sábado, 5 de febrero de 2011

ESTADOS NEGROS



El año electoral ha empezado junto con el año del conejo, no es ninguna promoción publicitaria o partidaria, y aunque les de risa, también ha empezado a popularizarse el color rojo sangre. La violencia que esta viviendo Guatemala la puedo resumir en una anécdota triste. Una noche me encaminé, luego de leer un libro de Monterroso, a la tienda de la esquina de casa. Es una tienda como algunas, pintada completamente con el logo de Coca-Cola, y me acerqué a la ventanilla de malla metálica, con estructura de metal, como una jaula para estar seguro de que estas preso. Mientras pedía un Venado y algo para mezclar, vi la televisión que mantienen encendida por la noche. Unos niños lloraban y en sus palabras entrecortadas contaban que estaban jugando futbol, cuando, desde un Tuc-tuc, un tipo pasó disparando con ametralladora dejando a muchos heridos. Entrevistaron a los niños y niñas bañados en llanto puro. Uno sólo se puede imaginar el dolor de parto de las madres solas de estas colonias, ante esta violencia irracional que además, como un ready made vuelve al mismo tiempo al televisor y a los receptores en el motor que alimenta a esa bestia transparente y oscura del crimen.
Los noticieros ya no tienen respeto por los muertos, los publican desnudos, descuartizados y con sus propios gestos naturales del horror y el espectador, en este caso yo, o usted, terminamos siendo victimas y cómplices de esta maquinaria hiperrealista del estado.
La muerte ya no es novedad. Estamos viviendo ahora mismo el futuro que de niños mirábamos en las películas de Rambo o Madmax. Hace poco, el dueño de la empresa donde trabajo, me enseñó, así con toda tranquilidad, su nueva arma 9mm. con un poco de pena por él, le comenté cuantas veces se había disparado un arma al estar enseñándola. El me dijo fríamente que era por si alguien se metía a su terreno en carretera al Salvador; hasta nos reímos, porque para variar le conté una anécdota de cuando una mujer de un oficial (cuyo nombre no me acuerdo ahora mismo), disparó en su casa para asustar a un asaltante y terminó matándolo; al llevarlo, ayudada por su vecina, a tirarlo a un sitio baldío, vio las luces de un carro que imaginó de la policía y se escondieron, al salir, luego de esperar un momento tras la arboleda, vieron con susto que el carro les había traspasado otro difunto.
Yo pienso en el futuro, en los niños, en nosotros. Hemos llegado a tolerar esto en silencio, como si no pudiéramos abrir los brazos y respirar un poco de valor para pelear con huevos u ovarios, si no una patria o una nación, un terreno centroamericano limpio de maldad y con seres ocupados en cosas de éste o de otro mundo, pero que nos acerquen un poco más a la humana y feliz forma de sobrevivir esta vida linda donde todavía salen arcoíris a través de las nubes más grises.
Creo que el artista que murió esta semana ya no es un caso aislado, la violencia se esta infiltrando en el tejido cultural, hubieron tiempos de paz breve, pero esto ya es una alerta para la comunidad, tan golpeada en sus ligamentos más vulnerables y breves, y precisos donde podría encontrar una luz. Perdón por estas imágenes tan cursis.

martes, 25 de enero de 2011

CONVERSACION CON TRUDY MERCADAL EN EL PALACIO DE LA CULTURA (PRESENTACION DE LA ISLA/ULI STELZNER)


Habíamos quedado con Liliana de vernos en el Palacio Nacional para la presentación de La Isla. Ya antes (me lo recuerda a cada momento que puede con esa risa…), de cómo la dejé plantada en una ocasión para la misma película. Llegamos con un amigo mutuo, con el que hemos ido primero al bar Granada a platicar de Blaise Cendrars y sus viajes reales e imaginarios. Nos encontramos a Liliana frente al palacio, sonriente, con ese traje de San Juan que tanto gusto me da cuando lo luce con una sonrisa, a unos minutos de que caiga la noche. Me parece correcto lo que dicen todos, eso de llevar cédula para entrar al Palacio de la Cultura; pero ya en otras ocasiones he entrado fácil sin mostrar ningún papel. He olvidado mencionar que saludamos a Cesia Godoy en la entrada y le cuento de algunos libros de Cendrars, opina que los viajes imaginarios son generalmente los primeros que uno debería de haber sellado en ese pasaporte alucinante de la mente. Se queda fuera esperando a unos amigos y luego ya no la veo al terminar la función.

Trato de poner en el mostrador todo lo que tengo entre las bolsas, desde cigarrillos quebrados, las llaves de casa y la bicicleta, el billete de un dólar y el encendedor Bic, con el que hacia unas noches encendíamos felices una vela del Café Chocolate. Encuentro a Trudy en la entrada guiando a todos a la sala para presenciar la película. La veo emocionada, juvenil y dinámica, como un átomo, un átomo azul que ha estado trabajando un proyecto personal en los archivos de la policía. Pasamos a la sala en el momento justo que todo se pone en marcha.

He visto tres veces la presentación de esta película–documental de Uli Stelzner y me sigo preguntando porqué nadie en mi propia casa me había contado esta historia. Una cosa si me viene a la memoria, las palabras certeras de mi abuela materna cuando decía que del cielo a la tierra no hay nada oculto. El descubrimiento de estos documentos a punto de ser condenados al olvido y dejar fragmentada una parte del rostro oscuro de una ciudad pequeña pero con un infierno bastante amplio, fue casi un milagro de esos que nadie puede explicar con ciencia. Lo otro que se fue gestando si se rastrea desde el intelecto, la razón que va vislumbrando, uno a uno, los rastros del dolor y la crueldad.

Al final, pude hacerle a Trudy una entrevista breve y simpática sobre este asunto. Alguien me jaló del brazo y me dijo que Uli estaba en la sala, pero hay personajes que es mejor dejar en el misterio.


Lester Oliveros: ¿Cómo es el ambiente “normal” en este archivo de la policía?

Trudy Mercadal: Tranquilo, mara dedicada a lo que hace, amigable.

L.O.: ¿Habrán fantasmas?

T.M.: Mmm, yo no creo en fantasmas vos. Todavía no he conocido uno que no tuviera una explicación más creíble y racional, a que es un fantasma.

L.O.: ¿Una de las anécdotas interesantes de tu proyecto y situación que te llevó a ir directo a este archivo?

T. M.: ¡Ala tantas! Descubrir la valentía y estrategias del G.A.M. para hacer activismo por sus familiares desaparecidos. Muchos murieron después por eso. ¡Que corajudos! Pero mi tema de investigación no tiene que ver con victimas y desaparecidos, sino con la incidencia de países extranjeros en Guate en esos años.

L.O.: ¿Como es tu ánimo antes y después de estar en contacto con estos documentos?

T.M.: Muy compungido. Pero engazada.

L.O.: Viendo a futuro, muy futuro, que podrías adelantar de lo que sería este archivo en 2020

T.M.: Espero que un recurso tanto o más valioso que los Archivos Generales de Centro América. De hecho, ya lo es, tiene documentos que van más atrás de los años 1920. Un gran recurso para ir a hacer investigación histórica, sociología, de todo tipo. ¡Tanta tesis que pudiera salir de allí!

L.O.: ¿Cómo es la gente del archivo?

T.M: Bien buena onda, ayudan mucho. Les llena lo que hacen. En su mayoría, muy jóvenes, así que bien alegres también.

L.O.: ¿Se puede comer, fumar, hablar recio, callar, y cuál es el aspecto de las paredes?

T.M.: Fumar adentro de plano no. Comer y beber si, pero preferiblemente te salís a la cafetería para no andar dejando migas y regazones. Todos tenemos una botella de agua a mano, sin embargo, y por respeto a la gente, concentrándose en investigación, el ambiente es silencioso, como una biblioteca. ¡Las paredes si necesitan unos sus cuadros o algo! Son verdes y desnudas en su mayoría.

L.O.: ¿Hay algo realmente repugnante ahí?

T.M.: No, nada repugnante. Limpísimo.

L.O.: ¿Hay algo espiritual?

T.M.: Me imagino que para la gente que es espiritual tal vez. Yo no lo soy. La mayoría de gente está en sus escritorios trabajando y los investigadores estamos en las compus, leyendo. Eso es todo.
L.O.: ¿Algún chiste que se te haya ocurrido estando en el lugar?

T.M.: Pues hay algunas situaciones tan surreales en las cosas que una lee allí que rayan en lo cómico, pero de aquel humor NEGRO-NEGRO. Ya sabes que los seres humanos, hasta en medio de las más grandes tragedias, buscan lo humorístico. Es una estrategia de supervivencia emocional.

Termino de entrevistar a Trudy Mercadal vía electrónica. Me parece que luego de presenciar situaciones tan divertidas, como un travesti que nos dijo que se había vuelto así por el conflicto armado, ya no hay más por anotar. Recuerdo la lectura del Material Humano, las fotografías de Jean-Marie Simón y tanta fotografía casi desamparada al imaginario en las calles del centro histórico.

Esa noche terminamos cenando en un restaurant que esta camino a casa, llamado Alicante, sirven unas hamburguesas con papas y cerveza en un ambiente alegre; por la risa de los comensales, seguro seguirán ahí hasta las seis de la mañana.


Fotografía: http://www.hrdag.org


miércoles, 19 de enero de 2011

EL MESIAS


En alguna época, que no recuerdo si remota o actual (pues el tiempo es lo de menos), los árboles habían aprendido a caminar huyendo de un grupo de monos superdotados que buscaba derribarlos conforme iba creciendo su raza pensante.
Los árboles se llevaban toda la flora y la fauna, hasta que uno de estos monos, quizás el más evolucionado, fraguó la recolección de algunas semillas y las plantó en un corral y cuido su germinación y desarrollo, como si estuviera protegiendo ganado.
Así fue como de tanta persecución los árboles que caminaban se fueron muriendo, emboscados o escondidos en lugares donde sus raíces extraían muy pocos minerales. En cambio el bosque cautivo creció hasta que dio semillas y pudieron sembrar más árboles atrofiados que no aprendieron nunca a caminar, porque además, nunca imaginaron que eso fuera posible.
Hay una leyenda en los bosques húmedos, que sólo las aves cuentan de rama en rama. El advenimiento de un árbol caminante que liberará a todos los demás y esto alegra a los bosques y preocupa mucho a los leñadores.

Fotografía: http://www.indoor-bonsai-tree.com

domingo, 16 de enero de 2011

DE MI NUEVA CONDICION DE FANTASMA


Siempre se llega el tiempo de pagar nuestras deudas de juego. Esas deudas canceladas en algún lugar de la mente, terminan gestando la más burda trampa de amor y espontáneamente terminamos asistiendo al teatro de las buenas costumbres o al gracioso encuentro, cuando todo es abolido, por el tiempo que pasó como agua bajo todos los puentes. Heráclito sigue asombrándome con esa básica teoría de que el tiempo es arte. Hablando de todo un poco, pude ver la calle esta mañana en la colonia La Reformita. Señores salían, aún con cobertores, con pan y chiles rellenos, un perro sale corriendo de una casa y se detiene espantado ante la luz de un nuevo día, se rasca el lomo contra un árbol, huele el trasero de otro chucho que ha llegado a saludar, se olfatean mutuamente con naturalidad, luego cada uno por su lado. Uno de los perros lo conozco muy bien, es un perro indeciso, si esta en su casa quiere salir a la calle y si esta en la calle quiere entrar a la casa, pero se va a la otra esquina en busca de más aventuras.

Los fantasmas existen, creo que yo soy uno de ellos. Uno se puede volver un fantasma con facilidad, bueno, no le voy a dar la receta porque seria algo dado a susceptibilidades, o extraños malos entendidos. Lo cierto de todo es que ayer espanté a una persona y la verdad, me divertí mucho tratando de encontrar la respuesta de cómo me fui volviendo tan extraño, volátil.

fotografía: http://faithfool.files.wordpress.com


jueves, 6 de enero de 2011

AMOR Y MILAGROS




Caminar sobre la tierra tiene que volverse un arte
ya no caminar en aire
ni sobre el agua
sino sobre los pueblos olvidados
de Dios y las transnacionales
los pueblos estos
veran como puede
uno
o dos de la mano
elevarse milímetros
con sólo creer en algo.


ii
Da risa pero es triste
vos queriendo romper
los petalos con una mano
yo buscando oro a través de labios
locamente solos
tratando de jugar
bien al menos una noche
donde ya sabemos
que nos ganara el destino
sin decir una palabra.

http://www.veronovercine.com

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...