Después de
viajar a la velocidad de la luz,
empezar
desde cero parecerá eterno,
pero dormir
es olvidar con las ropas de un poema fósil.
Debajo de
mis pies hay un remolino de fuego
-ardo
inextinguible-
dos ojos de
mis ojos arden
mis ojos
son dos planetas ardiendo
me veo
inflamado por dentro y por fuera
mi cuerpo
es un velo de fuego frío
mis pies
rojo sangre
mis dedos
emanando furia
mi sexo
brilla y se transforma en rostro
todo mi
cuerpo es una llama
estoy
maldito y brillo
entre inmensas
olas de un calor sagrado
de un
ilimitado resplandor que ciega
de un
sonoro quebrar de lagos y lagos
de un voraz
incendio interno de gritos
voces que
se forman y susurran desde mil lenguas
esa sed que
nace y enferma
las bocas
de legiones de hombres y mujeres
brotando en
mí desde el fondo
-mi corazón
es un horno-
es la
maldición un deseo
la pasión o
la gloria
el llegar
al final de los finales y no ver el
horizonte.
A estas
alturas es fácil prometerme
que el
fuego nunca cesará,
fuego frío
abrazos que
consumen en brillo
el crepitar
furioso
de un aro
de
versos que
llegan de lejos
y no ver
otro sol
que uno
mismo.
Lester Oliveros Ramírez
GUATEMALA JUNIO 2012
3:12 A.M.
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