miércoles, 31 de diciembre de 2008

POEMA DE LOS MESES




"...señora de semillas que son
días,el día es inmortal,
asciende, crece,acaba de nacer
y nunca acaba,
cada día es nacer,
un nacimientoes cada amanecer
y yo amanezco..."
Octavio Paz, Piedra de
sol.

Orión baja del cielo al agua, sube la estela deshojando eucaliptos. Blanca ola como sonido de campana cruzada, se empieza a levantar como el heliotropo. Del esfuerzo del gallo crece la aurora, del color de los pesares, pasa febrero como una flor callejera, sin esfuerzo con sus veintiocho pétalos, era una flor que se tragaba los eneros. Los peces se escapan de los jueves y saltan a los lunes enrejados, de ojos trémulos como halcones de agujas. Un cazador se alza el lunes y lanza una flecha hasta el mes de abril que cae sobre el mundo herido, derramando estrellas por el pecho. Abril es el guerrero mediano, habla lenguas que corren como ríos hasta el mar, se adelanta la amada y huye, ya estamos en mayo, llueve. Nombres seguidos de horas y de amores, entraman la tela frágil de las semanas, aún así nadie se rinde en día viernes, puede que la fiesta dure hasta la madrugada, puede que todos conozcamos el verdadero sentido de las mañanas el sábado son sabor a domingo (nadie atiende en los hospitales, por suerte, nadie se murió de frió). Me gustan los domingos, porque de niño iba a la iglesia y de adulto voy a donde quiero, pero llega Junio y la mitad del año nos sorprende en la mitad de la cama de alguien desconocido, una mujer de una noche es una noche recobrada, pero aún existe el perdón y la entrega. Llegó Julio con su melena desordenada y unas canas entre la barba, y mucho dolor en las palabras, pasa el tiempo, una señora voltea a verme y me pregunta mi nombre, le digo que soy ateo y me recomienda una iglesia, luego sigo, estoy en agosto un día azul, por fin, el amor en entre las sabanas, es sábado también porque existe el olor a hojas de plátano, a recados y masa, pero hemos olvidado ya los días miércoles, odiamos mutuamente los martes, un día en que me transformo en empleado de gobierno y salgo con maletines a dejar papeles sellados, entro al Jueves a la sala y presiento que duermo, sueño que soy poeta y que vivo en momostenango a la orilla de una montaña con un río azul, sueño que soy otro, sueño que soy el poema y soy una palabra de ese poema, ahora que despierto veo que el mes septiembre y octubre van como dos amigos bajando la sierra, no voltean a ver pero se que no tienen prisa, delante se acerca noviembre en un tren de polvo y viento, suena el silbato contra los rieles, rompen los vagones el hielo blanco como la esencia de los glaciales, un barrilete corta el espectáculo de la mano de un niño golpeado por las olas, esta cerca de su casa, diciembre no puede salir del calendario aunque ya es anunciado por un locutor de la radio, más allá de la distancia, es decir, allá donde nacen los pinabetes logro detenerme en una plaza, lejos veo lomas, casas, cuadros verdes, pardos, amarillos, naranjas, veo desde ahí la ciudad entera como un pueblo demasiado grande, triste y gris, después de las seis el día sábado se desvela hasta la media noche cuando surge una campanada sola de muertos inmóviles, fogatas, y navidad es un día que nadie duerme, los hospitales con médicos ebrios, y los cementerios desamparados hasta el próximo año, se ha ido yendo diciembre, y las semanas sumisas, resignadas, dejan que los nombres de sus días, regresen con diferente dirección y fecha.


Guatemala 31/12/08

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