las sillas libres y no dijo nada en toda la conversación, parecía irse inmortalizando conforme entraba la noche. En seguida apareció la mesera por el pasillo largo y nos ofreció el menú. Alan pidió una Gallo y yo repetí mi pedido de café Americano.
Eran las seis de la tarde. Afuera el mundo; las casas con piscina de la zona diez, los ventanales nebulosos de la casa de enfrente y los árboles fieles a la naturaleza y a la alta decoración urbana.


- Cuando vos digás –me dijo, su voz era grave, educada, como esas voces cínicas y permanentes.
- Esta bien, te voy a leer algo que bajé de internet y me pareció muy interesante, vos decís que sos como “una especie de marero del lenguaje de la civilización”, y que sos como “una mezcla de un artista conceptual con un escritor convencional”.
- Sí, más o menos eso es lo que soy.
- Pues para empezar con esta suerte de entrevista-conversación, ¿podrías contarme alguna anécdota de tu niñez?
- Bueno, en mi casa de la zona 6 de Mixco tenía una colección de revistas gigante, habían de Archi, La pequeña Lulú, Mortadelo y Filemón, muchos…, no recuerdo cuántos más; y pues en cierto momento no quise saber nada de todos ellos, guardé como por un año las revistas en una valija muy grande, de viajes. Después de ese tiempo, me volvieron las ganas de leer mis revistas y, ansioso, fui hasta la valija y al abrirla encontré una enorme rata –me enseñó con las manos su tamaño –con una fila de ratoncitos, que deshicieron mi colección con tal de hacerse un nido, estaban postrados en el pica-pica de mis revistas. Me recuerdo que cerré la valija, la llevé al techo y le prendí fuego.
- ¿Fue en el techo?
- En la terraza de mi casa, y sentí como si fuera una ceremonia, la incineración de una época para dejar la ignorancia (o quizás la realidad) atrás; además la rata es un animal que detesto. En algún poema de Los nombres ocultos escribí que me complace escuchar el chillido de las ratas...
- Revisé algunas de las entrevistas que te han hecho en medios internacionales y me gustó una pregunta, que quisiera planteártela así, de nuevo: ¿La palabra es el pez o aún es el anzuelo?
- Esa entrevista no me la hizo ningún medio, fue un amigo, el Erick. Aquella vez contesté que era el anzuelo. Yo creo que ahora es el pez, como un pez globo que se convierte en piedra; un pez que se inflama y luego se queda fijo, imagínate que la palabra es el mar y el pez termina siendo una roca colorida más, adentro de un arrecife luminoso.
- Me di cuenta en otras entrevistas que decís un discurso poético lleno de imágenes, estas imágenes las sentís, las ves o...
- Me las imagino, pero es algo volátil, que se esfuma.
Una mesera llega hasta Alan con una cerveza y una copa de cristal. Sonríe, la noche va lenta. Endulzo mi café con dos cucharadas colmadas de azúcar, (algo que le llama la atención a Alan, pero no me dice nada). Hasta ahora hemos conversado entre preguntas, me ha dicho que su madre soñó alguna vez con ser escritora, que ahora lee mucha literatura en parte por él. En la terraza donde conversamos hay un grupo de señoras sentadas detrás nuestro, y los meseros, pulcros y cordiales no se detienen entre los pasillos.
Alan me cuenta sobre un libro suyo que está en proceso, y me dice que en gran medida su blog
[3] es el lado B de ese libro. Yo le hago algunos comentarios que pensaba dejar para después, pero dado el momento, le digo que su trabajo me interesa porque contiene muy buen material narrativo que me ha ayudado para ver desde ahí posibilidades para lo que yo mismo escribo. Me habla de su juego de invisibilidad, del gran deseo de permanecer en el anonimato para poder hacer su trabajo, de la vacuidad. Le digo algo sobre su texto en el que se nombra Ex Poeta y me dice que es un juego que empezó por otro poeta que ha trabajado todo el tiempo con esa actitud[4]; le hablo de la calidad lúdica de sus textos y me dice “lo lúdico es lo lucido, y creo que si jugáramos más en esta sociedad seríamos mas sanos mentalmente; reírnos y aprender, el aprendizaje siempre ha sido mejor si es entendido como juego”. Vemos pasar unas mujeres y Alan me dice lo importante que ellas han sido y son para su vida, me dice algo sobre el amor. Hablamos de Jorge Amado y sus novelas, de los gustos sexuales, le pregunto sobre las mujeres latinoamericanas. Conversa con pasión y como si fuera tejiendo una red, metódico, con una ingenuidad magistral de poder saltar de una imagen a otra sin temor al error o a la incomprensión, seguro de su intuición. Logra entablar una conversación profunda pero relajada, como la magistral trompeta de Miles Davis; y termino haciéndole la pregunta que pensaba dejar para el final.
- ¿Qué pensás del mundo, ahora que has viajado por América y Europa, creés que cabe la posibilidad de que la poesía se expanda a pesar de los medios de comunicación y sus estrategias de mercadeo rancio, o que la poesía disminuya hasta ser nada más un recuerdo de una civilización que no pudo trascender su propio egoísmo.
- Esa es la mayor pregunta. La revolución, como la hemos conocido, es una ficción colectiva, que al materializarse siempre termina en decadencia, pues no modifica el estado de conciencia anterior. Hay un libro de Úrsula K. Leguin (comentado por Fredric Jameson), donde plantea que la utopía está condenada a fracasar como materialidad, que un sueño al ser cumplido desarrolla su propio reverso como pesadilla. Entonces, creo que ahora quedará buscar nuevas formas de vida a través de la ficción y eso tiene que ver con la poesía. Todo se arruinó, es lo que veo. Obama es el hombre que ahora pretende, quizás en vano, salvar ese modelo de humanidad, que se ha perdido. A ver cómo nos va. Pero en el futuro la nueva conciencia humana será el juego. La telepatía será una realidad alternativa, los libros quedarán obsoletos, porque nos contaremos las historias con el pensamiento y uno se la confiará al otro, hasta armar grandes sagas. Esto corresponderá siempre a una lucha contra el establishment, contra el modelo de humanidad arruinado. Mira ahora al Fidel, decrépito, vestido con tenis y un traje deportivo rojo, me parece que eso es un poco distópico. Por otro lado, el tiempo no está acabando, apenas está empezando.
- Has dicho que has leído cuatro veces el Popol Wuj.
- Sí, cuatro traducciones distintas; el Popol Wuj me ha marcado, necesito leerlo, sé que también fue así para Miguel Ángel Asturias, para Cardoza, uno se identifica con la Guatemala de ficción cuando está lejos.
Hablando de eso estábamos cuando se oyó un estruendo. Yo no pude ver bien por la distancia. Un mesero cayó al suelo, agua por todos lados, un florero quebrado, las flores tiradas a la par del hombre. Alan trató de levantarse, pero vimos que muchas personas fueron en su ayuda.
- Mirá, justo hablando del fin y ahí el símbolo. El hombre que cae y se levanta, dignamente, levanta las flores, mira, se sacude el polvo, limpia lo destruido –me dijo, como una revelación.
El camarero llegó después y le preguntamos cómo había sido. Dijo que un cliente había puesto pie y él había tropezado. Pero era cierto lo que decía Alan, el hombre no se había ensuciado, seguía limpio. Además, por un momento me pareció que tenía algo que ver con las señales que da la vida, con nuestro destino.
- No hace falta volverse paranoico –me dijo inmediatamente –solo hay que saber ver e interpretar.
- ¿Dónde empezaste a escribir Síncopes?
- Empecé en París, y lo escribí pensando en por qué no quería volver a Guatemala. Pero luego, estando en París, quería volver acá, no soportaba el invierno y estar en ese país, vivir ahí sin un centavo es casi un suplicio (risas), es un poco difícil. Con Rodrigo Rey Rosa hablamos de que ya ningún escritor latinoamericano puede vivir en París a la manera loca con la que varios hicieron leyenda; bueno, esto no es ninguna novedad, hace años que hasta escriben libros sobre eso.
- ¿Qué pasó entonces con el texto?
- Me invitaron a dar unas lecturas a México, en aquel momento, mientras vivía en Francia. Les respondí que muchas gracias, pero que no estaba en Guatemala, así que el pasaje les saldría demasiado caro, que era mejor invitar a otro. Me respondieron, muy a la mexicana “¿por qué nos respondes así, si nosotros te estamos invitando”. Y entonces me fui a México, donde me encontré a varios poetas que me han sido fundamentales, ese viaje por alguna razón fue muy especial, el trópico de Villa Hermosa, Tabasco. Ahí, en esa especie de zona intermedia, como que terminé de entender lo que quería mostrar con Síncopes, pero el libro lo concluí acá en Guatemala.
- No he leído Sincopes, es una desventaja, sólo he leído los fragmentos que has publicado en la web. Pero hablás de un lenguaje de la violencia, hablás de que querés un habla, una forma de decir Guatemala de diferente forma.
- Mirá, cuando yo me enfrenté a lo que quería decir, me di cuenta que, como en el libro La Naranja Mecánica, necesitaba reproducir una lengua violenta, construir un idioma; cuando yo digo “shic tu pus mamit”, es una onomatopeya del dolor, cualquiera imagina a uno de nuestros seres oscuros tratando de violar a alguien, eso era lo que buscaba. Es un libro violento, como La Noche de Balam Mills, pero no por temática, es el lenguaje mismo, la comunicación en sí misma muestra su violencia. Hablo de Guatemala, sí, pero como metáfora de algo total.
- Dijiste en una entrevista que ya no querés volver a escribir otro Síncopes.
- Sí, pero creo que La Noche de Balam Mills será lo último en esa clave un tanto trágica.

Ballard sonrió por primera vez, se veía su cara como la pasta de un libro nuevo. Alan dio un trago de su cerveza que se veía cristalizada como un trofeo dionisiaco. Hablamos de París.
- Es lindo París –me dijo –cuando vayás te va a gustar.
- Vi todas las entrevistas que te hicieron el año pasado en París por YouTube
[5], te vi al lado de Rodrigo Rey Rosa, gran creador, y recuerdo ese museo donde fueron a presentar sus propuestas, una belleza.
- El Quai Branly, magnífico. Todo París es un museo, cada calle, cada avenida… Tuve la grandísima suerte de poder regresar allá, ahora como un escritor, y ya no como un falso estudiante sin dinero ...
- Esto es algo de tu personalidad que me sorprendió mucho, esa forma de escribir y de movilizarte, la invisibilidad, la ilusión de estar en muchos lugares a la vez y que tus lectores lo crean. La forma en que juegas a tiempo completo con la ficción.
- Sí, la verdad es que cuando he estado en México escribo con México en la cabeza, con toda su cultura por dentro, y cuando estoy en Francia, de igual forma, pero a veces no se dan cuenta los lectores de mi blog, creo que hay gente que piensa que nunca he salido de Guatemala. Y está bien así. A veces, otros creen que vivo hace años en España, muy chistoso. Otros me imaginan en las playas de Copa Cabana, bebiendo caipirinhas, o escapando de una turba por alguna favela paulista. Busco cierta invisibilidad, moverme en diferentes planos, vivo en una dimensión donde tengo trazado lo que voy a hacer y las cosas van sucediendo. Como ves… estoy un poco loco –risas –.
- Menos mal. Creo que la lucidez se confunde con la locura.
El mesero llegó a preguntar si necesitábamos algo más. Ballard levantó una mano, pero su transparencia lo hacía impresentable y el mesero no lo notó. Le llevó otra cerveza a Alan y a mí me retiró la taza. Pedí agua. Comentamos sobre los medios de transporte, me contó que quería hacerse de una bicicleta para movilizarse por Sao Paulo. Me habló más de su libro. El viento fuerte y frío nos levantó por fin. Me queda pensar que Alan es un mito, que nunca llegó a la cita, o pensar que el único real era J. G. Ballard, o creer en todo, hasta en los símbolos de esa noche en Sophos.
Ballard se quiso levantar de la silla, pero no pudo seguirle los pasos a Alan, así que lo vi caminar muy despacio tras de nosotros.
En las gradas eléctricas, al despedirnos, recordamos con risas, el texto de Javier Payeras
[6], en el que habla de los escritores, sus viajes, los congresos literarios, las mujeres, que hay algunos que hasta se creen unos “poetry rock stars”, y Alan sonrió abiertamente.
- Por lo menos uno que lo haga –me dijo un poco resignado con su suerte. –O uno que se lo crea
[7].
- Sí, por lo menos que uno lo haga y se lo crea –le respondí.


Guatemala 8:30

Lester Oliveros Ramírez 26/03/09
[1] http://javierpayeras.blogspot.com/2008/08/retrato-hablado-de-la-literatura.html
[2] James Graham Ballard (1930) es un escritor británico de ciencia ficción. Un gran número de sus escritos describen distopías. Autor del libro Crash, que también fue llevado al cine.
[3] http://alanmills.blogspot.com/
[4] Jose Angel Cuevas
[5] http://alanmills.blogspot.com/2008/11/tranger-un-jour-tranger-toujours.html
http://alanmills.blogspot.com/2008/11/paris.html
[6] Yo pensaba que nos referíamos al texto “Retrato del Mal”, pero Alan me aclara, al revisar esta entrevista, que él estaba pensando en el cuento “Variaciones a Raymond Chandler en un encuentro internacional de escritores”…De Javier también comentamos Afuera. Alan me contó que alguna vez Javier Payeras le había dicho “si los judíos tienen su carta al padre, los latinos tenemos, ahora, nuestra carta a la madre”.
-
[7] “Aunque eso, ese estrellato, en realidad siempre será ficción y hasta una distopía. La verdad es que sólo el amor nos salva…”-me comentó Alan, también al revisar esta entrevista.
Publicada en el diario La Hora 18/04/09

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...