viernes, 20 de julio de 2012

MAKESTARS!

MAKESTARS!
Y te sentí tan lejana, mas allá de mi alma y estabas en silencio como una estrella al límite del sol, tan callada como una lejana montaña. y fui en busca de tí a todas las regiones, y aún allá donde reina la soledad. Y te busque más que nada en mí mismo, en mis sueños, la muerte, y encontré tantas mujeres idénticas que se llevaban hasta mis velas, caminando por corredores recónditos, con todo y sus bellos cuerpos de mármol con todo y sus enormes corazones de plata que mostraban en las fiestas, así, se iban, con sus ojos de egipcias, con sus caderas de ónice y sus pechos de jaspe, sus piernas tatuadas de nombres y pequeños cupidos diciendo esas viejas palabras de amor que ya no usaba nadie. Pero tu no eras así, como ellas, eras nueva como el misterio, como la palabra que descombra lo cotidiano. Apareciste acá como cualquiera que me pregunta la hora a plena calle con tus mismas manos tiernas, y tú grito fulgurante, tus pies descalzos tu cuerpo secreto como divino, toda tú envuelta en versos, volviste a mí en el poema.

sábado, 14 de julio de 2012

POESÍA ERóTICA



 
Con un amor que nace
nace cada vez
el primer amor
y el primer amante.
Con un amor que muere,
muere, cada vez, el amor
y todos los amantes.
Con cada nuevo amor
tercamente renacemos
para ¡tercamente! morir
en goce y tortura eternos.
Luz Mendez de la Vega, Karma

Es de noche, entré seguido del viento frío de finales de invierno. El Gran Hotel y su Suite era el escenario para la presentación de un libro del poeta Manuel Tzoc. Era la primera vez que veía a varios amigos, luego de un exilio placentero por la bucólica tierra de Ciudad Vieja. Esa noche nos volvimos a besar con Macorina que andaba en una onda de pastillas y delirios, feliz y a la vez actuando un significado de la palabra en versos que se le salían sin darse cuenta de su boca experimentada en silencios largos y fuentes revueltas de lava y lúpulo. Si, era momento de verla tal cual, soñando con una máquina de reproducir latidos, sus propios impulsos de sangre proyectados al máximo volumen en una habitación cualquiera, donde hubiera una exposición de arte. A Macorina le apasiona la pasión, es como un feroz salmón que va siempre contra la corriente… incluso a mi me motivó a jugar con su lengua. Era como vivir una pesadilla iluminada, un sincope inverosímil en el que fuera poderosamente movido. Incluso fui yo mismo el que le dije, a esa mujer mayor, con ese cuerpo suyo y dulcemente sumergido en ese montón de años sobre la tierra, que la idea era escaparnos juntos. Me pagó el hotel de esas camas insulsas donde uno se imagina de todo. Terminamos jugando a matarnos dulcemente, primero jugando con caramelos de menta, uno al otro ejercitando esas palabras al vacío en el espacio en que la lengua trasgrede y salva los minutos como si fuera flotando el alma en estáticos golpes eléctricos en todo el cuerpo hecho de rayo. Pero luego de moverme a ese momento final, es decir, antes de todo, un amigo novelista, quizás el único en Guatemala en haber hablando de Nirvana y The Cure en un par de relatos, me dijo que hacía unas horas había muerto Luz Méndez de la Vega. Me entristecí inmediatamente con la imagen de esa mujer en los pasillos de la fortuna, era una mujer mítica. Curiosamente esa misma noche Manuel Tzoc, letra por letra presento su libro Gay (o), una valiente propuesta alterna a la poesía, suma erótica, multiplicación de percepciones. Macorina me quedó en la piel hasta una noche siguiente. El amor era entonces tan versátil que cualquier intensidad superior rozaría con el más puro canibalismo.

-
http://www.google.com.gt/
-

martes, 10 de julio de 2012

PROFESIONALES DE LA LOCURA/ GABRIEL GARCIA MARQUEZ (I)


Los últimos días ha corrido por las redes sociales la noticia de que Gabriel García Márquez, el escritor de Cien Años de Soledad está sufriendo de demencia senil. Lo dice uno de los diecisiete hermanos del escritor y esto me parece en regla, ya que Mercedes Barcha, su mujer, nunca ha mostrado gusto por las entrevistas o la vida pública en general. A ella, como una costeña genuina, eso de las fotografías le da vértigo. Lo sé, porque después de leer los primeros textos periodísticos de García Márquez en mil novecientos noventa y uno, en un centro comercial de la zona diez, en una venta de libros dentro de un supermercado, no he dejado de seguir a éste grande de la palabra.
Me hizo reír con Cien Años de Soledad, de donde contraje una enfermedad mas fuerte que el sarampión, la curiosidad infinita de saber quien era ese tipo que había escrito un libro tan clarividente. Creo que eso ocurrió porque en casa de mi abuela, donde uno de los tíos mas listos me recomendó que antes de ver caricaturas leyera un capitulo de la biblia. Siempre he dicho que por este tío me empezó el gusto por la lectura, en primer lugar porque me leí los primeros cinco libros de la biblia con un gusto extraño, que vuelvo a releer cada año o por ciertas temporadas, y por haberme dado sin querer el gusto de leer a Charles Dickens y a Flavio Herrera que era hasta donde llegaba su pequeña biblioteca; me hubiera gustado encontrar ahí El Conde de Montecristo de Dumas. Pero sé que fue por el gusto a la Biblia que encontré a Cien Años de Soledad una lectura maravillosa. Siempre digo que en mi caso he leído cuatrocientos años de soledad porque la he leído cuatro veces, y siempre encuentro que se parecen mucho a mi propia familia o a gente cercana que conozco.  Por eso sé que Mercedes y su hijo Rodrigo deben ser los más tristes en este cuento de Gabo, que debe ser mucho más intenso que cualquiera.  
En una de esas mismas notas de prensa que leí en esos años noventa, cuenta de algunas mujeres extraordinarias de su familia que miraban la suerte entre las cenizas del fogón, que miraban números de la fortuna para la lotería en los panes que se doraban en esas mismas cocinas colombianas, que esas mujeres eran las mismas que hablan de noche mientras soñaban que iban en barcos piratas, que esas mujeres eran las mismas como su abuela ciega que no se desvestía nunca delante de un radio de transistores porque no podía entender que la voz del hombre se oyera tan cerca viniendo de un lugar remoto. Como no se iba a volver loco Gabriel García Márquez, después de pasar una vida entera entre los libros y jugando a ser escritor de éxito por pura suerte, porque alguna vez lo dijo “estaba dispuesto a morirme de hambre para serlo”. Pero fue todo lo contrario gracias a la disciplina y el calor de la amistad. Ahora, al enterarme de está noticia no puedo dejar de sentir tristeza. Carlos Fuentes acaba de morir; Monsivais  murió en el 2010 y no puedo dejar de sentir que se están muriendo los genios que estudiaban por placer y lograron poner en el mapa las letras latinoamericanas con tanto brillo, elegancia y lustre poético.
Imagino que el hermano de García Márquez no sabía lo que estaba diciendo. Jaime Bello el director del Instituto del Nuevo Periodismo salió en su auxilio en esta misma semana, diciendo que García Márquez  solo tiene algunos olvidos por la edad. Al paso del tiempo las novelas de Gabo crecen y se entierran en la historia. El domingo pasado vi la película adaptada de su último libro, Memoria de mis Putas Tristes,  y veo con mucho placer que ya están entendiendo su mundo.  El director es Henning Carlsen. Y una actriz que siempre es emocionante ver, es la hija de Charles Chaplin, Geraldine. La película es grandiosa por los diálogos fieles y el actor principal que encarna con respeto, y como dije, actúa como si no existiera el guion, ni el libro, y el fuera el autor. 

---
Próximo texto: Manual para morirse de hambre.

sábado, 7 de julio de 2012

ESTA BIEN, HABLEMOS DE THOMAS LAROCHE-JOUVERT




                Hace unos dos años que un francés con playera, informal, el pelo revuelto y una risa contagiosa apareció por el Centro Histórico. Recuerdo que traía en su mochila unos koanes gráficos que nos mostró a todos. Se involucró muchísimo en exposiciones y lecturas de poesía proyectándonos esa fauna doméstica donde resaltaban imágenes de una ocupación silenciosa y gradual de  objetos útiles.  Su nombre es Thomas Laroche-Jouvert, ayer nos invitó finalmente a su primera exposición personal, o por lo menos para mí, la primera exposición en donde todos sus objetos readymade saltaron del dibujo a la realidad. Se podía ver en la entrada a la galería un monumental objeto hecho de madera comprimida que comúnmente llamamos Playwood. Con el poeta Pablo Bromo nos acercamos a ver su construcción y era realmente compleja. La escultura de forma oval con secciones que sobresalen es uno de sus dibujos recurrentes, es eso que llaman la firma del artista. El estilo de Thomas es inconfundible, como decía muy a título personal, veo una técnica poetica en donde los patrones normales colapsan y se puede ingresar a un universo donde se puede ver el paso de la imaginación, el producto de la observación continua de objetos germinando como en un gran trópico. 
Me gustó por ejemplo encontrar dentro de estos universos, dispersiones de madera, sujetos germinando como si un espíritu vegetal, técnico y a la vez aleatorio resurgiera en forma de máquinas lúdicas, formas que ya había visto, de otra forma, en la barroca fusión de imágenes de artistas como Marlov Barrios o algunos genios naife del graffiti.  La galería Piegatto esta detrás de un parquecito muy reservado, es una galería en la zona 10 que antes que ese sustantivo snob es una casa donde uno ve arte. Los monstruos felices de Thomas estaban por todos lados. Hombres y mujeres entraban por esas puertas donde uno se empezaba a perder desde la entrada con rostros de amigos y, siempre alguna musa sonriente, que con esas erosiones del tiempo y el viento nos puede devolver a una realidad sorprendente. La belleza entonces estaba en esas paredes con curvas como si fuera el blanco intenso una proyección del interior de una nave espacial.
Felizmente disfruté de la conversación interesante con Bromo y Jorge de León, y el sueño de este último de devolverle algo de lo transgresor y propositivo a las más de cien casas abandonadas en la zona uno.  A mi se me volteó un vino, a otros se les perdió la vocación del silencio, y entre bocadillos de kiwi y pitahaya probamos de todos los tragos, el final fue ese, la nave despegó, yo me puse mi casco plateado, ajusté el cinturón y partí dichoso hablando también entre otras cosas del próximo premio Nobel con David Marin que hacía digerible para todos  el Boson de Higgs.
-
-

martes, 3 de julio de 2012

EL GÜIPIL DEL POEMA



Después de viajar a la velocidad de la luz,
empezar desde cero parecerá eterno,
pero dormir es olvidar con las ropas de un poema fósil.

Debajo de mis pies hay un remolino de fuego
-ardo inextinguible-
dos ojos de mis ojos arden
mis ojos son dos planetas ardiendo
me veo inflamado por dentro y por fuera
mi cuerpo es un velo de fuego frío
mis pies rojo sangre
mis dedos emanando furia
mi sexo brilla y se transforma en rostro
todo mi cuerpo es una llama
estoy maldito y brillo
entre inmensas olas de un calor sagrado
de un ilimitado resplandor que ciega
de un sonoro quebrar de lagos y lagos
de un voraz incendio interno de gritos
voces que se forman y susurran desde mil lenguas
esa sed que nace y enferma
las bocas de legiones de hombres y mujeres
brotando en mí desde el fondo
-mi corazón es un horno-
es la maldición un deseo
la pasión o la gloria
el llegar al final de los finales y no ver el
horizonte.

A estas alturas es fácil prometerme
que el fuego nunca cesará,
fuego frío
abrazos que consumen en brillo
el crepitar furioso
de un aro de
versos que llegan de lejos
y no ver otro sol
que uno mismo.


Lester Oliveros Ramírez
GUATEMALA JUNIO 2012
3:12 A.M.

La autoridad de la barbarie

Me ha parado la policía: ¿Documento de identificación? No lo traigo, respondo. (Los dos oficiales muy serios), uno de ellos alza un cuader...