Según algunas teorías freudianas los sueños le
deben a la realidad el misterio de perderse en escenarios que podrían
ser mucho más intensos.
En este sueño que tuve, sentí el
terror. Estaba en una habitación que, como siempre pasa en los sueños,
la intuía mía. Pensé que despertaba, pensé que estaba solo y en realidad
lo estaba pero todo se movía. Pero recordé que en algunos sueños que he
tenido antes, sucede que tengo la
ilusión de haber despertado realmente y entonces confié en que si me
dejaba caer, no me golpearía. Me solté y fui cayendo lentamente, tan
lentamente que tuve más la seguridad de que al caer completamente
despertaría. Casi fue como un instante de plena certeza y paz, al llegar
al suelo vi como mi cuerpo empezó a desaparecer.
Mi cuarto en
realidad estaba invadido por gente que no conocía y en el sueño eran
amigos míos. Una horda de ocho muchachos estirados en mi propia cama
tapados con mis sábanas. Estos intrusos se fueron después de que les
pidiera con muy buenos modales que por favor salieran de mi habitación
inmediatamente. Se fueron riendo y sin protestar. Luego abrí la puerta, y
salí al patio. Me perdí al querer entrar de nuevo a mi habitación pero
el terror se apoderó de mi al ver rostros demacrados, tristes y muy
viejos, como si fueran muertos sin entierro, cadáveres que aún no se
percataban de que ya, en algún momento de una vida distanciada, ya eran
mujeres y hombres sin vida.
Me desperté pensando que todavía iba cayendo lentamente en un silencio intenso. Era de madrugada.
foto:http://1.bp.blogspot.com/-KkSNMpXyRpo
miércoles, 27 de marzo de 2013
viernes, 22 de marzo de 2013
La nuit blanche/ Caminando.
Luego de una lluvia bendita de tres o cuatro horas, desde
las ventanas parecía que no era un día para el evento llamado infinitamente La
Nuit Blanche. Yo, que por tantos hilos de la fortuna amo la literatura francesa
y que algunas confunden con un deseo ciego por caminar por Champs-Élysées; fui
a caminar, no por esos campos lejanos y extintos del mejor glamour existencial
y llenos de restaurantes carísimos y vitrinas fúnebres, sino a esa calle
sencilla y real donde queda, entre otras maravillas, el Museo del Niño.
Primero que
nada, había un tráfico vial que invitaba a caminar. Caminé desde la Avenida
Reforma, pasando por el extrovertido Reloj de Flores y me adentré en los arcos
que delimitan parte del zoológico La Aurora y el aeropuerto que lleva el mismo
nombre de esta mítica finca. Al llegar ya había dejado de llover, y me sentí
transportado a una feria, a una gran fête. Al entrar a la Alianza Francesa
donde tengo tantos amigos bohemios y urbanos, me recibió Elizabeth B. con una
degustación de un vino francés. Hablamos viendo los corto-metrajes, luego
fuimos al museo de arte moderno que para mi es uno de mis favoritos. Ya saben
todo lo que uno puede sentir viendo un cuadro, golpeando el iris. Me gusta
comentar eso. Magda Eunice por ejemplo, es todo un tema. Pero el museo al que
no había ido jamás, era el de Historia Natural.
Lo que me
pareció extraordinario fue ver a familias enteras admirándolo todo, niños,
adolescentes de colegio comiendo o bailando en la calle, personas adultas y
otras más adultas, disfrutando de un momento en esa república de la libertad y
el arte que se había vuelto esa calle después de la lluvia. Una señora detrás
de mi le comentó a sus hijas “les parece que no hay frío, la noche se puso
tibia”. En efecto, la noche terminó
siendo perfecta.
Había
exposiciones de pintores en las afueras de la Alianza Francesa, además de las
actividades de la municipalidad, que colaboraban con el orden y la seguridad
del lugar. Un mundo así queremos, pensé.
Luego de todo, había buses para los que íbamos de peatones
disfrutando de los placeres de la pobreza, el aire fresco, los shucos, el paisaje nocturno de un
momento que realmente se hizo con algún deseo universal de inteligencia.
La nuit blanche, traducido quiere decir una noche sin dormir.
jueves, 21 de marzo de 2013
P0E3DAY
Walt Whitman.
Poema inspirado en Elizabeth B.
El zipper de la noche se fue corriendo suavemente
hacía abajo
dos montañas en erupción hicieron temblar la tierra
la luna
más abajo y dentro del agua
escupia rojo vivo
de su centro germinal escarlata.
Advertencia Esoterica para un Lunes
Lo que hay que leer no son las manos, ni los libros abiertos o fáciles, son el corazón apuñalado, la sangre roja, amarilla o negra, que salta y brota contando las sonrisas.
Vida de los Insectos
Las cucarachas son los jaguares de las cocinas,
leonas que comen lo que sea.
Luces buscan los caracoles
de día y de noche
las palomias que botan puertas y ventanas.
Mientras nocturna
la mariposa se siente dueña de la muerte
hormigas y estrellas van y vienen
microscópicos escarabajos
crean la noche.
El cielo y el sol
son la cena de los gusanos.
3pm.
martes, 12 de marzo de 2013
VIDAS DE PERROS
Acá, cerca
de la editorial hay un perro blanco, sobreviviente.
Su pata
izquierda, la de adelante, es un muñón que le impide caminar, sin embargo nunca
se da por vencido. Tiene tanto carácter que nunca baja la guardia.
Entró, un
medio día como un soldado que llega de la guerra y se hechó frente a nosotros.
El dueño del comedor me contó su historia.
-
A la vuelta, hay bulldog. Una vez se pelearon. Éste iba
ganando, pero el bulldog le mordió la pata y no lo soltó hasta que llegó el
dueño. La pata ya estaba rota cuando lo logró separar.
El perro tenía muchas marcas, cicatrices y una mirada de
paz. El del comedor siguió contando.
-
Nosotros le damos algo de comer cada vez que podemos.
Pero siempre fue de la calle y aunque usted lo ve con tres patas, todavía
pelea.
-
Se nota –le respondo –.
-
Acá se mantiene la mayor parte de tiempo, le decimos Trípode.
-
Me recuerda una historia –le cuento – de un perro callejero
en una ONG de Antigua Guatemala, que terminó en Holanda, porque una joven
extranjera se lo llevó. Las maestras peleaban diciendo que en lugar del perro
se hubieran llevado a una de ellas.
-
¿Las maestras eran bonitas?
-
No tanto, pero muy trabajadoras.
-
Ha entonces… mejor no digo.
-
Dígalo.
-
Yo me llevo pero a la más bonita, pregunteles que si
quieren ir a dar una su vuelta al puerto.
-
No creo que quieran ir al puerto.
El perro se levantó y dando pequeños saltitos llegó a la
puerta y volteo a ver con hastío.
-
Es un perro valiente –dije.
-
Todos esos perros de la calle tienen unas historias
interesantes.
-
Hay gente admirable también –traté de corregir.
-
Pero no como los perros, ellos ni saben quejarse.
El perro se terminó de ir.
miércoles, 6 de marzo de 2013
PERSONAS/ Carlos Fuentes.
El último libro de Carlos Fuentes lleva, como esos barcos fantasmas,
algunos personajes que vivieron muy de cerca del autor de Cambio de
piel. Algunos tan buenos en su oficio como William Stiron o Julio
Cortazar, otros tan sobresalientes en la política y otros tan
sorprendentes como Lillian Hellman o Luis Buñuel. Pero me sorprende que
no haya dedicado un capítulo a García Marquéz, quién fue uno de los
inseparables desde su llegada a México. Esa ausencia entre los
personajes que va relatando con un gusto entrañable Carlos Fuentes, me
parece un olvido letal.
Sucede a menudo que los halagos
terminan siendo, si son con gracia y justicia histórica, pistas para
revelar caracteres, manías, gustos. Ciertos cómplices de alguna forma de
actuar específica y común. En el caso particular de este exiliado de la
muerte, adoraba con todo su corazón la entrega total a las causas de la
armonía internacional y la imaginación. Carlos fuentes
empieza hablando en su libro póstumo de Jean Daniel, un francés
parecido a los personajes de Graham Green o Eric Ambler. No es casual,
es estrictamente premeditado hablar primero de esa gente que el llamaba
“la más inteligente del mundo”. Es premeditado además, que en algunos
capítulos del libro se cruce un suceso: la toma de posesión de François
Mitterrand. Sin embargo habla con justicia de los buenos norteamericanos
y de esa Norteamérica original que dio a luz a grandes artistas.
Hay un excelente retrato, por ejemplo de André Malraux. De Pablo Neruda
casi un ensayo profundo sobre el por qué de su fama mundial. A mi no me
importan tanto los quehaceres de los políticos pero bajo la prosa
vagabunda y erudita, parecen seres de una novela donde cada uno sabe su
carga elemental de movimientos en ese tablero que se extiende desde el
Zócalo de la ciudad de México (ó desde cualquier parte del mundo).
Carlos Fuentes creía en su labor embajadora y habla de Bill Clinton como
uno de los más inteligentes presidentes de américa y, de Lázaro
Cardenas a profundidad.
Pero hay algo en el libro que me llama
la atención por su labor promocional y más que ello, por su interés,
hasta el final, por las mujeres listas y bellas. Claro que en este caso,
desde una perspectiva intelectual, pero no sin cargar cada frase de
sensual entrega a sus encantos. Los títulos son Tres mujeres
desconocidas: Edith Stein, Anna Ajmátova y Simone Weil. Y Dos mujeres
por conocer: Susan Sontag y María Zambrano
Personas, ese es el
nombre del libro. Me parece todavía curioso que comience con un
periodista y terminé con un político. Ambos hombres de acción y no de un
poeta, quizás otro olvido voluntario: Octavio Paz con quien también
conversaron alguna vez.
Lester Oliveros Ramírez.
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