miércoles, 13 de febrero de 2019

SOBRE UNA FRASE A MEDIA CALLE




De niño jugaba con fuego. 
Era hipnótico ver pasar las llamas
por los dedos. 
El fuego era como un aire de colores calientes,
que si en verdad quemaban 
era por olvido.
Confiar en el juego
era perderse en el malabar,
que si bien uno engañaba al ojo
la mano era sentenciada al abismo.
No he vuelto a ver un fuego como el de cuando era niño.
Si ahora meto la mano al azar
de seguro apago las llamas
con la memoria. 

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