miércoles, 25 de febrero de 2009

PURO HUMO (a proposito de la ley anti-tabaco)






Los prometeos modernos, son dueños del fuego y del poético humo de tabaco por muy poco, en la antigüedad les hubiera costado la vida antes de desarrollar un cáncer.
Yo empecé a fumar desde que empecé a leer a Julio Verne (podría decir que desde que empecé a leer), y eso fue hace mucho. Mi primer cigarro lo encontré tirado, aún encendido, y al hacer el golpe, vaya que me golpeó. Tosí por mucho tiempo aún con el cigarrillo en la mano. Hasta que una noche encendí un Marlboro mentolado y fumé libre de tos, aunque asediado, a los tres jalones, por un mareo embriagante que podía perder a cualquiera en una siesta mortal. Ahora lo recuerdo, mi primer cigarrillo fue un cigarro que mi papá dejó tirado. Antes de eso aprendí en la escuela a fabricar un cigarro casi real hecho de papel bond y crayones de colores. No todos los niños hacían esto. Yo lo veía en mi padre los fines de semana en los que llegaba con unas cervezas entre pecho y espalda y su cigarro Rubios entre los dedos.
El humo de cigarro siempre me resulto agradable. Me gusto también el nivel que confería. Todos los traiditos de las películas fumaban con un desinterés de gente mayor. Para un niño, ser mayor es una utopía. Uno cree que nunca podrá envejecer y ser respetado de verdad. El cigarrito entonces hacía su parte. Pocos amigos fumábamos, pero seriamos después los valentinos de nuestros propios largometrajes. Repetíamos los gestos y las formas de fumar de la gente grande, y tratábamos de hacer el número mayor de golpes sin sacar el humo. Otros intentaban guardarse el cabo de cigarro en la misma boca cuando pasaba el supervisor y muchos aprendieron a encenderlo con una mano. Eran trucos que no se aprendían en los ambientes domésticos, sino a plena calle entre rufianes con fama de maleantes. De alguna manera esotérica terminé caminando con gente mayor. Uno de mis amigos era un poeta que le gustaba ir al café Condesa en Antigua y escribir anuncios de publicidad inspirado en las bugambilias, o se entretenía en el bullicio desordenado de aquel calor humano. El cigarrito sabía muy bien entre un poema, talvez acompañado de una cerveza. Una cosa lleva a otra. El gusto se incomoda con el tabaco, y la cerveza lo limpia dejando una sensación de juventud en el paladar. Me gusto esta combinación de alquimia que me llevaría a trasmutar el viento en oro, o el fuego en tiempo. El cigarro además, se podía leer. Cuantas cosas leí en los cigarros y luego terminaba escribiendo. El cigarro es hablador. Confiesa muchos secretos del fumador. Algunas mujeres que fuman saben que el tabaco las acerca a algo espiritual. Una de mis tías es agnóstica y es la única que puede, como ninguno en la familia, leer el cigarro. Aún así nunca imaginó que en estos tiempos, el gobierno de Guatemala prohibiría un derecho de poca gente, hasta el punto de inventarse multas y penas mayores, que relevan en gravedad a la misma marihuana.
"Creo que fumar en pipa ayuda a pensar con serenidad y objetividad sobre todos los asuntos humanos"
Albert Einstein.

4 comentarios:

Argeseth dijo...

También soy fumador por puro gusto y también reconozco que es caro y dañino para la salud, bien dicen que lo bueno mata o engorda... De cualquier manera las leyes antitabaco en los cafés y centros nocturnos me parecen, además de falsamente puritanas, peligrosas por su carácter paternal y autoritario. Cuando dicha ley fue aprobada para Ciudad de México escribí una entrada en el blog:

http://sharifbujanda.blogspot.com/2008/04/147-leyes-antitabaco.html

Saludos.

Lester Oliveros dijo...

MIra amigo, gracias por tu entrada, ahora entiendo algo de esto desde una perspectiva urbanistica... por eso es que la mayoria de los cafes parisinos tienen mesas al aire librea...Eureka, te digo, que si eso hacen en Guatemala a mi no me desagradaria, me gusta eso.
Saludos.

Miss Penny Lane dijo...

lo bueno es que sólo se prohibe el tabaco... uf! XD

Lester Oliveros dijo...

si, Penny, por alguna razon dejaron por un lado las drogas prohibidas y se consentraron en este sofisma de distraccion para decirlo de una forma elegante...jajaja.
Me agradan tus comentarios y por cierto ¿Cuándo nos tomamos un vinito?...jejeje

La autoridad de la barbarie

Me ha parado la policía: ¿Documento de identificación? No lo traigo, respondo. (Los dos oficiales muy serios), uno de ellos alza un cuader...