Una amiga muy breve me dijo que le gustaban los animalejos que vivían en mis textos. Era una amiga muy bella, como todo lo bello, siempre fue breve. No la he vuelto a ver. Mis animales siguen evolucionando dentro de mí y como Blattas Orientalis recorren mi cuerpo con patas de serpientes voladoras y cara de piojos chinches, ahí están extrañando a esa mujer que los descubrió bellos. Las personas breves aparecen en mis textos con mayor luz y sombra, son creadas con colores versátiles que pueden llegar a ser verdaderas obras de arte, pero breve, un arte mortal y peligroso. Si pudiera contar algo verdadero, diría que estuve parado delante de una jaula que es una puerta de un Cafetín neón, en el preciso momento en el que un hombre tomaba su arma y le apuntaba entre los ojos a un amigo, el golpe del martillo contra el cielo bala, no hubieron muertos por fortuna. Pero parece que mis apariciones en este espacio están afectando a mucha gente. Creo que fui el causante de que despidieran a alguien de esa jaula. También fue interesante la música ultra moderna de esos dos tipos con vestiduras geométricas y las fotos de Byron Mármol, y lo original que me supieron los tragos de Indita con horchata, más bien como una piñata para grandes, viendo la calle de la sexta avenida trepado en la cornisa de esa casa a unos metros del cine Lux. Pero extraño algo de mi amiga tan breve, quizás que nunca pude verla sobrio. Las Blattas Orientalis cada vez se me aparecen más y más en mis cuentos, saben de alguna forma interdimencional, que yo soy como una de ellas. Imaginario como una Periplaneta Americana.
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2 comentarios:
Simpático lo de la "amiga muy breve." Me recuerda un dicho que leí en una novelita rosa de hace miles de años atrás, que decía "how many are the people we meet and pass!" Esa frase se me quedo. Cuántas son las gentes que nos encontramos, y que pasamos.
Las novelas rosas también tienen su encanto. Pero lo interesante es que el tiempo total es muy breve, todos somos brevisismos y eso nos hace brevemente inmortales en la memoria de los demas. Me recuerdo mucho de un poema de Borges cuando hablaba de un tigre que solo esperaba que lo viera un numero considerable de ojos para morir.
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