La tierra tembló. Esa noche parió una luna niña y con ella llegaba un niño envuelto en su propio resplandor. Sol crucificado, sol hambriento de corazones, sólo sol, soleado, sordo, santo, sol-sal, sal ya, sólo sal y se sol, crea el mar/ el sol y la mañana, amor a first sigth/ el sol que mata estrellas, estrellitas y queridos suspiros por la mañanita, luna, luz de luna, luna de luz, y bendito sol, solitarios los dos como amantes que no se llegan a casar, lunares de la tierra, estelas hembras y rayos muchos sobre el mundo naciéndoles hojas, rayos de sol y de sombra que germinan amarrados del sol y la luna, que se llaman y se agitan haciendo el amor a plena luz con su luz/ llenas están las montañas de los preñados rayos creciendo como trigales; sube el orgasmo de la luna y las estrellas hijas del azar contemplan ese amor de dos hermanos incestuosos que asciende como un fuego en aumento hasta el medio día en espasmos y delirios de jaguares y gritos que empiezan con murmullos, que ascienden con cantos pájaros entre la gema selvática como jícara mágica, como bombo silvestre que grita sonoro, que salta, tambor de tortuga sobre las copas, follaje herbívoro /soplando/ saltando/ corriendo/ carpinteros haciendo agujeros negros en los espacios que deja la luna en el mar, colibríes comiendo brillos entre cantos de grillos gritando, estelares faldas güipiles hechas de panza de iguanas y reptiles, ruidero en el estomago del bosque, hambres sagradas que vagan como tigres jaguares, como leonas gatas, ríos que se dialogan en la sumisa contemplación de sus razones, troncos cubiertos de hongos sumideros, escondrijos, flautas en el laberinto de los pinos eucaliptos de tierra, árboles enterrados contra pirámides escondidas entre montañas volcanes, gemidos eróticos, flautas simbióticas de colores rojo naranja, azul amarillo, de verde y dorado, negro de estela luna, todos los monos jugando a no dejarse comer, todas las víboras de rama en rama cazando y zumbando como abejas cascabeles, sumidas ocultas, sabiendo el bien y el mal con o sin velos ramas, con o sin cielos nubes/ vamos llegando al bosque más tupido, al más escondido, vamos oyendo el gemido, los animales haciendo animales por todos lados como dioses, sin saber crímenes ni vírgenes, solitarios como astros mundos, y las estelas calladas con sus grabados eternos/ me llevaste con tus lindas manitas a los Señores, con sus rostros grandes perforados por la luz/ me llevaste de la mano y pude ver con tus ojos de Nanamama la piedra limpiada hasta lo blanco/ éste es el principio me dijiste con tu tibia voz de Nana sabia, éste es el principio y al principio no había nada y todo estaba en silencio me dijiste/ vi pasar una estrella fugaz contra la tierra y vi morir los dinosaurios en un solo terremoto. Dentro no había nada, era como estar contenido en una burbuja como al principio, rodeado de agua en Sayaxche, nadando en cenotes rosados, contenido en el incendio dérmico del principio del mundo y de la tierra, girando contra la epidermis y los líquidos oía a lo lejos la ceremonia pre-hispánica, pre-colonial, latinos como bombos, y plumas cascabeles, lunares negros y fondos atigrados/ eran perros bravos con sus corazas de estaño/ clorofílicas arterias que veía como raíces corporales, como cuando se derrumba una torre de naipes oí el primer grito de mi tierna Nana, y mis manos buscaron pelear contra el pellejo y romper el cascaron de carne, salir era como una necesidad de empujar y gritar palabras que eran gruñidos como de un pequeño sacrificio nativo/ sangre corriendo por los ríos de la habitación humana/ Nanamamá, yo pateando, yo abriendo con las manos un túnel de tejidos, como topo, como escarabajo, luchando contra la piel muro, piel chamarra del cielo, tierra, piel como sábana de meses, tierra, con los ojos sellados, con la boca sumergida, luego el lodazal del vientre, primordial, completamente empolvado y sin fuerzas ya, un poco ahogado en mi misma respiración, dentro de un ataúd de venas y vasos, de copas y platos, dentro de un cubículo oscuro, oscuro, hundido en lo profundo de la inmensidad de la Nanamamá, hasta que llegaron los doctores, me dijiste, y lograron sacar al niño con fórceps y tenazas de stainles-steel, el niño parecía dormido, Nanamamá, noche de la oscuridad, rojo de tanta sangre, escupido por agua y lodo, limpiado de los ojos y las orejas y la boca hasta el ansiado llanto hecho un grito a esa hora de la noche/ ella ya era madre/ Mamá Munda/ así nació el primer niño en un hospital estatal, a esa hora su primer gemido fue un terremoto.
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(Lectura de Mix el día de Mañana a las 10:00 en el Parque de la Avenida Guadalupe Zona 14)
Homenaje a Manuel José Arce.
5 comentarios:
imágnes pesadas. me lo gocé de principio a fin.
una lectura muy interesante...saludos
Que hubo Mariano, siempre viendo los lunes...jeje
Olrak, amigo vi su trabajo en la Anarquika pagina de Rafa, buena honda.
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"IDEOLOGÍA PARA RATO" (opinión coyuntural de jóvenes).
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Gracias.
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