Podría bailar entre chayes hasta sangrar/ oír a los Beattles un viernes por la mañana/ emborracharme hasta echarme tierra en la cabeza/ ver algunos murales con verdadera convicción/ acercarme hasta mi victima para oírle el ultimo latido/ llegar descalzo hasta mi victima y olerle el aroma de su sangre/ puedo volver a través del universo/ leer un libro de algún poeta postmoderno imaginado los tiempos de la Conquista/ ella me dice: sólo quiero que me ayudes a olvidarlo y yo presiento que también me iré de la misma forma/ suelo pensar en el vacio y en la nada/ hoy vi el mural dedicado a Rogelia las carpas de cerveza gallo promocionando a Oliverio el puente hacia el olvido más cínico del mundo/ y tu te queres ir a Japón con todos tus amigos oyendo Janis Joplin/ es hermosa la forma en que nos vamos transformando en otros/ la tecnología verbal y ese ruido del Ping Ball/ mis ideas son como esa bolita rebotando hasta ganar puntos siderales/ las palabras entonces se rebelan y golpean como hace un cuarto de hora en que pensaba otra vez en el vacio como poema final.
II
Podría pasar bajo escaleras rompiendo espejos/ podría blasfemar contra los gatos negros mientras los ojos como diamantes difuminados fueran perfectas linternas/ sabría en que momento de las doce en punto salen los muertos transparentados/ tiraría al cielo las cucharas y los tenedores, los cuchillos/ para luego sumergirlos en las pilas antiguas donde mi familia rezaría sin cesar por pura culpa/ culpa tras culpa tras culpa/ robar/ pedir/ robar/ el cielo de los pobres/ la redención azul de las calles rojas/ podría señalar los arcoíris y abrir los ojos de los muertos/ podría y sé que lo haría/ fumar descalzo sobre las tumbas riendo/ saldría bajo la lluvia sin paraguas a poner barquitos en los ríos dorados/ me gustaría sin embargo leerle poemas eróticos a todas las recepcionistas del mundo por sus teléfonos/ amarrarme nudos en los zapatos cuando pase el afilador y escupir al cielo escupir al cielo escupir al cielo...
Podría pasar bajo escaleras rompiendo espejos/ podría blasfemar contra los gatos negros mientras los ojos como diamantes difuminados fueran perfectas linternas/ sabría en que momento de las doce en punto salen los muertos transparentados/ tiraría al cielo las cucharas y los tenedores, los cuchillos/ para luego sumergirlos en las pilas antiguas donde mi familia rezaría sin cesar por pura culpa/ culpa tras culpa tras culpa/ robar/ pedir/ robar/ el cielo de los pobres/ la redención azul de las calles rojas/ podría señalar los arcoíris y abrir los ojos de los muertos/ podría y sé que lo haría/ fumar descalzo sobre las tumbas riendo/ saldría bajo la lluvia sin paraguas a poner barquitos en los ríos dorados/ me gustaría sin embargo leerle poemas eróticos a todas las recepcionistas del mundo por sus teléfonos/ amarrarme nudos en los zapatos cuando pase el afilador y escupir al cielo escupir al cielo escupir al cielo...
III
Voy a señalar el arcoíris o la punta de la nariz de un Cristo, voy a cortar las nubes con mis dedos y te llegaré a rogar con los brazos leprosos, voy a conjurar el miedo escribiendo palabras en la arena de una calle, para hacerte volver de madrugada con el sonido lentísimo de las estrellas huyendo, caminando en un solo pie, escribiendo con una sola mano con tinta y papel, dibujando en pedazos de cartón portadas de la Santa Muerte, y me dormiré soñando que despierto y me veo dormido, me veo muerto, me veo perdido, me veo solo, me veo bajo un cielo falso cuadricula, me veo sobre una cama con dos ponchos de lana, me veo con los ojos cerrados y lámpara encendida, me veo con el radio en una sintonía fantástica, me veo celeste a la par de un cuadro de Picasso impreso en vinil, me veo en medio de una habitación intima y perpetua, me veo a oscuras y despierto sufriendo la belleza de la memoria, me veo pintando con oleos mi ventana y crear una estrella amarilla y un árbol quetzal, recitando poemas de Caeiro y sonriendo sólo hasta crear heterónimos de mi mismo con quienes platico sobre el presente, siempre en tiempo presente, siempre en tiempo presente, siempre en tiempo presente…
IV
Un gato negro ronronea a mis espaldas mientras tomo un poco de sal y doy tres saltos hacia adelante, el gato se transforma en superstición, rostros innumerables metidos en un circulo son la imagen del mundo, nacido bajo un mal signo, tras un terremoto, y con unas ganas barbarás de incendiar el mundo a los cinco años, se me atraviesa una pelirroja y despierta en mi un sueño prostíbulo donde lo único que falta es la luz, avanzo a ciegas hacia su danza felina en un viernes trece embriagante y resuelve ser solo un desierto tatuado en una toalla que se desprende del techo, y aparece Jay Hawkins cantando I put a spell on you, y sólo trato de ser feliz, mientras llega la madrugada y acaricio mi pata de conejo.
Un gato negro ronronea a mis espaldas mientras tomo un poco de sal y doy tres saltos hacia adelante, el gato se transforma en superstición, rostros innumerables metidos en un circulo son la imagen del mundo, nacido bajo un mal signo, tras un terremoto, y con unas ganas barbarás de incendiar el mundo a los cinco años, se me atraviesa una pelirroja y despierta en mi un sueño prostíbulo donde lo único que falta es la luz, avanzo a ciegas hacia su danza felina en un viernes trece embriagante y resuelve ser solo un desierto tatuado en una toalla que se desprende del techo, y aparece Jay Hawkins cantando I put a spell on you, y sólo trato de ser feliz, mientras llega la madrugada y acaricio mi pata de conejo.
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Fotografia: Irma Serrano (La Tigresa)
Se dice que hizo un pacto con el diablo, vivia en palacio de rojo y dorado, y además sacrificaba animales en su teatro y se bebia la sangre.
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