Tú
sólo puedes tratar a un niño de la
manera
como estás hecho tú mismo.
Franz Kafka, Carta al Padre.
En primera, y sin rodeos, te
quiero pedir disculpas. Creo que lo único que quería era que comprendieras que
te equivocaste un poco demasiado. La contradicción de sustantivos es para
matarse de la risa. Lo siento mucho, un poco más por tu familia que no tiene,
ni tendrá, mucho que ver con mis rabietas de chavo-ruco. Ya todos estamos
mayorcitos, y es una lástima que mi reacción haya sido por ese lado tan vulgar.
Es algo
freudiano contender con el padre, o discutirle serios actos en su
comportamiento. Lo mismo, y tal vez, un poco más acentuado, tuvo que ser con mi
madre. Siempre he tenido desconfianza por todo mundo, ya te imaginaras la
crítica feroz que he entablado con la familia de mi mamá, que a fin de cuentas
ha tratado solamente de sobrellevar una determinante batalla contra la pobreza,
y descuidaron la ciencia y el buen entendimiento, esa certeza social de la cual
provengo llena de limitaciones, que para mí no fueron tan superlativas. Y esa crítica me la aplico a mi mismo a
diario, no podría ser de otra forma, que no obstante, es de una lógica tan
descarnada que tengo (yo mismo) que disculparme a diario, también, por mis
errores y defectos.
Te pido
disculpas, una a una, porque la vida misma nos enseña que no hay líneas rectas
en el ser humano, del punto A al punto B, hay un zigzag de posibilidades.
Espero que comprendas, esta breve nota al pie de mis corajes. En el fondo solo
he querido hacer literatura, y proponerme un nuevo horizonte, que no se repita
la blasfemia social, pero al fin y al cabo, todo tiene que ver con uno mismo.
El fin del mundo es puramente individual.
Un abrazo
cordial para todos.
1 comentario:
Simplemnete hermoso, tanto de mis pensamientos que estan ahi que no se que decir.
lo que no se es como termine leyendo este blog jajaja pero felicidades muy bonito. .
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