que me ha dicho que esto, lo que me pasa,
tan sólo es parte del glamour.
Se busca mujer que quiera ser inmortal. Solicito que sea de cualquier color Pantone, de cualquier medida, de preferencia, eso sí, que le guste dormir en una cama imperial. Sugiero que sea voluptuosa de esos lugares a los que Botero, con todo respeto, les pone más brochazos y pintura. Que le guste el vino, un buen cigarro por la tarde de un viernes en alguna azotea. Se requiere que sea experta en escuchar y que sepa los salmos de memoria, para que entienda el porque del silencio. A mi particularmente me gustan coquetas, peligrosas y creativas. Que rompan los moldes. Con alguna patología y que sea evidente. Con gusto por las caminatas largas y las bragas pequeñas. Que oiga un poco de Jazz, pero que se abstenga de hablar de Rayuela. Que le gusten los cuadros y desprecie los libros de superación, pero sólo en mi presencia. Que me diga te quiero y haga cosas sin que me de cuenta, yo, o dios mismo. Que tenga voluntad y no se deje llevar por los periódicos, no es demás decir que yo no miro televisión, ya que apenas me siento, empiezo a pensar. Que tenga un excelso gusto por las fuentes, y si es mucho pedir, que le guste bañarse en ellas por la noche después de la juerga. Que mire de reojo y que oiga de repente. Que me mire, por cierto, con ganas de pegarme un tiro, pero que se arrepienta al besarme. Que me hable al oído y me diga cosas secretas, sobre todo para ambos. Que no le gusten las muchas amistades. Que sepa que los libros sirven de almohada y los buenos cuadros: de espejos. Que se bañe pronto y conmigo se tarde todo lo que quiera. Que me diga machista cada vez que le regale una rosa. Que me limpie los pies con su cabello y me llame salvador. Luego que vaya al patio y sueñe con ser una magdalena después de que se apague la última luz de casa. Que se llame como quiera cuando quiera. Que se vaya pronto y que por favor no me escriba cartas largas para que yo imagine publicadas. Que me haga sentir culpable a oscuras cuando no le de el beso de buenas noches. Que luzca bella ante cualquiera pero divina sólo para mí. Que baile poco pero que sepa bailar a solas y conmigo. Que me mire llorar y reír, como cuando se contempla a un muerto y, me deje hablar de todas y luego reírnos de todas y ninguna. Que olvidemos jugando y juguemos viviendo. Que hagamos poemas breves y nos guste tirarlos desde casa como avioncitos de papel. Que vaya mucho al parque, pero a misa sólo de vez en cuando. Que se llame puta y me diga mentiras. Que me sepa de memoria y no se le olviden mis peores defectos, pero sobre todo, que no me los diga sin un abrazo. Que me recuerde lavarme los dientes y ponerme la camisa correcta, pero que me deje escribir como yo quiera y, ser como yo quiera cuando quiera. Que no me llegue a sacar de una galería, ni se caiga en alguna esquina por cuidarme los pasos. Que no me tire mi droga favorita. Que me consienta llegar tarde. Pero no me grite de pronto. Que me diga todo esto después de hacerme el amor o antes. Que me haga jurar por lo más bello y loco, antes de acostarse conmigo. Que me cambie a fuerza de abrazos o mordidas muy suaves. Que me ruegue hasta al fondo y no me lo saque nunca en cara. Que no se canse de ser amable. Que se vaya, si quiere irse, pero que no me haga sentir culpable. Que me quiera tener enjaulado pero en una jaula sin llave. Que oiga siempre su corazón y me haga oír el mío. Que nos vayamos un día a un lugar cada uno y no volvamos nunca. Que se despida siempre con una palabra repetida en mi boca, muchas veces. Que no me regale libros. Que no me pida explicaciones obvias. Que sea pura como para llorar de sed y perdida como para encontrarme pronto. Que sea una fiesta y tenga los ojos tan abiertos que yo pueda soñar en ellos el final de este texto.
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