jueves, 31 de mayo de 2018

UN DIARIO PERSONAL




A vos
mí consentida de la calle.

Tu que no escribes ahora, que no te detienes por las palabras esmeriladas, sino que dices todo con sandeces y como te nace, que es entonces la mejor forma de palabra bien dicha. Recuerda que yo estoy al acecho de eso mismo: el desaprender, que es casi como olvidar las aulas por la calle. Y mi madre ya me desconoce y me reprende. A tu lado, pude graduar todo lo que antes creí que era correcto o sincero.
Hola. ¿Cómo estás? Que de buen humor hayas despertado. La felicidad es parte de este viaje por separado. Porque tú y yo vamos paralelos, y lo que nos une es mucho y tan poco. Juntos vamos, pero por separado. Es parte de esta magia tuya, guardarte del primero hasta el último secreto.
Como que no fuera cierto que marchamos jugando desde el primer día. Tu palabra bipolar, yo neurótico y paranoico (que casi son lo mismo). Vos te vas por la derecha cuando yo quiero por la izquierda. Y no es política de maniáticos, ya en la biblia era normal que existieran desajustes. Guerritas de poder y gloria.
Nos despedimos con un beso traidor por la mañana. No sabemos nada de nosotros en esta soledad de madrugada. Dormimos como amigos, uno de cada lado, espalda con espalda; de pronto que te volteas y ordenas un beso y sexo, como quien pide un café Latte.
No nos volvemos a ver hasta la tarde. Pero además, al despedirnos, casi nunca nos volvemos a ver, para ver a si vamos a extrañarnos.
No cerramos los ojos juntos y a la hora.
Yo me desvelo viendo Natural bornkiller´s.
Vos roncando amenizas la cama con quimeras.
Ya pasó el amor.
Ya voló en mil pedazos la pureza.
Solo quedó entre los dos, rugiendo, el desvelo de pasión trasnochada y loca, con lo que sea sexual.
El orgasmo y el placer de coger por el mal truco de jugarnos la vuelta.

A mí me conviene en parte ese desorden mental. Lo sé llevar sin enfermarme. No soy celoso. Ya amé de verdad y esa época fue eterna hasta su muerte. No me molesta pasar el tiempo solo, que tener a alguien como lobo, solo comer cuando el hambre arrecia y se degenera la gula.
Fui así todo el tiempo con todas esas. Dulces mortales ardientes. Yo les decía:
te voy a decir un poema
tu eres el poema
tú lo dices cuando pronuncia tu mirada
el sí del día
tusos las letras y su significado
te mueves como la palabra de boca en boca
tu eres el poema
desnuda me conmueves
y me quitas
palabra por palabra
el ego de creer
que yo te escribo

¿Qué pensaran ellas entre recuerdos de esos años?
Que fui loco, tonto y enfermo, o que simplemente no fui y muchas gracias al olvido un aplauso. Algo de eso habrá o de lo otro más fuerte, indecible. Esa sabiduría que se conoce de uno mismo y es prohibido decirla.
Pero regresando a lo dicho.
Con vos ya sabemos: nos hemos dicho tanto en insultos que nos hemos enemistado para siempre y sin darnos cuenta. No lo sabemos del todo, ni eso, ni desde donde se arrastra esa culebra de sangre sobre el suelo.
Estamos armados de cuchillos y cuetes.
Y las cicatrices abiertas nos han matado ya.
Traspasados.
Heridos de muerte, no lo sabemos aparente o cierto.
Jugamos a no saberlo, a ignorar si sabemos o no sabemos leer y escribir nuestra propia vida de fantasmas.
Nos hacemos, además, los locos y actuamos tan bien para un Oscar. Nos engañamos a nosotros mismos y, a lo otro de nosotros y los demás se dan cuenta. Y se preguntan lo que nosotros debiéramos.
¿Para qué?
Para no estar solos, para no verse desamparados, para no amar, para seguir odiando.
Los dos somos voraces y cenamos juntos como sagaces, pero no nos saciamos.
Estamos partidos a la mitad y la comida se nos cae por todos lados.
Nadie nos puede ayudar en esta desunión mística.
Para mejores canciones, solo nos nutre la envidia
-el error-

Los dos momentos sospechosos son:
cuando te vas.
¿A dónde vas?
5:30
7:30
11:30
6:00 a.m.
Cuando regresas, llegas.
¿De dónde caes, cuál es el royo de nuestro abandono?

Pero me lo merezco a medias.
Yo busqué esta redención.
Y parece que todo está yendo de maravilla.
Pero no es tan fácil.
Es divertido, es erótico, hay un engaño tácito y me siento sin tanta culpa.
La más exquisita lívido.

Mas. Seguimos estando juntos a pesar de tu plexo solar desubicado y a destiempo.
La locura no es excusa.
Yo mismo he sido víctima de mi razón delirante. Verdad. Mentira. Tautologías tales como tu lengua en mí, cuando la bajada se vuelve subida enloquecedora.
Sexo.
Sexo.
Y algo de ruego y caricias.
El mejor viento de cambio de Escorpions.
Tu silbo de boa constrictora.
Y el juego primero de besarnos con otros fines, mientras dejamos al amor en su sala de espera, pensando que entre los dos solo hay uno o dos momentos importantes en todos esos mil doscientos días. 
Oigan ese trillado coro de las canciones de la ira.
Estamos jugando a no querernos para matarnos juntos.
Hasta luego.
Beso hipócrita.
Vuelve, dice ella.
Luego vete.
Vuelve a mentirme a los ojos.
Regresa a mentir con tu boca a los ojos.
Las auroras boreales eran idénticas en los dos polos.
Por el magnetismo y la vida secreta del orden.





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