jueves, 27 de julio de 2023

Gente Se ría

Hay en los estratos del carácter, gente prudente, firme, que vive la vida con una seriedad absoluta. El espíritu de ellos no concibe la broma fácil, el chiste tonto, la insolencia, la risa sin gracia de los simples mortales que ven la vida como un juguete. Vengo yo de frívolo, de bromista de todo a escribir al fin sobre ellos, ya que de allí provengo. De esa raza de gente que no puede en muchos casos expresar sus sentimientos más intensos. Talvez ahora lo recuerdo mejor todo. De niño yo era un adulto sin gracia, era callado, y me vestían de traje y corbata todos los domingos. Me entretenía leyendo todo el tiempo, para escapar un poco de mi entorno. Mi madre recuerda que, para la navidad de 1985, llamó a un fotógrafo, y con nuestra ropa de estreno, subidos en la cama, en fila, nos tomaron una foto. Mis dos hermanas, y mi hermano menor, sonreían, muy consecuentes con la ocasión navideña, como todo niño alegre, más yo estaba en otro lado, siempre con mi seriedad de adulto precoz, viendo a la nada. Me recuerda mi madre que me ordeno reírme, pero yo, como Merlina, la hija de los Adams, esboce una mueca torcida de alegría falsa. Hay gente seria hoy en día, que merecen todo mi respeto. Personas que van al trabajo, y luego a su casa con la familia, y los adoran en casa sus hijos, y los vecinos los toman en cuenta, los saludan con reverencia habitual. Son responsables del destino macroscópico de sus hijos, su alma se desvanece en ellos, y se envuelve en llamas gozando del silencio, en reuniones de chiquillos y jóvenes que, con la simpleza de la calle, la comedia diaria, ríen a escondidas sin afectar la perpetua formalidad, que no deja a los alegres rostros alejarse más allá hasta la insolencia. Frederic Nietzche, en Así Hablaba Saratustra, invita a reír. Y encuentro que la frase completa reza: “Esta corona del que ríe, esta corona de rosas: ¡A vosotros, hermanos míos, os arrojo esta corona! Yo he santificado el reír; vosotros hombres superiores, aprended... ¡a reír!”. Así que termino, arrojando también esta consideración en este periodo de elecciones malintencionadas, que viendo a tanta gente seria y preocupada, encuentro menos comprometidos a los actores de estas contiendas, y menos a los magistrados, ni fiscales, ni a la directora misma del Ministerio Publico que está comprometiendo la democracia, y alterando el curso de esta patria mía que merece por lo menos respirar tranquila por unos cuatro años.

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