lunes, 21 de julio de 2008

In Memoriam Mocosita.



Guatemala 20/08/07 Boletín.


La Mocosita falleció después de compartir la gracia poética de pasear su gran moco y corpulencia delante de más de tres generaciones de guatemaltecos. Era maravilloso ver aquella bestia caminar por todo aquel recinto resguardado, y su mirada llena de ternura que uno confundía con hambre, y ahí estábamos aventándole pop corn, o maní, y hasta ahora me entero que lo que ella reclamaba era el asombro de los niños. Hubo una época mágica en la que no cobraban la entrada al zoológico y podíamos ir todos los fines de semana. Mi madre era muy delgada entonces y nosotros muy pequeños, y entonces los elefantes eran gigantescos monstruos inofensivos, y las panteras, osos y leones estaban acostumbrados a dormir todo el día en sus habitaciones de rejas. Creo que uno de niño siempre soñó con tener una mascota así de colosal, como Mowgli, en la fantástica historia de Kipling. Este bestiario tierno y golosinoso es la memoria de esta abuela paquidermo que su merito supremo fue ser así de grande y haber muerto sin emitir una queja, una sola palabra de reclamo contra sus captores.

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