lunes, 31 de octubre de 2011

EL XOCOMIL SOBRE EL PUEBLO

El domingo 2 de Octubre estuve en Panajachel.
Tenía quizás unos cuatro meses de no llegar por razones que parecerán de otro mundo: me da tristeza ver el lago tan descuidado. Siempre he contado que una de las primeras que me llevó de niño a ver esta obra del Cielo y de la Tierra fue mi abuela materna, doña Graciela Guillermos. Llegué por dos razones: por ver el lago y saludar a una amiga y tomarnos un café, pero me quedé a la invitación de ir a la iglesia y de paso pude ver la feria. No viajo los domingos, pero recuerdo que al bajar en la Santander se me atropellaron los recuerdos. Toda la adolescencia en plena educación sentimental, el rock, la literatura, el vino, los amigos eternos y el lago terso volando sobre el suelo en un halo azul frente a las montañitas y volcanes. Lucia Escobar, un tanto seria venía caminando sobre la calle y pude saludarla, logramos hablar un poco sobre un programa en radio Ati pendiente y nos despedimos. Pero no me imaginé nunca el Xocomil que se abría en pleno pueblo.
Estoy completamente asombrado de lo que leo. Lucía Escobar, periodista, poeta y promotora cultural en el pueblo de Panajachel, está ahora mismo envuelta en uno de esos problemas grandes en los que interviene mucho más la desinformación que el criterio justo. Veo algunas acusaciones distractoras que van por el lado moralista acostumbrado por quienes saben muy bien manipular las intenciones por el camino del miedo. Siempre, el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente. He aquí un símbolo de la marginación de frente a referentes de cambio, por un lado quienes buscan acercar la cultura, el arte más puro y la tecnología a un lugar casi secreto…, y por otro lado el terror bajo la noche en medio de un paisaje que inspiró a Aldous Huxley y a Antoine de Saint-Exupéry a escribir El Principito, según me enteré en una de estas crónicas por desvelar qué pasa en Panajachel.
El año pasado, bajo la lluvia, tras el viento, en medio de las carreteras rotas, regresamos algunos amigos a la capital, luego de acompañar a la familia de Lisandro Guarcax el maestro y artista que fue asesinado en la aldea el Tablón, Solola, luego de regresar de Noruega a presentar toda la belleza de una danza suprema. Ahora escribo esto desde un pueblo en Sacatepéquez, en solidaridad, como decía Lucia, no directamente con ella, sino con su lucha, con su sueño de un pueblo libre y armónico, en medio de ese Xocomil que se cierne ya no en el lago, sino sobre todo un pueblo. Ese sueño armónico también es mio.

foto: http://1.bp.blogspot.com/

Algunos enlaces que inspiraron esta nota:
http://www.elperiodico.com.gt/es/20111031/opinion/202934/
http://www.elperiodico.com.gt/es/20111031/pais/202946/
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