Se legalizará la marijuana. Se hará popular bailar desnudo en las iglesias. Vamos a ver “evangelistas satanicos” testificandole a la gente. Grupos de homosexuales van a ir por las calles violando gente. Una nueva droga va a provocar que los adolescentes sean más activos sexualmente. Los ecologistas van a estar sujetos a criticas muy fuertes. Tormentas con granizos enormes va a matar a miles de personas y va a causar daños masivos.El dólar se va a colapsar. Va a haber una hambruna muy fuerte en America.David Wilkerson, sobre las Super Iglesias.-
Cuando leí en facebook: Queremos a Megadeth en la MegaFrater, a parte de retorcerme de la risa, comprobé que no conocía el lugar. Mi alma doble de periodista me torció el brazo para ir el fin de semana. Así que, cuaderno de nota en mano, me encaminé a la MegaFrater el domingo 21. Preguntando en las camionetas de la calzada Roosevelt hasta una de Peronia. Llegué. Ahí estaba, y se podía ver desde lejos salir la ostra gigante de techo gris. Al llegar me sentí desamparado en la entrada. Pude ver, ya desde ahí la construcción a la mitad, pues la jardinización se veía en sus niveles primarios y los retoques de muros y pilares en espera del cernido final. Aun así era un edificio imponente que en la entrada adornaba una fuente eternamente fluyendo líquido cristalino popularmente llamado agua. En las puertas principales daba la bienvenida un plasma proyectando desde ya lo que sucedía en el escenario. Pude ver a un sujeto alzando las manos en un Hip Hop en regla con la letra góspel. Me pareció desde el principio una imagen Ballardiana, el estar en ese salón parecido a la entrada de un Centro Comercial. Al subir al segundo nivel vi las columnas de concreto armado y al llegar al asiento de lujo comprobé la comodidad de las butacas de cine y la acústica de otro mundo que envolvía todo en un surround celestial. Estaba allí viendo al techo la compleción magistral de ingeniería exactamente a las 10:35. Pude ver las 4 pantallas gigantes cuando subió el predicador, un hombre calvo, de unos 60 años, que hablaba con un característico acento al final de cada oración. Educado y consiente de estar frente, a no menos de 4,000 personas, viéndose pequeño ante el último espectador en la última hilera de asientos del segundo nivel. Pude ver además 6 pantallas plasma, muchos menores, frente al público del primer nivel, bocinas gigantes colgadas del techo con cables acerados que además soportaban también la iluminación de discoteca. Para mi sorpresa el predicador habló de la lectura. Invitó a cada miembro a leer y a memorizar, consiente de la mayoría de personas con un gusto casi nulo por esta práctica subversiva; aun así, dio tips y hasta presentó un video de las nuevas generaciones educadas en su centro de estudios que están practicando la memorización de la Biblia a gran escala.
Fue maravilloso pasar desapercibido mientras tomaba anotaciones, ahí mismo, en el megatemplo que Renato Bianchi soñaba para que cantara a todo pulmón King Diamond y otros imaginaban como el próximo escenario de Megadeth en una alucinación fantástica. Pero les tengo que comentar que el escenario, se tendría que ampliar el triple, que la acústica es muy buena, pero el área de desorden sería imposible por los cientos de butacas que irremediablemente podrían salir volando en un acceso de emoción de alguna fan excitada por las descargas de metal puro mientras otras 50 enseñarían los pechos a Dave Mustaine.
En fin, me pareció un escenario impresionante con sus 113,000 metros cuadrados de construcción. Al final bajé a ver los locales, una librería, cafetería para la gente de servicio, y un área donde vendían desde pizza, hasta tacos de marcas que han ganado la arroba de oro, y pude ver que hasta un Banco muy famoso hay en la entrada para hacer sus depositos de ley como diezmos u ofrendas. Me quedó la sensación de haber estado en un nuevo Centro Comercial.
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Synphony of Destruction