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viernes, 13 de enero de 2012

IMAGINACIÓN Y CREACIÓN POÉTICA

El sol radiante le quemó los ojos. Estaba ahí parada viendo directamente al sol, sin pestañar. Le gustaba ver el aro incandescente y como sus ojos toleraban el fuego brillante hasta que miraba solamente un aro blanco definitivo que la cegaba por unos minutos para ver lo demás del mundo. Era natural que sonriera. Le gustaba todo lo que pasaba en el cielo.
Habana tenía solamente siete años. A los siete años encontró divertido coleccionar arañas, hormigas y pequeños escarabajos en el gran sitio donde vivían en cada cuarto diferentes familias. Se divertía viendo las diferentes formas de las nubes y también miraba atenta, tirada sobre el suelo, los grupos de zopilotes hacer y deshacer triángulos imaginarios. Era curiosa, mucho más curiosa que ninguno de los que había conocido en las escuelas donde trabaje por años. Por eso le prestaba libros de aventuras que leía con un gusto de otro mundo, en cualquier lugar.
La encontraba a veces sentada en la puerta de su cuarto, bajo el aguacatal, en la calle, mientras los demás jugaban a la pelota o las mujeres iban por el pan y se quedaban hablando en las esquinas como perdiendo el tiempo. Me devolvía los libros en una semana y me miraba con su carita de poeta, buscar otro libro en mi desordenado cuarto. Le había prestado los clásicos juveniles desde José Milla hasta Julio Verne. Pero una tarde que llegó a devolverme Corazón de Edmundo D´amicis, tenía a la mano Crimen y Castigo de Fedor Doestoievsky, de pasta dura y con la buena suerte de ser el libro donde había encontrado un billete de diez dólares luego de comprarlo por nada en una venta de libros usados.
Me quedé tratando de leer de nuevo Las Venas abiertas de América Latina, imaginando a Galeano escribir con sus manos largas y su cara de arcángel. Vi para la ventana de Habana y había una luz al ras del suelo que salía por la puerta. Estaba leyendo y ya eran más de las diez. Se podía oír todavía el martillo del zapatero y más allá, unos gemidos furiosos de una pareja de novios que acababan de empezar a vivir solos. Había leído Crimen y Castigo de joven, pero lo había leído por episodios. Por alguna razón perdía siempre el ejemplar. Lo perdí siete veces. Hasta que un compañero de clase me facilitó una copia de su padre. Era un ejemplar muy viejo que además tenía una parte de los Hermanos Karamazov. Esos recuerdos me gustaban muchísimo porque podía imaginar el gozo interior que Habana estaría sintiendo al imaginar, con su capacidad imaginaria, de nuevo al viejo personaje de un Doestoievsky enterrado en algún lugar de Rusia.
Oí pasos cautelosos, pero ya sabía que había una mujer y su hijo grande que robaban de los costales que muchos comerciantes guardaban en el suelo del terreno. La mujer era simple, con un carácter mundano y parecía no darle importancia al hecho de vender a sus hijos, o eso era lo que oíamos de la gente, y la verdad si la habíamos visto embarazada un año antes y luego, en los meses que pudo estar en el hospital, sabíamos que su hijo robaba para vivir. Hasta que la vimos llegar sonriente, pero sin hijo. Sonriente, con una bolsa gigante donde llevaba pan y víveres, entonces las mujeres que se paraban en las esquinas por la tarde empezaron a comentar que una mujer a la que se le muere un hijo no vive feliz como ella, y que tal vez no era cierto. Era lo más seguro, que su hijo hubiera muerto en la cesárea. Me acordaba entonces que debía empezar a documentarme para escribir la biografía de un adinerado doctor de 70 años que se había encontrado pintando, unos años antes unos paisajes dementes en un prestigioso sanatorio. La familia me iba pagar muy bien por retratarlo como un genio.
Salí a fumar para que la mujer y su hijo pudieran irse a dormir con la imposibilidad de seguir sacando cebollas, huevos y aguacates de los costales. La noche era oscura y se podían ver las estrellas enajenadas por la innumerable bastedad del cielo. De pronto sentí que me alumbraron con una linterna.
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http://www.celtiberia.net

martes, 20 de diciembre de 2011

Notas y Libros/Diciembre 2011

Sonidos/Plural: Simón Pedroza
…ciudad; noche extensa que a todos nos acontece.
Sonidos que se remasterizan en la imaginación y el subconsciente, colores, formas que flotan, imágenes concretas que se van difuminando, pixelandose a momentos y llenándose de silencio y vació. Sonidos/Plural es una obra experimental como todo lo de Pedroza, pero es una travesía también de descubrimiento de uno mismo y su circunstancia. El poema es una brecha, un corte, una exhumación de un ejercicio hecho antes por surrealistas y niños. Es un libro para crear sobre lo creado. Da muchas ideas a músicos y arquitectos que escribirán con ladrillo.
Tedio: Moho
Pero hay días, en que todo parece una exigencia. Por ser deudor de todos nadie me debe a mí, hasta mi felicidad, mis ideas y mis posibilidades, se las debo a un montón de gente…
De todos los libros de guatemaltecos que hasta ahora he leído, hay dos libros que me llaman mucho la atención por su frontal lucha contra las metáforas y esa realidad que disputa en todo con la poesía barroca o mal llamada romántica: Soledad Brother de Javier Payeras y ahora mismo Tedio de un integrante de esa formación anónima que viene en alguna línea directa con los enunciados de S.O.P.A. y su editorial. El nombre del sujeto es Moho. Por casualidad, o por causalidad lo conocí para la entrega de un libro en este mes de diciembre. El tipo tiene un nombre, pero es mejor su sobrenombre que nos avienta al muro olvidado en la humedad o a la tortilla desamparada en un rincón donde le empieza, a todo eso, a brotar moho. Los poemas del libro son directos. Pensé, en Panajachel, cuando me lo mostró Simón que era uno de sus libros. Lo compré en seguida y lo leí de regreso a la capital un domingo al medio día. A mi parecer es un libro extraño por la cantidad de “aparentes” erratas y faltas de ortografía, pero con esa honestidad de los marginales que merece ser reconsiderado todo, como intento y resistencia. Pareciera uno ver entre líneas una vida como la de cualquier latinoamericano desencantado completamente. En primer lugar empieza como un poema y termina, en el intermedio de la lectura, como una novela en alta velocidad. Pero de todas formas es un poemario underground, de un solitario que escribe y que escribe muy bien a pesar de todo.
Satanás cabalga mi alma: Julio Prado
Al día siguiente haría el café y dejaría que Dios vomitase en el baño tranquilamente, ya sabes como es de jodida la resaca. Plan B.
Una de las aventuras de lectura más interesantes que hay, que no hubiera disfrutado todavía, es esa cierta irrupción de la ficción en la vida cotidiana, en las horas que vivimos sin tanta literatura. Ese fue el sobresalto al que me llevó el cuento “Como una piedra rodante” entre todo lo que cuenta, narra la historia de la Rata, una historia que cualquiera de los que éramos asiduos borrachos de la Caseta tendríamos que haber escrito, junto con la historia del Darío o el grupo Lado Salvaje, o las patologías de Paulo y la vez que le pegó a un policía y salió corriendo con todo y grilletes. Además de esta feliz coincidencia de la vida, hay varios cuentos en el libro que son grandes construcciones narrativas, Jacinta y el cuento que le da nombre al libro son excepcionales, por cierta tesitura de un reencuentro con la vida no ya desde un punto literario sino desde una óptica generacional, de cómo nosotros como jóvenes vimos de alguna forma el irrumpir de todas las cosas y su valor, hasta la consagración de nosotros dentro de ese laberinto de casas altas llamada ciudad de Guatemala. Lo extranjero y lo propio, dado sin sobre valoraciones líricas. Es un grupo de cuentos en los que yo particularmente me re-encuentro, como en el libro Arbitraria Muchedumbre de Pablo Bromo o Dibujos de ciego de Cardoza.
El laberinto de la Soledad: Octavio Paz
Nuestra soledad tiene las mismas raíces que el sentimiento religioso. Es una orfandad, una oscura conciencia de que hemos sido arrancados del Todo y en una ardiente búsqueda: una fuga y un regreso, tentativa por restablecer los lazos que nos unían a la creación.
Mi aprecio por Octavio Paz ha ido en aumento. Desde que leí por primera vez su extenso poema Piedra de sol, en el que, para mi suerte, encontré una llave y una puerta para fugarme a donde quisiera; hasta Corriente alterna, donde su prosa, festival de la palabra, nos guiaba a mí y a mis alter egos a la reconstrucción de una personalidad, que ya era un juego posible entonces. Ahora me tocó leer El laberinto de la soledad en pleno ejercicio de soledad, sin nadie conocido a mí alrededor, en tardes absolutamente vacías de todo, yendo de un lado a otro, del baño al cuarto de estar, al patio y luego al parque por un café y conversar brevemente con gente que saludaba siempre y decía cosas del tiempo. El libro formidable narraba de una forma, primero lírica pero precisa, el carácter del mexicano y luego, histórica y metafóricamente, los factores que llevaron al hombre de tenochtitlan a ser como es y como será. No es extraño, que yo mismo, en esas líneas me haya reconocido, ya en otro texto expliqué lo permanente que ha sido la conciencia, el humor y los linderos gestuales de nuestro vecino en este territorio. Pero es sólo en la frontera próxima, al irse alejando, como bien escribe Octavio Paz, otros valores y costumbres van adoptándose. Es un libro de referencia al que se llega para consultar sobre la historia. Parte de Latinoamérica está ahí, intacta todavía.
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http://fitsnews.com

viernes, 9 de diciembre de 2011

DESNUDAPALABRAS: ENTREVISTA A TANIA HERNANDEZ

Tania se acomodó en su escritorio y empezó a leer la primera pregunta. Sé que ella será honesta, dice el fantasma que interroga. Ella se precipita en recuerdos. Sé que ella será sincera y quizás diga la verdad, piensa ese fantasma que pregunta. Ella se esta poniendo cómoda en toda esa incomodidad que da responderle a una persona que uno ha visto sólo desde alguna ventana virtual de un ciber-avión. Logra entrar de lleno a las preguntas inventadas en el intermedio de una conversación sobre el tiempo y el espacio. Ella recuerda que el tiempo es un juguete del que los niños toman los vicios del espacio. Sé que ahora empieza el sextosentido a darle vueltas y vueltas alrededor del ordenador. Tania Hernandez, tengo que ser honesto, parece tan sonriente redactando una entrevista en la que el único personaje que interesa es la poesía que esta en su libro palpitante.

1. ¿En qué momento te das cuenta completamente de ese efecto existencial de las palabras?
Creo que no se ha tratado de un momento revelador, sino de un proceso que tiene origen en la infancia, en el momento en que empezamos a nombrar las cosas que existen a nuestro alrededor, y aún antes, desde el momento en que inventamos palabras cuyo significado completo solo nosotros conocemos. En Love Veintediez cito una frase de Alberto Manguel que dice: "existimos porque nos nombramos y somos nombrados, y porque damos testimonio de nuestra experiencia en palabras compartidas." El descubrimiento de ese efecto existencial nos acompaña a diario mientras las palabras y su magia nos sigan sorprendiendo.

2. ¿Entre todos tus juguetes de la infancia habrá alguno que flote en la memoria todavía?
Como dicen, “no hay peor nostalgia que la de aquello que nunca fue”. Así que lo que más recuerdo es un juego de química que nunca me compraron, pero que, estoy segura, era lo único que me faltaba para reproducir la fórmula química de esa especie de “liana” arañosa, con la que el hombre araña puede volar de edificio en edificio. Estoy convencida de que el menjurje que yo hacía con las cremas de mi mamá tenía la fórmula correcta, solo faltaba el proceso final con el equipo adecuado. Así fue como se frustró una brillante carrera de química y de mujer araña.

3.¿Cuál es la primera imagen que te viene a la mente al ver una hoja en blanco?
No lo sé, pero me da miedo el vacío de las hojas grandes. Para escribir, aunque sean garabatos, prefiero mil veces las hojas media carta o más pequeñas.

4 ¿Te consideras una erudita en cuanto a literatura o escribis desde la perspectiva de alguien autodidacta o empírico?
Erudita no. No creo en la erudición. Creo que el conocimiento es un rompecabezas al que siempre le faltarán piezas. Mi rompecabezas tiene piezas muy variopintas, tanto literarias y artísticas, como las extraídas de la cultura popular, del cine, de la televisión o del cómic. Todo ello conforma la cosmovisión que determina lo que escribo y la forma en que lo escribo. Y, por supuesto, no se puede dejar de lado lo empírico, porque solo se puede aprender a escribir escribiendo y solo se puede aprender a vivir viviendo. Así que en esas estoy, en seguir formándome e informándome.

5. ¿Los poemas que mejor memoriza tu mente?
Los chiquitos. De adolescente memoricé varios, pero después descubrí que disfruto mucho más leyéndolos que recitándolos.

6. ¿Cuál es la imagen de la infancia que podrías poner en un cuadro de 5metros por 10metros, si se pudiera fotografiar?
Yo, de unos 4 años, mostrándole orgullosa mis nuevos calzoncitos de vuelitos a un cura católico. ¡Ah!, aquéllos tiempos de pre-vergüenza y pre-pudor, antes que la “socialización” del colegio me sacara del paraíso.

7. ¿A quién consideras el peor poeta a nivel mundial?
No sé con exactitud, pero creo que se dan a tacos los escritores de canciones de campañas políticas, los de las campañas publicitarias, y los de baladas cursis. Con eso de la Academia y Operación Triunfo, éstos últimos se están multiplicando como cuyos.

8. ¿Qué significa escribir poesía y publicarla en papel en tiempos digitales? ¿Se podrá hacer un símbolo de esto?
Un libro impreso es mucho más difícil de destruir que un libro digital. Un archivo digital lo borras y ya. No hay violencia en ello. Para destruir un libro físico es necesario más fuerza, más rabia, más violencia. El libro, entonces, desde su existencia física, plantea una subversión más palpable y trascendente que su versión digital. Y en el caso de la poesía, tan temida por dictadores y represores políticos, religiosos y morales, una propuesta que se declare dispuesta a trascender en el tiempo es una apuesta valiente contra la anti-memoria. Y en cuanto al símbolo, creo que el símbolo lo dieron desde Pana hace poco: "la guitarra al hombro y el libro bajo el brazo" será por un tiempo el símbolo del artista y del librepensador.


9. Latinoamérica ha dado grandes voces poéticas en todo el siglo XX ¿crees que hay algún discurso de genero en que trasciendan más voces de hombres que de mujeres?
Hace unos años asistí a una exposición de impresionistas mujeres. El cuestionamiento de las curadoras era qué había sucedido para que estas mujeres, que en su tiempo tuvieron tanto éxito y reconocimiento como sus colegas masculinos, no hayan trascendido en la memoria popular. La conclusión a la que llegaron fue que la mayoría de distribuidores e historiadores eran hombres y por eso no habían invertido en la distribución de estas pintoras. Es posible que algo así haya sucedido con las poetas latinoamericanas. Si nos damos cuenta, muchas de las antologías, tesis y reediciones de y sobre las voces femeninas latinoamericanas del siglo XX, se han dado por iniciativa de escritoras o editoras mujeres.

10. Algún empleo del futuro que tenga que ver con la poesía y que te hubiera gustado inventar para las nuevas generaciones de mujeres imaginantes.
Me cuesta imaginar algún trabajo exclusivo para mujeres. Diría que en general para los y las poetas, un empleo genial sería en el cine. Así como hay expertos en “efectos de sonido”, “efectos especiales”, tendría que haber un “experto en efectos de lenguaje”, que se refiere tanto al lenguaje oral, como al escrito y también a la imagen. Las películas de Lars von Trier, por ejemplo, están llenas de imágenes poéticas. En Guatemala se han dado ya varios trabajos muy interesantes en los que la participación poética ha sido crucial.


Fotografía Tania H.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Más allá de las tipográficas de Alejandro Marré y sus libros-

 La vida es lo poco que nos sobra de la muerte.
Walt Whitman.

A Marré lo escuché leer unos poemas por primera vez en Octubre Azul.  Era el encargado de un tour junto con Pérez (ahora Meneo), Javier Payeras y otros más. Fue esa tarde que junto con mi hermana Claudia María, fuimos nosotros y muchos más rehenes, en un Metrobus a la avenida Simeón Cañas, a la extraña y al mismo tiempo gloriosa hazaña de abrazar un árbol por unos minutos. Eso fue en el año dos mil, desde el edificio de Correos, entre narrativa, instalaciones ultra-modernas y verbales muestras de identidad, por primera vez vi aquel grupo de poetas que se perfilaban al fin del siglo. Entre ellos Alejandro Marré, quien se casó con una vaca en el Parque Central, como bien lo recuerda uno de sus mejores amigos, en el performance que hizo de el un mito urbano. Todo era parte del ambiente iconoclasta, rebelde, o como dio en llamar algún crítico menos sofisticado: la generación del desencanto.
El fin del conflicto armado interno a finales del siglo XX, la teoría de cuerdas, las muestras de rocas marcianas del Pathfinder y la apertura de los mercados internacionales al mundo, Chávez y su petróleo, la muerte en vida de Fidel Castro, la languidez política de la Universidad de San Carlos y principalmente la exuberancia de la publicidad, crearon esas construcciones meta-poéticas en los libros. Marré, introdujo sin más preámbulos esos recursos de usar nombres para sus libros como Times New Roman punto 12 o Centuri Gothic punto 10, no pueden más que ser una carcajada cómplice con la tecnología y la conciencia colectiva a la hora de escribir sobre un país de lectores de dogmas cada fin de semana.
Los nombres de los tipos de letras son un medio, quizás van de la mano de toda la literatura escrita desde principios del siglo XX, con la irrupción ejemplar de la imprenta, y el tipo de letra Gótica imaginada en 1455 por Gutenberg. En realidad estos tipos de letra tan sólo son lo que son: hologramas perfectos ante la nostalgia virtual de los caracteres dejados por los Neanderthales o los brochazos de los discípulos de los ideogramas chinos. Como escribió el maestro Cardoza y Aragón “En la corriente del arte nuevo enamorado de la primitiva sencillez autentica, hay un gran cansancio, un gran hastío que arroja a sus creadores al ámbito casi imposible del troglodita, del niño y del loco”. Es lo que pasa con esos trazos poéticos surrealistas ordenados bajo un tipo de letra en perfecto orden, aparente. Hice una entrevista a Alejandro Marré, y acá dejo muestra en un tipo de letra moderna:    
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-Lester Oliveros: ¿Crees que sería posible fabricar a un escritor, desde un niño, al que se le enseñe a leer y se le obligue a escribir todos los días como un régimen? ¿Qué pensas de eso y si afecta la educación en jóvenes que optan por el ritmo de vida aislado de una sociedad alienante?
Alejandro Marré: Creo que ambas opciones darían como resultado a personas con habilidades para escribir. Tal vez uno escribiría sobre lo terrible de un régimen y el otro sobre lo terrible de la falta de oportunidades, jeje tal vez me estoy proyectando. Si yo hubiese podido elegir una de ambas, hubiera elegido la que me eligió a mi, la de estar libre para buscar mi propia voz. Pero bueno, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
L.O: ¿Puede la palabra conmover el espacio-tiempo y transformar la historia?
A.M: Personalmente creo que la palabra es una invocación y puede ser también un decreto. Creo que algunas frases, algunos capítulos, algunos versos han movido al mundo, desde el "yo soy el camino, la verdad y la vida" hasta el "just do it", el poder que tiene la palabra ha sido subestimado, pero al final de cuentas ha sido lo que nos ha movido durante la historia, y la ha modificado. Creo que alguien que se dedica a la palabra debería de tener cuidado con lo que invoca, porque por allí se hace realidad.
L.O: ¿Por qué el uso de nombres de tipos de letras?
A.M: Las tipografías para mí han sido las herramientas más sencillas, accesibles y a la vez maravillosas, en un sentido estético, para escribir. Hace mucho tiempo que no escribo a mano, y dependo del ritmo del teclado para poder escribir poesía. Me llama mucho la atención los nombres de las tipografías, porque a pesar de que muchos tienen orígenes inverosímiles, al final encuentro una poética en los nombres de dichas tipografías, porque por ejemplo, aunque no tenga nada que ver, pero solo imagínate el nombre "Century Ghotic", cómo te puede transportar a algún lugar, o "Timeless". Pero bueno, otra razón importante es porque creo que están al alcance de todo el mundo, y cualquiera puede crear lo que sea con tipografías. Lo veo también como una forma de cerrar cada capítulo con un nombre sencillo que sea coherente con mi vida.
L.O: ¿Crees que se pueda motivar la lectura en este país por medio de la publicidad y que tipo de campañas se posicionarían?
A.M: qué difícil vos, trabajo justamente en eso. Pero creo que la mayor campaña debería de estar conectada desde los primeros años en el colegio, es decir, desde allí debería de motivar a la lectura, porque luego es un poco más difícil, aunque no imposible claro. Muchas veces se cae en el error de ajusticiar a los niños con lecturas demasiado fuera de tiempo, es cierto que hay que enseñar historia, pero también se puede mostrar el trabajo de los nuevos autores con los cuales quizás los más peques estarían más identificados, por el uso de un lenguaje contemporáneo, y aquí hay muchísimos ejemplos que se pueden tomar en cuenta, incluso escritores que comparten escena con ilustradores, no se, por momentos creo que somos un país falto de motivación en ese sentido.
L.O: ¿Podes contar alguna anécdota que tenga que ver con la poesía en las presentaciones de libros?
A.M: Una de mis lecturas favoritas, fue un performance que presenté en el Primer Festival del Centro Histórico. Fue una lectura combinada con música industrial y un performance colectivo que incluía a unas diez personas. El público estaba formado por 2 personas, entre ellas Rodrigo Rey Rosa y Simón Pedroza. Inolvidable.
L.O: ¿Has escrito algún poema para alguna mujer que no es de este mundo?
A.M: Mis primeros poemas los escribí para mujeres de otros planetas. Pero nunca tuve éxito.
L.O: ¿Paris, New York o Tokyo?
A.M: Soy fóbico social, no soporto espacios con más de cien personas, por eso preferiría, los campos ingleses o el desierto norteamericano. Con un poco de ansiolíticos creo que iría a Nueva York.
L.O: ¿El lugar más extraño donde has intentado escribir?
A.M: Los aeropuertos. Si Tomás en cuenta la respuesta número 7 entenderás que este tipo de espacios me crispan y me convierten en un ser terriblemente nervioso. Tratar de escribir en un estado de este tipo es muy complicado.
L.O: ¿Vale la pena perder el tiempo leyendo poesía en un mundo pre-atómico?
A.M: Vale la pena perder el tiempo en general. Nietzche decía que el camino que no te lleva a ningún sitio, te lleva a todos los lugares. Creo que abstraerse de un sistema tan terrible como el que nos ha regido y dejarse llevar un poco, es un ejercicio importante para todo ser humano. En el mejor de los casos, perder el tiempo es valioso, y perderlo leyendo poesía, es triplemente necesario. Es casi un acto, un ritual.
L.O: ¿Cual es el futuro de un mundo como este, viéndolo desde la perspectiva de un publicista-poeta-médium?
A.M: Creo que el mundo terminó en 1980 siendo optimista claro. Algunos dicen que fue antes. Lo que nos queda es recomenzar la historia, lo que pasa es que entre tanto ruido, cuesta darse cuenta.
L.O: ¿Influencias e influenciados con tu poesía?
A.M: Influencias: Roberto Juarroz, Charles Bukowski, Jack Daniels. Influenciados: Cero.
L.O: ¡jajaja! Esta entrevista será publicada en Modern No.20.

Lester Oliveros Ramírez/oct. 2011
Fotografía Pablo Bromo

jueves, 5 de mayo de 2011

DIA 0 /CUENTA LARGA /1ER CAPITULO

“Una ola de pánico recorre el internet en China ante la aparición súbita de una serie de agujeros kársticos, que tienen a los internautas considerando teorías apocalípticas. Los relacionan con el de Guatemala. Son 8 que se formaron de repente en las últimas dos semanas. Los científicos chinos no le encontraron respuesta a los extraños huecos que aparecieron”



El primer guerrero salió del hoyo de la zona 2 con un diámetro de cuarenta metros. Lo filmamos saliendo, luego de alarmas de terremoto por los sismos repetidos que sacudían la zona como si una fiera del otro mundo estuviera a punto de abortarlo de una sola vez. Fue desenterrándose lentamente, y pudimos grabar como la lluvia perpetua le lustraba el cuerpo negro, absolutamente hecho de piedras de obsidiana que desbordaban en luces tenues como relámpagos internos, que le nacían del corazón.

Tuvimos problemas al permanecer por mucho tiempo en aquellas condiciones adversas por la tormenta. En ese mismo momento, movidos por la suerte, recibí la llamada de una amiga arqueóloga que me avisó que en el agujero del barrio San Antonio de la zona seis, empezaba a salir el otro guerrero mítico, a los que ella, fue la primera en llamar: Hunapuh e Ixbalanque. No había duda de ello al ver los dibujos hallados en el lugar llamado El Mirador, en la cuenca más grande descubierta en el Mundo Maya. Y era ella la arqueóloga encargada, por suerte, enviada por el gobierno para la trascripción e interpretación de los epigramas, junto con un joven Kaqchikel y un norteamericano.

Eso fue el primero de Noviembre, día que se celebra a los muertos. Llovía desde la madrugada, y pocas personas salieron a los cementerios. La estática era mayor que en otros días, junto con las descargas eléctricas que según curiosos caían directamente como una cascada sobre el hoyo, antes de que saliera hasta la mitad, enorme y monstruosamente perfecto el guerrero Maya. A este si lo pudimos ver lentamente. Su cabeza de piedras verdes y transparentes y sus plumas fósiles junto con todo el cuerpo de obsidiana, desde el cuello hasta las sandalias, las que se podían observar al inclinarse un poco sobre el abismo y, observar con detenimiento las diferentes capas hasta terminar en una multiplicación transparentada de si mismo, en degrade, hasta un tamaño fetal hasta el fondo de su pecho. Fue sorprendente ver en su espalda, las inscripciones en la original epigrafía de los códices y monolitos, pero estos estaban escritos con algo parecido al neón y cada color de las piedras que componían los códices brillaba con luz intensa.

(Continuara...)






viernes, 29 de abril de 2011

DIEZ GUIAS TURISTICAS DE ZACATEPEQUEZ

Ciudad Vieja

Ciudad Vieja es una cúpula blanca, tan blanca que en días nublados la iglesia parece parte del cielo, entonces el parque realmente flota y el alcalde tiene que pedir agua para tomarse tres tragos y, dejar que pasé el susto. El parque es íntimo. Es, además amplio y con bancas de concreto y faroles pequeños; de vez en cuando pasan los guardias de la municipalidad y le silban a las muchachas que se recuestan al hombro de la tarde. La primera vez que llegué al parque me encantó que desde un ángulo, detrás de la iglesia, podía ver como el sol iluminaba al volcán de Agua y lo hacía parecer como esa película antigua basada en la novela Adiós a las Armas de Ernest Hemingway. Me encantó el efecto del tiempo esa tarde de marzo. Lo tengo grabado como si fuera fundido en mis neuronas. Pero Ciudad Vieja también es la cara de todos los niños con sus nombres que estudian y van a casa con cuadernos saturados de recortes y corren con olor a ajo en medio de todo lo que hasta ahora se ha construido en este pueblo tan tierno. El río Guacalate es un río turbio y lamentable. Arriba de este estruendo de lodo y desperdicios hay un parquecito. Subiendo la cuesta varias cantinas donde los borrachos salen a la banqueta a mirar pasar gente, son cantidades, miles de borrachos sedientos pidiendo y buscando. A veces desaparecen y veo pasar mulas y caballos que se parecen mucho entre si. Hombres que desde la madrugada acarrean con su machete al viento para que los acompañe a hacerle nudos a la tierra. He visto mujeres con hijos picando piedras en los muros del desconsuelo. Sus maridos perdidos se cambian de nombre y se llaman a si mismos desde adentro. Vomitan penas, respiran alcoholes entre si, fuman nostalgias. Hay una placa que ostenta la iglesia donde hay una fecha que a todos los patojos les parece de a mentiras. Ciudad Vieja, ni es ciudad, ni esta vieja, pero fue, eso si… la primera capital de Guatemala.



Alotenango:

Alotenango se me volvió una carretera bastante larga a pie. Pero por momentos quieta y disfrutable con su aroma a puros aires espirituales. Iba eso si, acompañado de la señora y sus hijos, una señora morena y médium; los espíritus, según me dijo, entraban y salían de ella sin permiso. No me sorprendió su sinceridad esotérica, me sorprendió que me diera tanta y tan buena amistad. Pero así es, así será, Sacatepéquez. Esta mujer de ojos diabólicos pero con un corazón más suave que el centro de un mollete, camino conmigo porque me dijo que toda su familia vivía en Alotenango. Era cierto. En el camino me presentó a su padre. Era dueño de un vivero y unos cafetales, de tres perros, y setecientas plantas que daban flores todo el año. Lo encontramos frente a un volcán de tierra abonada, llenado bolsas y matando lombrices histéricas que saltaban como hules enlodados. Nos saludó lentamente, casi como si aunque estuviéramos frente a él fuéramos llegando lentamente. Era moreno y estaba sin camisa, sentado en una piedra y su mujer seguía llenando bolsas y plantando hojas verdes y retoños de los que subían hojitas turbias que exhalaban por última vez su mano de resignación. Me habló de los cafetales. Supe de su tiempo. Me habló de todo, menos de sus hijos. Me miraba bien. Le dio agua a la Dixie que ya iba tenebrosa por toda la tierra que se la había pegado en el camino. Luego nos despidió resignado y nos regaló una planta de chiles rojos.

Seguimos caminando y en unas piedras, se me dio la de hacer una fogata y calentamos tortillas y comimos con frijoles. Tomamos agua pura y seguimos caminando. Era lejos y yo no sabía que tanto. Un surtidor de agua en una finca nos baño un poco y los niños reían bajo la lluvia giratoria. Hasta que vi la gasolinera y un letrero que decía: Bienvenidos a Alotenango la tierra del mejor café del Mundo.

A la primera que me presentó fue a su mamá. Luego de pasar un chubasco repentino, caminamos hasta una tiendita oscura, desde donde vi a una mujer de edad, pero entera desde su voz hasta las rodillas. Si tenía fuertes señales del mundo en los ojos y en las manos, pero sobre todo era recia y astuta, se le notaba sin que se diera cuenta. Nos invitó a pasar la lluvia sentados en uno de sus corredores. Me miró y me preguntó que quién era yo. Le dije que imaginaba que era el bibliotecario de una escuela. Me volvió a ver y miró a su hija. Luego preferí platicar con un señor que dijo estar de luto, lloraba por todos lados y sus lágrimas eran el mezclador del alcohol que tomaba puro. Me ofreció un cigarrito de una forma imprudente y yo más precipitado lo tomé y lo encendí.
Salimos de allí y vimos, así, a lo largo de la carretera, a otras hermanas de la señora. Se detuvieron, llevaban cada una, niños en brazos. Preguntaron desde un principio si yo era soltero. Les dije que tal vez. Se rieron mucho y nos dejaron en la puerta de sus casas, desde donde vi muchos niños pequeños que eran, repartidos, hijos de las dos. Luego fuimos más abajo, pasamos un río donde no había río y entramos a una casa. Ahí estaba una mujer torteando, sumida en una humareda que parecía una pared de ojos cerrados. Ella es mi hermana, y ella es su hija, me dijo la señora y le creí hasta que está última, nos invito a sentarnos y nos dio Pepsi-Cola. La señora sonrió y mandó a comprar carne y cerró su tortillería, además nos presentó a sus demás hijas. Las dos hermanas empezaron a comentar sobre todo de su familia. Se dijeron en broma y en serio de todo. Pero conservaban la cordura de que había un visitante. Me contaron cosas de ellas cuando eran niñas, riendo como si nada. Cosas terribles y dulces. La carne se asó. Las tortillas doradas eran mi locura. Ensalada de pepinos y tomates, cebollas escabeches, pero llorando. El humo de leña lleva espinas etéreas.

Me gusto mucho el viaje. Contamos que habíamos llegado a pie y la mujer, la hermana, la madre, esa mujer que torteaba y tenía una cintura de tres cinchos grandes, nos recomendó tomar el bus con un billete de a veinte. Ninguno lo tomó. Nos despedimos y al salir éramos cómplices para caminar de nuevo y bebernos el sol de postre como un majar final, antes de entrar con dicha a las calles húmedas por mangueras que rociaban agua sobre el aserrín de las nuevas alfombras de esta nueva Semana Santa.



Antigua

Antigua es una ciudad formal. Colonial, pero dura y formal. Fundada sobre piedras y envuelta en piedras.

En Antigua esa noche era un barco en medio de una lluvia.

Las alfombras hechas unas horas antes, luego de la microtormenta estaban deshechas y era lamentable. Nosotros, hermanos de Noé, sembramos vides y bebíamos hasta desnudarnos en las calles brillantes. El vino brotaba de las paredes y bajaba hasta la garganta y luego se iba. Esa madrugada, ustedes ya saben como es Antigua, no tengo que contarles todo. Conocimos a una dama. Charlotte nos regalaba cigarros, y esa chica coqueta nos daba ron de un vaso, con una cucharita roja. Ustedes ya saben como es antigua, no tengo que contarlo todo. Conocimos otra madrugada mojados en la fuente.

Parramos

Parramos es el único lugar donde la jefatura de policía tiene barrotes en la puerta y una trinchera de costales de arena. Pareciera que es una guarida de gente dura. Pero no. En el parque uno se da cuenta que los que están un poco dislocados son los policías. Es un pueblo bueno con gente alegre.



Dueñas

No conocí a fondo dueñas hasta que vi una de sus muchachas. Sus ojos eran el parquecito abierto y su cuerpo era ondulado.



Pastores

¡Botas con piel de tigre de Bengala! Vayan a Pastores.



Santa Maria de Jesús

Ya hacía unos años que no iba a Santa Maria de Jesús. Recordé que subí cuatro veces el volcán de Agua. Es un pueblo raro, como sumergido en algo parecido al agua, como sumergido, bañado en algo parecido a un vientre, es como una mujer virgen, huele a leche y miel con su Horeb a unos cuantos suspiros.



San Pedro las Huertas

No era para contarles, pero al fin, lo mejor de San Pedro son las gringas borrachas tratando de quitarse los zapatos al borde de una cama en un hotel de paso. Eso dicen mis amigos. 



Jocotenango

En Jocotenango hay un poeta que vive en una escuela. Lo más increíble del asunto es que es un poeta de verdad. No he conocido más poeta que este. Habla con Dios por su teléfono Motorola y las mujeres hacen cola para que les de la bendición. Suda poesía este poeta verdadero. Miente como todo poeta y viaja de vez en cuando como todos. Pero a veces este poeta hace que la ciudad de Jocotenango recuerde a otros celebres habitantes, inquilinos, hijos de esta tierra, Rafael Romero y a Ricardo Arjona, perdonen uno y otro que los ponga a la par. Fernando Moreira es de quien les hablo.



San Juan del Obispo

Además de ser la Itaca de Luis de Lión, San Juan del Obispo es pura materia. Sus portales, sus calles y sus balcones guardan una historia que me contaron. Quítese usted el sombrero de adulto y póngase el gorro de niño y vera que las cosas son tan simples que a veces dan ganas de reírse hasta de lo más triste. Ponga usted a dos enamorados, supongamos que se casan y se van a vivir juntos. Supongamos que a los tres años, uno de los dos encuentra otro amor. Pero hablamos, según dicen, de un amor verdadero dentro de otro amor verdadero, en síntesis, el hombre tiene a dos mujeres viviendo en el mismo pueblo. Imaginemos que la primera ni se entera porque el sigue fiel a todos sus caprichos de alcoba y además se preocupa sin medida de sus dos hijos. Supongamos pues, que todo marcha bien en los dos hogares, hasta que una vecina, ya sabe usted eso de que pueblo chico, pero la vecina solo cuenta lo que ve, usted sabe. Hasta que el hombre es confrontado. Siente que se le junta la tierra con el cielo. No haya qué hacer. La segunda mujer empieza a extrañarlo y la primera a despreciarlo, hasta que, usted ya sabe. El hombre se desespera porque se da cuenta que no quiere a ninguna, las ama a las dos y eso es una agonía. Así que deja un papel con instrucciones. Nadie nunca supo si parte de su poca herencia o algo más intrigante. En un completo desvarío, va a un hotel de la antigua, al hotel el refugio y después de pensarlo mucho acompañado de una botella, se quita la vida. Eso cuentan en San Juan el Obispo, pero nadie dice nada recio. La carta fue encontrada por las dos mujeres en la cama y destrozada a cuatro manos.

Lester Oliveros
Antigua Guatemala,
Café No Sé, Abril 2011

sábado, 5 de marzo de 2011

ENUNCIADOS CARTONERA MAXIMON (*)

1.- El cartón es calle.

2.- Si, la calle misma y sus rincones.

3.- Las cartoneras no existen y todas las editoriales son cartoneras invisibles.

4.- Una cartonera siempre será una simulación divertida de un libro que es de todos y se esta escribiendo siempre en las paredes.

5.- Los libros de la cartonera no respetan los horarios de oficina e ignoran los perfumados pasillos residenciales.

6.- Cartonera Maximón es un juego.

7.- No existen los poetas, pero existe la posibilidad.

8.- Todos somos artistas y todos podríamos escribir el Decamerón o el Quijote de la Mancha.

9.- Homero esta por nacer.

10.- No existen los escritores, sólo los lectores voraces agudos y perspicaces.

11.- Esos lectores no lo saben, a veces.

12.- Esto esta pasando ahora mismo en un libro cartonero llamado Guatemala.

13.- Esto existe en tanto no haga zapping.

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martes, 25 de enero de 2011

CONVERSACION CON TRUDY MERCADAL EN EL PALACIO DE LA CULTURA (PRESENTACION DE LA ISLA/ULI STELZNER)


Habíamos quedado con Liliana de vernos en el Palacio Nacional para la presentación de La Isla. Ya antes (me lo recuerda a cada momento que puede con esa risa…), de cómo la dejé plantada en una ocasión para la misma película. Llegamos con un amigo mutuo, con el que hemos ido primero al bar Granada a platicar de Blaise Cendrars y sus viajes reales e imaginarios. Nos encontramos a Liliana frente al palacio, sonriente, con ese traje de San Juan que tanto gusto me da cuando lo luce con una sonrisa, a unos minutos de que caiga la noche. Me parece correcto lo que dicen todos, eso de llevar cédula para entrar al Palacio de la Cultura; pero ya en otras ocasiones he entrado fácil sin mostrar ningún papel. He olvidado mencionar que saludamos a Cesia Godoy en la entrada y le cuento de algunos libros de Cendrars, opina que los viajes imaginarios son generalmente los primeros que uno debería de haber sellado en ese pasaporte alucinante de la mente. Se queda fuera esperando a unos amigos y luego ya no la veo al terminar la función.

Trato de poner en el mostrador todo lo que tengo entre las bolsas, desde cigarrillos quebrados, las llaves de casa y la bicicleta, el billete de un dólar y el encendedor Bic, con el que hacia unas noches encendíamos felices una vela del Café Chocolate. Encuentro a Trudy en la entrada guiando a todos a la sala para presenciar la película. La veo emocionada, juvenil y dinámica, como un átomo, un átomo azul que ha estado trabajando un proyecto personal en los archivos de la policía. Pasamos a la sala en el momento justo que todo se pone en marcha.

He visto tres veces la presentación de esta película–documental de Uli Stelzner y me sigo preguntando porqué nadie en mi propia casa me había contado esta historia. Una cosa si me viene a la memoria, las palabras certeras de mi abuela materna cuando decía que del cielo a la tierra no hay nada oculto. El descubrimiento de estos documentos a punto de ser condenados al olvido y dejar fragmentada una parte del rostro oscuro de una ciudad pequeña pero con un infierno bastante amplio, fue casi un milagro de esos que nadie puede explicar con ciencia. Lo otro que se fue gestando si se rastrea desde el intelecto, la razón que va vislumbrando, uno a uno, los rastros del dolor y la crueldad.

Al final, pude hacerle a Trudy una entrevista breve y simpática sobre este asunto. Alguien me jaló del brazo y me dijo que Uli estaba en la sala, pero hay personajes que es mejor dejar en el misterio.


Lester Oliveros: ¿Cómo es el ambiente “normal” en este archivo de la policía?

Trudy Mercadal: Tranquilo, mara dedicada a lo que hace, amigable.

L.O.: ¿Habrán fantasmas?

T.M.: Mmm, yo no creo en fantasmas vos. Todavía no he conocido uno que no tuviera una explicación más creíble y racional, a que es un fantasma.

L.O.: ¿Una de las anécdotas interesantes de tu proyecto y situación que te llevó a ir directo a este archivo?

T. M.: ¡Ala tantas! Descubrir la valentía y estrategias del G.A.M. para hacer activismo por sus familiares desaparecidos. Muchos murieron después por eso. ¡Que corajudos! Pero mi tema de investigación no tiene que ver con victimas y desaparecidos, sino con la incidencia de países extranjeros en Guate en esos años.

L.O.: ¿Como es tu ánimo antes y después de estar en contacto con estos documentos?

T.M.: Muy compungido. Pero engazada.

L.O.: Viendo a futuro, muy futuro, que podrías adelantar de lo que sería este archivo en 2020

T.M.: Espero que un recurso tanto o más valioso que los Archivos Generales de Centro América. De hecho, ya lo es, tiene documentos que van más atrás de los años 1920. Un gran recurso para ir a hacer investigación histórica, sociología, de todo tipo. ¡Tanta tesis que pudiera salir de allí!

L.O.: ¿Cómo es la gente del archivo?

T.M: Bien buena onda, ayudan mucho. Les llena lo que hacen. En su mayoría, muy jóvenes, así que bien alegres también.

L.O.: ¿Se puede comer, fumar, hablar recio, callar, y cuál es el aspecto de las paredes?

T.M.: Fumar adentro de plano no. Comer y beber si, pero preferiblemente te salís a la cafetería para no andar dejando migas y regazones. Todos tenemos una botella de agua a mano, sin embargo, y por respeto a la gente, concentrándose en investigación, el ambiente es silencioso, como una biblioteca. ¡Las paredes si necesitan unos sus cuadros o algo! Son verdes y desnudas en su mayoría.

L.O.: ¿Hay algo realmente repugnante ahí?

T.M.: No, nada repugnante. Limpísimo.

L.O.: ¿Hay algo espiritual?

T.M.: Me imagino que para la gente que es espiritual tal vez. Yo no lo soy. La mayoría de gente está en sus escritorios trabajando y los investigadores estamos en las compus, leyendo. Eso es todo.
L.O.: ¿Algún chiste que se te haya ocurrido estando en el lugar?

T.M.: Pues hay algunas situaciones tan surreales en las cosas que una lee allí que rayan en lo cómico, pero de aquel humor NEGRO-NEGRO. Ya sabes que los seres humanos, hasta en medio de las más grandes tragedias, buscan lo humorístico. Es una estrategia de supervivencia emocional.

Termino de entrevistar a Trudy Mercadal vía electrónica. Me parece que luego de presenciar situaciones tan divertidas, como un travesti que nos dijo que se había vuelto así por el conflicto armado, ya no hay más por anotar. Recuerdo la lectura del Material Humano, las fotografías de Jean-Marie Simón y tanta fotografía casi desamparada al imaginario en las calles del centro histórico.

Esa noche terminamos cenando en un restaurant que esta camino a casa, llamado Alicante, sirven unas hamburguesas con papas y cerveza en un ambiente alegre; por la risa de los comensales, seguro seguirán ahí hasta las seis de la mañana.


Fotografía: http://www.hrdag.org


viernes, 31 de diciembre de 2010

10 CONJUROS / NOTA DE SUICIDIO


Esta nota de suicidio no es una justificación. No es una remembranza. Es más que todo una alusión y performance desde una tumba perdida en el cementerio general, en un ataúd de lujo y la piel tan fría como un lago de hielo.

No. 1. El primer lugar es el último. El último será el primero. Me despido de las rosas del hambre, de la cantidad infinita de nubes que vi revueltas con sanates. Me despido de los noticieros con mujeres sin rostro partidas en miles de trocitos con olor a espanto. Me despido de la luna, redonda y fría como el rostro de mi hermana. Me despido de los demonios y sus terribles resacas aderezadas con pesadilla. Me despido de la palabra Guatemala.

No.2. Yo fui hijo de la rebelión más pagana entre los paganos. Compuse el mundo una noche a los doce años. Me divirtió el suspenso de toda una vida malgastada en querer matar el tiempo. El tiempo sobrevive en carros bomba y pic ups hechos coladores en estas carreteras. Adiós a esas manos bellas que escriben sin guantes una historia de terror que se encapsula desde las cárceles y oficinas de abogados. Adiós a esas oficinas y a esos rostros que ya no veré pagar en dólares la libertad.

No.3. Adiós a Jesús crucificado y a su frase favorita: el que quiera salvarse se perderá y el que quiera perderse se salvará. Adiós a las cúpulas millonarias pintadas por Miguel Ángel, que nunca vi. Adiós a los Dioses de la cobardía y el rechazo, a su burocracia regida por el celibato de a mentiritas. Adiós a las bulas de los Megatemplos.

No.4. Las Madres Solteras, los Dictadores y los Bastardos son el signo de este tiempo. Adiós a eso quimérico y salvaje. Monstruos con manos finas y marcadas para la muerte.

No.5. Adiós a los genios. A los hijos predilectos y temblorosos que van escribiendo o pintando este bello paraíso de la mafia. Adiós a los hermanos del futuro, los amigos de lo imposible. Son ellos los dioses invisibles que pondrán al fin una bandera sin fusiles en el rostro de los seres del mañana.

No.6. Adiós a la verdad y a la mentira, que ya todos saben, son el aglutinante de los libros y magia negra en los periódicos mal remunerados. Esas dos hermanas del alma, esas dos elegantes damas que se visten y se desvisten, que se cambian de ropas en los círculos más elegantes, sin pudor, en los banquetes del Estado, sin vergüenza y con un cierto orgullo de prostituta, en las montañas germinantes del cielo, a ellas adiós para siempre con todo y su aroma de invento sideral.

No.7. Matemáticos del arte, adiós. Críticos y académicos, adiós. Maestros de pintura que aún siguen enseñando una lengua muerta. Secretos magos de la vida regados por las calles de un 1ero. De Diciembre, hasta que no los vea sonriendo, comiendo y compartiendo sus secretos de magia. Adiós.

No.8. La invitación al pecado más seductor, bello, perturbador. Mujeres todas con sus escamas de seda perdidas en la isla y gritando un canto de fascinación. Dinero, Fama, Estrellato. Quiero recordar alguna noche en la que esa mujer ideal, muda, despierta y con deseo, fue para mí un reflejo del infinito. La isla soy yo y las mujeres llegan en un barco. Yo soy ahora el que les grito libertad al verlas a todas atadas al mástil.

No.9. Adiós a lo divino del amor terreno. Adiós a toda forma y situación donde los ojos confían. Belleza, estas allá lejos, cuanto me arrastre por alcanzarte, perdido y loco en una montaña sagrada, sin saber que sólo tenía que ignorarte para que te acostaras conmigo y luego golpearte hasta dejarte herida, para que me dieras un verbo. Un poema es una maldición. Un hombre que escribe poemas y atenta contra el lenguaje, el más puro niño o niña, que osado rompa estos sellos, morirá con una sonrisa perdida en el campo. El arte acá, en esta tierra que despierta sobresaltada en este nuevo siglo, es una insurrección secreta de muchos buenos amigos que se pelean por cosas celestiales.

No.10. Me declaro un maldito. Un errante. Un suicida. Pero la palabra crea su espejo, soy también el anverso. Escribo con las dos manos, con la derecha y la izquierda y, ninguna de las dos sabe lo que da cada una. En este nuevo año dormiré en esta tumba, pueda que resucite a ver la fiesta del fin en una terraza llena de flores.
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Fotografía: http://www.telefonica.net

martes, 10 de agosto de 2010

OBSERVACIONES SOBRE -USSA-LIBRO DE BENJAMIN ELIEZER


USSA, Benjamín Eliezer.


En ningún momento pensaré en escribir una nota crítica profesional. Eso, imagino yo, ya lo harán a su debido tiempo profesionales del idioma y expertos en la poesía mexicana de la primera década del nuevo siglo. Esto es más bien un listado sin numerar de observaciones generales.

-El libro de Benjamín vuelve el rojo y el azul de color negro.
-53 Estrellas sin una sola constelación.
-El coloso sin alas, con venas negras y casas blancas, cae en un estruendo que llega hasta el DF.
-El águila que anuncia el libro esta bastante desplumada, sin embargo grita nombres desde sus pantallas neón y vallas de carretera.
-El nuevo American Nightmare en un poco más de 64 páginas en una bella construcción personalizada.
-Dolly Parton, desgarrador concierto sinfónico, maternal y urgente, con el rostro más bello del marketing solar.
-Dibujos a tinta donde los rostros Históricos se transforman en poemas con gran resolución de imagen.
-Básico clamor del poema en el poema dentro del poema (Walt Witman mimetizado).
-Imposible voz que narra y cae en la trampa del poema (resuena Bukowsky ebrio).
-Lucidez que abarca y condena liberando voces donde se rompen los bordes de la bandera y se vuelve a zurcir el corte con el águila que muerde a la serpiente.


Guatemala 8 de Agosto 2010
Fotografía del autor del libro USSA

miércoles, 4 de agosto de 2010

CONTRACANTO/ IVAN OSORIO (I)


Recuedo la negra sangre
bañando los torsos,
nuestro coraje y locura
esparcidos en la arena.

Contracanto


Me regalaron una brújula para mi cumpleaños. La brújula es parte de un planetario que llevaba una bombilla. Con las luces apagadas en mi cuarto se pueden ver muchísimas constelaciones. Boreales y Australes. Ante tanto punto referencial del cielo y de la tierra, leo Contracanto. Es un libro que evoca, desde los antiguos mapas de ruta, primeros intentos de formar ciudades y banderas, hasta remontarse a los clásicos griegos y latinos en una faena marítima interior donde las imágenes de la historia se vuelven al presente con un rostro total. La diagramación del libro es la estética de los primeros intentos por dibujar el mundo. Me gusto mucho la portada y la contraportada. Iván Cruz Osorio es el autor de este anti-canto. Lo conocí en el bar el Olvido y tuvimos una grata conversación con puntos de vista similares sobre los poetas de su tierra. Ivan es mexicano. Me regaló su libro en medio de cervezas luego de la lectura. Lo firmó y dibujó una América de su puño y letra.
Uso lentes oscuros para leer la nueva poesía latinoamericana, algunos tienen tal magnitud que podrían dejarnos ciegos. Así es Contracanto. Iván logró poner títulos próceres de nombres de hombres ilustres que conocimos en los años básicos de nuestra vida para llegar a esa América didáctica: Simón Bolívar, Andrés Bello, Manuela Sáenz, José de San Martin, y otros que fueron reconocidos por su tarea independiente. A más de eso la poética de Iván Osorio es una limpia construcción moderna de verbos refinados de una redacción precisa.
Atalaya y Corifeo. Contracantos que terminan en el amor a una patria ideal, esa que a estas alturas del poema es todo y todos somos. El poema es una serpiente de versos que tragan y vomitan lo antiguo y lo nuevo; alcanza a Europa en su canto y lo vuelve peligrosamente nuestro. Contracanto es una brújula. Ahora ya puedo saber donde esta mi tierra.

Con este verso termina el gran canto-en-contra de Iván Osorio, quizás una profesía:


...yo les diré por qué vivimos eternamente en el ayer,
por qué vivimos de pensamientos,
de dogmas, de errores del ayer,
por qué es el pasado y no el presente
lo que hoy nos condena.


Blog de Iván Cruz Osorio, poeta de Tlaxiaco, Oaxaca, México.

La autoridad de la barbarie

Me ha parado la policía: ¿Documento de identificación? No lo traigo, respondo. (Los dos oficiales muy serios), uno de ellos alza un cuader...