· Lectura con S.O.PA.
Uno de los primeros que me tendió la mano para dejarme participar de lecturas colectivas fue Simón Pedroza con su colectivo S.O.P.A. Me llena de orgullo decir que no lo conozco de ahora, sino de hace mucho tiempo, cuando solíamos tomar refill´s de café en los MaCdonalds de la zona 4 hasta las 11 de la noche hablando de cosas que ya no me acuerdo. Pero ahora, luego de 8 años, encuentro a este amigo, que ya es otro, con un instinto poético puntual y al mismo tiempo con el ánimo resuelto para la aventura diaria de la vida. Con este grupo de amigos, algunos compañeros de la facultad de Humanidades, conocí como se pierde el miedo palabra a palabra frente a un receptor incendiándose/.
Uno de los primeros que me tendió la mano para dejarme participar de lecturas colectivas fue Simón Pedroza con su colectivo S.O.P.A. Me llena de orgullo decir que no lo conozco de ahora, sino de hace mucho tiempo, cuando solíamos tomar refill´s de café en los MaCdonalds de la zona 4 hasta las 11 de la noche hablando de cosas que ya no me acuerdo. Pero ahora, luego de 8 años, encuentro a este amigo, que ya es otro, con un instinto poético puntual y al mismo tiempo con el ánimo resuelto para la aventura diaria de la vida. Con este grupo de amigos, algunos compañeros de la facultad de Humanidades, conocí como se pierde el miedo palabra a palabra frente a un receptor incendiándose/.
· Obscena
Esta lectura es una de las que más me ha cambiado la vida. Fue un evento conducido por Libros Mínimos de Julio Serrano y con la participación de Roberto Alonso Trillo (un magistral violinista español), Carmen Lucia Alvarado, Luis Méndez Salinas, Pablo Bromo, y yo, en una simbiosis de voces que se cruzaban y se superponían con un violín de fondo. Para Edna Sandoval fue un evento bizarro, para otros fue una de los recitales en los que simplemente la gente se dejo llevar. Trudy Mercadal, escribió en su blog que era la primera vez que un público realmente permanecía en silencio. Y eso si es extraño, como dice Edna. Yo recuerdo que pensé desde el principio escuchar la poesía de cada uno, por lo menos la voz de Carmen me pareció madura y certera, la voz lúcida de Pablo resonó en aquel espacio y alternativamente la voz incisiva de Julio empezó de nueva cuenta el ciclo, luego Luis hasta salvar la noche. Siempre había querido leer con aquellos en el Ex-Centrico, que son realmente escritores con una trayectoria y trabajos que los respaldan. Creo que tuve mucha suerte. Ese día desde en la mañana me sucedieron eventos increíbles que en algún texto futuro transcribiré.
· Bloguicidio
Unas noches después de nuestras lecturas en el Bar Central nos fue fácil reunirnos alrededor de un litro de cerveza con Mariano Cantoral. Luego, en un acto espontaneo, pedí al Chino, amigo del Gran Hotel, que nos diera un día para presentar nuestra poesía en el ambiente. Nos dijeron que si y nos calendarizaron en el mes de Noviembre. Imaginé un eslogan, una frase que conceptualizara nuestros trabajos. Pensé que podríamos leer textos de nuestros blogs y entregar una imagen de Ciber-Poesia. Se llamó como se llamó, pero no me imaginaba aún el concepto que trazaría. Fue una analogía del universo y el ciberespacio, una plataforma donde existen estrellas muertas que han viajado en su luz desde la formación del internet, agujeros negros perdidos en los bytes y megabytes, mínimas explosiones de quantums en textos o fotografías que van expandiéndose y alejándose del primer bing bang, y los blogs y paginas web serían algo así como una gran novela escrita por millones de usuarios, por medio de correos electrónicos y comentarios en foros. Sé que le debo mucho a un gran amigo quien es el que me dio una de las primeras claves sobre la telepatía final de la literatura.
Fascinante la lectura, en la cual pude darme cuenta el efecto interesantísimo de enviar mensajes por el ciberespacio y esperar al otro día si habían llegado a su destino.
· Tonibelle Che
Yo realmente estaba tan ebrio que no sabía lo que hacía. Estaba actuando con una de las más sorprendentes actrices que interactúan con el público. Tonibelle, en esta función en el Gran Hotel armaba un Teatro Suicida, en el que según me contó Manuel Tzoc, yo hice el papel del novio que no la corresponde con su amor. Yo sólo recuerdo que empecé a bailar con ella y luego le contestaba algo en francés oyendo una canción de Edith Piaf. Lo cierto es que al otro día me sentía muy bien.
· Divino Kitch
De los Eventos del Gran Hotel, este es el que más me ha dejado consternado. Divino Kitch fue un éxito y una noche de recuerdos y bebidas. Los amigos que nos atendieron nos recomendaron una radioactiva mezcla en copas de Martini que nació en su bar con el nombre de El triste. Todo mundo probo El triste y las mujeres se veían hermosas cantando a voz en cuello canciones de Amanda Miguel, Jeaneth, Pimpinela y muchas más de un repertorio que nunca amenazo con terminar. También de acá salimos más alegres que tristes a un after party en casa de uno de los insurrectos de la ley seca.
· Lectura en el Olvido
La lectura en el olvido fue un desastre para mi porque no leí con ánimo. Brillaron unos amigos Argentinos muy interesantes a los que terminé haciendo una entrevista. Para mí que fue una noche extraña, y cuando yo digo eso es por algo. Conocí a una chica Italiana que parecía norteamericana y pude tomar nota de sus gustos etílicos, aún estaba probando el Venado, la Quetzalteca y cada una de las cervezas que venden en este país. Leí un texto sobre una aventura en el restaurante chino La Estrella. Un antro más que Kitch en la 17 calle, a donde se dirigen muchos amigos a cantar canciones que le romperían el corazón a un bufalo.
· Lectura en VII Festival Manifestarte
La lectura en Manifestarte era algo que esperaba. Lilo Euler era parte de los que organizaban y se me pasó darle mi correo para la invitación formal. En fin. Fue un domingo con un cielo celeste puro. Llegué al Cerrito del Carmen, como si estuviera mi nombre en los volantes, a las 10 de la mañana. Ahí desayuné y pude ver como daban los últimos retoques al escenario donde iban a leer literatura.
Una noche antes fue la inauguración formal y pude ver con asombro el grupo de teatro Charada. Estaba tan impresionante la función que yo prometí volverlos a ver en donde fuera. Es asombroso lo que hacen con las manos y las rodillas al crear personajes vivientes que nos entretienen de una forma tan única. En la inauguración hablaron de cómo las marcas más conocidas hicieron, luego de siente años de desinterés, su aparición y de cómo habían rechazado su invasión. Pude ver a algunos amigos de otra época mientras veíamos Algunas Dimensiones del maestrísimo Efraín Recinos, que por cierto, estaba muy bien sentado hasta adelante a la par de dos bellas conquistas.
Pero el día domingo estaba sólo, en plena mañana, comiendo panes con pate y un vaso de vino tinto. Podía sentir la plenitud del aire. Pude leer, luego de recorrer las galerías al aire libre y conversar con mi ex maestra de francés, Laura Benítez y una joven princesa que no era de este mundo. Leí, de último, unos textos sobre el erotismo y la tragedia que gustaron de una forma que no me explico. Pude oír por fin la voz de Denise Phe Funchal, y su temática buscando la cofia familiar y las dendritas de las inhóspitas mademoiselles; pude almorzar con Leonel Juracán y su sobrino y seguir picando tostadas con ceviche en plena lectura en una dinámica de fraternal irresponsabilidad de la vida real.
Esta lectura es una de las que más me ha cambiado la vida. Fue un evento conducido por Libros Mínimos de Julio Serrano y con la participación de Roberto Alonso Trillo (un magistral violinista español), Carmen Lucia Alvarado, Luis Méndez Salinas, Pablo Bromo, y yo, en una simbiosis de voces que se cruzaban y se superponían con un violín de fondo. Para Edna Sandoval fue un evento bizarro, para otros fue una de los recitales en los que simplemente la gente se dejo llevar. Trudy Mercadal, escribió en su blog que era la primera vez que un público realmente permanecía en silencio. Y eso si es extraño, como dice Edna. Yo recuerdo que pensé desde el principio escuchar la poesía de cada uno, por lo menos la voz de Carmen me pareció madura y certera, la voz lúcida de Pablo resonó en aquel espacio y alternativamente la voz incisiva de Julio empezó de nueva cuenta el ciclo, luego Luis hasta salvar la noche. Siempre había querido leer con aquellos en el Ex-Centrico, que son realmente escritores con una trayectoria y trabajos que los respaldan. Creo que tuve mucha suerte. Ese día desde en la mañana me sucedieron eventos increíbles que en algún texto futuro transcribiré.
· Bloguicidio
Unas noches después de nuestras lecturas en el Bar Central nos fue fácil reunirnos alrededor de un litro de cerveza con Mariano Cantoral. Luego, en un acto espontaneo, pedí al Chino, amigo del Gran Hotel, que nos diera un día para presentar nuestra poesía en el ambiente. Nos dijeron que si y nos calendarizaron en el mes de Noviembre. Imaginé un eslogan, una frase que conceptualizara nuestros trabajos. Pensé que podríamos leer textos de nuestros blogs y entregar una imagen de Ciber-Poesia. Se llamó como se llamó, pero no me imaginaba aún el concepto que trazaría. Fue una analogía del universo y el ciberespacio, una plataforma donde existen estrellas muertas que han viajado en su luz desde la formación del internet, agujeros negros perdidos en los bytes y megabytes, mínimas explosiones de quantums en textos o fotografías que van expandiéndose y alejándose del primer bing bang, y los blogs y paginas web serían algo así como una gran novela escrita por millones de usuarios, por medio de correos electrónicos y comentarios en foros. Sé que le debo mucho a un gran amigo quien es el que me dio una de las primeras claves sobre la telepatía final de la literatura.
Fascinante la lectura, en la cual pude darme cuenta el efecto interesantísimo de enviar mensajes por el ciberespacio y esperar al otro día si habían llegado a su destino.
· Tonibelle Che
Yo realmente estaba tan ebrio que no sabía lo que hacía. Estaba actuando con una de las más sorprendentes actrices que interactúan con el público. Tonibelle, en esta función en el Gran Hotel armaba un Teatro Suicida, en el que según me contó Manuel Tzoc, yo hice el papel del novio que no la corresponde con su amor. Yo sólo recuerdo que empecé a bailar con ella y luego le contestaba algo en francés oyendo una canción de Edith Piaf. Lo cierto es que al otro día me sentía muy bien.
· Divino Kitch
De los Eventos del Gran Hotel, este es el que más me ha dejado consternado. Divino Kitch fue un éxito y una noche de recuerdos y bebidas. Los amigos que nos atendieron nos recomendaron una radioactiva mezcla en copas de Martini que nació en su bar con el nombre de El triste. Todo mundo probo El triste y las mujeres se veían hermosas cantando a voz en cuello canciones de Amanda Miguel, Jeaneth, Pimpinela y muchas más de un repertorio que nunca amenazo con terminar. También de acá salimos más alegres que tristes a un after party en casa de uno de los insurrectos de la ley seca.
· Lectura en el Olvido
La lectura en el olvido fue un desastre para mi porque no leí con ánimo. Brillaron unos amigos Argentinos muy interesantes a los que terminé haciendo una entrevista. Para mí que fue una noche extraña, y cuando yo digo eso es por algo. Conocí a una chica Italiana que parecía norteamericana y pude tomar nota de sus gustos etílicos, aún estaba probando el Venado, la Quetzalteca y cada una de las cervezas que venden en este país. Leí un texto sobre una aventura en el restaurante chino La Estrella. Un antro más que Kitch en la 17 calle, a donde se dirigen muchos amigos a cantar canciones que le romperían el corazón a un bufalo.
· Lectura en VII Festival Manifestarte
La lectura en Manifestarte era algo que esperaba. Lilo Euler era parte de los que organizaban y se me pasó darle mi correo para la invitación formal. En fin. Fue un domingo con un cielo celeste puro. Llegué al Cerrito del Carmen, como si estuviera mi nombre en los volantes, a las 10 de la mañana. Ahí desayuné y pude ver como daban los últimos retoques al escenario donde iban a leer literatura.
Una noche antes fue la inauguración formal y pude ver con asombro el grupo de teatro Charada. Estaba tan impresionante la función que yo prometí volverlos a ver en donde fuera. Es asombroso lo que hacen con las manos y las rodillas al crear personajes vivientes que nos entretienen de una forma tan única. En la inauguración hablaron de cómo las marcas más conocidas hicieron, luego de siente años de desinterés, su aparición y de cómo habían rechazado su invasión. Pude ver a algunos amigos de otra época mientras veíamos Algunas Dimensiones del maestrísimo Efraín Recinos, que por cierto, estaba muy bien sentado hasta adelante a la par de dos bellas conquistas.
Pero el día domingo estaba sólo, en plena mañana, comiendo panes con pate y un vaso de vino tinto. Podía sentir la plenitud del aire. Pude leer, luego de recorrer las galerías al aire libre y conversar con mi ex maestra de francés, Laura Benítez y una joven princesa que no era de este mundo. Leí, de último, unos textos sobre el erotismo y la tragedia que gustaron de una forma que no me explico. Pude oír por fin la voz de Denise Phe Funchal, y su temática buscando la cofia familiar y las dendritas de las inhóspitas mademoiselles; pude almorzar con Leonel Juracán y su sobrino y seguir picando tostadas con ceviche en plena lectura en una dinámica de fraternal irresponsabilidad de la vida real.
· Lectura en 100 puertas
El Convivio Poético que organizamos con Manuel Tzoc, Lilo Euler y Mariano Cantoral fue una de las ideas más locas de Diciembre. En realidad para mi fue como un ensayo de cómo organizar una actividad. Primero que todo, la Tía fue muy amable en darnos el espacio del segundo salón. Luego vino el amplificador de Mariano, el micrófono que presto Gran Hotel a través de Manuel Tzoc y, Lilo se convirtió en un segundo en el fotógrafo asignado, pues sacó de su bolso una súper cámara que captó los instantes con una resolución fiel a las texturas sonoras y el vibrar atómico.
Javier puso una botella entera de un buen vino en el centro de la mesa. El micrófono no nos hizo falta, aunque con la lectura del primer capítulo de la novela en ciernes de Juracán si hubiera sido necesario. Todo fue una broma, una gran broma para juntarnos a celebrar el año 2009 y no dejarlo pasar en vano.
El Convivio Poético que organizamos con Manuel Tzoc, Lilo Euler y Mariano Cantoral fue una de las ideas más locas de Diciembre. En realidad para mi fue como un ensayo de cómo organizar una actividad. Primero que todo, la Tía fue muy amable en darnos el espacio del segundo salón. Luego vino el amplificador de Mariano, el micrófono que presto Gran Hotel a través de Manuel Tzoc y, Lilo se convirtió en un segundo en el fotógrafo asignado, pues sacó de su bolso una súper cámara que captó los instantes con una resolución fiel a las texturas sonoras y el vibrar atómico.
Javier puso una botella entera de un buen vino en el centro de la mesa. El micrófono no nos hizo falta, aunque con la lectura del primer capítulo de la novela en ciernes de Juracán si hubiera sido necesario. Todo fue una broma, una gran broma para juntarnos a celebrar el año 2009 y no dejarlo pasar en vano.
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Imagen: Marlov Barrios
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