A Jessika
(cuidadora de carros de la Iglesia Merced)
Hijo,
espero que estés allí
oyendo desde el mundo
que yo sola tuve que
luchar
con la vida de
contendiente.
No es nada fácil hacerse
una máscara para que
se asustaran
todas las sombras
desde el miedo.
Queda un poco de dolor
pero ya todo está más
que superado
aunque a veces detenga
un huracán
con mis manos desnudas
viendo aún tus menudos
sueños
como posibles, ante
todo.
Serás un héroe de
estos días duros
y la vida para vos
será un poco más paciente
y tendrás mayor fuerza
cuando oigas
a lo lejos esta
plegaria
que de mi a Dios elevo
al punto que no dudo
siquiera que me escucha
y que pronto abogará
por ti
y a mí me ofrecerá su
mano,
y habitare bajo sus
alas
para siempre
con la certeza de que
hice lo que pude
con todas las fuerzas
para que fueras
ese niño precioso que
iba de la mano de su madre
un día como hoy
pero antes
mucho antes que ahora.
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