En la mera esquina de la 8va. calle y 12 avenida hay una insignificante piñatería. Se podría decir que pasa todo mundo sin verla. Ayer, una mujer trabajaba en “vestir” el primer modelo de un Coronavirus piñata.
Lo estaba terminando de forrar con largos listones cortados como flecos verdes, y cubriendo sus puntas que le dan su nombre al maligno virus. Le pusieron un diseño con tan buen humor, que en lo alto le formaron una pequeña corona, que luego fue forrada de dorado para lograr un sentido de regio propósito sanguinario.
Al verlo terminado veo unos emblemas de Batman en los picachos. “Son los murciélagos”, me responde el dueño, que también me cuenta que la novedosa piñata es un pedido especial de un su cliente muy particular.
Me lleno de curiosidad. Quisiera saber quién o quiénes, y para qué festejo tan importante han pagado la estratosférica cantidad de cien quetzales.
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