jueves, 8 de abril de 2010
UN PAIS DE UN SOLO HABITANTE ES LA HABITACION PROPIA
Un país de un solo habitante era el cuarto de Emilio Carlo. Se había vuelto loco. Pero no tan loco como para dejarse morir de hambre. Salía siempre de noche a pedir a la calle monedas y virtudes. Su locura consistía en perderse en la contemplación de fotografías de su novia que había muerto hacia un año en un accidente en automóvil. Recordaba todas las noches el olor de su palabras al oido. Ella sabía que se iba a morir a los veintitrés. Sabía que no pasaría de los veintitrés y sin embargo vivía como si no lo supiera. Le celebraron su cumpleaños veintitrés y Emilio le regaló un ramo de rosas en botón que se fueron abriendo con forme llegaba la media noche. Nunca pudieron casarse. El fin de semana, en un viaje a Antigua, el automóvil fue empujado por una camioneta sin frenos y perdió la vida sin nadie familiar. Una llamada por la madrugada se oyó fatídica. A Emilio le habló el padre, serio, contenido y frio. Al oír la noticia tiró el teléfono al suelo gritando. Nada se pudo hacer después, más que velar hasta el otro día. Esa misma mañana, Emilio ya llevaba los ojos entornados. La madre de Eva Mártir, lo consolaba y pensaba que estaba con esa mirada perdida por el desvelo. Lo llevaron a su casa de huéspedes después del entierro. Llorando se fue a su cuarto sin decirles adiós. Los padres de Eva Mártir se preocuparon cuando supieron que ya no regresó a la universidad y se le miraba bebiendo en cantinas y en muy malas compañías. Pero no hicieron nada. La hija ya estaba descansando y no habría que seguir con la idea de que el muchacho era algo de ellos. A lo mucho le guardaron un buen recuerdo.
Nadie vio cuando en una madrugada vomito sangre. Hablo con una sombra y le confeso su nueva filosofía. Nadie quiso voltearlo a ver y darse cuenta que era ya una sombra de si mismo. Era cuando lo declararon loco los vecinos y los niños. Y salía solo de noche para regresar de madrugada. De noche puedo verla, les decía a los extraños. Puede que fuera cierto que en su delirio conviviera todas las noches con su novia Eva Mártir. Lo que me enteré mucho después fue que había resuelto morir por ella y terminar perdido y verdaderamente loco a los pies de su tumba. Pero no fue así. Se enamoró una madrugada del horizonte y persiguió el final hasta que llego al Distrito Federal en México. Se cambio el nombre y llego a ser rico. Otros, dios los tenga en la gloria, murieron por su ejemplo.
lunes, 5 de abril de 2010
PROCESIONES NOCTURNAS
miércoles, 31 de marzo de 2010
SIN NOMBRE NI LUGAR
sábado, 27 de marzo de 2010
lunes, 22 de marzo de 2010
MEGADETH EN LA MEGA FRATER
David Wilkerson, sobre las Super Iglesias.
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Cuando leí en facebook: Queremos a Megadeth en la MegaFrater, a parte de retorcerme de la risa, comprobé que no conocía el lugar. Mi alma doble de periodista me torció el brazo para ir el fin de semana. Así que, cuaderno de nota en mano, me encaminé a la MegaFrater el domingo 21. Preguntando en las camionetas de la calzada Roosevelt hasta una de Peronia. Llegué. Ahí estaba, y se podía ver desde lejos salir la ostra gigante de techo gris. Al llegar me sentí desamparado en la entrada. Pude ver, ya desde ahí la construcción a la mitad, pues la jardinización se veía en sus niveles primarios y los retoques de muros y pilares en espera del cernido final. Aun así era un edificio imponente que en la entrada adornaba una fuente eternamente fluyendo líquido cristalino popularmente llamado agua. En las puertas principales daba la bienvenida un plasma proyectando desde ya lo que sucedía en el escenario. Pude ver a un sujeto alzando las manos en un Hip Hop en regla con la letra góspel. Me pareció desde el principio una imagen Ballardiana, el estar en ese salón parecido a la entrada de un Centro Comercial. Al subir al segundo nivel vi las columnas de concreto armado y al llegar al asiento de lujo comprobé la comodidad de las butacas de cine y la acústica de otro mundo que envolvía todo en un surround celestial. Estaba allí viendo al techo la compleción magistral de ingeniería exactamente a las 10:35. Pude ver las 4 pantallas gigantes cuando subió el predicador, un hombre calvo, de unos 60 años, que hablaba con un característico acento al final de cada oración. Educado y consiente de estar frente, a no menos de 4,000 personas, viéndose pequeño ante el último espectador en la última hilera de asientos del segundo nivel. Pude ver además 6 pantallas plasma, muchos menores, frente al público del primer nivel, bocinas gigantes colgadas del techo con cables acerados que además soportaban también la iluminación de discoteca. Para mi sorpresa el predicador habló de la lectura. Invitó a cada miembro a leer y a memorizar, consiente de la mayoría de personas con un gusto casi nulo por esta práctica subversiva; aun así, dio tips y hasta presentó un video de las nuevas generaciones educadas en su centro de estudios que están practicando la memorización de la Biblia a gran escala.
Fue maravilloso pasar desapercibido mientras tomaba anotaciones, ahí mismo, en el megatemplo que Renato Bianchi soñaba para que cantara a todo pulmón King Diamond y otros imaginaban como el próximo escenario de Megadeth en una alucinación fantástica. Pero les tengo que comentar que el escenario, se tendría que ampliar el triple, que la acústica es muy buena, pero el área de desorden sería imposible por los cientos de butacas que irremediablemente podrían salir volando en un acceso de emoción de alguna fan excitada por las descargas de metal puro mientras otras 50 enseñarían los pechos a Dave Mustaine.
En fin, me pareció un escenario impresionante con sus 113,000 metros cuadrados de construcción. Al final bajé a ver los locales, una librería, cafetería para la gente de servicio, y un área donde vendían desde pizza, hasta tacos de marcas que han ganado la arroba de oro, y pude ver que hasta un Banco muy famoso hay en la entrada para hacer sus depositos de ley como diezmos u ofrendas. Me quedó la sensación de haber estado en un nuevo Centro Comercial.
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sábado, 20 de marzo de 2010
PSICO-BUS
Era la primera vez que iba a Mixco. Había soñado que me encontraba sola en una calle que no conocía y mientras más buscaba la salida del laberinto más me perdía. De sólo pensar en el sueño me entró un miedo conocido, un miedo con el que uno podía lidiar día a día en los buses porque en ese momento podían subir a asaltarlo a uno. Pero a veces era en el momento en el que uno no pensaba en el asalto. Y eso era terrible, porque siempre hay que saber que hacer inmediatamente. Las calles de la calzada no eran muy entretenidas. Entonces lo vi. Mirándome y con una sonrisa desamparada que apenas se le dibujaba en la cara. Puse cara de valiente. Trate de ignorarlo y verme molesta por su persistente mirada, como una subrepticia invitación al amor. Me sentí tonta de pensarlo. Mire la ventanilla sucia y me recordé que de niña dibujaba corazones en las ventanillas y mi mamá celebraba eso para no seguir pensando en la calle inundada por la lluvia. Pero ahora eran más que alucinaciones por el calor. Cada vez sentía más su mirada y pensaba que estaba pensando lo que yo pensaba.
El sol me pegaba en la cara. Era molesto, pero estaba como pegado al asiento. Había pensado en cambiarme de lugar y con algún pretexto preguntarle algo o tratar de empezar una conversación. Hablarle de algo. Pero qué. No se me ocurría nada. ¿Cómo hablarle por primera vez a alguien que uno no conoce? Era absurdo. Me sentía mal al preocuparme por aquello. Pero la seguía viendo. Y conforme la miraba sabía que ella o yo algo diríamos. Pero no decía nada. Era como si en lugar de agradarla la amenazara mi atención. Era estúpido tratar de hablar con alguien de esa forma. Pero ella me gustaba. Si tan sólo me corriera un poco de mi asiento, llamara su atención y le dijera que me agradaba algo de ella. Pero eso además de cursi, era tan gastado. Todo mundo hace eso. Como cuando un señor le pregunta la hora a una mujer que podría ser su hija. Y todo lo demás. Pero además, estaba completamente desorientado por dentro, aunque por fuera ella me viera sonriéndole sutilmente, como si en el fondo no le quisiera hablar, sino inquietarla.
Subió un vendedor. Me agradan esos tipos. Siempre animaba a mi madre a remedarlos. Le salía muy bien. Me gustaba verlos impostar la voz e inventarse un mar de lágrimas para motivar a los pasajeros. Recordé la vez que mi mamá me contó que un señor se hacía pasar por lisiado y luego de que le daban, se bajaba burlándose de todos. Porqué pensaré en eso ahora. Siempre me pregunto porque pienso tanto. Debería comprarle unos dulces de menta al patojo y regarle uno a ese que tanto me mira. Se asustaría. Ya me lo imagino. Pero no. Pensaría mal de mí. Que soy fácil. Mejor miro para la calle.
El chiclero parece cansado. Y yo estoy cansado de tanto vendedor. Y ellos lo dicen. Como si con eso exorcizarán tanto trinquetero que se sube en cada cuadra. Y ellos lo saben. Saben que uno se da cuenta que siempre dicen la misma mentira. Puta, y yo acá sin moverme de este asiento. Y ya voy a llegar a donde bajo. Porqué no puedo decirle que esta linda. Que me hace pensar en que debería ser la princesa de mí barrió. Por qué. Tengo miedo. Tanto miedo, y es un miedo tan parecido al de un asalto. Mejor no pienso en eso, capaz que se suben y acabo de comprar mi celular. Yo a veces recuerdo que las veces que me han robado son por descuido. Tantos lugares que hay en las camionetas para guardar las cosas. Normalmente los sillones están rotos. Pues ahí se podrían meter las cosas mientras aquellos registran al de atrás. Ahora que me acuerdo, me he salvado de varias. Lo único que no me gusta es que las mujeres siempre terminan llorando. Pobrecitas. Ahora que lo digo, tal vez eso es lo que siento por ella, un deseo de acercarme para que no le pase nada. Bueno, en la otra me bajo.
Y si soy yo la que le habló. Pero es que va a pensar que soy puta. Pero a las putas le va bien, como dice mi mamá cuando esta enojada. La verdad, hay ocasiones que me siento tan aburrida, que me gustaría hacer una locura. Que ese muchacho se viniera a sentar a la par mía y me pidiera un beso. Que me jalonee la blusa tratando de buscarme los pechos y me haga sentir algo tan fuerte que olvidemos al brocha mirándonos con una risa de pícaro y al chofer con un cigarrito en la boca, detenidos a media calle sólo por el espectáculo… pero el ya se bajó del bus y yo me bajo en la otra esquina.
jueves, 18 de marzo de 2010
PINBOL POETICO COLECTIVO
sábado, 13 de marzo de 2010
DE LA MALA SUERTE/ ENSAYO AL MARTES 16 DE MARZO
Podría pasar bajo escaleras rompiendo espejos/ podría blasfemar contra los gatos negros mientras los ojos como diamantes difuminados fueran perfectas linternas/ sabría en que momento de las doce en punto salen los muertos transparentados/ tiraría al cielo las cucharas y los tenedores, los cuchillos/ para luego sumergirlos en las pilas antiguas donde mi familia rezaría sin cesar por pura culpa/ culpa tras culpa tras culpa/ robar/ pedir/ robar/ el cielo de los pobres/ la redención azul de las calles rojas/ podría señalar los arcoíris y abrir los ojos de los muertos/ podría y sé que lo haría/ fumar descalzo sobre las tumbas riendo/ saldría bajo la lluvia sin paraguas a poner barquitos en los ríos dorados/ me gustaría sin embargo leerle poemas eróticos a todas las recepcionistas del mundo por sus teléfonos/ amarrarme nudos en los zapatos cuando pase el afilador y escupir al cielo escupir al cielo escupir al cielo...
III
Voy a señalar el arcoíris o la punta de la nariz de un Cristo, voy a cortar las nubes con mis dedos y te llegaré a rogar con los brazos leprosos, voy a conjurar el miedo escribiendo palabras en la arena de una calle, para hacerte volver de madrugada con el sonido lentísimo de las estrellas huyendo, caminando en un solo pie, escribiendo con una sola mano con tinta y papel, dibujando en pedazos de cartón portadas de la Santa Muerte, y me dormiré soñando que despierto y me veo dormido, me veo muerto, me veo perdido, me veo solo, me veo bajo un cielo falso cuadricula, me veo sobre una cama con dos ponchos de lana, me veo con los ojos cerrados y lámpara encendida, me veo con el radio en una sintonía fantástica, me veo celeste a la par de un cuadro de Picasso impreso en vinil, me veo en medio de una habitación intima y perpetua, me veo a oscuras y despierto sufriendo la belleza de la memoria, me veo pintando con oleos mi ventana y crear una estrella amarilla y un árbol quetzal, recitando poemas de Caeiro y sonriendo sólo hasta crear heterónimos de mi mismo con quienes platico sobre el presente, siempre en tiempo presente, siempre en tiempo presente, siempre en tiempo presente…
Un gato negro ronronea a mis espaldas mientras tomo un poco de sal y doy tres saltos hacia adelante, el gato se transforma en superstición, rostros innumerables metidos en un circulo son la imagen del mundo, nacido bajo un mal signo, tras un terremoto, y con unas ganas barbarás de incendiar el mundo a los cinco años, se me atraviesa una pelirroja y despierta en mi un sueño prostíbulo donde lo único que falta es la luz, avanzo a ciegas hacia su danza felina en un viernes trece embriagante y resuelve ser solo un desierto tatuado en una toalla que se desprende del techo, y aparece Jay Hawkins cantando I put a spell on you, y sólo trato de ser feliz, mientras llega la madrugada y acaricio mi pata de conejo.
jueves, 11 de marzo de 2010
LECTURA DE LAS FLORES DE DENISE PHE FUNCHAL
El día que F&G le anuncio, por medio de correo electrónico a Denise que iban a publicar su novela, era el cumpleaños de su madre ya fallecida. Fue el 21 Noviembre del año 2007. Y comparto la emoción, ya a unos años y meses de distancia de ese evento de milagro y destino.
lunes, 8 de marzo de 2010
ACORDEMONOS PUES...
Mi versión particular de un libro que no he leido más que de boca de amigos. Entre ellos que ya van sumandose. Javier Payeras quien abre puertas y ventanas de un universo temporal de su vida privada. Pablo bromo que viaja en la memoria a rescatar su propio tiempo perdido y recuperado ahora en esta nota. No se me escapa tampoco Gabriel Arana que repite humanamente el me acuerdo de todos nosotros una generación que apenas esta volviendo a ver su propia arquitectura personal. Y un insignificante homenaje a la imaginación de Georges Perec que nos visita de otro mundo donde quizás lo recuerdan con esa cara de loco.
2- Me acuerdo del patio de la casa de la abuela, lleno de flores y mucho sol.
3- Me acuerdo del blanco mazapán de Amatitlán y de como me gustaba.
4- Me acuerdo del sabor del azúcar en cubitos.
5- Me acuerdo del sol a los 4 años.
6- Me acuerdo de la calle a los cuatro años.
7- Me acuerdo de un amigo de apellido Rubios.
8- Me acuerdo del rumor de la lluvia en torrentadas arrancando tierra en un rio ancho y turbio.
9- Me recuerdo, al atardecer, poniendo barquitos de papel en un rio propio en la puerta de la calle.
10- Me acuerdo de los aviones que pasaban ahuyentando a los zopilotes.
11- Me acuerdo de las ruedas de acero en el asfalto, del repartidor de periódicos y su sonido de granizada metálica.
12- Me acuerdo del sol a los seis años.
13- Me acuerdo de la primera vez que vi el mar.
14- Me acuerdo de un sólo consejo de mi abuela y mis ojos maravillados cuando me enseño por fin a escribir el dos.
15- Me acuerdo del amigo de mi abuela que me daba un quetzal por oírme reír a carcajadas.
16- Me acuerdo del sol a los 7 años.
17- Me acuerdo cuando fuimos todos a Santiago Atitlán y entramos a un gran hotel en construcción. De regreso me recuerdo que la camioneta se averió y me recuerdo escribiendo un dictado de un amigo de mi abuela en el que escribía por primera vez CACA. (todos se rieron, por supuesto)
18- Me acuerdo de la iglesia del Padre Chemita y a sus santos dormidos en vitrinas llenas de billetes viejos.
19- Me acuerdo de Miguel, Francisco, Otto y Vinicio, Edgar, y al hijo de don Fabián armando una pelota de calcetines para jugar un partido de base- ball.
20- Me acuerdo de los Scouts y de la vez que me partí un diente a la mitad.
21- Me acuerdo de las piedras que poníamos como porterías y los zapatos rotos al final de las chamuscas.
22- Me acuerdo de la soledad de las cinco de la tarde en la casa de mi abuela mientras exploraba bajo las piedras del jardín.
23- Me acuerdo de un tío que me dejaba ver televisión después de leer un capitulo de la Biblia.
24- Me acuerdo de Jimmy Swaggart y al mismo tío ponerle volumen bajo la luz del medio día.
25- Me acuerdo también de Mazinger Z, Calabozos y Dragones, Ultraman y El príncipe y el Dinosaurio.
26- Me acuerdo de una caricatura que se llamaba Cobra y salían mujeres desnudas con tatuajes en la espalda.
27- Me acuerdo de la pequeña biblioteca de mi tío Carlos, de Flavio Herrera, Rodriguez Macal y José Milla que leí desde los diez años.
28- Me acuerdo cuando descubrí a Victor Hugo y leí cuatro veces Los Miserables en una edición de dos tomos azules que me prestaba un amigo.
29- Me acuerdo que en ocasiones ponía en el toca discos Balada para Adelina de Richard Clayderman.
30- Me acuerdo de un robot rojo que me regalaron para navidad que tenía una espada plateada.
31- Me acuerdo de la primera vez que tire un trompo.
32- Me acuerdo de los yoyos con luz y de cómo se iban destrozando en lo que llegaba la madrugada del 25 de diciembre.
33- Me acuerdo de la vez que me subí a una silla para alcanzar una botellita de vino.
34- Me acuerdo de las noches a los 9 años.
35- Me acuerdo de mi madre llevándonos por la calle como si fuéramos al monte Horeb.
36- Me acuerdo del programa Campiña y a Chalio.
37- Me acuerdo de la música de Rigo Tobar que cantaba mi mamá.
38- Me acuerdo de las fiestas en casa de la abuela donde invitaban a todos sus amigos.
39- Me acuerdo de Siempre en domingo y a todos diciendo “aún hay más”.
40- Me acuerdo de los chicles Bazuca que traían historietas.
41- Me acuerdo de los chocolates Popeye.
42- Me acuerdo de una tarde en la que mi padre me regaló Corazón de Edmundo D´amicis. Fue el primer libro en el que descubrí otros mundos.
43- Me acuerdo que también me presentaba a todas las señoritas que atendía las tienditas de tolerancia donde se ponía contento con unos litros.
44- Me acuerdo de la escuelita amarilla a los 10 años y el parquecito detrás de la iglesia donde se juntaban a fumar marihuana los ladrones de la colonia.
45- Me acuerdo de la primera vez que me asaltaron en una camioneta 103.
46- Me acuerdo de MC Hammer y su forma de bailar U can´t touch this y a Tecnotronic.
47- Me acuerdo de Sinead O´connor cantando Nothing Compares, y el romance de una noche con una supuesta prima en no sé que grado consanguíneo.
48- Me acuerdo de una madrugada formado en el instituto Adolfo V. Hall y a un chico que le rompí la nariz en filas.
49- Me acuerdo de la poesía oscura de beber por primera vez.
50- Me acuerdo de la turbulencia de los once años.
51- Me acuerdo de un hombre que cruzó de una torre a otra del Geminis 10, caminando sobre una cuerda y sólo con la ayuda de una vara.
52- Me acuerdo del primer concierto de Bohemia y que llevaba sin darme cuenta una chumpa negra de los New Kids On the Block.
53- Me acuerdo de la primera vez que fumé marihuana en la casa del Unicornio y que nos pusimos a leer koanes.
54- Me acuerdo del Informe Pelicano con Julia Roberts que la vimos con un cuate en el cine las Américas, donde también vi Un Mundo Perfecto interpretado por Kevin Costner.
55- Me acuerdo de Simón Pedroza prestándome el Never Mind de Nirvana allá por el 92.
56- Me acuerdo de los malos poemas que escribía tan bien y con mucha confianza.
57- Me acuerdo de la incógnita de Dream World de Julio Calvo y su amigo Avendaño con una barba de abuelo y los ojos más turbios que nunca.
58- Me acuerdo del mejor café con leche que he probado en mi vida en el Café Oro oyendo Mazzy Star sentado a la mesa con Omar y Giovanni Pinzón hablando de cosas geniales.
59- Me acuerdo de la primera vez que me emborraché y desperté de pronto en los brazos de una brasileña que me llevo, días después a la vuelta de su casa en la cañada en su carrito blanco y se desnudo para mí.
60- Me acuerdo del cometa Halley a los diez años y el rumor que dejó cuando se alejó su cola brillante.
61- Me acuerdo del Darío queriendo romper los vidrios de la caseta.
62- Me acuerdo de Javier Payeras saliendo entre las sillas de el fondo de cultura económica con un monologo tan ininteligible para mi, en la entrega del libro de Julio Calvo, que diez años después todavía le pregunté que qué quiso decir al citar a Macdonalds a la par del Espíritu Santo. (aunque a estas alturas es una buena broma ya)
63- Me acuerdo de los Heroes del Silencio en la Plaza de toros y el lodo hasta las rodillas.
64- Me acuerdo de mi hermana Claudia bebiéndose mi botella de vino una noche de fin de año en Panajachel.
65- Me acuerdo de los amaneceres en Panajachel y el sol de las tres de la tarde en que me tiré a una lancha llena de coreanos y no les entendía nada.
66- Me acuerdo de una chica que conocí en el Burger King y se hizo mi novia en una noche mientras hablábamos, alternativamente, del Salmo 91 y de Herman Hesse.
67- Me acuerdo de la primera agencia de publicidad en al que trabajé sin haber cumplido los 17 años y que las secretarias llegaban a preguntarme cómo se redactaba una carta y yo les inventaba frases.
68- Me acuerdo del parque San Sebastián y el bautizo que nos hicieron la vez que llegamos con el Rafa.
69- Me acuerdo de toda una noche jalando cocaína y hablando de nuestra vida con aquel cuate que le llamábamos El Abuelo y cantaba muy bien New York de Frank Sinatra.
70- Me acuerdo de una mañana que amaneció lloviendo ceniza.
71- Me acuerdo de la primera vez que vi como mataban a alguien a una cuadra de distancia.
72- Me acuerdo de una chica que tenía un delfín en la cintura, por la espalda y, la cola, se le veía salir del pantalón.
73- Me acuerdo del sol a los veinte años.
74- Me acuerdo que empuje a mi madre a recibir a Portillo en un puente en la zona 5 a unas horas de que ganara las elecciones.
75- Me acuerdo de los tamales de mi abuela.
76- Me acuerdo de la primera vez que oí Black de Pearl Jam
77- Me acuerdo de la muerte de mi abuela, de su tumba grande y de sus hijos peleados.
78- Me acuerdo de Quincy´s y las hamburguesas napolitanas.
79- Me acuerdo de un amigo pasando entre toda la gente con una botella de vino unas horas antes de la firma de la paz.
80- Me acuerdo de una mujer que vi meterse en la boca doce puros y fumarlos al mismo tiempo conjurando el amor de una mujer.
81- Me acuerdo que nunca he apostado en serio por dinero.
82- Me acuerdo de un cuartito de hotel en antigua que costaba 50 quetzales la noche.
83- Me acuerdo de una vez que vi pasar a Vinicio Cerezo en un Mercedez beige.
84- Me acuerdo de la mañana que me llevaron a conocer el basurero de la zona 3 y me pareció algo realmente surrealista.
85- Me acuerdo de los pirujos con frijoles que nos daban en la Casa del Niño No.4 y que jamás volví a saborear.
86- Me acuerdo de los medios días hablando con mi padre, después de tanto alejamiento.
87- Me acuerdo que con Ludwin, un amigo de sexto grado, quisimos hacer pólvora con elementos tan básicos como el azufre de una cueva, aluminio de una mesa vieja y oxido de unas baterías.
88- Me acuerdo que yo creía firmemente en que algún día iba a volar o a mover cosas con la mente.
89- Me acuerdo que creía que tenía telepatía y podía decirle cosas a mi novia mientras estaba dormida.
90- Me acuerdo que era un chico tan malo que chantajeaba a un amigo que todavía me lo recuerda y además es mi amigo.
91- Me acuerdo que maté un gato por saber si de verdad siempre caían en cuatro patas.
92- Me acuerdo que me gustaba desarmar todo.
93- Me acuerdo que me gustaba jugar ajedrez.
94- Me acuerdo que una amiga se acordaba de mi cuando sonaba en la radio Peces e Iguanas.
95- Me acuerdo de Jackas en MTV las mañanas de los domingos.
96- Me acuerdo de un programa de radio en el que decían que el sueño no existe.
97- Me acuerdo de los matones de la clase y de que jugaban cincos todavía.
98- Me acuerdo de Paris era una Fiesta, de Hemingway.
99- Me acuerdo de mi mismo mirando al vacio, ebrio, sostenido de un puente.
100- Me acuerdo todavía ahora...
martes, 2 de marzo de 2010
TECOLOTE RAMIREZ AMAYA VIENDO EL PAJARO SOBREVIVIENTE
Unos comensales lo saludan desde una mesa en el centro, y sin problemas, se levanta y va a devolverles el saludo. Supe que dos de sus hijos viven en Suiza. Supe que vivió en Francia, y cumplió treinta años en Paris.
Tomábamos un buen vino español, sardina con tomate, cebolla picada y unas tortillas con queso derretido al estilo nicaragüense. El maestro se miraba feliz en su casa. Nos contó de los años viviendo en hoteles, y, que gracias a su mujer, ahora puede sentirse más a gusto en una casa propia. Dorian, amigo de de esos años de hoteles y conga, recuerda todo al verlo por la televisión. Mi busqueda de la persona de Ramírez Amaya fue por una entrevista en la que el contaba que García Márquez lo visitaba en la montaña, luego por el libro que le prologó Sobre la Libertad, el Dictador y sus Perros Fieles. La suerte grande de haber viajado por Costa Rica, Inglaterra, Paris y México y llevar consigo unicamente la buena estrella de haber vivido la luz y las tinieblas para dibujar una zoología lírica e imposible de pasar por alto.
Fotografia: diario la Hora.
El Pajaro Sobreviviente en YouTube.com.
TERREMOTO EN CHILE/ COLABORACION DE JUAN PABLO MENESES
Picto—grafías
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