lunes, 17 de agosto de 2009

-UN MEGAPOEMA Y UNA COCA-COLA/CON WINGSTON GONZALEZ EN LA USAC





Para la poesía, o se es accidentalmente bueno o se es intencionalmente malo.
Javier Payeras

“…qué simpática es usted
desgaja su nausea en el piso de MacDonalds
va gritando al oído de dios cosas impertinentes
echa abajo las palabras y al amanecer ya no está
se sabe advertida y las echa abajo…”

[Señorita simpatía [ Fax psychobilly)
W.G.


–Quedamos de encontrarnos en la Biblioteca Central. Lo vi a lo lejos como un jazzman, como un verdadero caribe, delgado y oscuro, con el pelo afro desordenado, con un libro de bolsillo en las manos. Era lunes por los concurridos chupaderos de la Universidad de San Carlos, que a esa hora no se ven por la marea de estudiantes caminando apresurados a la primera clase de la tarde. Entonces lo llamaron por teléfono.
- Es de San Marcos –me dice, luego de responder –. Acabamos de presentar una obra de teatro allá.
- Supe que fue con el grupo de los Ixtágeles.
- Si fue con ellos, pero ahora hay un colectivo –me responde.
- ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en San Marcos?
- Llevo viviendo allá siete años –me dice, esquivando los automóviles que entran por los portones de la universidad –. Allá estudié.
Ya acomodados en las afueras del Café me dice que está algo agotado por el viaje y que le molestan las distancias al viajar por camioneta. Winston me responde en español con un leve acento garífuna, y, como si no le importara la entrevista sino estar allí, vivo y con un poco de voluntad para sentir la tarde. Sentía que estaba delante de un mago, por la lectura de sus poemas y además porque siempre he creído que la imaginación es dos veces más real. Con Wingston González habíamos entablado una conversación unos meses antes por messenger. Estaba decidido a irme a San Marcos para conversar y entrevistar a éste poeta que había nacido en Livingston Izabal, en 1986. Para mi buena suerte logramos sentarnos a platicar en el café Italian, el 3 de agosto, que para nuestro pesar, era el primer día de la semana y todo el mundo parecía agotado a las cinco de la tarde. No lo conocía en persona, no había encontrado mayor información sobre él, ni sobre su libro en Internet, tan sólo un comentario de Juan pablo Dardon, que hizo una semblanza justa, en su blog
, a propósito del libro Aldeas mis Ojos, y decía sobre la poesía de Wingston: “misterios que nunca serán resueltos”, y también: “…hay buena música en sus letras”. El libro de Wingston era Los Magos del Crepúsculo [y blues otra vez](1), basado en dos textos preliminares, según me aclaró durante nuestra conversación; uno era Los Senderos espirituales del Crepúsculo, y el otro La ruta del Ángel.
– ¿Cómo fue la publicación de tu primer libro? –le pregunto.
–Bueno, yo había empezado a escribir mucho antes. Pero escribía una prosa absolutamente mala.
–… ¿y cómo sabes que era mala? –le pregunto, sorprendido que haya tomado el curso de la prosa antes que la poesía, que es lo común.
–No me gustaba; no funcionaba y ya –me responde –. Ya estando en San Marcos terminé dos textos que luego reelaboré como un sólo libro y un día vine acá a la ciudad, y de puro accidente conocí a Javier Payeras
(2) y a Julio Serrano en una feria del libro y les dejé una copia de mi texto. Poco después, me dijeron que la Editorial Cultura, dirigida por Paco Morales quería publicarme. Y eso fue el principio de todo.
No había, para él, más historia que esa. Así había surgido su libro y su imaginario y, no pensaba idealizarlo contándome una tediosa odisea romántica de editoriales que le golpearan la nariz con las puertas del imposible. Hablábamos desviándonos del tema de la entrevista y hubo algunos momentos en que el entrevistado era yo. Era normal, supongo, no nos habíamos visto nunca.
Me contó sobre su niñez. El pequeño Wingston, a la edad de ocho años, según me dijo, no buscó la felicidad en las chamuscas, ni en los campos de fútbol, sino en la biblioteca de Livingston. Niño iniciado en la soledad más poblada por los personajes de Julio Verne, en las enciclopedias y los libros míticos del Viejo y Nuevo Mundo, primordiales para que conquistara todo su pasado y luego contarlo a ritmos en sus primeros poemas. Pero es ante todo, un gran lector; de ahí que viendo la playa de los crepúsculos propios, sintiendo el oleaje vivo mientras la noche cubría de estrellas las estelares ráfagas oníricas, el pequeño Wingston imaginó una forma nueva de decir las cosas para sí mismo, se contentó con llenarse de fantasmas sensibles y espíritus que había publicado libros a su paso por la tierra. Ahí estaba Wingston González, según me enteré, desde La vuelta al mundo en Ochenta días, la TV, y la música, leyendo un libro de Alfonso Fajardo, motivado por primera vez a escribir algo con sus propias manos.
– ¿Cómo fue qué empezaste a leer tanto?
– Pues en primer lugar porque Livingston me parece un lugar muy aburrido, y no había para mí nada más que hacer que leer. Luego que a mi abuela y a mi mamá no les gustaba la biblioteca del pueblo (que queda junto a la parroquia) y se vivían diciendo que en ese lugar había espíritus malignos, fantasmas, abuelos muertos, ya sabes, qué sé yo. Creo que en parte lo hice, o lo empecé a hacer, por rebeldía. Fue el primer enfrentamiento con mis padres de varios después.
Bebió un poco más de su Coca-Cola. Vio pasar a cientos de estudiantes en un segundo con sus caras fatigadas, y luego me preguntó que si estudiaba Letras, conversación que se desvió a la política, a lo cual yo respondí como un estudiante que llevará la playera del Che sentado en la plaza de los Mártires. Reaccionamos los dos, riendo y recordando a Leopoldo Maria Panero y sus citas sobre e.e. cummings, y a tantos escritores de esa línea como Francisco Nájera o Perdomo que les gusta citar grandes autores de memoria.
– ¿Cómo ves a Guatemala hoy? –le pregunto finalmente.
– ¿Cómo Guatemala? ¿Desde la literatura, o desde dónde? Este país es tan complejo que…
–…sí, esa; no la literaria, sino la de los crímenes, corrupción, hambre y, todas esas imágenes que se gestan en las calles y terminan impresas en los periódicos.
–Ah… me parece horrenda –me respondió Wingston.
Tiró los brazos y la cabeza contra el respaldo de la silla, como para ver el cielo.
- Si, uno pertenece a esa historia –me dijo –pero creo que Guatemala es como un Megapoema /un momento extraño/ y en el fondo una metáfora de la incomunicación. Como el libro de Virgilio Pineda La isla en Peso, y cuando leo a Payeras, Serrano, Mills, Woltke, o algún otro escritor joven, se ven hermosas heridas que no han cicatrizado. Y toda esta publicidad tan positiva dictada por quién sabe quién de comercios como Campero, Guateámala, Proreforma. Y tantas iglesias kitsch. Y éste bombardeo de pancartas y vallas con mensajes del Canal 27. Son un cobertor, una máscara, una solución de superficie, una simulación. Todo eso es una trampa peligrosa que pretende alejarnos a todos de la posibilidad de un ejercicio crítico verdadero. Y esa forma de llamar terroristas a las maras y pandilleros que, aunque no es que nos parezca idílico lo que ahí pasa, son formas de resistencia en contra del sistema. Lo de moda es decir que el problema número uno es la violencia; ¿y qué haces con el hambre, la pobreza, la acriticidad de nuestra realidad? No es tan así de fácil.
- Y cómo se puede lograr esto, llevar a la masa colectiva, a toda una Nación a pensar de esa forma progresiva, futurista y liberadora.
- Ah, eso si esta difícil. Pensaría que el escritor tiene una responsabilidad con su oficio, y que de éste oficio, de la imaginación, del trabajo, pretendería elevar las expectativas del hombre. Los partidos políticos dejan mucho que desear y hay que pelear la lucha desde nuestras propias trincheras. El escritor se debe dedicar a imaginar las sociedades del futuro, como Verne, el Dick de “¿Sueñan los android… los androides con ovejas eléctricas?”; como la ciencia ficción. Autores así me sorprenden con sus visiones. Mira, ahora mismo yo no iría a la montaña, ni tendría fantasías por morir por algo o por alguien, creo en otra clase de emoción, no en la martiriología. Eso de que se le llamé a esa plaza, De los Mártires, es anacrónico.

No fumé ni un solo cigarrillo mientras caminábamos a la avenida Petapa. Hablamos, en ese corto pasaje de Lezama Lima y su Paradiso (que para González es tan complejo o más complejo que el Ulysses de Joyce), Francisco Nájera, Zoe Valdez, Manuel Tzoc, el exilio, y de los pobres afortunados de la Génération perdue, y de cómo Gertrude Stein había logrado, con una sola frase indiferente(3), hacer que un grupo de escritores jóvenes demostrara que no iban a desperdiciar su tiempo en el mundo, sino devolver a la existencia un poco más de los misterios del amor y del arte para perpetuarlo. Wingston corrió hacía la camioneta 201. Según mi recomendación debía tomar la 101 en la zona 10, que lo llevaría a su hotel en el Centro Histórico. Me regaló, uno de sus últimos trabajos Fax Psychobilly, un librito fotocopiado con pasta negra, que había terminado apenas en julio. Lo demás fueron recuerdos de cuando conocí, hace unos años, Los Siete Altares, y la playa de Livingston; en la que se puede caminar en la arena hasta el fondo sin apenas hundirse. –


Otras Referencias:
http://alanmills.blogspot.com/2005/10/una-lectura-de-los-magos-del-crepsculo.html
http://www.prensalibre.com/pl/2006/marzo/06/136068.html

Lester G. Oliveros Ramírez
Miércoles 12 de Junio 2009

FAXPSYCHOBILLY DESCARGALO AQUI.
[1] Los Magos del Crepúsculo (y blues otra vez), Editorial Cultura, 98pag. 2005
[2] Qué importa que González sea un poeta de origen garífuna, que tenga la obscena edad de diecinueve años y que éste sea su primer libro, trae palabras aceleradas de vida que buscan rebasar la larga procesión de lo solemne. Texto de Recrearte, comentario de Javier Payeras 2005.
http://www.revistarecrearte.com/modules.php?name=News&file=article&sid=164
[3] “Eso es lo que sois todos vosotros... todos vosotros los jóvenes que servisteis en la guerra. Sois una generación perdida”

jueves, 13 de agosto de 2009

ANOTACIONES ESPACIALES SOBRE MEXICO (Lectura el 15 de Agosto)


A todos los hijos de Pedro Paramo que habitan la ciudad más grande de la tierra.


Cuando miro el mapa de México no puedo dejar de imaginármelo sin líneas divisorias. Parte de México está en Guatemala y parte de Guatemala en México, traslapado por el pasado y el presente en una red de afinidades que nos hacen parecer los mismos aún detrás del muro de los Estados Unidos. A todos los guatemaltecos, indistintamente si hablan o no como mexicanos, los tratan igual como si hubieran tenido abuelos en Tenochtitlán. La mayoría que ha emigrado al norte, le ha tocado que aprender los más juguetones modismos caliches para hacerse pasar por mexicanos. Que irónico que acá en Guatemala sea común la rabia y el reconocimiento del patriotismo vecino, y aún así vamos poco a poco aceptando y descubriendo que somos lobos de la misma loma. Los programas mexicanos abundan en los canales guatemaltecos, desde las telenovelas del siete, hasta los chistes de toda la tarde del sábado y del domingo, hasta los noticieros de Televisa y los deportes de TvAzteca y sus programas de talentos juveniles. Estamos en México virtual, sin darnos apenas cuenta, y entonces los límites territoriales son vencidos por las ondas invisibles que viajan sin pasaporte de uno a otro extremo regalandonos albures. Me gusta lo mexicano, particularmente he valorado su cultura como la cualquier otro país latinoamericano, con mis preferencias literarias y artísticas en el campo de la plástica y la literatura, desde la memoria de exiliados guatemaltecos que nos hablan en sus textos criollos de un México generoso, como Cardoza y Tito Monterroso, sin olvidar al gran Monteforte y al más postmodernista de los nómadas guatemaltecos, el poeta Alan Mills. Todos han sabido ganarle la partida a los prejuicios y han descubierto la esencia mexicana que, sorprendentemente, es complementaria a la historia guatemalteca desde muchos puntos de vista. En el plano prehistórico jugó un papel relevante, y en esto quiero detenerme un momento en estas anotaciones, porque desde las teorías migratorias a las pirámides de observatorios estelares en Teotihuacan, hay mucha tela que cortar aún; porque si bien, el lenguaje Maya, sus códices y códigos aún sin traducir completamente, son el único eslabón entre esa historia perdida de la que todos somos ahora huérfanos. En el poema de Octavio Paz: Piedra de Sol, se rescata poéticamente ese tiempo y se nos devuelve algo complementario en nuestra identidad. En Cambio de Piel, de Carlos Fuentes, son evidentes las capas criticas en que discurren los personajes, desde la música de Mariachi, desde los rostros de Lucha Reyes, Chavela Vargas, Jorge Negrete y el mismo Agustín Lara, las revoluciones desde Zapata hasta los gobiernos democráticos, las tradiciones y sus supersticiones y magia urbana hasta la música de Molotov y El Tri, de Caifanes y las antiguas tendencias para expresar su dolor o alegría filtrada con el tequila o los pulques de la Santa Muerte. México, y sus grandes contribuciones culturales y su bien entendida idiosincrasia popular. México de Diego Ribera y Frida, de los cineastas portentosos que le despojaron todo a Italia para formar un cine propio, con sus galanes en blanco y negro, románticos como Pedro Infante, Maria Félix, El Indio Fernandez, Silvia Pinal, Dolores del Río y muchos tantos que nos alegraron las tardes. ¿Cuantos artistas no han encontrado en México la tierra prometida? ¿Cuántos creadores guatemaltecos se han ido a México exiliados o autoexiliados? ¿Cuántos campesinos en las épocas de represión y conflicto armado se fueron a México y encontraron apoyo en los linderos de Chiapas y Quintana Roo y mucho más allá? México se me presenta lúdico. Sigo viendo el mapa sin fronteras, ahí resurge ahora mismo un poema de Yaxkin Melchy y la música me recuerda a Café Tacuba.

¿Qué sucede con el vuelo que cae en el techo de mis costillas?
Con el vuelo de estas palabras que otra vez se aparean,
multitudes que avanzan
de la boca al micrófono,
y lo dejan hecho un pueblo devastado explotado talado
de todos los racimos que ahora me escuchan.
una y otra vez el mismo poema
me marchito,
pido agua
bebo, releo
siempre se lee
bebo, releo
y me sostengo vivo.


Yaxkin Melchy

martes, 11 de agosto de 2009

A PROPOSITO DE NICARAGUA


A los siete años me inscribieron en una escuelita en la zona 5 que se llamaba Escuela República de Nicaragua. Era amarilla, con ventanales de fibra de vidrio. El director era Ernesto Ponce Saravia, un caballero que además de los ojos verdes y una bien ganada fama de locutor, era uno de los directores más sobresalientes de la zona. El patio de la escuela era grande, con una pila en el extremo, a la par de los baños. Los profesores y maestras eran de los mejores. Ahí, en primero primaria, conocí a la Seño Amanda, una maestra estricta, a la que sólo una vez la vi enojada conmigo y eso me bastó para ya no olvidar la tarea. En ese tiempo, los profesores tenían de esas reglas de madera y era común que con ella atemorizaran a los insurrectos. Algunos de mis compañeros, desde primero primaria hasta sexto, eran unas firmitas. El Jorge, era un chico que en tercero primaria ya nos contaba a todos que había estado con una mujer y recuerdo muy bien como nos contada de cada parte de la mujer desnuda con la que había estado; el hermano del Chiri, nos hablaba historias de suspenso, de cómo el y sus papas se escapaban de la policía en cada cateo y de donde guardaban la marihuana que luego vendían. Es lo bueno de estudiar en una escuela que estaba ubicada a unos metros de la Iglesia del Padre Chemita, a unas cuadras del Edén o de la famosa Limonada, y tan cerca de mi casa. Pero yo era de los estudiosos. Con unos amigos de la colonia Abril nos disputábamos las mejores notas. También me gustaban las chamuscas, los juegos de cincos en el campo de la iglesia, y tenía una tendencia particular a coleccionar insectos y hojas de árboles, era mi pasatiempo secreto, junto con una formula para hacer pólvora que compartíamos con un compañero que se llamaba Ludwin. La escuela llevaba el nombre del país en donde se había radicado un tío nuestro. Se había casado con una mulata que se llamaba Francisca, que había logrado que vivieran en Nicaragua y no en Guatemala como el lo hubiera querido. Participo en política en Nicaragua, y ha sido el único de los tíos que ha tenido una muy marcada posición socialista. Hace poco lo recordaba en la conversación con Winston González en la que recordábamos también a Julio Cortazar y sus visitas fraternales a Managua en la época de verdadera lucha. Nicaragua de Rubén Darío, poética, monumental, con su lago gris y sus casas en ruinas, les mando un saludo desde acá, mi trinchera favorita.

jueves, 6 de agosto de 2009

LA SAL /PARA QUE EL ALGUA QUEME (LECTURA 7 DE AGOSTO)


1)La Sal.
La sal esta presente en, digamos, tres cuartas partes del mundo, disuelta en la mar. La sal es preservante y antiséptica. La sal esta en las lágrimas de toda una humanidad. La sal esta en los besos y en la cama. La sal da un sabor a la comida que comemos. La sal es símbolo para Cristo y la usa para bendecir. La sal es imagen desde la mujer de Lot hasta el río Jordán. La mujer de Lot fue castigada por desobedecer a los ángeles. Le fue dicho que no volteara a ver y lo que vio nunca se escribió para no perder la vida en un elemento. Vio la ciudad devastada, ardiendo, los hombres saliendo en fuegos y los gritos inaudibles de las personas calcinadas, vio las nuevas y potentes fuerzas de los dos seres divinos con sus caras ardiendo en ira celestial, y entonces no los tuvo por santos, y al tratar de dar el paso se quedó pegada a la tierra, blanca y brillante como un cuarzo.


2)Para que el agua queme, he ido adivinando sus elementos, buscar que la muerte sea vida y la vida misma una muerte continua, que al abrir una puerta uno cierre una ventana, caminar deteniéndose y abrazarte sin rodearte, que la sal endulce mi amor es un elemento que azucarando enamora, pero cuando la gente es un monstruo el yo solamente es un abismo oscuro, por eso te digo sin hablar que todos los gritos son el silencio, que la casa es una calle habitada por fantasmas que forman partidos políticos y derrocan presidentes imaginarios, pero veo, cuando cierro los ojos, otras musas que no cantan las glorias de nadie por estar al final del principio del hombre en revoluciones ignoradas, en adivinanzas de tiempos creados por los muertos soñando con esta vida, ahora te doy quitándote, te amo hiriendo, me voy regresando, crezco más allá de mi tamaño microscópico y veo que lo infinitesimal es un mundo desmedido y gigante donde los secretos engendran su magia en éxodos interiores donde la visión descubre los volúmenes y piensa desde el suelo otras latitudes y nuevas analogías, voy por eso amando este contexto, hablando con potencias mínimas que me guían perdiéndome y me liberan encancelado, que para cuando la palabra sea ojos y boca estaré diciendo que los jueces no saben de la ley, que las lágrimas son un premio de la risa, que los caminos son estepas solventes y los árboles africanos como raíces atadas a las nubes de viento que carrozan el sol como un modo de vida permanente para buscarte alejándome de lo primordial, entonces me veo diciendo que el que roba regala, que el que regala presta un momento su brebaje envenenado, que el que mata no es culpable hasta que lo asalte en el espejo su mirada, que los ladrones y las prostitutas son palabras y no hombres, que los días y las noches son pequeñas preguntas a la vida, que los hombres luchando por la libertad no son un sólo emblema sino la arista de algo inconcebible que siempre será un anuncio del final del ahora.

viernes, 31 de julio de 2009

ODAS HONDAS (LECTURA EL 7 DE AGOSTO)


Iba por todos los rincones recogiendo polvo de estrellas y con suerte encontraba constelaciones y nuevos mundos, iba así, porque ya intuía que el amor verdadero estaba escondido, y recogiendo palabras para nombrarnos fue como sintió de pronto que podría destruir los viejos ídolos, los más tiernos valores errados y las magnificas leyes de piedra labrada, porque en su sangre brotaban de sueños los silicios, brotaban de viento los minerales proscritos y los más largos monólogos transoceánicos de una regata desde Alaska hasta la Tierra de Fuego, desde los tótem mandálicos hasta las gradas empinadas del Gran Jaguar, iba así, recogiendo palabras con aristas brillantes y vendiendo cadenas de ellas en los parques del mundo civilizado, iba así, escapando de los grandes transparencias consumidas por la industria del pecado, iba así, volteando cartas y separando las piezas de una ajedrez falseado donde el peón jamás podría llegar a ser Rey porque el Rey ya estaba en jaque mate, iba así, jugándose la vida por los secretos que encontraba, diciendo en clave las verdades más antiguas, iluminado, iluminando, buscando y encontrando, siempre bendiciendo urbanas moradas mientras se hacia grande, iba así, por el grande Universo de los rincones, encontrando galaxias en los cincos de los patojos y viendo similitudes en los trompos y los yoyos, iba así, entre ríos calles, entre avenidas mares, entre silencios cárceles, viendo en sueños el futuro de los más pequeños, luego regresaría a su casa y dejaría todo en orden para el próximo viaje.

martes, 28 de julio de 2009

JUAN PABLO DARDON RESPONDE 11PREGUNTAS


Lester Oliveros: Estimado Juan Pablo, no he tenido la oportunidad de saludarlo, en sus textos no se muestra tanto como en las preguntas que ya ha respondido, aquí van las mias que publicaré en mi humilde blog:1- Qué es lo que más valoras de los seres humanos.La capacidad de reir en las situaciones más desesperadas.2- vos morirías por algo.Claro. Y por alguien también.3- Cuál es tu sueño recurrente.Que tengo un puesto de hotdogs en el día y por las noches, la carreta se convierte en auto de drag racing. Todo como parte de la estrategia de mi franquicia “Rápido y Shucoso”.4- Alguna pregunta que nunca quisieras que te hicieran, ni contestar.Si me preguntan yo contesto, aunque sea muladas.5- Cual es el mejor recuerdo que tenes de la zona 1.Mi cachorra, una gata casi humana que me gustaba llamar Kichu.6- Quién es para vos Javier Payeras, Alan Mills, Julio Serrano, Ronald Flores, Maurice Echeverria, Pablo Bromo, y que cualidades aprenderias de cada uno.Todos son mis amigos y cada vez que los miro aprendo a no ser como ellos, jajaja! Pero fuera de bromas, todos tienen algo para aprenderles y para desechar, ya, como todo el mundo.7- Algo que te guste más de las Cien Puertas.Las lentejas. Y las lentejuelas de la gentejuela que por allí transnocha.8- Alguna rareza en la Cama con tu mujer.Nada, no tengo mujer en cama.9- Haciendo una Mujer Frankestein, como formarias a una mujer modelo para un escritor indigente.Pues no son muy exigentes, he de decirte. Con que le haga operación cebolla, suficiente.10- Cual es la bebida recomendada para un artista.Cada uno escoge su veneno. A mi me gusta el Whiskey JWBL y la cerveza Rooster (Gallo pues).11- Qué fue lo que más te gusto de la literatura, y porque no has terminado en el bote, y que fue lo que se te dificulto más de la escritura de tu libro publicado.No he terminado en el bote porque no soy delincuente, la vida que se habla en los libros es otra de la que vive el autor. Eso sí, que he hecho mis travesuras, pues quien no. Lo que se me dificultó fue el proceso de selección de textos para Breves Conversaciones de la Sicosis era un libro de poemas gordo que tuve que hacerle liposucción para dejarle la esencia. Ya sabés, lo flaco siempre es mejor.


*En este espacio también se pueden hacer preguntas a JuanPabloDardon, yo se las mando por correo.

TRAZAR LA TRAMA (...)




La muerte sólo será triste para los que no hayan pensado en ella.

Fenelón

Iba bien. De pronto mi personaje caminaba por la línea del tren rumbo a la playa, o qué sé yo, luego lo encontré durmiendo en una casa de negros en Escuintla, enamorado de una Leona. Pero no era cualquier mujer. Ella me hizo revisar manuales de mujeres mulatas y cuanta foto encontrara para ponerle un rostro único y un cuerpo de pecado. La dejé sentada en un comedor sucio a una cuadra del putero donde terminó trabajando para pagarle la vida a su hermanita. La dejé allí y ya no he vuelto a escribirle su vida. La dejé tan hermosa como quise y todavía con el cigarro a la mitad. El muchacho estuvo a punto de hablarle. Lo olvidé parado en la esquina pensando si volvía o no volvía a entrar. La línea del tren sigue su curso desde el primer paso que dieron todos.


Hoy que es mi cumpleaños, veo que todas estas vidas fortuitas que me rodean se confunden entre recuerdos y precogniciones del ayer; seres inventados por mi otro yo que también se apega a mis desordenes, y los otros familiares rostros que llevan mi apellido o el de mis abuelos. Una semilla, nada más, era apenas treinta y tres años, a punto de morir como a las doce y media de un medio día como éste. Ésta es mi trama y la estoy trazando en malas compañías. Entre los libros de poetas malditos y escritores mal vivientes, en medio de la América más peligrosa y trastornada donde el realismo mágico es creíble y la realidad nos sorprende más que los libros. El diablo ha rodeado la tierra y ha encontrado en medios de estos volcanes como jugar sin perder. Los Mega-templos de la angustia y la abundancia siguen extendiéndose como techando un continente y vio Dios que era bueno mientras negociaba con el diablo. Las conciencias secuestradas por los dogmas. Seres subterráneos me gritan esperanzas. Creo en un dios ausente y secreto, en el fin del tercer mundo, en el cielo para los pecadores, en la sanidad de los enfermos, en las pinturas de Benvenuto Chavajay y las novelas sin escribir de un falso ídolo; creo en las conciencias rebeldes y en las manifestaciones de la rabia, en el intento de fracasar y en los errores del gobierno, en las manipulaciones del destino, en las estrellas avanzando, en la nada, en el universo irreversible y en la totalidad de las banalidades, en el orgullo de los ciegos y en las manos de los monos, en los ojos de las culebras y en lo nahuales de las constelaciones, en las visiones de los recién nacidos y en las maravillas ocultas bajo las piedras de los ríos, en la luz, en el amor, en la inexplicable levedad del ser, y en los sencillos cataclismos de la razón, creo en mi, creo en el futuro, en todo lo que ya me contaron de Paris, en los falsos museos, en el pago por hacer nada, en el silencio, y de nuevo en la literatura, maldita y despiadada.
Iba bien, ahora sólo tengo que volver a donde pertenezco y empezar de nuevo con una sola frase sincera.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...