jueves, 14 de junio de 2012

EL TIEMPO ES UN RIO DE CELOFAN SOBRE UN PLANETA



El tiempo es lo que dicen
el tiempo son los otros
el futuro es la mirada de los niños profetas
ya sabemos que también son lo presente
porque todo es contenido por el día
una luz que solo basta desde adentro
donde todos se refugian como peces
donde el verso va con fuerza contra el pecho
-de todos estos
uno será el mañana-
ya se oyen los relinchos de su alma
el poder de su mirada y su palabra.
El profeta entre los libros
perfumado y triste
solo y transparente
delata al pasado en sus versos
donde el tiempo llega a casa y
regresa como el hijo y su fortuna.

Hijo presente.
Hijo futuro.
Hijo pasado.
Padre sin tiempo.

Todo lo vivido que se olvida
solo sobrevive por la boca
en el tiempo todos y cada uno
vive para unir esa palabra a la historia 
de la luz.
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Foto: http://2.bp.blogspot.com/
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El video empieza con mi trabajo narrativo y termina con mi trabajo de diseño

miércoles, 6 de junio de 2012

PROSTIBULOS QUE BRILLAN EN LAS NOCHES DE NEON Y NIEBLA

La Liona era una puta genuina.
Todo, hasta lo más divino, lo había conseguido vendiendo el culo. No conocía otra forma de ganarse la vida, más que haciendo el amor como ninguna en cualquier circunstancia y lugar. Tenía a los veintiocho, cuando la conocí, el perfume tan intenso del deseo, que por meses, fuera quien fuera, terminaba perdiendo la cabeza por ella. Supe de uno que llegó con el tufo de su humor tan impregnado que la mujer rompió toda su ropa y no lo dejó entrar más a su casa. Otros, como yo, nos enamoramos de su olor a zorra fina y le hicimos un altar de virgen en nuestra propia casa al lado de las fotos del divorcio. Era asediada por millonarios que se vestían mal y por pobres que se vestían de lujo. Pero tenía un ojo clínico para eso y nunca quiso comprometerse con ninguno que llegará de La Cañada, o de un narco de la zona 5. Era una puta verdadera, no una monja. Las demás mujeres ante ella parecían principiantes y, aún más, cuando la empezaban a imitar en su forma de caminar y de sentarse. Pero en el fondo no era tan bonita, ni tan bella del cuerpo. Yo mismo había visto mejores y más exaltadas en sus atributos. Lo que tenía la Liona era unos ojos de desamparada y de mosquita muerta que la hacían parecer una adolescente sin experiencia, una simple colegiala aturdida, una marioneta del destino más cruel de un mundo de infamias. Eso digo yo, otros me contaban que con ella podían pervertirse sin vergüenza porque ella era tan buena actriz que les decía exactamente lo que ellos querían oír y con los gestos perturbadores que ellos habían imaginado. Un colega me contó que ella era tan buena porque en algunas ocasiones, en lugar de que ellos realizaran sus fantasías, terminaban realizando las fantasías de la Liona. Fantasiosa, degenerada y ante todo servicial, me dijo un extranjero. Pero, ninguno de estos atributos fuera, si no hubiera vivido lo que vivió.
El sobrenombre se lo había ganado en la cárcel de mujeres. A la que había llegado por el terrible asesinato de su padrastro y su madre. Según me contó, conteniendo el llanto, todo empezó el día que encontró a su padrastro tocando a su hermanita. El degenerado era comisario de policía. Me contó que en el momento hizo como que no había visto. Según todos era su preferida y le compraba de todo lo que ella le pidiera y la mamá estaba feliz, luego de una mala experiencia con un hombre en la que las tres recibían mal trato. Hizo lo que tenía que hacer. Vio a su hermanita asustada cuando le preguntó... y se dio cuenta que ya la había aconsejado el hombre. Llamó a su mamá y antes que el señor llegará le contó todo. En ese tiempo, a los 13 años, todavía le decían su nombre que me pareció, cuando me lo dijo, una posibilidad ingrata. Se llamaba Magdalena. Su hermanita, de 6 años nada más le gustaba que le dijeran Barby, y no hizo nada más que mover la cabeza y llorar sin decir una palabra. La madre sintió como si le apretaran el corazón y pensó en la posibilidad de quedarse sola. Ignoró el hecho. Le dijo a Magdalena que no dijera nada, que ella lo iba a arreglar hasta verlo con sus propios ojos. Barby dejó de llorar cuando el hombre le llevó la muñeca que hablaba. Pero desde ese momento Magdalena sintió que la mirada de los dos había cambiado tanto que de seguro, ninguno de los dos había hablado las cosas como eran. La mirada del señor era de deseo. Y la de la madre era de desconfianza. Había despertado diferentes sentimientos en cada uno. El hombre cayó en la cuenta que Magdalena ya era una mujer. Y la madre, había resuelto que lo que Magdalena quería era separarlos porque era ella, la que estaba jugándole la vuelta. Y no pasaron más de tres días para que la madre la echara de la casa con cualquier pretexto. El hombre intervino con su voz de capataz sedado. Pero Magdalena les pidió que la dejaran quedarse una semana y en una semana se iba. Lo único que le dolía era su hermanita. Pero al ver que el hombre la miraba y la trataba ahora con desinterés, desde el día del problema concluyó el plan de quedarse. Pero la mamá no paró de insultarla, porque además se había dado cuenta que ahora las atenciones habían cambiado hacia ella.
La Liona me contó, en los días que vi su caso, que en la cárcel, dentro de esa cueva de mierda, como ella la llamaba, repasaba cada noche, qué la llevó a meterse tanto en la cabeza que debía salvar a su hermanita acostándose con el marido de su madre. Pero ya no la quería me repitió, el hombre ya no quería a su madre o de hecho, quizás nunca la habría querido tanto. No la amaba porque ella sabía que el viejo mañoso, que por cierto se llamaba Aníbal, le gustaban las niñas, y de seguro de policía se le facilitaba conseguirlas en los puteros de la zona seis. Sólo buscaba darle una prueba a su madre para que no la siguiera viendo como una mentirosa.
Ahí en la cárcel me lo contó todo. Me dijo que fue bien cabrona porque primero se le entregó a su novio. Del que no me dio ningún detalle porque no quería que saliera su nombre en ningún proceso judicial. Me imaginé siempre que lo quería. También trate de indagar y parece que era universitario. No es importante la fecha. Lo cierto es que una noche, el hombre la tocó por primera vez mientras le servía la cena. No había llegado su madre. Su hermanita estaba dormida en el sillón con la tele encendida. Sintió algo raro, me contó, porque nunca pensó que le iba a excitar tanto. Lo que nunca hubiera deseado es que esa misma noche que pretendía decirle a su madre, con pruebas, quién era  realmente ese hijo de puta, ella los hubiera encontrado en el acto. La madre, irracional e indignada, la agarró del pelo como si no hubiera sido nada suyo. Magdalena con la falda hasta la espalda y tratando de encontrar la pistola, empujó al suelo a su madre para soltarse pero en lugar de eso, la enfureció más. Me dijo, que fueron tan revueltos sus sentimientos, que en el momento pensó en matar a su padrastro con su propia pistola. Y así fue. Le disparó al pecho con el revolver, que su madre trataba de quitarle de las manos. Como no lo vio caer sino quedársele viendo con una mirada de incrédulo, apretó el gatillo por segunda vez, pero en el forcejeo le dio a su madre, pero no se detuvo. Pensó que la bala había ido a parar a la pared de block. Ya libre de los jaloneos de su madre, subida sobre la cama, le disparó todos los tiros sin freno hasta que el silencio la hizo recobrar el sentido de su estado.  
“A cada rato oigo las detonaciones”, me dijo, luego de contarme lo peor de esa noche. Nunca pensó en matar a nadie. Nunca pensó en matar a su mamá. Solo quería, en un principio, asustarlos, y que la mamá entendiera lo que pasaba. Me dio tristeza su historia. La ayudé a salir de la cárcel y le cobré sólo por los últimos cinco años de trámites. Pasamos más de catorce años luchando contra el estado, peleando contra las pruebas a base de declaraciones. Hasta que una organización de mujeres nos ayudó para interpelar con base en los derechos de la mujer. Pero conocía la forma tan feroz con la que se defendió en la cárcel, hasta ganarse el sobrenombre de la Liona. Quisieron matarla por encargo los hermanos del tal Aníbal y no pudieron. La Lioncita ya se acostaba con todos los guardias, autoridades y con el mayor de los capos que era siempre el peor de los políticos. Lo que sucedió fue que la aconsejaron que no hiciera desmadres y purgara su culpa menor. Lo hizo por su hermana, la Barby.
Lo malo del cuento es que la Barby ya iba por mal camino. La vi, por casualidad en la zona 10, borracha, muy linda. Iba con un grupo de expendedores de cocaína al menudeo. Parecía no saber quienes eran. La invité a tomar algo. No quiso. Le dije que si la llevaba a su casa. No quiso. Le ofrecí dinero y entonces reconocí los ojos de su hermana recluida. Después de hacerle el amor supe que estaba viviendo con una hermana de su mamá. Le conté de su hermana y me dio las gracias a su manera. Era igual a su hermana de cariñosa, pero no tan servicial. -
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FOTO: http://4.bp.blogspot.com/  
Olivier Sagazan es uno de los artistas más perturbadores que hay. Vealo y piense en Pasolini, cuando dijo: Seamos bellos, luego desfigurémonos.



martes, 5 de junio de 2012

ANOTACIONES MENTALES QUE SE DIFUMINAN

 Viejas tiendas de la zona 1,
siempre cubiertas por el olvido ni siquiera pragmático,
son la vanguardia de la muerte.
Maurice Echeverría.


Una noche de lluvia.

Parado en la puerta de las Cien Puertas, pienso en dos años atras, cuando, en el mismo sitio estaba parado Javier Payeras viendo la fauna y la flora que retoñaban brevemente de entre las calles hacía el Pasaje Aycinena, y me pregunta ¿cómo lees todo esto, que pensas de la sexta avenida? No le supe responder en ese momento, hice una broma qué sé yo que diablos dije, pero creo que me quedé pensando el asunto.
Imaginé la cosmogonia urbana, el silencio de esas calles viejas donde a penas viví un año y me hartó el bullicio y las sombras, el hambre presente simpre en los ojos de todos. Pero luego retomé con gusto de la mano de aquella se comieron las hormigas. Era tan dulce que no duro viva.
De América me gustan tres ciudades, y no he viajado más que en cuartillas de algunos gestores atentos de sus propias provincias megalomanas: Buenos Aires, Sao Pablo, México D.F. ¿Por qué me gustan? Porque han generado una riqueza de adentro hacía afuera, son ciudades vivas que pervierten y enamoran.
Creo que eso debí responderle a Javier.
Guatemala, la ciudad, esta en su renacer histórico central, elevandose en mística, concretandose como cometa, reconociendose desde el epicentro; varios trovadores de estas paredes, seran los constructores de su mitología. Las ciudades estan hechas de palabras. (Irlanda de Joyce/ París de Balzac/ España de Cervantes) Creo que tras tanto poder solo la ternura rompe lo invisible. He oido que abren y cierran bares, que abren y cierran tiendas, que los bouncers quisieran detener a medio mundo y tan solo terminan arremetiendo contra los menos, y se equivocan. Es simple pensar que no duraran, es cierto pensar que ya no estaran mañana.

(Ejercicios de traducción por máquina: 
retraducción robótica del primer párrafo)

Ejercicio de Traducción Google.

A rainy night.

Standing at the door of the Hundred Gates, I think two years ago, when, in the same place I stood watching Javier Payeras fauna and flora sprouting from the streets briefly made ​​Aycinena Passage, and asks me how read more this, what do you think of Sixth Avenue? Do not respond at that moment I knew I made a joke I do not know what the hell I said, but I think I kept thinking about the issue.


Traducción del ingles traducido al español. (Vean los cambios)

Una noche de lluvia.

De pie en la puerta de las Cien Puertas, creo que dos años atrás, cuando, en el mismo lugar Me quedé mirando Javier Payeras fauna y la flora que brotan de las calles Pasaje Aycinena hechos brevemente, y me pregunta cómo leer más de esto, ¿qué Puedes pensar en la Sexta Avenida? No responder en ese momento supe que hizo una broma que no sé qué demonios he dicho, pero creo que me quedé pensando en el tema.

Traducción al Frances Google.

Une nuit pluvieuse.

Debout à la porte des Cent Portes, je pense que il ya deux ans, quand, au même endroit je me trouvais en regardant Payeras Javier faune et la flore poussant sur les rues brièvement pris Passage Aycinena, et me demande comment lire la suite ce, que pensez-vous de la Sixième Avenue? Ne répondez pas à ce moment, je savais que je fait une blague, je ne sais pas ce que l'enfer je l'ai dit, mais je pense que je n'arrêtais pas de penser au sujet de la question.


Traducción del frances traducido al español. (Las diferencias son más evidentes)

Una noche de lluvia.

De pie en la puerta de las Cien Puertas, creo que dos años atrás, cuando, en el mismo lugar que estaba buscando la fauna y la flora de Javier Payeras que crecen en las calles tomaron brevemente Pasaje Aycinena, y se preguntan cómo leer sobre esto, ¿qué piensa usted de la Sexta Avenida? No responder en ese momento, supe que hizo una broma, no sé qué demonios he dicho, pero creo que me quedé pensando en el tema.

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martes, 29 de mayo de 2012

48 horas En el bunker de Aníbal López (A-1 53167).


Del 28 al 29 de febrero estuve en el apartamento de Aníbal Asdrubal López Juárez.
Llegamos con el escritor Leonel Juracán después de un día lunes de recuentos de la publicación de una plaquette de poemas. Encontramos a Aníbal y platicamos en la terraza de esa casa donde vive, desde donde se puede ver todo el tejido diario de vendedores informales, mujeres corriendo para el trabajo, enfermos esperando consulta a plena calle, desde los pequeños restaurantes, mientras se ha hecho tarde para todos. Porque en Guatemala se siente ya el ambiente extraño de los transitorios hundimientos económicos, luego de haber perdido el tiempo en esas guerras donde lo único que se logró fue armar un pasado para el presente.  
Es por eso que me pareció importante visitar a Aníbal, que antes de artista, es un penseur de una obra que relata un hibrido de tiempo y arte.  Acá frente a ese gran edificio, nos tomamos un tiempo para platicar y llegar a algunas conclusiones entre la risa y el marco que representa para él pasar un periodo de transición, además de estar viviendo frente a ese viejo edificio que es hoy el Hospital General.
La obra de Aníbal López pude verla completa en el bar Ex-céntrico, para su serie Revisiones. Una de las primeras sensaciones fue la de no encontrarle un código común con otros exponentes, se ve en su obra una individualidad de pensamiento, una línea intersticial donde o todo falla o todo se reanima en una explicación donde en algunas piezas predomina un gran sentido del humor. En otras piezas el salto hasta las altas propuestas sintéticas y fuera de los patrones, habitáculos genéricos o formatos que así como aparecen, así se olvidan. Veo en mis notas, una frase encontrada en un periódico “…la gente que se ha ido afuera es tal vez la que logrado documentar su obra, pero por ejemplo yo nunca he visto la obra de Aníbal López, un excelente artista, en ningún catálogo, sólo me han contado, tradición oral que se pierde con el tiempo...” La nota es de un periódico de fecha inexacta. Pero es evidente que de no ser por las revisiones en el Bar Central tampoco yo hubiera podido ver algo de lo que ha hecho. Javier Payeras en una nota sobre arte conceptual también lo cita. 
La exposición la fui a ver con mi mamá, que aparte de darme un punto de vista virgen sobre el asunto, me pareció interesante que le gustara el video de un hombre vendiendo piedras frente al Palacio Nacional. La anécdota completa es que después de ver cuanta gente se le juntaba a este personaje en la venta de pomadas, alguien afirmó que “el hombre podría vender hasta piedras”, parece que Aníbal se volteó y dijo “…veamos si de verdad puede vender hasta piedras…”, le pagó su tiempo y le consiguió un costal de piedras, que, finalmente, como ve uno en el video, terminó vendiendo.  Economía informal, es una de las exposiciones donde se ve una pieza: SE VENDE SE ALQUILA SE PRESTA SE REGALA, se ve la simplicidad casi Zen del pensamiento. Se debería de hablar de que Aníbal López hace Koanes gráficos. Otra obra que recuerdo es mucho más minimalista y concreta (pero es muy importante que se lea con una sonrisa cómplice ante el tiempo, la historia del arte y la actualidad), son las acciones en espacios urbanos PUNTO EN MOVIMIENTO Y LA DISTANCIA ENTRE DOS PUNTOS, uno no puede dejar de pensar en todo lo que se puede desprender de una idea así. De eso vienen varios carteles con faltas de ortografía colgados en puntos de la ciudad o la variación de señales de transito en la que hay contextos semánticos. Todo éste universo desfragmentador, crea ese otro mundo en donde NADA ES IMPOSIBLE Y TODO SE PIENSA EN GRANDE, entre la polución de la mañana, nos cuenta el artista de países como Alemania, España, Brasil, México y Argentina, en cada país una exposición, gana la Bienal de Venecia una de las más reconocidas por conocedores del mundo del arte, ahí mismo, contándonos de un paseo en limosina por New York. Entonces cantamos un par de versos de Sex Pistols: I am an antichrist/ I am an anarchist/ Don't know what I want/ But I know how to get it/ I wanna destroy passerby…
Jennifer Paiz, la compañera de Aníbal, de una forma bastante espartana y con mucha filosofía ordena y se dedica a los quehaceres de la casa, es ella quien me cuenta de las carencias en esa casa donde ahora tratan de vivir, sin agua, con vecinos un tanto violentos, y con los tres niños a cargo de los dos.  Le digo que se parece mucho a las mujeres de los escritores del Boom, que iban a donde fueran sus esposos, como si ellas también presintieran algo del misterio del arte.
En estos días, Aníbal López hace menos tareas por una hinchazón en su pie izquierdo. Sin embargo, con el gran sentido del humor que lo caracteriza, me sigue hablando en broma y en serio de las galerías de arte guatemaltecas. Me nombra la escuela situacionista y he tenido que agotar la enciclopedia y algunas páginas de Internet para encontrarme con Guy ErnestDebord , Malcolm McLaren, el mayo del 68 en Paris, los surrealistas, y encuentro parte de todo este discurso en su intervención en Argentina en donde fundió en concreto varias y quizás muchísimas fotografías de un estudio de rostros de guatemaltecos con el mismo nombre: un pensamiento con un soporte ideológico fuerte es hecho: la imagen que llega hasta mí es de un enorme bloque cuadrado de concreto con algunas hojas en medio que aún se ven tras la fundición y secado del cemento, los rostros están ahora perdidos en esa mole de varias toneladas, indestructible. Hay una estética poética, como en su obra en la que deja caer desde un puente un royo de plástico negro que ondea de alguna forma errante a lo largo de esas casas de asentamiento, para la época de Ríos Montt. Puede ser tan provocador como Yves Klein, ante el espectador guatemalteco, el fluxus de dos puntos a cierta distancia que lograban una línea imaginaria es una de las piezas que en lo personal me parece trascendente desde la aparente sencillez y fuerza formal que subyace.  


Su casa:
Ya lo he escrito, vive frente al Hospital General “fúnebre edificio del que se escapan almas una hora tras otra.” La casa en la que vive Aníbal es una casa hecha para alquilar apartamentos muy pequeños. En las palabras de Jennifer Paiz “no debieran pagar lo que les cobran pues nunca hay agua, y las condiciones son precarias”. Ellos viven en el segundo nivel.
Leonel Juracán está sentado sobre un sofá de diseño, bastante minimalista. Hablamos de la moral y la ética, de algunos programas de televisión de los 90´s, de pintores buenos y malos, de escritores como Foucault  y grandes magos como Demian Herst o Jeff Koons. Aníbal se va poniendo serio pero no pontifica ninguna respuesta, ninguna idea precisa, hablamos de artistas e intervenciones y happenings. Desde donde estoy puedo ver un cuadro mediano al que Aníbal llama “un pequeño proyecto” para algo que va desarrollar más adelante. Dice cosas como “hay que pensar en grande, el arte debe pensarse desde una perspectiva infinita”.  El cuadro que ahora veo con una lupa de juguete, se lo ha regalado a su mujer. Ella, bromea diciendo que en lugar de un ramo de rosas, le ha regalado un cuadro con una caja de muerto.  Pero Anibal ahora carga a Amadeo y Alicia, sus hijos pequeños y se ríe, desde sus lentes graduados sus ojos parecieran unos pequeños telescopios. Jennifer parece una adolescente a la par de Aníbal, que la abraza mientras yo me preocupo de que su hija Alicia, de unos 3 años, no se caiga al hacer malabares en una silla.  
Sentados en aquella salita de la casa vamos compartiendo como en un salón cultural. La casa de Aníbal se nos vuelve algo así como una despensa de pensamientos o una alacena de ideas, yo particularmente me preocupo por escuchar cada reflexión y me parece que tienen mucho que ver con el entorno. Dos gatos se pasean por las habitaciones. Puma, hace su entrada rompiendo una paleta de vidrio de la ventana. La otra es una gata que entre risas, dudamos si en realidad esta “cargada” o tiene un tumor porque según todos ha tardado ya mucho en tener a sus gatitos.
Nos invitan a desayunar huevos revueltos y frijoles. Hablamos de la obra. Le pregunto por esa última marcha del ejercito de Guatemala (30 de junio) sobre la sexta avenida y los costales de carbón molido por toda la sexta avenida.  Me dice que todo lo hizo de madrugada, en estado de excitación y cierto temor, sin embargo, aunque las personas de limpieza de la municipalidad intentaron limpiar todos esos diez sacos de carbón, siempre dejaron residuos. Me contó que se tomaron fotos que ahora están valoradas en dólares para compradores internacionales.  Además uno de los principales motivos de la obra era poner en evidencia esos lugares clandestinos de tierra arrasada en la que hoy en día todavía son carboneras de cuerpos calcinados. Me cuenta todo eso y hasta ahora noto sus lentes con nuevos aros Ray Ban, que están sobrepuestos.  
Para hacer una descripción de la casa de Aníbal López tengo que decir que hay dos dormitorios y una sala que se divide sin límites precisos entre, cocina, sala y comedor. Cerca de la puerta hay un mueble con un televisor en el que los niños ven caricaturas toda la mañana.  
Al medio día, Aníbal y su esposa se ponen de acuerdo para hacer un almuerzo, y terminamos buscando un taxi para ir a traer al colegio a su hija mayor, Daniela.  

En el Taxi
Salimos a la calle. Enfrente el ir y venir de gente. Me doy cuenta que ya pusieron unas gruesas puertas de metal en la entrada del Hospital General. Algunos indigentes conservan su posición desde las seis de la mañana, tirados a media calle a la una de la tarde.  Un taxista habla con un señor y al acercarnos le negociamos el viaje. Vamos para la zona dos por una cantidad que equivaldría a un libro o un litro de cerveza y, no es que el juego de palabras sea gratuito, hemos accedido a darle plática al taxista que dice que Aníbal parece pintor.
-          Si, soy artista, he hecho algunas obras en casi todo el mundo y todavía soy pobre –dice Aníbal, de buen humor.
-          Mire usted, yo alguna vez, ya ve que uno sueña con cosas, me gusto eso que me dijo, yo hubiera querido ser cantante –dice el taxista.
Llegamos al colegio de su hija de nueve años y, bajo el sol de finales de febrero, un día martes, pienso que es interesante que la hija de un artista quiera ser pintora también; me cuentan que hace garabatos, dibujos a marcador con su firma y los pega en todo el corredor del segundo nivel de su casa, como si estuviera en una exhibición de arte. Incluso, más adelante me querrá vender uno de sus dibujos, que yo compré con una gracia que sólo puede dar el segundo día de resaca.

El Préstamo
Veo un video en el que Aníbal López, entrevistado por Emiliano Valdez en las instalaciones de CCE, nos dispara un resumen de sus comienzos. Desde el profesor que le profetiza una vida en el arte, hasta su breve confesión en la pieza que denominó “El Préstamo”.  El préstamo, ya hablando con Aníbal fue más que un momento, todo un performance. En el video explica que era de buscar a un personaje de cierta apariencia y edad; luego, con un arma (prestada y previamente descargada) subieron a este sujeto y le apuntó con el arma y le pidió todo el dinero que llevaba. En un principio el hombre le dio treinta quetzales, luego, al ver la determinación, le entrega algunos billetes de a cien dólares, lo deja ir, y allí empieza el verdadero préstamo. Pues el dinero pagó parte del vino e impresión de volantes. En las palabras de Aníbal “fue increíble que aunque yo lo publiqué, e hicimos la exhibición, nunca hubo una denuncia…, y a pesar de la experiencia, el hecho y las criticas posteriores, todo aquel que bebió vino en esa exposición, terminó siendo cómplice”. 

Documenta (13)
El arte de A-1 53167 invita a desaprender el arte como hasta ahora lo hemos entendido, dejar por un lado los conceptos y empezar a vivirlo en plena vía peatonal urbana de cualquier país del mundo. Su nombre, el nombre con el firma todos sus cuadros es su número de cédula. Esto ya es una pieza del rompecabezas humano que de una u otra forma encaja y desencaja en ese mapamundi del arte conceptual. 
Ahora se perfila para la importante exhibición de arte de todo el mundo en Documenta, Kassel Alemania. La pieza que lleva es un sicario, al que le pagará por hora, el boleto de ida y vuelta. Contendrá la dialéctica de la ira de un país donde mueren por lo menos 25 personas diarias, y una vida quizás ahora mismo, con un precio de menos de cien quetzales.
                Por último me recuerda algo “El pensamiento es lo más veloz que existe, una idea puede superar la velocidad de la luz” me dice, mientras comemos un filete de pescado y decimos ¡salud!

Lester Oliveros Ramírez.
Marzo, 2012
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Fotografías CCE/ Guatemala 
PUBLICADO EN LA HORA ACÁ
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sábado, 26 de mayo de 2012

LA MUSICA EN LOS SOTANOS


REM 

Los años noventas. En esos años, si pudiera regresar en el tiempo, andaba sin novia, triste y desesperado, con un libro de Herman Hesse, con un montón de remordimientos de no se qué, sintiéndome tan mal, pero tan mal, que lo único bueno para mi era la música de REM. El álbum al que me refiero fue un éxito undergrownd, Automatic for the People. Iba bien con mi estilo de vida. Ya fumaba y bebía mucha cerveza. Alguno de mis amigos, quizás se creían Jim Morrison y lo gritaban a media noche en esos alrededores del Geminis 10. Pero yo me sentía cómodo oyendo Drive y dejándome llevar por ese aterciopelado movimiento musical. Mazy Star era de mis favoritas por eso, emulaba muy bien el roce de las olas. La nostalgia era infinita, al igual, uno podía mezclar Smashing Pumpinks o Nirvana, Pearl Jam y hasta The Cure. Ahora mismo que escucho Try not to breath no puedo dejar de pensar en la maravillosa y caótica experiencia de haber sobrevivido esos años. Aun cuando se acercaba el año 2000 y adquirí un raro síntoma obsesivo compulsivo que me llevo casi a la muerte, no puedo enumerar tantos acontecimientos.

Nirvana

Lo he contado varias veces. Uno de los primeros álbumes de Nirvana que oí con mucha fe, a punto del suicidio, fue el Nevermind.Nunca me gustó vestirme con playeras negras, no era mi estilo, lo oscuro lo llevaba dentro. Empecé a dibujar con tinta china. A escribir en diarios interminables. A buscarme la vida en empleos donde empecé a ganar bien. No me faltaban las invitaciones a fiestas y afterfiestas, fue en esas donde conocí a tanta gente. Pero resonaba siempre en mi mente Come as you are. Una amiga, que voy a cometer la imprudencia de mencionar su nombre, Paola Cruz, me comentó, mucho después de que se suicidara Kurt Cobain que ella también tenía ya un día para morir. Me dio la fecha. Muchos no le creyeron. Creo que el único que le creyó al punto de andar vigilándola fui yo. Tenía unos amigos imprudentes, gente que se vestían como Marilyn Manson y andaban con un montón de pastillas y botonetas. Pero al fin llegó el día y nadie dijo nada, a ella ya se le había olvidado todo. El único asustado era yo. Nunca le pregunté nada más. Me centré en matar el tiempo. Logro leer Smells like teen spirit en un libro de un autor nacional. Todo sigue igual.

Pearl Jam 
Black, Jeremy, el álbum Ten. Mis padres separados. Mi soledad suprema leyendo a Dickens. Mi abuela y sus sabios viajes en lancha por Atitlán con su nieto favorito. Mi discurso por empezar ante algunos condiscípulos. Esa chica que fue mi novia por un día. Las revistas Details, los vasos de cerveza a escondidas. Las guitarras eléctricas. Giovanni Pinzón hablando de publicidad. Ese trabajo donde aprendí a jugar en Photoshop. La agencia de publicidad donde podía ver desde la ventana del octavo nivel el instituto donde estudiaba. Las reuniones en casa de un poeta que escuchaba antes de hablar. La Bodeguita del Centro. Vitalogy. Spin the Black Circle. De nuevo las depresiones. La Caseta. Karla Oliveira. Ibeth y esa tiendita. El deseo y las noches hablando de la vida en la Avenida Reforma.Otros nombres completamente aleatorios. La música en los sotanos del más allá.

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martes, 22 de mayo de 2012

LO QUE TRANSPIRAN LAS PAREDES DE UN HOTEL BARATO



“Come back, come back, O Shulammite; Come back, come back, that we may gaze at you!" "Why should you gaze at the Shulammite, As at the dance of the two companies?”
Song of Solomon 6:13

                Parece una mujer bastante valiente, luchadora, quizás una amazona urbana, es la Sulamita. Se aparece de noche, entre la brujeria de las calles, entre el vapor a orines recientes y en medio de la violencia. La primera vez que la vi me sorprendieron mucho unos poemas que relató para un taller que muy dignamente se desarrolló a pesar de ningún presupuesto.  El taller era de narrativa, pero como todo en la vida, se trastocó en un hibrido de poesía y ternura imaginaría. Esa tarde, luego de una tormenta que nos hacía hablar en serio riendo y conocernos, pude oír esos versos que desfiguraban la noche en un olor a plástico en llamas. Mi descubrimiento grande, no fue haber leído en voz alta uno de mis textos publicados por la Biblioteca Walt Witman, sino haber conocido a esa rara periodista que documentaba la piel muerta que dejan los amantes en los hoteles.  
Nos seguimos viendo en algunas reuniones improvisadas, hasta que una noche le dije que se fuera conmigo. Aceptó sonriente y parecía feliz, aunque entre tanta oscuridad no se le vieran la sonrisa… pero si se oyera su respiración. Escribe una poesía marginal. Asume la marginalidad y la defiende, sus palabras parecieran ser collages de imágenes eróticas pegadas con saliva y gritos, nombres y decepciones, escribe desde su cuerpo desnudo, desde los ojos que lo habitan, desde sus manos que tiemblan y su voz que se esfuma en cada jalón de Marlboro. Bebe café más que ron, habla con sinceridad aunque es evidente el tiempo y la experiencia de una vida en busca de su propia voz. Le brillan los ojos cuando, haciendo un ejercicio experimental en el Bar Olvido, me muestra sus dibujos, yo le digo un poema de Cummings que ella no sabe y cree que es mío, le digo un fragmento de If, de Kipling; un verso que aprendí a decir en francés con una mujer malhablada, Toutes les femmes sont salopes, sauf ma mère, pero no le gusta el idioma francés aunque es algo que le recomiendo a todos. Su rostro ya va mostrando una distancia, una aridez, una violenta sucesión de tiempos. Le hablo de la nostalgia y lloro. Las lágrimas se van sumando a sus dibujos que lloran sangre y de algún lugar de su sexo aparece una esperanza contra el aburrimiento.   
La edad es breve, todo es vanidad a fin de cuentas.
Todo se quema, el plástico arde y se deforma.
El papel termina en ceniza.
Las piedras ruedan y el polvo eterniza.
Como un espejo el aro del cielo roto.
Eres volátil como una bolsa de polietileno,
y como el duroport tu cuerpo es transformable.
Solo la piel huele a perfume,
entre la sábanas del fuego.
 Soy creyente de la ternura. 
Creo que no hay nada más poderoso en el mundo que la ternura.  Es un reflejo básico, casi animal, casi en rebeldía con el mundo comercial. Para tener ternura hay que ser muy poderoso. Eso le dije, mientras sostenía un vaso de Venado y jugaba con el fuego de una vela.  Luego todo fue tan fácil que el tiempo se fue volviendo mentiroso.
La cresta del Ahora, ese momento infinito y presente,
ese pasadopresentefuturo, es revivido por el deseo
las confesiones transeroticas y
los vocabularios del argot
más mundano
en seguida la
risa estalla.
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Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...