jueves, 18 de diciembre de 2008

POEMA DE RENUNCIA Y BREVE CONVERSACION CON JAVIER PAYERAS




Primero un poema, me urge, late en mis venas hasta hacerme alucinar, tiembla, habla. No por sé donde empezar, tengo la certeza que las primeras palabras que saldrán son:

MIS RODILLAS ESTAN HERIDAS, HE CAIDO MUCHAS VECES, Y POR SUERTE ME HE LEVANTADO,

no se me hace justo escribir esto, pienso que además de ser muy real en algún sentido trivial, me parece una perdida de tiempo para algún buscador de pureza, algún lector realmente interesado en un encuentro con la poesía a un limite sensorial y visual,

EN ESTE LECHO DONDE LAS SABANAS SE ME VUELVEN MORTAJAS, DONDE LOS RATONES Y BICHOS ME ACARICIAN MIENTRAS DUERMO Y ME DEBANO EN MI PESADILLA, ENCUENTRO QUE LOS PRECIPICIOS TIENEN EL OLOR DE LA AMARGURA, UN LENTO CAER LENTO, UN SILENCIOSO GOLPE SIN TOCAR EL SUELO, UNA HERIDA ENCIMA DE LA HERIDA QUE NO SANGRA,

y entonces me detengo, algo dentro empieza a tomar ventaja sobre la realidad, y se ve como un túnel donde al fondo se acerca rápidamente un tren,

AHORA TE PROMETO MI LIBERTAD, MI RENUNCIA MI PAGO, MI OFRENDA DE EXILIO, QUIZAS MIS MANOS TE HAGAN UNA CANCION DE ARREPENTIMIENTOS TARDIDOS, DE AMOR Y DESEO,

ya en este momento veo claramente lo que quiero decir, lo que brota,

DETRÁS DE TANTA PERFECCION HAY UN MUNDO SIN ALAS, PERO AL SOLO MIRARTE, PERFECTA, INFINITAMENTE HUMANA, DIVINA, CELESTE, DESNUDA DE PIES A CABEZA Y CON UNA CORONA DE NADA, CON BRAZALETES DE SILENCIOS Y BESOS TATUANDO DIANAS CON PUÑALES, SIENTO QUE HE VENIDO DE UNA VEZ Y PARA SIMPRE PARA CUMPLIR TU SUEÑO Y DESTINO, SOÑARTE, DESEARTE, RENUNCIAR A TODO, Y LUEGO ESCRIBIRLO.


Una brevísima conversación con Javier Payeras. Un tipo agradable que se ríe cuando uno le recuerda sus libros y alguna anécdota. Estaba preparándose para la moderación de una conversación en el día del artista nacional, en el teatro nacional y como siempre fue de lo más coloquial e irreverente. Este saludo a uno de los más generosos poetas y escritores jóvenes de Guatemala, me valió la ingenua esperanza de que pudieran publicarme un libro.
- Qué honda Javier, te vi la última vez en la presentación de El Perro en Llamas de Byron.
- ¿Ha…si, aquel y su novela negra…
- Pues ese día era periodista, organizo un boletín mensual en la Facultad de humanidades y Quiñónez me respondió unas preguntas para el boletín.
- Si me contó que habías publicado una entrevista suya en un boletín de la San Carlos.
- Si, es un boletín modesto, pequeño, de una sola hoja donde me atrevo a condensar literaturas, a veces cuentos, política, teatro, y cosas que pasan por ahí… y por cierto me gusto un texto, aforismo tuyo, se llamaba como algo del mal…
- El Retrato del mal… (risas de Payeras)
- Si, ese, que pieza mano, me caí de la cama cuando lo leí, conmueve.
- Y vos que haces a parte de eso.
- Escribo cuentos, acabo de pasarle unos originales de manuscrito al maestro Francisco Morales Santos, pero ya no me dijo nada brother…
- Sabes qué, pásamelos…
- Yo solo quiero que me digan donde los puedo publicar y a un precio económico, pues vivo solo, y como comprenderás esto de la publicación es algo caro, ya no es como el tiempo de Faulkner que publicaban las editoras y luego compartían gastos y ganancias en partes iguales. Muchas gracias Javier, nos vemos al rato.
Estaba en la sala Francisco Alejandro Méndez y Paulo Alvarado, uno y otro los extremos de un péndulo social. Francisco se parece un poco algún personaje de Simenon, siempre parece estar disgustado, aunque es buen conversador y se detiene a platicar con uno sobre literatura (en esa ocasión ojee un libro de relatos policíacos que llevaba y estaba absolutamente subrayado como el cuaderno de un estudiante) y curiosamente no parece maestro de mucha cátedra sino revolucionario atribulado; Paulo en cambio es un músico que aún a sus tantos años es tan amable y juvenil, diplomático y liberal completo, que puede sorprenderlo a uno con una frase como “Giovanni Pinzon era un Jim Morrison, lo único es que no se murió a los veintisiete”.
Publico esta anécdota porque le envié el manuscrito a Javier Payeras, y porque precisamente hoy ya sé lo que hace un escritor, crear un mito a través de una renuncia, y eso hace grandes a los más trabajadores y dedicados, por eso existió un Víctor Hugo que logro conmover de tal forma con Los Miserables, luego de trabajar incansablemente por más de medio siglo en la búsqueda de sus personajes y en la comprensión del corazón humano.


Guatemala 18/12/08

2 comentarios:

Antón Abad dijo...

Muchas gracias Ulises, por introducirme a Javier Payeras; la poesía me ha encantado, y ha ocurrido uno de esos milagros que a veces ocurren, y te sugieren que te ha sido destinada.

Lester Oliveros dijo...

La palabra en su misterioso silencio escrito, resuena, altera un orden, de eso se trata algo de este carnabal bloglogico...jajaja, Saludos amigo.

Picto—grafías

Hace años, Javier Payeras me dio el consejo de leer el ABC of Reading de un exiliado norteamericano en Paris, llamado naturalmente: Ezra...