miércoles, 6 de abril de 2022

Naranja Mecánica

Hace poco, a principio de año, me interesé de una forma curiosa en el estudio de algunas palabras rusas, porque no fue un estudio del idioma en alguna academia, sino revisar las formas básicas de un saludo y, tal vez con el tiempo, como siempre pasa, ya empezaría a mostrar más dedicación. Tal vez me interesó su escritura, pues de primera mano me gusto la contradicción de las letras con nuestro abecedario, y en segundo plano el parecido juguetón con algún abecedario que yo inventé para escribir un diario en alguna época de la cual ya no quiero ni acordarme. Todo esto lo recuerdo ahora que voy viajando en la página 61 del sexto capítulo del joroschó libro de Anthony Burgess La Naranja Mecánica. No sé cómo le habrá ido a otros besuños, pero por lo menos en mi caso odinoco, haber empezado a estudiar ciertos giros del cirílico me ha dado la introducción posible para disfrutar de esta schaica terrible de vándalos. El idioma que propone Burguess es el nadsat, una suerte de mix de ingles y ruso, y que logran una sonoridad increíble en algunos párrafos muy parecido al giglico cortazariano. No abusa de las palabras rusas, las inserta, como lo he notado particularmente, en los momentos de mayor tensión y en algunas descripciones de sus personajes, todos sórdidos y humeantes, todos nocturnos. Pero la traducción que hace del ruso es el sonido, no la forma exacta de su escritura. Por ejemplo Joroschó es el sonido de хорошо, y lo demás es el estudio de la pronunciación de cada letra, que, como el griego, se escriben con signos que no son tan familiares en este hemisferio. Hasta donde voy ya puedo decir que es uno de esos libros a los que uno debe regresar cada año como si fuera un viejo y gronco amigo. Salú pues, con moloco-plus.

No hay comentarios:

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...